[nine] looking at the stars.
chapter nine.
" looking at the stars "
Bajé las escaleras lentamente, procurando no hacer ruido. — Buenos días.
— Buenos días, Katherine. — dirigí mi mirada hacia la mesa y noté con alegría un plato de deliciosas tortitas — ¡Oh, qué bien, necesitaba algo de comida de la buena! — una sonrisa se dibujó naturalmente en mi rostro
— Tienes una sonrisa muy bonita, Riley. Deberías mostrarla más a menudo. — Katherine comentó con afecto
Mi sonrisa se amplió ante sus palabras y me acomodé para disfrutar de las tortitas que Katherine había preparado con cariño.
El aroma de las tortitas llenaba la cocina, creando un ambiente acogedor. Katherine se sentó a mi lado, compartiendo un momento de tranquilidad después de la agitación del día anterior.
— Gracias por las tortitas, Katherine. Realmente las necesitaba hoy. — comenté mientras saboreaba cada bocado
Ella sonrió con afecto. — Siempre estoy aquí para ti, cariño. Y me alegra verte de mejor ánimo hoy. ¿Cómo te sientes?
Tomé un sorbo de mi café antes de responder. — Bien. — mentí
Katherine captó la discrepancia en mi tono y me miró con preocupación. — Riley, ¿estás segura de que estás bien? — preguntó, su expresión maternal reflejando una profunda preocupación
— No eres mi madre. — respondí con un dejo de frialdad, sorprendiéndome a mí misma por la brusquedad de mis palabras. La tensión entre nosotras se volvió palpable en el aire, y un silencio incómodo se instaló en la habitación
Katherine bajó la mirada por un momento. — Lo sé, Riley. — el sonido de los escalones de la escalera crujir me hizo separar la mirada de mi plato de tortitas — Madre mía, ¿cómo te sientes? — le preguntó la pelirroja a mi hermana, tratando de suavizar el ambiente tenso que había quedado en la habitación
Tomé un sorbo de mi café, evitando el contacto visual con ambas. Jackie se sentó a mi lado, mirándome extrañada. — Estoy bien, supongo. — respondió
— Bueno, por lo general, la comida grasosa ayuda. Podría... freírte si no un huevo. — mi hermana soltó un quejido — Bueno, entiendo. En la universidad el remedio de vuestra madre eran los sandwiches de queso con pepinillos.
— ¿En serio?
— Endulzado con toneladas de miel. Bueno, claro que no se ponía así muy a menudo, fue solo una vez o dos o... unas diez veces por semestre.
Me levanté, no muy cómoda con la conversación. — Voy a... voy a cambiarme. Gracias por el desayuno, Katherine. — agradecí brevemente
Me dirigí hacia las escaleras, sintiendo la necesidad de alejarme temporalmente de la tensión en la cocina. Subí las escaleras con rapidez, deseando encontrar un respiro en la privacidad de mi habitación.
Al llegar a mi habitación, cerré la puerta detrás de mí y dejé escapar un suspiro profundo. Miré a mi alrededor, buscando algo que pudiera ofrecerme consuelo en ese momento complicado.
— Oye Riley... — dijo Jordan abriendo la puerta — ¿te pillo en mal momento?
— No exactamente el mejor momento. — respondí, sacando algunas cosas de las cajas que aún no había abierto
Jordan entró en la habitación y cerró la puerta detrás de él. — Me envía Isaac. Solo quería asegurarse de que estés bien, yo también. — Jordan sonrió tímidamente — Si necesitas algo o simplemente quieres hablar, estamos aquí.
— Estoy bien. — dije, un poco borde, deteniendo lo que estaba haciendo para mirarlo fijamente — Estoy bien. — repetí, esta vez con más calma en mi tono de voz
— Vale, voy a... voy a dejarte sola un rato.
— Gracias.
La puerta se cerró tras de sí, dejándome a solas con mis pensamientos. Miré los marcos de fotos que estaban dentro de la caja, todo lo que había dejado atrás. Cada imagen era un recuerdo, un pedazo de la vida que había llevado antes de las recientes complicaciones.
Coloqué cuidadosamente los marcos de fotos sobre la superficie de mi escritorio, observando cada imagen con nostalgia. Eran de momentos felices, de sonrisas compartidas y de personas que ya no estaban físicamente presentes en mi vida.
Mis dedos trazaron el contorno de las imágenes, como si pudieran revivir esos momentos con solo tocarlas. Recordé las risas en las reuniones familiares, las travesuras con amigos y los días soleados que parecían interminables.
Cerré la caja con un suspiro. Mis manos se quedaron unos momentos sobre la tapa, como si pudieran sellar esos momentos en mi memoria.
Observé las paredes desnudas de mi nueva habitación y reflexioné sobre la necesidad de personalizar ese espacio. Debía pedirle a George que me colgara mis fotografías.
(...)
— ¿Otra vez vas a ponerte la chaqueta de cuero? — pregunté a Isaac al abrir la puerta de su habitación sin llamar — Oh, hola Lee. — saludé al chico sin camiseta
— Hola, Riri. — pasó por mi lado guiñándome un ojo — ¿Cuál escojo para la fiesta?
Me coloqué a su lado y examiné sus opciones de camisas. — La roja.
— ¿Y tú que vas a ponerte? — me preguntó Isaac, apoyándose en la pared
— ¿Te acuerdas de ese vestido negro que compré cuando fuimos de compras? — le solté una sonrisa juguetona
Isaac tragó saliva y se ajustó el pelo con aire de complicidad. — Oh, créeme, me acuerdo.
— Pues ese. — respondí con una sonrisa, anticipando su reacción
Isaac arqueó una ceja con picardía. — Te voy a matar.
— Si no lo hago yo antes. — le sonreí con sarcasmo — Bueno, voy a cambiar
Me alejé de la habitación de Isaac, dejando tras de mí su risa contagiosa. Una vez dentro de mi habitación, cerré la puerta y me dirigí al armario, impulsada por la búsqueda del vestido negro que había capturado la atención de Isaac. No me lo iba a poner porque a él le gustaba, me lo iba a poner porque a mí me gustaba.
Cuando estuve lista, salí de mi habitación y me dirigí hacia la sala, donde toda la familia Walter ya estaba preparada, con la excepción de Cole, quien estaba castigado, al igual que Jackie.
— Estás preciosa, Riley. — me dijo Katherine con una sonrisa
Isaac me detuvo suavemente antes de entrar en la sala, su mirada se encontró con la mía. — Estás... estás muy guapa. — me miró a los ojos y suspiró — Estás... increíble.
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal al escuchar esas palabras y mis mejillas se colorearon ligeramente ante su halago. — Gracias, Isaac.
Nuestras miradas se encontraron, un silencio cómplice llenó el espacio entre nosotros. Sin decir una palabra, Isaac extendió su mano hacia mí. Con un gesto tímido, pero decidido, tomé su mano, dejando que el calor de su contacto inundara mi ser con una sensación reconfortante.
Caminamos juntos hacia el coche, compartiendo un silencio lleno de significado. Al llegar al vehículo, me giré para despedirme de mi hermana y Cole por última vez.
— Pásatelo bien, ¿vale? — dijo Jackie con una risa juguetona
Asentí con una sonrisa y, sin soltar la mano de Isaac, me senté entre él y Lee, como era costumbre. La expresión confusa en el rostro del hermano de Isaac al ver nuestras manos entrelazadas me hizo soltarla de golpe, y una oleada de emociones se apoderó de mi mente.
¿Me gustaba Isaac? No, claro que no. ¿Le gustaba yo a él? Obviamente no.
Traté de apartar esos pensamientos, enfocándome en disfrutar la música que sonaba en el coche. Sin embargo, la tensión entre Isaac y yo creaba una sensación incómoda que parecía flotar en el aire.
(...)
( narra isaac. )
— ¿Dónde está Riri? — le pregunté a Nathan, notando su ausencia desde hacía un rato
Nathan frunció el ceño, buscando con la mirada a Riley en la bulliciosa sala de la fiesta. — No la he visto en un tiempo, Isaac. ¿Quizás salió un momento?
Una pequeña preocupación se apoderó de mí mientras escaneaba la habitación en busca de cualquier indicio de dónde podría estar Riley. Las luces tenues y la música animada dificultaban la tarea.
— Voy a buscarla. — dije con determinación, sintiendo la necesidad de encontrarla y asegurarme de que todo estuviera bien
Finalmente, la encontré sentada en un rincón tranquilo, mirando las estrellas. Me acerqué con cautela, notando que tenía una expresión pensativa en el rostro.
— ¿Riley? ¿Todo bien? — pregunté con suavidad mientras me sentaba a su lado
Ella levantó la mirada y esbozó una pequeña sonrisa. — Sí, solo necesitaba un momento tranquilo. La fiesta está genial, pero a veces es abrumador.
Asentí comprensivo, sintiendo un alivio al saber que no pasaba nada malo. Nos quedamos allí, compartiendo el silencio cómodo mientras disfrutábamos del sereno ambiente del jardín estrellado.
— Riley, quiero que sepas que estoy aquí para ti, ¿vale? — dije con sinceridad — Si alguna vez necesitas un momento de tranquilidad o simplemente alguien con quien hablar, estoy aquí.
Ella me miró a los ojos, agradecida. — La verdad es que a veces extraño mucho a Lucy en estos momentos. Ella es- ella era todo lo que yo nunca he sido. Era fiestera, en eso sí que coincidíamos, pero también era callada y una excelente estudiante. Pasaba sus días viendo las estrellas. Solíamos sentarnos en el techo de casa y hablar sobre cualquier cosa mientras mirábamos las estrellas. Extraño esos momentos.
Pasé mi brazo suavemente alrededor de sus hombros, ofreciéndole consuelo. — Suena como si compartieran momentos realmente especiales.
Ella asintió con melancolía. — Sí, lo eran. A veces, cuando veo las estrellas, siento como si Lucy estuviera aún aquí conmigo.
Nos quedamos allí, bajo la luminosidad de las estrellas, compartiendo la quietud del momento y encontrando consuelo en la conexión que crecía entre nosotros.
La brisa nocturna acariciaba suavemente nuestros rostros mientras continuábamos compartiendo la tranquilidad del jardín estrellado. A medida que el silencio se convertía en nuestro cómplice, sentí que la conexión entre Riley y yo se fortalecía.
Podía haber momentos en los que no la entendiera completamente, pero así era ella, y, sin embargo, esa era una de las cosas que hacía que Riley fuera única. Su complejidad y sus matices la convertían en alguien especial, alguien a quien valía la pena conocer a fondo.
• Sé que he tardado mil años en publicar otro capítulo, pero aquí está. No me matéis, porfa. Espero que os guste mucho y recordad votar, comentar y seguirme en tiktok (sarasswtp) He acabado trimestrales y el examen del libro así que este finde se vienen cositas. <33
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