8
¿Recuerdas?
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Me echaba de aquella agua en aquel lavado, limpiando mi rostro. Mi corazón latía con rapidez, mientras que sentía mi alma estrujarse. Me miraba y no entendía lo que veía, no entendía mis pensamientos o lo que hice horas atrás. Quería recordar otra imagen, quería recordar otros ojos mirarme y otras manos recorrer mi piel, pero tan solo veía a Carl Grimes en aquella imagen en ese bosque mientras que ambos hacíamos el amor y deseaba borrar esa imagen por completo. Limpie nuevamente mi rostro, intentando de imaginarme aquellos ojos, aquel hombre de cabello negro azabache con pecas. Juraba que cada ves que lo pensaba, lo extrañaba. Recordaba, recordaba cada tacto que Ethan Martínez hizo en mi, cada suspiro que derrame en su oído y como cesamos la pasión en nuestro amor. Me sentía extraña, no podía dejar de pensar en él pero tampoco podía dejar de pensar en Carl Grimes y en cómo hizo que mi corazón latiera a mil millas con cada beso que me daba en la piel que alguna ves fue suya. Me quede parada, mirándome nuevamente en ese espejo.
Por un instante me visualice como la Aliana que Carl algún día conoció, que todos conocieron. Recordaba esos días, esos días donde éramos vagabundos por el bosque, donde no teníamos a veces que comer y donde corríamos para sobrevivir. En aquel entonces éramos más, no habíamos perdido a tantos. Recuerdo como si fuera ayer el día en que los conocí, el día en que murió Bob, o Tyresse. Dos personas conectadas con Sasha Williams, dos hombres a quienes ella amó. Aún podía sentir la tristeza que fue saber que Noah un chico tan joven, murió. O como la familia Anderson murió en menos de meses, como murieron de una forma espantosa aquella noche que aún era capaz de recordar. Me recuerdo, recuerdo lo asustada que estaba y el deseo de no perder a nadie era uno que jamás sacaría de mi cabeza pero nunca se cumplió. Aún sentía mi piel con escalofríos cuando vi morir a Abraham Ford, cuando su sacrificio fue el acto de valentía más puro que pudo haber hecho por salvar a alguien más.
Luego de eso, nadie jamás pensaría en cómo Glenn moriría, y todo a manos de un hombre que hoy amaba, mi padre. Era capaz de recordar todo, de recordar cómo aquel serio hombre y mi hermana empezaron a enamorarse, empezaron a amarse. Su amor era puro, y presencié cada acto de protección que Daryl emitió por mi hermana, jamás olvidaría cada momento que ellos pasaron y ahora, todo había cambiado. Recordaba aquel hombre, aquel que siempre nos guió y nos educó, nos hizo tener disciplina y trabajar como una familia, aún recordaba a Rick Grimes pero más allá de él, aún era capaz de recordar a Maggie. Su cariño, su dedicación para enseñarme eran momentos que jamás olvidaría y esas personas estaban entrelazadas conmigo, con mis hijos y con Carl Grimes, era por eso que no era capaz de sacar a Carl de mi cabeza porque en cada uno de esos momentos estuvo él. Deje de visualizarme años atrás, para empezar a ver la mujer que hoy día soy y no tarde en dar un leve brinco cuando escuche una puerta resonar.
—¿Aliana?—una voz gruesa me llamaba desde la primera planta, y mi piel se tensó ante reconocer a Carl.—Necesitamos hablar.—volví a escuchar mientras que secaba mis manos y salía del baño, para bajar las escaleras con algo de calma, observando a Carl mirarme fijamente a mis ojos. Pude sentir un recuerdo, en como en aquella comunidad donde explotamos nuestro amor siempre él iba a buscarme a donde residía, éramos unos niños y nos queríamos.—¿Estás bien?—me preguntó, a lo que yo no tarde en asentir pero abrí mis ojos cuando visualice como el cuello de Carl tenía una mancha rojiza como si fuese un moretón pero claramente no era eso.
—El tiempo no nos tuvo piedad, Carl—le dije, mirándolo entristecida, con un gran sentimiento de impotencia en mi interior. Me acerque con cuidado, quedando cerca de él.—Aún soy capaz de recordar la primera vez que te vi años atrás, aún soy capaz de recordar lo que sentí cuando tu mirada se fijó en la mía.—le dije, tocando su cuello y viendo como él llevaba su mano a la mía y me miraba fijamente. No podía creerlo, no podía creer que él estaba aquí, que estaba frente a mi.
—Dios... —suspiro, suspiro de esa forma en la que yo suspiraba años atrás, cuando suspiraba era porque su olor me hacía falta, porque su calor era necesario para mis noches frías.
Abracé a Carl, lo abrace con una intensidad necesaria. Mis ojos se humedecieron pero sentí sus brazos apretarme, sentí como apretó mi cabello y me aferraba a él. Mi amor, mi gran amor. Era un hombre, había crecido y madurado como yo, pero me era imposible creer que todo este tiempo estuvimos tan lejos pero tan cerca. Seis años de dolor, de noches en donde sólo pensaba en lo que pude haber hecho para salvarlo. Mis lágrimas no se derramaron, una parte de mi me impidió demostrarle debilidad y me sentí tan extraña ante eso. No podía soltarlo, no podía dejar de abrazarlo y sentir lo que algún día fue mío. Tan solo recordé en mi mente lo que hicimos horas atrás, lo que me hizo sentir, viva ya me sentía pero ese vacío, ese vacío donde jamás encontré relleno, se lleno y todo por la misma razón por la cual se había vaciado. Una lágrima, una sola lágrima se desprendió de mi ojo pero me despegué de él con rapidez y tomando distancia cuando escuché voces. Una gran tristeza me arropó, una tan grande que provocó que se plantara en mi semblante. Su mirada se penetro en mi, dándose cuenta de mi tristeza pero ambos lo supimos disimular cuando la puerta de aquel hogar se abrió con brusquedad, creando tensión en los presentes.
—Aquí estás... —por alguna razón mis lágrimas se desprendieron más rápido cuando visualice a Stefanie frente a nosotros, cuando visualice como ella nos miró extrañada y algo incomoda ante mi presencia.—No te encontré en nuestro hogar... —recalcó en un susurro, mientras que visualice como ella al igual que Carl, y las dos personas que entraron detrás de ella me miraban, notando mi tristeza.
—Tenemos problemas.—Sarah quien venía acompañada de quien creó que se llama Cole nos miraron preocupados, mientras que avergonzada les di la espalda para limpiar mis lágrimas.
—¿Qué pasó?—escuche a Carl preguntar, al girarme y no tener rastro de mis lágrimas pude ver como me miraba pero como a su lado estaba aquella chica, mirándome. No tarde en colocar un semblante serio al percatarme de la gran debilidad que había demostrado.
—Tenemos que irnos.—Cole nos miró a ambos, confundida ante lo que estaba pasando, veía una salida para volver a mi hogar.—O vamos a morir todos.—no tarde en morder mis labios, todo tenía un costo y no fui la única en esta habitación que sentía la tensión.
—Sarah.—Carl llamó a aquella mujer, quien tenía en su rostro un semblante de horror que hacía que el ambiente se tensara más.
—Tienen el informe de Carl, y no sé cómo pero saben sobre sus hijos. Lo que hacen que tengan una esperanza para una cura pero eso traería la muerte, así que van a ir por ellos.—me quede sin ventilación por un momento, sintiendo mi corazón palpitar con fuerza y como todos mis músculos se tensaban.
—¿Como que van a ir por mis hijos?—le pregunté agitada, acercándome a ella con brusquedad, viendo como la intimidaba.—Tú les informaste.—hable, sintiéndome ansiosa, sintiéndome sin aire y con desespero.
—Carl, te juro que yo no lo hice. Sabes que ellos están pendiente a cada uno de nuestros movimientos, lo sabes.—sentí a Carl apretar mi brazo, sentí cómo evitó que me estresara más mientras ella buscaba una excusa pero esa vibra la sentía y no podía confiar.—Van a ir por mi hija también, por eso debemos irnos, porque si nos oponemos moriremos.—me quedaba sin más aliento ante sus palabras.—Van a probar en Sammy las pruebas, la matarán, Carl matarán a mi bebé.—veía como Carl parecía estar tenso ante la situación, ante el aprieto en la garganta que teníamos.
—¿Pero a donde iríamos joder?—preguntaba Colo, agitado y algo confuso por la situación.
—No lo sé cabrón pero esta adrenalina que siento es algo que no había sentido hace mucho, vamos a matar a esos hijos de puta o vayámonos lejos de aquí.—Manuel sonriente parecía intentar de alegrar el ambiente pero todo seguí igual de tenso, igual de apretado.
—Pueden venir conmigo.—yo hablé ante ver las grandes posibilidades que tenía de volver a ver a mis hijos, las grandes posibilidades de que ellos conocieran a quien tanto idolatran al punto de soñarlo en sueños.—Pero antes deben saber que... —al momento en que iba a entablar un resumen de lo que mi comunidad y las comunidades vecinas vivían, la puerta de aquel hogar se abrió, mostrando a una Alessandra ensangrentada y agitada. Mi corazón palpitaba con fuerza y más cuando disparos resonaban a las afueras de su casa.
—O nos vamos ahora, o vamos a morir por traición.—hablo ella, cargando su arma y caminando deprisa hacia un armario debajo de sus escalones, todos confusos la miraban y yo tenía la curiosidad de asomarme por la ventana al igual que Cole, viendo varios hombres armados caminando hacia acá.
—¡No puedo irme sin mi hija!—grito Samantha, agitada y nerviosa, mientras que Alessandra sacaba armas y dos grandes mochilas de aquel armario, Carl al igual que Colé no tardaron en cargar los mochilas y pasarnos las armas.
—Ten Aliana, esto es tuyo.—Alessandra impulso en el aire un arma que pude cachar en mis manos, cuando la obtuve se veía fijamente de quien pertenecía esta arma y jamás pensé que su dueño volvería estar frente a mi.—Samantha, lamento decirte que fue tu esposo quien entregó el informe y ya informó que los delatarías, vienen hacia acá y nos van aniquilar a todos, excepto a ella porque quieren a sus hijos y a ti, porque quieren a tu hija; los demás, morimos.—me negué ante eso con rapidez, pero di un leve brinco cuando disparos u fraccionaron con las ventanas de su casa, haciéndonos mover con rapidez.—¡Vamos, vamos por la parte de atrás!—gritaba Alessandra, guiándonos.
Todos agachados caminábamos con rapidez detrás de aquella mujer, portaba sangre en sus manos y su ropa, pero no parecía asustada o arrepentida, la adrenalina que ella sentía se esparcía por el pasillo de su hogar. Todos nos movíamos a su ritmo, mientras que detrás de mi podía visualizar como Carl era capaz de proteger a Stefanie y a Samantha, mientras que Cole le cubría la espalda. Una puerta se interpuso entre nosotros y Alessandra la abrió con rapidez, permitiéndonos el paso. Una brisa de felicidad arropo el ambiente cuando visualicé aquella pequeña con una coleta rubia y una mochila, abrazar a su madre con fuerza. Mi alma se removió, me conmovió ese encuentro y agradecí que al menos ellas tuvieran el privilegio de estar juntas. Atrás de aquella niña, se encontraba aquel compañero de Carl y Cole, se encontraba Manuel. Los tres amigos se asintieron, dándome entender el gran lazo de amistad que tenían pero yo continué caminando detrás de aquella mujer, con quien compartía un lazo más fuerte, era mi mamá pero ella no tenía ese lugar en mi corazón, solo era un título. Los disparos seguían resonando, mientras que nos encontrábamos en un patio abierto, era como si hubiésemos salido de la comunidad y sentía muchos recuerdos arroparme, así fue como empecé todo, así fue como conocí a Carl escapando de una comunidad y buscando un nuevo hogar. En este caso, deseaba volver a mi antiguo hogar.
Empezamos a correr, pero veía lo difícil que era para ellos dejar todo atrás, veía como parecían resistirse a la idea de volver a estar desamparados sin protección, sin cosas fundamentales como comida diaria o una vida normal. Los disparos parecían alcanzarnos y me quede sin saliva cuando visualicé a hombres armados, con chalecos y armas apuntarnos, Alessandra gritaba que corriéramos más fuerte pero las balas parecían alcanzarnos y entre ellas, a Samantha. Abrí mis ojos grandemente cuando visualicé como perdió el balance, cómo cayó al suelo plasmada mientras que su hija gritaba. Reaccione a mi instinto, y tan solo cogí la fuerza para agarrar a esa pequeña en mis brazos y avanzar, mientras que Carl y Cole la ayudaron a caminar, mi único instinto era proteger a su hija, como si fuese Alanna. Los azulados ojos de mi hija recorrieron mi mente, recorrieron en como todos estos años he sabido protegerla como a nada ni nadie, al igual que Caleb, no deseaba experimentar el dolor de perderlos y por eso, quería regresar lo más antes posible porque una parte de mi, necesitaba a mis hijos. Apretaba a la pequeña Sammy mientras que corría por los bosques, deseando que no nos siguieran más, escuchaba su desespero por su madre herida atrás de nosotros.
Se escuchaban nuestros pasos, nuestras respiraciones agitadas y los bultos resonar con cada pisada. Intentaba de retomar aire y fuerza para no fatigarme, hace mucho no corría así y sentía mi costado doler. Alessandra corría frente a nosotros, guiándonos y veía como parecía enredarnos en el bosque pero era para que los perdieran el rastro. Continuamos corriendo atrás de ella, mientras que era capaz de escuchar como Samantha parecía quejarse pero no podíamos detenernos, no podíamos parar aunque ya los disparos habían cesado no tenía duda de que estos hombres o esta gente, tenía la capacidad para encontrarnos. Mi pecho subía y bajaba, mientras que Sammy se deslizó por mi cuerpo para no darme peso y correr a mi lado, su mano apretó la mía, pidiéndome seguridad y no tarde en ceder, apretando su mano y corriendo a su lado. No miraba atrás y tenía un gran temor de que los demás se hayan quedado atrás pero fue ahí cuando Alessandra paro en seco, agitada y tumbando su arma para tomar aire, para poner su mano en el pecho. Hice lo mismo, viendo como Sammy estaba rojiza y miraba a todos lados, apreciando perturbada.
—No jodas.—la voz agitada de Stefanie resonó en mis oídos, gire atrás, observándola a ella, solo a ella.—Venía atrás de mi, no puede ser.—ella tuvo intenciones de irse, de volver atrás pero con fuerza Alessandra agarro su brazo y la detuvo.—¿Los vamos a dejar?—pregunto ella agitada ante ver como Alessandra la detenía, yo observaba cómo Sammy parecía hiperventilar.
—No podemos volver Stefanie, Carl es muy inteligente junto a Cole y Manuel también, Samantha no está sola y es una doctora, se las arreglarán.—le explico ella, pero Stefanie parecía estar en negación.
—¿Y si los atraparon? ¿Los dejarás tirados?—le pregunto, pareciendo agitar la situación pero yo tan solo me detuve frente a Sammy y la miré fijamente.
—Inhala y exhala, hazlo tres veces y con calma.—le pedí a la niña, quien me miraba con sus ojos abiertos como platos, mientras que sus manos temblaban y no podía hablar. Sammy obedeció mis órdenes tal cual como se las pedí.—Tú mamá estará bien, debieron detenerse para saturar su herida, si no, no podrá alcanzarnos. Tú tía está aquí y no dejara que nada te pase, no tengas miedo. Iremos a un hogar nuevo, y tendrás nuevos amigos, mis hijos serán tus amigos.—ella me asintió algo calmada pero un poco agitada, mientras que le pase la agua que estaba en su mochila.—Atenta al bosque, a todo movimiento... —le susurré en el oído, para levantarme del suelo y limpiar mis rodillas.
—No podemos dejarlos, ellos son más, nos van a encontrar. Van a matarlos, quieran a Sammy ella está aquí, podemos volver tú y yo, ayudarlos, dejarlos con Aliana.—veía a Stefanie en desespero pero veía como Alessandra denegaba a sus peticiones.
—Si vas a irte, te vas sola porque dejar Aliana aquí sola, es darle a ellos ventaja. Piensa con la mente y no con el corazón, nos quedaremos aquí hasta que ellos regresen, nos encontraran, no estamos tan lejos como crees. Anochecerá, y necesitamos estar juntas, no separadas.—le explico Alessandra a Stefanie, quien mordió sus labios y pasó por su lado, chocando su hombro y acercándose a su sobrina quien se sentó en el suelo.
—¿Crees que nos alcanzarán?—le pregunté en un tono bajo, mientras veía como ella con un pañuelo que humedeció con la botella de agua, trataba de sacarse la sangre que tenía en el rostro.
—Con Carl si, pondría mi vida en sus manos, confío en él desde la primera vez que lo conocí.—me dijo, mientras que procesaba el hecho de que Carl había conocido primero a la mujer que yo nunca pude ni siquiera ver.
—¿Qué fue lo qué pasó?—le pregunté curiosa, viendo como limpiaba la sangre seca de sus manos, dejando su rostro algo limpio.
—Iban a ir por ti... y sabía que aunque te torturaran, jamás les diría dónde están los niños.—me explicaba, deteniéndose y cerrando sus ojos, bajo su cabeza para evadir cualquier contacto visual conmigo.—No puedo perder otro hijo que nunca pude cuidar.—le mire sin expresión, sin un sentimiento en específico, solo la mire.—Así que los maté, unos guardias principales me vieron y alertaron. Le dije a Sammy en la salida que hiciera un bulto en su casa y me esperará en la parte de atrás donde ella suele escabullirse, ya a ella la tenían, la iban a encerrar y pude sacarla a tiempo.—me contaba, mientras que veía a Sammy en el suelo junto a Stefanie, ambas hablando.
—¿Por qué me salvaste?—le pregunté fijamente, viendo como ella tan solo continuó limpiándose.—Y no hablo de ahora, hablo del día de la cascada. ¿Por qué?—volví a preguntar, dudosa ante tanta ausencia en estos años, ante no tener afecto o saber lo que era tener una madre real.
—Porque sin importar cuán lejos estuve de ustedes, siempre supe que tenía tres hijos y aunque no estuve ahí, me falta dos pedazos de mi corazón, y no quiero que mi último trozo falte porque ya no tendría un propósito para seguir aquí. Eres mi única esperanza.—me miró fijamente, mientras que visualicé sus ojos verdosos penetrar los míos.—Eres madre pero no quisiera que sientas lo que mi corazón siente, el remordimiento de no poder ver a mi único hijo varón una ves más, la impotencia de no haber salvado a mi primogénita. Júzgame por no estar ausente pero no me maltrates por no haber estado.—dijo, levantándose de mi lado para aislarse de mi, mientras que un vacío me recorrió y a lo lejos, pude ser capaz de distinguir como Nathan y Natasha juntos me miraban, restregué mis ojos y me quede aturdida, viendo aquella parte del bosque vacía, sin ellos.
Me aislé, al igual que ella. Sintiendo mi corazón bombardear con fuerza con el nombre de mis hermanos penetrando en mis oídos. Lleve mi mano a mi pecho, el cual subía y bajaba, mientras que mi mente me daba imágenes de lo que pudimos haber sido hoy en día los tres pero ahora, solo era yo y a veces era el dolor más grande, despertar y no tenerlos. Mi jugada fue errónea el día que maté a Nathan, el día en que mis manos provocaron su muerte, fue una acción errónea que jamás me dejaría vivir ni aunque tuviese mil razones para olvidarlo, jamás olvidaría los ojos de mi hermano apagarse frente a mi. Mi corazón estaba partido, con muchas partes que ya no estaban y él como Natasha, eran esas grandes partes. Nathan, podía recordar su voz en mis sueños y anhelaba no despertar pero cada vez que me acercaba él se iba, y volvía a la realidad de que él no estaba. Daría mi vida entera, daría todo lo que estuviese en mi alcance para devolverlo para jamás haberlo visto morir. Él podría ser el monstruo más grande del mundo pero era mi hermano, y aunque él me hizo ser quien soy hoy en día, lo amaba. Mi dolor me consumía tanto, que me llevaba al punto del remordimiento contra mi misma.
Sentía a veces que no merecía estar aquí, que no merecía tener esta dicha de vivir en cambio otras personas como mi hermana si. Natasha merecía estar aquí, merecía compartir con sus hijos como tanto anhelo y le quite ese privilegio, rompiéndole el corazón. Mis ojos se humedecían al pensarla, mi hermana, mi mejor amiga, mi compañera. Ella me hizo crecer, ella me enseñó a no rendirme, ella me levanto del suelo cuando más lo necesite. No podía creer que no estaba a mi lado, no podía creer que no pude haberla salvado. Jamás podría olvidar el rostro de Daryl, el rostro de mi papá cuando realizaron que el polo de nuestra familia no estaba y se había marchado. Imagine tantas vidas sin ciertas personas pero jamás imagine una vida sin Natasha, jamás imagine una vida sin esa mujer. Ahora no la tenia a ella, tampoco a Nathan, ya no tenía a Jayden pero por alguna extraña razón, había recuperado el dolor más grande, a Carl. Me quede instalada en una parte del bosque, pensando en todo lo que había perdido y recordando, recordando lo único valioso que tenía en estos momentos, Alanna y Caleb, no podía describir que habían salido de mi amor con Carl, y que eran lo más puro que tenía. Iba por ellos, iba por mis hijos.
Nathan y Natasha Johnson
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