[eight] lucy's birthday.
chapter eight.
" lucy's birthday "
Salí de mi habitación para entrar a la de mi hermana. Sabía que día era hoy y lo duro que iba a ser para las dos, pero tenía que ser fuerte por ella.
Al entrar, vi a Alex cogiendo entre sus manos la taza de Lucy. — Nos vemos abajo. — le dijo y este antes de irse me saludó
Abracé a mi hermana con fuerza mostrándole todo mi apoyo y ella a mí. — La echo de menos. — dije exponiendo mis sentimientos
— Yo también.
Jackie y yo compartimos un momento de silencio, recordando a nuestros padres y a Lucy. Caminamos juntas hacia abajo, donde el resto de la familia Walter ya estaba reunida.
En el comedor, tratamos de poner rostros valientes, pero la ausencia de nuestros seres queridos se sentía en cada rincón. Era un día para recordar y honrar su memoria, pero también para apoyarnos mutuamente en la tristeza compartida.
— Buenos días. — dijimos las dos entrando al comedor
— Buenos días, chicas. — nos saludó de vuelta Katherine — Oh, Jackie, te compré unas bolsas de té. — le indicó donde estaban — Riley, para ti... no sé qué quieres para desayunar
— Oh, no. Estoy bien con lo que hay. — intenté formar una sonrisa — Yo como lo que encuentre.
El ruido de algo romperse entró por mis oídos. Me giré rápidamente para ver lo que se había roto: la taza de Lucy.
— ¡Parker, ten cuidado!
Tragué saliva mentalmente sin poder soltar la mirada de la taza rota. — Fue un accidente. — la chica se fue y me acerqué más a la taza
Miré a mi hermana que tenía la misma expresión que yo en la cara. — Ay, dios. Cuanto lo siento. — nos miró
— No es nada. — dijo mi hermana aguantándose las lágrimas
— No importa. — dije girándome para notar como todas las miradas estaban puestas en nosotras — Era... era solo una taza.
— ¡Tenemos que salir todos en quince minutos! Dense prisa. — advirtió la madre a los niños y noté como dejaba su mano en mi brazo y me lo acariciaba — Me siento terrible. — nos dijo a las dos
Mi hermana soltó una lágrima. — Está bien. — dijo antes de irse llorando escaleras arriba
Estuve a punto de hacer lo mismo, pero me aguanté y miré a la mayor. — ¿Puedes ir? Hoy no estoy... hoy necesito estar yo, sola. — la mujer asintió
— Claro, lo que necesitéis. — subió las escaleras dejándome sola en la cocina
Me senté en la mesa vacía y me comí una manzana. La pesadez en mi pecho no se iba, y la taza rota era un reflejo de la fragilidad de todo lo que había perdido. No sabía cómo enfrentar el día, pero necesitaba un momento para reunir la fuerza necesaria.
Me quedé allí, en la silenciosa cocina, tratando de digerir la realidad que parecía desmoronarse a mi alrededor. El reloj en la pared marcaba el tiempo implacable, recordándome que la vida continuaba a pesar de las ausencias que sentíamos con cada fibra de nuestro ser.
Mis pensamientos se dispersaron mientras observaba la manzana en mis manos.
La puerta de la cocina se abrió, y Nathan entró con una expresión comprensiva. No dijo nada, solo se acercó y me rodeó con un abrazo cálido. Agradecí su silenciosa solidaridad, sintiendo que no estaba completamente sola en medio de la pena.
Después de un tiempo, nos separamos, y él asintió como si entendiera sin que yo dijera una palabra. Me limpié las lágrimas con determinación y me puse de pie. No podía quedarme atrapada en la tristeza.
— Gracias. — le dije al chico antes de sentarme en mi sitio del auto.
— Cuando lo necesites.
Recibí las miradas tristes de los dos hermanos García. Lee movió su patín para poder dejar su cabeza en mi hombro cómodamente intentando transmitirme su cercanía y apoyo.
