Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

34

El principio del fin.

───

Sentía la pesadez de mis párpados impedir que abriera mis ojos. Me sentía perdida, como en una nube que se desvanecía de a poco. Aquella misma que escondía la luz del sol en medio del cielo grisáceo que busque cuando noté que estaba acostada en el suelo verdoso. El césped se pegó a mi mejilla, como también las rocas rasparon la piel hasta hacerme sentir un ardor cuando las yemas de mis manos pasaron por ahí. Levante la mirada para observar al lago, viendo a los caminantes en la orilla. Estaban muertos. Me quede recostada en el suelo, mis codos aguantaban todo mi peso mientras miré anonadada el flote de madera también arrinconado en la orilla. Estaba vacío, sin nadie ahí. Mi garganta se calentó en sintonía con mis ojos que se humedecieron, derramando lágrimas. Denegué. Lo único que me quedaba por afligir en mi mente era la aceptación, se había llevado a mi hija con ella y no había manera de alcanzarla a este punto. Me arrodillé en el suelo, me mecía a mi misma para intentar de retener mi dolor. Oí pasos, oí una voz llamarme, pero no me moví. Estaba en un transe, estaba aturdida. Era tanto el peso que no podía moverme. No, no podía hacerlo.

—¡Aliana! ¡Aliana!—las manos de Ethan me sujetaron el rostro con fuerza, me removía.—¿Dónde está Michael? ¿Qué pasó con Eliana?—me preguntaba intenso, su voz se oía tan lejos a pesar de él estar arrodillado frente a mi.

—¿Michael?—me pregunté, oyendo mi voz tan baja no pude evitar girarme para ver que Michael no estaba en donde lo vi la última vez.

—¡Aliana, mírame!—me pedía, mientras que mi cabeza dolía, las punzadas eran fuertes.

—Se los llevó... —murmure, en un tono bajo que Ethan no podía escuchar.—Sarah... —susurré.

—¡¿Dónde están Aliana?! ¡¿Qué sucedió?!—preguntaba en medio de sus gritos desesperados, la sangre bajaba por su cien y Ethan no dejaba de removerme con brusquedad.—¡Aliana!—me llamo, notaba mi transe y lo aturdida que estaba.

—Se los llevó.—musitaba, mirando algún punto fijo.—Ella se los llevó.—afirme, sumamente ida.

—¡Maldita sea!—exclamo, levantándose del suelo y soltándome, Ethan sostuvo su cabello con fuerza.—¡Maldita hija de puta!—grito.—Fue una trampa, sabía que no podíamos confiar en ella, ¡te lo dije Aliana!—decía, y tenía razón; peque de ingenua al creer que lo tenía controlado.

—Tenemos que volver.—dije adolorida, levantándome mientras el aire salía de mi boca.

—¿Qué?—me preguntó Ethan, acercándose a mi.—Tenemos que ir tras de ella, ¡se llevó a nuestra hija!—dijo furioso.—A mi... a mi sobrino.—musitó él con sus labios y manos temblorosas.

—Si volvemos ahora a la comunidad quizás nos topemos con ella, Carl pudo haber vuelto.—le dije a Ethan, girándome para encaminarme fuera del bosque, pero la mano de Ethan sostuvo mi brazo con fuerza, deteniéndome en seco.

—Aliana, no sabemos cuánto tiempo estuvimos inconsciente. Tenemos que ir tras de ella.—repitió sin entender, Ethan parecía no saber.

—Sarah dijo que iría tras mis hijos.—comente entre dientes, mirando a Ethan detenidamente.—Esto solo fue una distracción para llevarse a Alanna y Caleb.—indique, viendo sus ojos abiertos grandemente.—¿No te lo dijo?—pregunte, respirando entrecortadamente.

—Ella solo me inyectó algo. No me dijo nada.—dijo, mientras ambos miramos al suelo para sentir las gotas de lluvia caer en nuestro cuerpo.—Salimos tras de ella porque, porque sabíamos que algo estaba mal cuando vimos su walkie-talkie caer al suelo y oír una voz.—recitaba.

—Tenemos que irnos.—expresé desesperada para tomar su mano bruscamente, corriendo con él.

—Aliana, ¿qué está pasando?—me preguntó Ethan, corriendo tras de mí mientras que esquivaba las ramas de los árboles rápidamente.

—Fue una trampa.—respondí agitada.—Todo, todo fue una trampa. Incluso el que su hija fuera mordida, ella provocó que mordieran a Caleb.—detalle, sintiendo a Ethan detrás de mi.

—¿Qué estás diciendo? ¿Qué significa?—continuó cuestionándome, sin entender lo que le decía.

—¡Quería a Carl, quería a mis hijos! Necesita su sangre, hicieron una prueba con Carl en su comunidad y funcionó contra un hombre, evitaron que se convirtiera en caminante. Es un antídoto.—explique.—Llegó hasta aquí con ese propósito, no se como pude haberlo olvidado, desde que la conocí me hizo muestras de sangre. ¡Siempre quiso a mis hijos!—exclame, furiosa.

—¿Por qué se llevó a Eliana?—se preguntó Ethan, ambos llegamos a la carretera, deteniéndonos en seco cuando la lluvia se volvió intensa.

—Cree que es de Carl.—respondí, con mi pecho subiendo y bajando igual que el suyo.

—Eliana no es su hija.—afirmó él, mirándome.—Es mía.—recito, por lo cual asentí.

—No me creyó.—indique, para Ethan acercarse a mi y hacerme mirar adelante, habían caminantes.

—Tenemos que llegar a la comunidad, atacarlos nos atrasaría, con la lluvia tenemos ventaja.—exclamó, alentándome a correr rápidamente.

Nunca había corrido tan rápido como hoy. No sentía nada, ni siquiera la falte de aire que se me iba con cada aliento. La lluvia continuaba humedeciendo el paso, incluso a nosotros. Miraba adelante, sin mirar atrás un instante. Ignoraba los caminantes, los evadía aunque deseaba desatar cada impotencia contra ellos. Estaba tensa, tan tensa que no podía sentir mis propios músculos moverse hacia la comunidad. Tenía esperanza, tenía esperanza de que esta pesadilla acabaría pronto, de que despertaría. Ethan y yo corríamos al paso, lo único que oía eran los sollozos de mi hija encima de ese flote. Su rostro, como enrojecía por el pánico. Era una bebé, era simplemente una bebé. Me negaba aceptarlo. Estaba tan aturdida que me refugiaba en las imágenes de mis hijos, en cómo los miré mirarme cuando les di la espalda para irme. Estaban con Rosita, allí en la acera cuando acaricie sus cabellos y los aferré a mi. Alanna, Caleb, solo espero que estén donde creo que estén ahora que tengo los portones de la comunidad frente a mi. El aire se me iba, solo oí el grito de Ethan alarmando a Daryl quien yacía en el interior de la comunidad.

Justo ahí pude ver a Maggie, acompañada de su hijo mientras nos miraron, parecieron haber volver y eso significaba una cosa, Carl estaba aquí. Los ojos verdosos de Maggie me miraron, examinaron mi semblante y también el de Ethan. Teníamos sangre, nos veíamos tensos y exhaustos, esto era un vil juego que necesitaba acabar. Incluso con esa mirada, no me detuve. Todo se volvió lento. La voz de Ethan dirigiéndose a ellos, el grito de Maggie llamándome cuando noto mi desespero y la manera en la que corría al interior de la comunidad pisando cada charco en el camino. Las aceras estaban vacías, no habían residentes afuera. La lluvia decaía, mi cabello estaba húmedo y los escalofríos se hicieron presente, pero no me detuvieron hasta llegar a mi objetivo. Sostuve mi arma en la mano cuando me detuve justo en frente de la casa de los Martínez. El aire continuaba yéndose en continuos suspiros y más cuando vi la puerta media abierta, con un silencio que me llevó a levantar el arma cuando entre. Saque mi navaja, conjuntándola con el arma para observar el pasillo de la casa. No se oía nada y eso más que cualquier cosa me atemorizaba.

—¿Niños?—llame en un tono neutral, las gotas caían en el suelo de madera haciendo un sonido hueco.—¿Alanna, Caleb?—volví a llamar, asomándome por la cocina para detenerme en seco.—Connor.—lo llame con un hilo de voz cuando lo vi sentado en una silla, me daba la espalda, así que me acerqué rápidamente.—¡Connor!—exclamé llegando hasta él para tocar su hombro e intentar de verlo, pero solo grite. Un grito ahogado sobresalió de mi garganta cuando su cuerpo se me fue encima.—¡No, no, no!—grite desconsolada.—¡Connor!—llame, negando.

Caí al suelo de manera brusca, llevando mis manos hasta sus hombros con fuerza para retenerlo lejos de mí mientras que la saliva decaía aún lado, sus dientes crujían cada vez que chocaban. Mis ojos se humedecieron, hasta derramar lágrimas y hacerme sollozar, perdía tanta fuerza, pero es que era inevitable. Connor había muerto y lo supe cuando vi aquel hoyuelo en su cuello, parecía una perforación que lo llevó hasta convertirse. Y es como dijo Sarah. Cada cuerpo era diferente, cada sistema inmunológico reaccionaba de manera diferente y como dolía, como dolía en este momento verlo de esa manera cuando hace horas parecí ver su rostro tan reluciente, sus ojos brillando por la claridad del día. No podía hacerlo. Lo empujé con una patada, la sangre manchaba el suelo, mientras que me arrastre para buscar aire, levante mi arma y le apunté. Mis manos temblaban, temblaban mientras me negaba a disparar, él se acercaba a mi rápidamente. No puedo hacerlo. Baje el arma, no puedo matarlo. Era Connor, era mi amigo y antes de que pudiera sollozar, una flecha traspasó su craneo.

—Aliana.—llamó Daryl, quedándose en el margen de la puerta abierta con su ballesta arriba; me quede aturdida viendo al caminante en el suelo.

—No están aquí.—dije, sollozando, el líquido sobresalía por mi nariz, ni siquiera pude limpiarlo.—Se los llevo, se los llevo.—musité, levantándome sin fuerza para llevar la mano a mi estómago y sollozar fuertemente, recostándome de la encimera para buscar aire.

—¡Connor!—me sobresalte cuando oí el llamado de Ethan desde afuera, miré a Daryl y negué desesperada, viéndolo ir a la puerta abierta para detener bruscamente el avance de Ethan.—¿¡Qué sucede!? ¡Suéltame!—oía pedir a Ethan.—Tengo que decirle, tengo que decirle que perdí al niño.—mascullaba desesperado, por lo cual solloce.

—Hermano, por favor. Solo espera un momento.—le pedía Daryl con un tono sutil que pude oír, mientras que un forcejeo bastó para hacerme levantar la cabeza y ver cómo Ethan se quedó helado frente a mi, soltando su arma que cayó al suelo provocando un sonido brusco.

—No puede ser.—la voz de Maggie se asomó por la puerta, ella miró asombrada la escena para tapar su boca, mientras que Ethan miraba al suelo, donde estaba el cuerpo de su hermano.

—Ethan.—lo llame levantando mi mano, pero él tan solo pasó por mi lado, deteniéndose un momento.—Ethan.—volví a llamarlo, para ver cómo Daryl se acercaba a la silla, inclinándose para recoger un papel estrujado que había ahí.

—Lo siento.—decía Ethan, cayendo arrodillado en el para sostener el cuerpo de su hermano.—¡Lo siento!—grito, en un sollozo desgarrador que nunca había escuchado de su parte, uno que me erizo y quebró por completo.—¡Mi hermanito!—exclamó tembloroso, meciendo el cuerpo.

—Aliana.—Daryl me llamo en un frío tono, me giré para verlo con mis ojos humedecidos.—Lee.—pidió dándome la note de papel estrujado.

—¡¡Connor!!—gritaba Ethan, estrujándose en el suelo de dolor, abrazando fuertemente el cuerpo de su hermano y es que, aunque fuera un caminante, era su hermano, su hermano menor.—Lo traeré devuelta, lo prometo... —murmuraba con sus labios temblorosos, estaba desconsolado.

Sostuve el papel lleno de sangre para releer lo que había en él. "Fueron ellos. Hice todo lo que pude por retenerlos. Lo siento, Aliana". Era lo que decía ahí, limpié mis lágrimas para ver cómo Ethan abrazaba a su hermano. Podía entenderlo, más que cualquier otro dolor, era ese que sentía tan intenso cada día en mi diario vivir que podía hacerme entenderlo. Pero no fue eso lo que me hizo apretar el papel hasta desgarrarlo, fue el hecho de tener que aceptar que no solamente había perdido a Connor, si no a mis hijos. Porque en su último aliento, con sus manos ensangrentadas escribió esto. Deje el papel aún lado, Daryl intento de retenerme pero lo aparte fuertemente de mi. Fue una brusquedad que jamás había usado en contra suya, ni una sola vez, pero tanto él como Maggie fueron apartados. Baje los escalones de esa casa, sosteniendo mi arma fuertemente para releer las palabras en mi mente. "Fueron ellos". Era lo único que podía recordar, entre dientes miré a aquella mujer que se acercaba a mi con Rosita. Abrió sus ojos grandemente, deteniéndose en seco cuando mi arma se dirigió hasta su frente.

—Aliana.—me llamo Alessandra, a quien miré fríamente mientras le apuntaba.—Debes escucharme, ahora.—indicó ella, sutilmente.

—¿Lo sabías?—le pregunté, respirando hondo.—¿Sabías que se llevarían a mis hijos?—cuestione.—¡¡Contéstame!!—le pedí, temblorosa.—¡Por favor!—insistí firmemente, viéndola a los ojos.

—No lo sabía Aliana.—respondió, para mirarme.—¡No lo sabía, te lo juro!—exclamó ante ver que no bajaba el arma.

—¿Como puedo creerte?—le pregunté, respirando gruesamente y con impotencia.—Dime.—pedí.

—No volvería a arruinarlo. No después de todo.—expresó ella, mirándome decepcionada.—Eres lo único que tengo junto a esos niños.—afirmó.—A pesar de lo qué pasó, de haber perdido a Natasha y a Nathan, no podría perderte a ti también. Debes creerme, eres mi hija Aliana, la única que tengo.—esbozo, intentando de calmarme.

—Aliana.—oí a Maggie llamar, pero me sostuve mirando a Alessandra.—Stephanie y Cole no están.—me giré para ver a Maggie, quien salía de la casa con Daryl.—Ethan me pidió que los buscara, pero no están.—indicó, dejándome aturdida para ver en la lejanía Michonne.

—Llegó.—afirmó Alessandra en cuanto la visualizó dirigirse hacia nosotros, me distancié para acercarme, Michonne era mi seguridad.

—Michonne.—la llame, alejándome de mi madre para recibir a Michonne quien apretó mis brazos.—Se llevaron a los niños, se llevaron a mis hijos.—dije repetidas veces.—Mataron a Connor.—afirme sin poder respirar, para ver cómo sus ojos se humedecían, ella quería hablar pero no podía.

—Judith y RJ no están en la casa.—musitó, dejándome ida.—Les pedí que no salieran hasta que volviera, no están Aliana y hay un desorden en mi casa, se los llevaron a la fuerza.—detalló, derramando lágrimas para apretar mis brazos con fuerza.—Aliana, ¿dónde están mis hijos?—pregunto temblando, haciendo que todo mi mundo se desvaneciera por completo.

—Papá.—llame con suavidad, girándome para desprenderme de Michonne y empezar a caminar con rapidez, sosteniendo mi arma fuertemente.

—Aliana, ¡Aliana!—Maggie me gritaba, pero yo no oía a nadie, mi corazón se sacudía a un ritmo que no podía describir.—Detente, piensa fríamente.—aconsejaban, pero no oía nada.

—¡Mamá!—era lo único que oía mi mente, la voz de mis hijos desesperados, asustados mientras eran llevados a la fuerza, ¿como nadie se percató, cómo nadie los vio irse con mis hijos?

—Papá... —volvía llamar en ese transe, necesitaba a ese monstruo, necesitaba a ese hombre ahora.

¡Mamá!—mis lágrimas caían, no podía dejar de oír a mis hijos llamarme, los necesitaba aquí.

—Hija, por favor, escúchame.—me pedía Alessandra, poniendo su mano en mi pecho mientras que yo continuaba avanzando, viendo como aquel hombre se levantaba del banco donde estaba sentado y me miraba atemorizado.

—¿Aliana?—llamó mi padre cuando me noto, cuando vio cómo venía con temor en mi rostro.

—Papá, te necesito.—dije a punto de un sollozo, él sostuvo mis brazos fuertemente, asustado.—Se llevaron a los niños, se llevaron a mis hijos.—conté impotente, apretando mis dientes sin sentir las lágrimas bajar por mis mejillas.—Se llevaron a Michael, Judith, RJ, Alanna, Caleb y a Eliana, se los llevaron.—recite, desesperada.—Fue Stephanie, Cole y Sarah, ¡se los han llevado!—exclame, atemorizada.—¡Ayúdame!—pedí.

—Aliana, detente un momento.—pedia Alessandra intentando de distanciarme, querían que pensara fríamente, pero eran mis hijos.

—Papá por favor, te lo ruego, te necesito.—mis manos lo sostenían con fuerza para ver la impresión en sus ojos, el miedo disfrazándose de asombro.—¡Mataron a Connor, a uno de los tuyos! ¿¡Qué hubieses hecho si aún fueras un salvador!?—pregunté en un grito, tensándolo.

—Vamos por esas hijas de puta.—indicó él entre dientes, dándome ese rostro, el rostro de un demonio oculto por el amor a su familia.

—Esperen, ¡deténganse un momento!—exclamaba Alessandra, pero no me detuve.

No pude hacerlo cuando visualicé a Carl adentrarse por los portones de la comunidad. Daryl se acercaba a él, podía verlo desde aquí. Cada parte de su expresión y semblante cambio, en un segundo su rostro se opaco como si perdiera todo el brillo que contiene en su mirada. Empecé a caminar, el tiempo parecía lento. Carl se desprendió del agarre de Daryl para dirigirse a mi. Ambos corríamos hacia el uno al otro, como cuando éramos niños y nos necesitábamos, en este momento más que cualquiera nos necesitábamos. Carl abrió sus brazos grandemente para abrazarme, toda la fuerza que se me desvaneció me volvió en cuanto me aferró a su cuerpo. Solloce fuertemente mientras sentía su respiración, al igual que su pecho subir y bajar. Carl estaba agitado, podía sentir su miedo en el agarre que hizo en mi cintura para alejarme de él. Su azulada mirada me vio con detenimiento, jamás había visto esa mirada. Había impotencia, había furia en su semblante, podría presentirlo, Carl les haría vivir un infierno y con eso, yo les haría recordar porque no debieron meterse con mis hijos. Los iba a cazar, los voy a matar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro