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9

Volvamos al comienzo.

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Sentía la fría brisa rozar mi piel, mientras que la incomodidad de dormir en el suelo me hacía permanecer despierta. Arquee mi espalda, volteando mi cuerpo y quedando boca arriba, mirando el cielo. Las estrellas se veían con claridad, iluminaban junto a la luna el bosque. Recordaba aquellos días en donde las estrellas aliviaban mi ansiedad, recuerdo como pasaba horas observándolas... junto a Carl pero ahora, solo era yo. A mi lado yacía dormida Stefanie quien abrazaba a Sammy dándole calor a su cuerpo. Mientras que a la distancia, veía a Alessandra recostada de un tronco, y veía humo salir de su alrededor, parecía estar fumando. Nuevamente volví a intentar de cerrar mis ojos pero mis párpados no cedían, no me sentía cómoda y sentía mi cuerpo con varios escalofríos. Suspire gruesamente, mientras que escuchaba el sonido de las pisadas de las hijas secas que Alesandra provocaba al rondar. Me levante, quedando sentada en el suelo y restregando mis ojos. Me quede tiesa cuando observé que Alessandra no estaba aún lado del tronco, e incluso podía ver desde aquí el cigarrillo encendido en el suelo. Con cuidado y con temor me levante, la luna alumbraba y la leve fogata también pero no veía más allá del bosque.

Intente de forzar mi vista pero no había nada que pudiera descubrir en la oscuridad pero sabía que no estábamos solas, lo supe al instante que escuché una gruesa respiración. Mi piel se erizo y la brisa fría seguía plasmada en mi piel, no tarde en llevar mi mano a mi cadera, sintiendo mi arma en su estuche, el cual hacía camuflaje con mi pantalón. Me giré con rapidez cuando escuché leves pisadas pero tan solo sentí un calentón recorrer mi mejilla y como perdí el balance, cayendo al suelo y creando ruido con mi quejido. Visualicé como Stefanie se alertó, aguantando a Sammy cuando aquel hombre con una vestimenta negra me alzó en el aire. Grite, intentando de safarme de su agarre pero él tan solo pegó mi cuerpo con brusquedad al tronco del árbol y no tardó en amenazar mi vida con aquella navaja en mi cuello. Sentí suma presión y tan solo vi como la fogata alumbró tres hombres más, y como uno de ellos sostenía a Alessandra. Veía en su rostro sangre y como ella respiraba con agitación. A mi lado, aparecieron más hombres lo que nos hacía estar en suma desventaja.

—¿Dónde está Sarah, Stefanie?—pregunto aquel hombre a quien jamás había visto pero que ellas parecían conocer, la rubia de ojos esmeralda miraba fijamente aquel hombre con rabia.—¿Esta con Carl?—preguntó, pero no hubo respuesta.—Tenemos ventaja de que no esté aquí, así no sería tan difícil.—opinó con honestidad mientras que Stefanie acariciaba a Sammy quien tapaba su rostro.

—No se acerquen a la niña.—pidió Alessandra con una gruesa y apagada voz, mientras que pude ver como la lanzaron al suelo con brusquedad, haciéndome quedar tiesa.—Por favor, Shad... —volvió a pedir ella al hombre que estaba frente a Stefanie, quien apretaba a Sammy con suma fuerza.

—Tuviste dos oportunidades Alessandra, pudiste haber triunfado en tu primera expedición y preferiste hacer un viaje familiar.—aquel hombre que hablaba y miraba fijamente a la mujer en el suelo me señaló, mientras que intenté removerme pero mi piel se erizo cuando el varón que estaba sosteniéndome y amenazándome con un cuchillo olió mi cuello, suspirando con satisfacción.—Luego, matas a tres de nuestros hombres porque salió de tus ovarios, te lleves a una niña sin autorización del segmento de control, y huyes con tu equipo cargando con tu hija la cual tiene clave para que nuestro mundo emprenda a la mejora de lo que éramos antes.—él se arrodilló en el suelo, quedando a la altura de Alessandra, quien no le desviaba la mirada en lo absoluto.—No solo rompiste mi corazón cuando te marchaste, creo que es tu facilidad abandonar a las personas que te aman, rompiste el código de lealtad y eso es lo que somos, un código para mejorar la población humana y rompiste eso.—él se levantó, mientras que sentía los suspiros de aquel hombre en mi cuello, provocándome incomodidad y ansias de separarme de él.

—Nunca podremos recuperar este asqueroso mundo, este asqueroso mundo que nosotros destruimos.—le respondió Alessandra, pero él simplemente chasqueo los dedos y pude ver como uno de los hombres que la sostenía, arremetió contra su estómago.

—Ame tanto a tu madre que puedo tener la oportunidad de matarla y dejarla aquí tirada pero eso me dejaría un sumo hueco.—decía él, mirándome, aquel joven de tez blanca con cabello castaño claro y ojos color miel me miraba.—Quítensela, y llévenselas.—abrí mis ojos grandemente cuando observé cómo los hombres arremetieron contra Stefanie, creando sus gritos y los de Sammy, mientras que estos simplemente agarraron a la pequeña niña y sentí como me empujaban fuera del tronco.

—¡Suéltame, suéltame!—grite con fuerzas cuando sentí los fuertes brazos de aquel hombre agarrar mi cintura para sacarme de ahí, pero mis gritos eran tan fuertes que desgarraban mi garganta. Sentía impotencia.

—¡Chad por favor no!—gritaba Stefanie mientras que veía de reojo como parecía luchar contra aquellos hombres pero tan solo vi la fogata apagarse, y como deje de visualizar aquella dos mujeres para escuchar estruendosos gritos que paralizaban mi corazón por un instante.—¡Sammy, no por favor llévame a mi, llévame a mi!—los gritos se mezclaban, creando un sumo alboroto en el bosque.

Me agarraba aquel hombre con fuerza en medio de la suma oscuridad de la noche, mientras que forzaba mi vista en querer buscar a Sammy, pues aún escuchaba sus gritos y como parecía arrastrarse por el suelo. Me sentía desesperada, intentando de salir de los agarres de este hombre que me intimidaba por completo pero él no me lo permitía, hasta el punto en que tuve que empezar a patearlo para resbalarme por el suelo y caer. No tarde en incorporarme, para escuchar un leve silbido de su parte lo que me trajo grandes recuerdos de hace años pero que aún así con su intensidad, me erizaban la piel. Gritaba el nombre de Sammy esperando una respuesta pero sólo delataba mi postura en aquel bosque, aún así, solo quería estar cerca de la indefensa pequeña. Escuchaba las grandes zancadas persiguiéndome, así que no tarde en correr mientras que relajaba mi gruesa respiración, escuchando así un grito estruendoso de Sammy. El frío viento seguía pegado a mi piel y más cuando habían llegado los más esperados. Mire a todos lados arisca, arisca ante los gruñidos lejanos de los caminantes, haciéndome sentir tensa y recordar a las personas que se escondían bajo esa máscara.

Mi temor en esta gran noche era real, y más cuando estábamos aferradas a la gran oscuridad que nos arropaba sin mucha ventaja de supervivencia. Mi pecho subía y bajaba, así que empecé a correr en la misma dirección en la que escuché los gritos de Sammy. Las hojas secas resonar delataban mi paradero pero di un leve brinco cuando visualicé a un caminante frente a mi, el olor a podrido también logró delatarle. Mi mano sostuvo su delicado cuello para así, sacar mi navaja de mi estuche aún lado de mi arma y incrustárselo en el craneo, rematándolo. Sentí un mal pulso cuando hice eso y es que parecía que hace mucho no mataba a un simple caminante. Me detuve en seco cuando deje de escuchar los gritos de Sammy, quedándome día en la nada pero mi corazón casi salía de mi boca cuando visualicé una sombra con la luz de la luna, cuando decidí correr había sido demasiado tarde, aquel hombre que me perseguía desde hace un rato me había aplastado con su cuerpo. Los gruñidos de los caminantes se escuchaban a lo lejos, mientras que intentaba de que ya no sostenerse mis manos con fuerza pero este hombre era pesado y mi cuerpo aún estaba débil.

Al intentar golpear mi frente con la suya, este hombre me había golpeado la cien con algo rasposo, fue tan fuerte que sentí como me iba inconsciente pero mi fuerza mental me lo prohibía. Empecé a respirar gruesamente cuando sentí sus carnosos labios rozar mi cuello, mi piel se erizo y no podía ser capaz de emitir un grito. Mi cuerpo se había paralizado, y ni siquiera podía ver bien lo que sucedía frente a mi, todo estaba lento y borroso pero solo sentía como mis pechos eran manoseados, cómo sentía carnosos labios tener tacto con mis senos. Me sentía inquieta, me sentía atemorizada y no podía moverme, no podía hacer fuerza hasta que sentí como mi pantalón se empezaba a bajar y como un miembro me rozaba, fue ahí que reaccione antes de que me penetrara. Con poca fuerza alce mi rodilla con fuerza, dándole en su entrepierna y arrastrándome con el suelo pero grite fuertemente cuando aplasto mi cuerpo con el suyo, apretando mi cabeza con el suelo y sintiendo como raspaba mi mejilla. Este hombre se levantó, y él con rapidez levantó mi cuerpo y con brusquedad me lanzo nuevamente, quería que quedara inconsciente. Grite de dolor cuando mi cuerpo impactó en el suelo pero al alzar la vista, escuché un leve pitido y como este hombre cayó de rodillas al suelo con un hoyuelo en la cabeza.

—Se llevaron a Sammy... —decía sin saber quien estaba frente a mi pero la forma en la que ese tiro tan fino se había incrustado en él craneo de aquel hombre, me dejaba saber que Carl Grimes estaba frente a mi. Él se tiró de rodillas al suelo y sostuvo mi cara con sus manos.

—¿Te tocó?—me preguntó con rapidez, mientras que veía como me examinaba pero yo me sentía adolorida, sentía que no podía moverme.—¿Aliana te toco?—me preguntó nuevamente algo agitado, y con mi poca fuerza y conciencia, negué.—Dios Aliana, te jodió.—dijo, pareciendo ver algunos golpes en mi rostro.

—No puedo levantarme.—le dije con honestidad mientras que sentía mi mejilla acalorada, sentía como ardía y también como mi rostro estaba húmedo.—Carl, se llevaron a Sammy.—volví a decirle con dificultad mientras que él con fuerza me levantó del suelo, pero me detuve cuando escuché un ruido metálico caer al suelo, viendo como Carl se doblaba mientras que con su mano me sostenía fuerte mi brazo.

—La conservaste... —susurró, mire fijamente como él metía aquella arma en mi cinturón nuevamente y como lo ajustaba, poniendo mi brazo en su hombro para que me recostara y pusiera mi peso encima de él.—No deben estar lejos, nunca han venido a esta parte del bosque. Además atrajimos a una pequeña horda, es por eso que nos tardamos, además de que Samantha se estaba curando y sacándose la bala.—me informó, mientras que sentía mi párpado izquierdo pesado.—Tú y yo iremos por ella.—me indicó, mientras que caminaba con cuidado por el bosque.

—Nos estaban siguiendo... —le comenté a Carl, escuchando su gruesa respiración quizás debido a la tensión o la adrenalina.—Nos encontraron rápido.—añadí a mi comentario, sintiendo mi cuerpo adormecido por el dolor.

—Cuando estemos todos juntos, debemos continuar a Alexandria, no podemos detenernos o nos encontrarán más rápido. Quizás nos tome dos días en llegar, eso sería lo máximo si no nos detenemos. Si avanzamos sin mirar atrás.—me dijo, continuando caminando mientras solo se escuchaba su baja voz, ni siquiera el gruñido de algún caminante.

—¿Estás listo para volver?—le pregunté curiosa cuando noté que no tenía temor en volver, cuando vi las intenciones que tenía de ir a su verdadero hogar pero tan solo escuché un suspiro de su parte, un grueso suspiro que reflejaba el vacío que sintió todos estos años.

—Hubiese dado mi vida entera para jamás haberme ido pero si no me hubiese ido, realmente no estaría aquí.—me respondió, a lo que sentí una punzada en mi corazón ante esas palabras no mal intencionadas.

—Aún así, no estuviste realmente... —dije sin tacto, sin tener piedad de como se sentiría pero un gran silencio nos recorrió mientras que mi corazón recordaba el dolor qué pasó al no tenerlo junto a mi.—¿Como nos hallaron?—pregunté con una voz llena de cansancio, mientras que ponía todo mi peso en Carl, y sentía como los recuerdos en donde él me protegía llegaron a mi mente.

—Estábamos cerca cuando escuchamos los gritos, encontramos a Alessandra tirada sola sin ti, sin Sammy y sin Stefanie. Samantha la acogió rápido, se veía muy mal mientras. Nos dividimos para poder encontrarlas, Cole y Manuel fueron a buscar a Stefanie, y yo no dudé en ir por ti y Sammy... —me contó, mientras que se paró en seco cuando escucho voces a lo lejos, apretando mi cuerpo junto al suyo.—Están aquí... –susurro cuando ambos empezamos a escuchar gruñidos, cuando empezamos a escuchar voces agitadas. Levemente nos movimos con rapidez y Carl, se paró nuevamente en seco. Pude ver como él elevó un chasquido con su lengua y lo supe cuando a través de la luz de luna, se veía a Sammy parada en el bosque.

—¡Carl!—grito ella con emoción, descifrando nuestras posturas en el bosque pero tan solo sentí algo atrás de mi, mi piel se erizo sola y con rapidez empuje a Carl cuando de reojo sentí esa presencia. Nuevamente sentí mi cuerpo resbalarse junto un cuerpo más, un cuerpo no tan pesado y como mi rostro se raspaba con rocas, haciéndome gemir levemente.

Mi piel estaba tensa, pues la magnitud de los gruñidos eran leves, era aquí donde ellos habían atraído a la pequeña horda. Me intente incorporar, pero nuevamente mi cuerpo perdió balance cayendo al suelo con un leve empujón. Maldecía por lo bajo, agarrándome de una rama que se partió y no tarde en volver a levantarme sin piedad con mi dolor antes de que aquellos caminantes se me abalanzaran. No veía bien, los árboles impedían la iluminación de la luna. Empuje al primer caminante que se acercó a mi, mientras que veía como el hombre quería llegar hasta a mi, con rapidez y con ingenio, le empuje los caminantes encima, viendo como este se los sacaba de encima rápido. Me empujo, haciéndome caer al suelo mientras que él parecía estar con dificultad con los caminantes así que saqué mi arma cuando sentí como agarraban mis tobillos con fuerza, no tarde en apuntar al azar, pues no veía pero a mi suerte, sus manos me habían soltado. Me incorporé cuando escuché el grito de Sammy, un grito que erizo mi piel y tan solo escuchaba gruñidos. No veía a Carl, ni siquiera lo escuchaba pero mi corazón se calmó cuando visualicé a Sammy gritar mi nombre, ella me veía aunque yo a ella no debido a mis párpados pesados.

—Aliana.—me erice por un instante cuando sentí unas fríos manos apretar mi mano, pero podía ver mucho mejor aquella pequeña rubia aferrarse a mi cuerpo.—No veo a Carl... —dijo ella con temor y agitada, sentía su mano temblar.

—No te despegues de mi, por favor.—le pedí, mientras que caminaba con mi arma en manos y mirando a todos lados arisca, sin ver aquel hombre cerca y alarmando.—¡Carl!—grite fuertemente al no verlo, al no verlo cerca pero mi grito alertó al hombre que aún seguía ahí, lo supe cuando escuché su gruñido.

Empuje a Sammy para que no fuera agarrada por los brazos de aquel hombre, mientras que escuché unos gruñidos más y como cuerpos se arrastraban, ahí pude visualizar a Carl, empujando a otro hombre desconocido y como parecían pelear. Verlo ahí me calmo, pero me tocaba defender a Sammy sola. Aquel hombre apretaba mis manos mientras que me empujó contra un tronco, y impedía que le disparara. Mi cuerpo cayó al suelo, y él encima de mi, intentando de quitarme el arma pero sacaba las fuerzas de donde no las tenía pero impedirle que lo hiciera, para impedirle que se llevara a Sammy junto a mi. Intente de incorporarme para visualizar a Sammy pero fue ahí cuando vi como se abalanzó encima del hombre, quien sacó su cuerpo de encima mío y me dejo respirar. Me giré con rapidez, viendo como empujaba a Sammy con brusquedad al suelo y fue ahí cuando simplemente sin temor alguna, le dispare dos veces al hombre, quien cayó en el suelo, agobiado en el dolor. La pequeña se quedó atónica, se quedó paralizada al punto que no movía ni un párpado. Mi intención no era perturbarla pero con rapidez me acerqué al hombre que tenía a Carl sujetado en el suelo, ahorcándolo y no tarde en golpear su cien con la punta de mi arma, haciéndolo quejarse y como levemente me golpeó.

Gemí, cuando pateo mi estómago pero esto fue ventaja para Carl para incrustarle un trozo de madera en el estómago, haciéndolo gemir. Me levante con su ayuda, y no tardamos en empujarlo encima del cuerpo de su amigo que aún estaba agobiado en dolor, y Carl con un silbido atrajo aquellos gruñidos para acá. De un instante a otro, caminaba con poca fuerza mientras que Carl se dirigió a Sammy, cogiéndola en sus brazos mientras que tapó sus oídos en el momento en que los gruñidos no provenían de los caminantes, si no de los hombres que aún tenían vida. Se podía escuchar las mandíbulas de los caminantes abrir y cerrar, se podía escuchar sus gritos estruendosos y fue ahí que me fui ida, cuando visualicé por un instante los ojos de Nathan mirarme cuando aquel caminante lo mordía y yo no hacía nada para impedirlo. Mi cuerpo se tambaleaba, se tambaleaba y tan solo miraba sus ojos llorosos, y como su cuerpo estaba lleno de sangre, como él me miraba. Empujaba el cuerpo de Nathan contra el tronco, la ira me había provocado esa fuerza, la ira me provocó sentir esto y desear esto. Observe cómo aquel caminante despellejaba la piel de Nathan, como mordía su cuello y la sangre salía de él, veía su rostro ensangrentado, veía sus lagrimas caer y ahí fue cuando caí en cuenta, mate a mi hermano. Me solté de su cuerpo, aturdida y viendo cómo él se deslizaba por el tronco hasta desvanecerse y caer sentado, ahí fue que observe el karma, como la sed de venganza calmó toda la ira que tenía pero era algo con lo que nunca podría vivir. Alce mi arma, alce mi arma y borre con la ráfaga de disparos la cara de aquel caminante y de los dos más que se aproximaban.

Me quede aturdida, cayendo a una realidad nueva y que ya no estaba en el pasado. Me quede parada en seco, observando a Carl calmar a Sammy, observando a Carl abrazarla y como él estaba aquí. La decisión del pasado que me atormentaba había sido por esta persona, mi amor por él fue tan grande que me llevo al límite de vengarlo, de vengar lo que quizás pudo haber sido su muerte en contra de mi propia sangre. Mis ojos derramaban lágrimas cuando recordé ese día en donde Nathan partió para siempre de aquí, cuando supe que jamás volvería a verlo, que jamás volvería abrazarlo o a decirle que lo amaba. Me quede aislada en el momento en que Sammy y su mamá volvieron a encontrarse, o en cómo Stefanie brinco encima de Carl para plantarle un gran beso. Veía como todo parecía calmarse en esta estruendosa noche, la cual parecía estar aclarándose con el sol saliendo para entable un nuevo día, un nuevo comienzo. Me quede ida, y mis ojos pesados se cerraron, haciéndome captar como último momento el grito de Alessandra llamar mi nombre y haciéndome desmayar tranquila cuando realice que ella estaba bien.

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