Miré a Isaac, y noté que sus ojos no se apartaban de los míos. En ese momento, me ofreció una sonrisa que no era precisamente de alegría, pero de alguna manera, su expresión transmitía un tipo de apoyo y comprensión que mejoró instantáneamente mi estado de ánimo. Aunque su sonrisa no reflejaba felicidad, el gesto hizo que yo experimentara una sensación reconfortante y un alivio emocional en ese momento.
Esa sonrisa no pretendía disipar por completo el dolor que sentíamos, pero sí ofrecía un atisbo de apoyo y compasión. Era como si Isaac quisiera decir: "Estamos juntos en esto" sin necesidad de pronunciar una sola palabra.
Esa sonrisa no pretendía disipar por completo el dolor que sentíamos, pero sí ofrecía un atisbo de apoyo y compasión. Era como si Isaac quisiera decir: "Estamos juntos en esto" sin necesidad de pronunciar una sola palabra.
En respuesta, le devolví una sonrisa agradecida.
Observaba a Jackie, quien contaba con el apoyo cercano de Cole y Alex. Era reconfortante saber que, de alguna manera, ambas habíamos encontrado consuelo y compañía en esta casa.
Aunque no entendía completamente cómo los hermanos García podían haberme tomado cariño, me reconfortaba la idea de que, a pesar de mis defectos y dificultades, habíamos establecido una conexión.
El coche se detuvo frente a la escuela, y rápidamente bajé del vehículo, seguida de cerca por los dos hermanos García. Lee se despidió de mí antes de dirigirse a su clase, e Isaac me abrió la puerta para que ingresara a la nuestra.
— Tampoco soy de cristal, puedo abrirme la puerta solita. — le dije volviendo a mi actitud de todos los días
Aunque trataba de mantener la normalidad en nuestras interacciones diarias, sabía que este día era diferente. El cumpleaños de mi hermana, oculto detrás de una fachada de rutina escolar, creaba una atmósfera peculiar.
— ¿Cómo te sientes hoy? — preguntó Isaac, rompiendo el silencio que amenazaba con pesar sobre nosotros
Miré a los ojos de Isaac, apreciando la sinceridad en su expresión. — Difícil, ya sabes.
Isaac asintió comprensivamente. — Entiendo. Si necesitas hablar o simplemente estar en silencio, estoy aquí.
Le agradecí con una sonrisa tenue. — Gracias, Isaac.
Volvió el silencio, pero no un silencio incómodo, sino un silencio reconfortante. Nunca había tenido a tanta gente que se preocupara por mí y no sabía por qué, pero que Isaac lo hiciera era diferente.
En el aula, nos sumergimos en la rutina escolar mientras intentaba dejar de lado, al menos por un momento, la carga emocional que llevaba. Las clases transcurrían, pero la sensación de pérdida seguía presente en cada rincón.
Al final de la jornada, nos dirigimos juntos hacia el coche. Mientras esperábamos a que los demás se reunieran, Isaac rompió el silencio de nuevo.
— ¿Tienes algún plan para hoy? — preguntó, mostrando su preocupación genuina.
Reflexioné por un momento. — Tal vez solo pasar tiempo con Jackie y recordar a Lucy de una manera especial. No sé...
Isaac asintió con comprensión y el silencio volvió a reinar. Estábamos solos fuera de la escuela y sentí que podía confiar en él. — A veces me cuesta abrirme sobre lo que siento. Perdí a mi hermana, a mis padres, y aunque sé que todos estáis aquí para ayudarme, siento que estoy cargando este dolor sola.
Isaac asintió, comprendiendo la carga invisible que llevaba. — Siempre estás para tu hermana, pero-
— Siento que ella no está mucho para mí. — acabé su frase asintiendo
Isaac asintió con empatía, captando la distinción en mis palabras. — A veces, las relaciones familiares pueden ser complicadas, sobre todo después de perder a seres queridos. Dicen que el tiempo cura todas las heridas, pero entiendo que cada uno lleva su propio ritmo.
— Ya.
El silencio se apoderó de nosotros mientras procesábamos la profundidad de la conversación. La brisa suave acariciaba nuestras mejillas, y el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte.
Isaac rompió el silencio. — Riley, quiero que sepas que no tienes que cargar este peso sola. Estoy aquí para ti, para apoyarte en cada paso del camino.
Mis ojos se humedecieron mientras sentía la verdad en sus palabras. Sin necesidad de decir más, Isaac extendió sus brazos en un gesto silencioso pero elocuente. Comprendí su ofrecimiento y me sumergí en un abrazo reconfortante. Era como si sus brazos fueran un refugio seguro en medio de la tormenta emocional. — Gracias. — murmuré
— Estoy aquí, Riley. No estás sola. — susurró Isaac, brindándome el consuelo que tanto necesitaba.
Agradecí con un apretón más fuerte y dejé que el abrazo hablara por sí mismo, compartiendo el peso de la pérdida y encontrando consuelo en la conexión silenciosa que habíamos construido.
Permanecimos abrazados por un tiempo que parecía detenerse, permitiéndonos sentir la conexión mutua y la comprensión sin necesidad de palabras. El peso emocional se aligeró, y aunque la tristeza persistía, la presencia de Isaac actuaba como un bálsamo para mi corazón afligido.
Finalmente, nos separamos del abrazo, pero la calidez de la conexión perduró en el aire. Isaac me miró con una sonrisa comprensiva, reafirmando su compromiso de estar allí para mí.
— Bueno... ¿y estos donde están?
(...)
Katherine estaba muy molesta y me obligó a quedarme con ella esperando a que llegaran Cole, Danny y Jackie de donde estuvieran.
Isaac, quien no se había separado todo el día de mi lado, estaba sentado a mi lado, y a su lado Lee, también esperando su llegada.
La puerta se abrió y mi hermana llego contenta. — ¡Hola Katherine! ¡Hola Riley! ¡Hola Isaac y Lee!
— ¿Dónde estaban? — preguntó enfadada la mayor — Oh, ¡guau!, lindo atuendo. — dijo observando como su hijo no llevaba camiseta — Quiero escuchar las explicaciones.
— ¿Vas borracha? — le pregunté a mi hermana acercándome a ella
Jackie se rio. — Fuimos a una fiesta. — nos dijo felizmente
— A la cual... prácticamente, la obligué a ir.
— Yo solo conduje. — dijo Danny dándole las llaves a su madre nervioso
— Buenas noches. — el chico subió las escaleras mientras su padre las bajaba
Me fui de ahí sintiendo que algo en mí fallaba. Isaac y Lee rápidamente siguieron mis pasos hasta la sala de estar.
Isaac me alcanzó en la sala, su expresión reflejaba preocupación mientras me miraba.
— Riley, ¿estás bien? — preguntó, colocando una mano reconfortante en mi hombro.
Negué con la cabeza, sintiendo una mezcla de emociones. Isaac asintió comprensivamente y me guió suavemente hacia el sofá de la sala de estar. Lee se unió a nosotros, creando un pequeño círculo de apoyo en medio de la confusión.
— Riley, lo siento mucho. Debe ser difícil para ti que tu hermana no esté aquí en un día tan importante —dijo Lee, mostrando su empatía
Asentí, luchando por contener las lágrimas. — Necesitaba su apoyo, y ella decidió irse de fiesta. Me siento tan sola.
Lee colocó una mano en mi hombro, ofreciendo consuelo silencioso. — A veces, la gente lidia con el dolor de manera diferente. Puede que Jackie no haya comprendido completamente lo que significaba para ti este día.
Isaac añadió: — Tal vez sea bueno hablar con ella cuando esté más calmada. Explicarle cómo te sientes y por qué necesitabas su apoyo.
Sus palabras resonaron en mi interior. Tomé una respiración profunda y me levanté. — No, eso no.
• De verdad que me encanta esta historia. Me siento tan representada en mi personaje, me gusta decir que dejo algo en cada uno de mis personajes, pero en este particularmente soy más yo. Espero que os guste <33
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro