32
Lo qué hay.
───
Abría la nevera, colocando algunos de los vegetales que había hallado el día de ayer en la gasolinera. Agradecí a Rosita, logró encontrar una fórmula en su casa la cual preparaba para Eliana. Ella estaba sentada en su trona, jugaba con un muñeco tejido que Carol le había enviado. Preparaba la fórmula mientras la veía también intentar quitarse un lazo blancuzco que Rosita le regaló, tanto estuvo hasta que lo lanzó al suelo. Los verdosos ojos de Eliana se iluminaban por la luz del sol que se adentraba por la ventana. En cuanto le di su biberón no tarde en acercarme a la ventana para ver a varios residentes caminar por las aceras y entre ellos, vi como Noah corría con RJ, quienes eran perseguidos por Gracie y Aarón parecía supervisarlos. No veía a Alanna entre ellos, pero suponía que debía estar con Judith o quizás hasta con Carl. El toque de la puerta me alarmo, me removí para acercarme a la trona de Eliana quien dejó el biberón aún lado. Me acerque para así sostenerla y abrazarla contra mi cuerpo. El toque de la puerta continuaba, así que avance para acercarme y abrirla, observando cómo Daryl Dixon yacía ahí, mirándome.
—¿Querías verme?—pregunto Daryl al adentrarse en el interior de la casa; asentí, mientras que él se acercó a Eliana, recibiéndola en sus brazos, sentándose en las escaleras con el jarrón de uvas que sostenía para Eliana.
—Solo saborea.—indique, haciéndole notar a Daryl que Eliana aún no tenía su encía completa, solo cuatro dientes.
—Ya aprenderá.—musitó Daryl, masticando las uvas por Eliana, sonreí ante eso cruzándome de brazos.—Dime, ¿qué está sucediendo?—se preguntó curioso, mientras que me senté en el borde del sofá, cruzada de brazos para verlo.
—Michonne.—la llame tan pronto abrió la puerta.
—Tengo que hablar con ambos.—expresó ella, mirándonos al cerrar la puerta de mi casa mientras que Daryl se quedaba sentado en las escaleras comiendo uvas, las cuales masticaba haciendo ruido.
—Entonces oiré lo que tengan que decirme.—comentó Daryl, pasándole una uva partida a Eliana quien empezó a lamerla.
—¿Y Carl?—preguntó Michonne.—¿Esta con los niños?—continuó preguntándose curiosa; asentí.
—Alanna está con él, Caleb está durmiendo.—detalle.—Temo que aún no he podido hablar con Carl. Se trata de Sarah.—articule, notando la atención de Daryl, a diferencia de Michonne.—Hace seis meses Michonne me mostró que Sarah mantenía en cautiverio a su hija, convertida en caminante.—conté, para así Daryl desconcertarse.—Alanna y yo fuimos hacia la gasolinera en busca de suministros, nos topamos con un helicóptero y Sarah parecía haber estado con ellos, tenía un walkie-talkie y les "pedía una semana", eso fue lo que alcancé a oír.—detalle, mirándolos a ambos.
—Entonces Alanna no mentía.—musitó Michonne, cruzándose de brazos preocupada.
—Quizás esté buscando una manera de volver a su comunidad.—comentó Daryl, intranquilo.
—No, no confió en esa mujer.—interfirió Michonne.—Hace meses le dije a Aliana que debíamos confrontarla, tanto a ella como a todos los que trajeron de esa comunidad.—añadió.
—Alessandra no haría algo para dañar este comunidad.—indique segura.—No lo haría.—dije.
—¿Qué creen que son capaces estas personas? ¿Por qué no hablamos con Carl?—se preguntó Daryl, mirándonos a mi y a Michonne en tensión.
—No podemos hablar con Carl, él confía en estás personas y hablaría con ellos, los alarmaríamos.—interferí mirando a Daryl, quien asintió.
—¿Por qué tendrías a tu hija en cautiverio? Una hija convertida en caminante. La niña ya murió.—masculló Michonne de manera fría.
—Es como en Woodburry.—comentó Daryl, dejándome desconcertada por esa mención.—Lo que nos contaron del gobernador.—añadió.
—¿El gobernador?—les pregunté confundida, para así ver cómo Daryl sostenía a Eliana.
—Era un hombre, líder de su comunidad, estaba enfermo. Mantenía a su hija convertida en caminante, como una especie de reliquia.—contó Michonne.—Ese hombre mato al padre de Maggie. Yo estaba ahí.–añadió cabizbaja.
—Aliana, necesitarás hablar con Carl.—indicó Daryl, mirándome detenidamente.—Él los conoce mejor que nosotros, podremos dar un paso adelante.—comentaba, poniéndose de pie.
—¿Y si no?—le pregunté aún sentada en el borde del sofá, viendo como Daryl me pasaba a Eliana, no sin antes darle un beso en la frente tab sutil.
—Opciones habrán.—artículo fríamente, apretando mi hombro.—Estaré pendiente.—dijo, para así Michonne darle espacio.—Tengo que ir con Samantha, es hora de nuestra siesta.—indicó, saliendo por la puerta mientras que sonreí.
—Tienes que hablar con Carl.—recitó Michonne, acercándose para acariciar el pelaje de Eliana.
—¿Qué querías decirnos?—pregunté desanimada, pues Daryl ya se habría ido y no escucharía nada.
—He encontrado algo, Aliana.—indicó, con conmoción.—Estos días que he salido de expedición lejos de los muros, he hallado algo.—añadió, sacando un teléfono de su bolsillo.
—¿Qué hallaste?—le pregunté desconcertada para así sostener el teléfono y girarlo por los garabatos de imágenes que yacían ahí.
—Míralo bien.—musitó Michonne, mientras que veía el detalle de las imágenes tan péquelas, dibujos de siluetas nuestras, tanto de Michonne y Judith, como mía y de dos bebés; mis hijos.
—"Rick".—releí lo que había escrito con detalles arriba de varios símbolos de escritura china tradicional, para sentir que se me iba el aliento.
—Es él, Aliana.—afirmó, apretando mis brazos, mientras que mi corazón palpitaba rápidamente.
—¿Podría ser esa la razón del por qué Daryl no ha encontrado su cuerpo?—pregunte, abrumada.
—Si.—dijo ella con seguridad, y sus ojos humedecidos.—Aún no le dire a Carl, de hecho no le dire a nadie, pero espero que pronto podamos empezar a buscar pistas.—musitaba.
—Michonne, puedes seguir saliendo y expandiendo tus expediciones, contigo trae a Connor, es un buen hombre.—articulaba.—Si encontraste esto, podremos encontrar más.—añadí.
—Encontré sus botas.—añadió, limpiando las lágrimas que salían de sus ojos.—Lo encontraré.—dijo esperanzada, para así abrazarme con fuerza.
—Mamá.—nos distanciamos en cuanto levante mi cabeza para ver en la segunda planta como Caleb se retenía de las barandas.
—¿Qué pasa mi amor?—le pregunté, viéndolo estrujar sus ojos soñoliento.
—No me siento bien.—expreso, asentí rápidamente para girarme y ver a Michonne.
—Yo me encargo de ella.—aviso, estrechando sus manos para atrapar a Eliana.
Subí las escaleras luego de asentir agradecida ante el gesto de Michonne. Alentando a mi hijo hacia el baño de su habitación, me detuve para visualizar como Michonne aferraba fuertemente a Eliana contra su cuerpo. Sonreí, de ver lo amado que eran mis hijos me hacía sentir grata. Duche a mi hijo, lo ayude a secarse y a vestirse. Era madre. Si mi hijo dormía enfermo yo no podría dormir hasta que se recuperara, por temor a que empeorara. Me recosté en su cama para abrazarlo y acariciar todo su cabello. Tenía que disfrutar estos momentos, los mismos donde ellos vinieran a mi buscando el calor que les brindaba, porque algún día crecerían y en este mundo tan frío no podría asegurar mi supervivencia para siempre. Mi hijo se aferró a mi cuerpo, hasta que cayó tumbado en su sueño. Bese su mejilla y me aísle de él, lo cubrí con su sabana y dejé la ventana un poco abierta, mientras que la puerta decidí no cerrarla en caso de que me necesitara. Salí para bajar los escalones y toparme con Michonne dormida en el sofá, con Eliana encima de ella. Reí, sosteniendo mi arma y acercándome.
—Iré por Rosita, prepararé comida para los niños.—le avise a Michonne en un tono bajo, ella asintió, acomodándose más en el mueble.—Caleb está arriba, se encuentra enfermo.—añadí.
—Judith está con Alanna y Negan.—musitó ronca, dándome la espalda mientras cubría a Eliana con sus brazos.
—Bien.—asentí para salir por la puerta de mi casa y sobresaltarme cuando vi a Michael sentado en la silla, conjunto a Ethan quien se recostaba de la baranda.—¿Qué pasa? ¿Todo en orden?–cuestione, acercándome a Michael quien me abrazó de lado, mientras que Ethan miraba.
—Queríamos hablar contigo —comentó Ethan.—¿Hay alguien contigo?—pregunto, mirándome.
—Michonne está adentro.—avise.—Podemos hablar aquí, no nos oirá si eso quieren.—dije.
—Aliana, ¿qué conoces de Sarah?—me preguntó Ethan, en un tono bajo, inseguro de lo que decía.
—Ha estado saliendo consecutivamente. Dice que es para explorar, pero nunca vuelve con nada. Además, se supone que no expongamos a los residentes si no hay razones prudentes.—comentaba Michael, mirándome.—No confío en ella.—añadió.—Sale una vez en la semana, siempre a la misma hora, e incluso vuelve igual.—continuaba detallando, en un tono bajo.
—No hemos dicho nada, tampoco se lo hemos prohibido porque no creíamos que no era erróneo hasta que le vi sobresalir del bolsillo un walkie-talkie.—expresó Ethan.—No confió en ella Aliana, ni en su gente.—continuó diciendo.
—Algo está sucediendo.—intervine, asomándome por el balcón, revisando que no hubiera nadie.—Parece ser que Sarah ha estado en comunicación con su comunidad, o algo parecido. Alanna y yo la cautivamos en cercanía con un helicóptero, les pedía una semana para algo, pero desconocemos.—comente, viendo a Michael y Ethan mirarse.
—¿Qué haremos?—se preguntó Michael, sosteniendo su arma; siempre vigilaba con Ethan en el día, o en las noches cuando se debía.
—Vigílenla. Si sale la seguirán a donde sea que vaya, si ven algo erróneo no la maten. Debemos averiguar primero que sucede.—pedí.—Michonne y Daryl son los únicos además de ustedes que saben sobre esto, no le digamos a nadie más.—añadí, por lo cual ellos asintieron rápidamente.
—Otra cosa.—musitó Ethan.—Alanna y Judith están con ellas.—añadió, por lo que suspire.
—Vayamos.—pedí, Michael se levantó pero Ethan tocó su pecho deteniéndolo.
—No amiguito, quédate aquí. Eliana está adentro, ¿no?—me preguntó Ethan mientras que Michael bufaba, rodeando los ojos molesto.
—Está dormida con Michonne, pero agradecería que te quedarás, Caleb está enfermo.—dije.
—Está bien, esta bien.—acepto, alejándose de nosotros, pero me acerqué a él para estrujar su cabello.—Si, yo también te quiero.—dijo.
—Andando.—me alentó Ethan, ambos bajamos por los escalones para encaminarnos en la acera.—Dime tú, ¿qué crees que sea esto?—pregunto.
—No lo sé, pero me preocupa.—respondí mirándolo de reojo.—Te necesitare.—dije.
—Siempre estaré contigo. Eres la madre de Bianca.—expresó, con un tono bastante sutil.—Ahí están.—señaló Ethan, mostrando como Stephanie y Sarah yacían riendo con Judith, acompañadas de Alanna quien parecía oír.
—Alanna, Judith.—las llame suavemente tan pronto llegue hasta ellas, viendo como me miraron.—Michonne te busca.—mentí, mirando a Judith.—Alanna, acompáñala.—pedí, para ver cómo Stephanie se levantó del banco, mirando.
—Iré con ustedes.—aviso Stephanie, mientras que Alanna me miró fijamente, ella sabía.
—Bien.—masculló Ethan reacio, permitiendo que Stephanie se encaminara con él, dándome una mirada la cual asentí.
—Si querías hablar conmigo sólo tenías que decirlo.—indicó Sarah, dejando unos libros aún lado.—Solo estaba leyendo mientras Stephanie les hablaba de chicos.—justificó.
—Mi hija tiene ocho años, ella misma experimentará el amor a su manera.—interferí.
—¿Eso es lo que te molesta?—me preguntó.—Porque podría evitar alentarlas.—sugirió.
—¿Por qué has estado saliendo?—le pregunté, ella se quedó mirándome detenidamente, levantándose del banco, Sarah se tenso.
—No creí que fuera prohibido.—musitó, sin despegar su mirada de mi, sentía la tensión.
—Me preocupaba que hallas encontrado algo que nosotros no.—dije.—Sarah, sea lo que sea. Somos un equipo.—indique, intentando de aliviar la tensión que recorría en ambas.
—¿Dónde estaba ese equipo cuando Sammy murió?—una bocanada se me escapó ante eso, sus ojos se humedecieron y apretó sus labios, bajando la cabeza.—Lo siento.—dijo, apenada.
—Lo intente esa noche.—dije en un tono suave.—Lamento no haber podido hacer más por ella.—añadí, mirando sus lágrimas salir.
—Salgo porque tengo a Sammy aún.—mencionó, por lo cual emití hacerme la sorprendida.—Aún no he podido liberarla de esa miseria, pensaba que si les decía me creerían loca, pero es muy difícil para mi Aliana, era mi hija.—dijo, limpiando sus lágrimas.—Tengo que dejarla ir.—añadió, asistiéndose a sí misma varías veces.
Sarah me abrazó fuertemente. Sentí su agonía, la tristeza que derramaba entre las lágrimas se plasmó en mi ropa, así que la abracé. No podía entender, pero una parte de mi se esforzaba. Tengo tres hijos, mi mayor temor era perderlos. Suspire en el sofá de mi casa, en el comedor mis padres cocinaban juntos, como nunca antes los había visto, mientras que Daryl charlaba con Michael, Alanna y Judith reían con Rosita, quien cargaba a Coco. Sonreí, Michonne servía comida y RJ con Noah se sentaban en el comedor para comer con Gracie quien recibía la comida por parte de Aarón. Mi casa estaba llena, con las personas más importantes para mi. Aunque Maggie estaba ausente con su hijo, al igual que Carol, pensar en su compañía me aliviaba. Abracé a Eliana contra mi cuerpo, levantándome con el plato de comida vacío. Connor extendió sus brazos para sostener a su sobrina, accedí viendo como Ethan se encontraba sentado aún lado suyo, uniéndose a una conversación con Daryl. Tenían una buena relación, la que nunca creí que tuvieran. Sobresaliendo por el margen de la puerta principal de mi casa, les miré y sonreí. ¿Era esto lo que querías Rick?
—Que bien se siente.—musitó Rosita, pasando por mi lado para colocar su cabeza en mi hombro y abrazarme.
—Es igual a él.—afirme, mirando a Coco en el suelo gateando con Samantha.—A Jayden.—aclare, abrazando de lado a Rosita.
—Siempre será mi mayor regalo.—afirmó con una sonrisa tan reluciente, tan brillanté.
—Te quiero Rosita.—dije, sonriéndole cuando me apretó fuertemente de una manera melancólica.
—Me siento tan vieja. ¿En que momento creciste?—me preguntó, besando mi mejilla para aislarse de mi, mientras que miré atrás como Carl venía con Cole.
—Hola mi amor.—saludo Carl, poniendo sus labios en mi mejilla, con su mano en mi cintura vi como Cole se adentró a mi casa.
—Tenemos que hablar.—dije al girarme para toparme frente a él.
—¿Y Caleb?—me preguntó rápidamente, mirando al interior de la casa, notando la ausencia de nuestro hijo.
—Está dormido.—respondí, aislándome del balcón para sujetarme del barandal.—Es sobre Sarah.—indique, en un tono bajo.
—Si, lo sé.—interfirió serio, sentándose en la silla.—Stephanie me ha dicho que fuiste por ella, la acusaste de salir al exterior por algo sospechoso.—expresó Carl, se veía incómodo.—No importa lo que me hicieron, me acogieron Aliana.—respondió.—Perdieron su hogar, a su familia. No voy a exiliarlas de aquí, pero si hubieras hablado conmigo podríamos haber dado un paso adelante. Si planean algo, se adelantarán.—indicó, seguro de lo que decía.
—Quizás nos estén robando suministros, por eso no hemos podido hallar nada.—detalle, viéndolo levantarse.
—Aliana, basta.—pidió, llevando sus manos a mis brazos para acariciarme.—No destruirán lo que hemos construido, no lo permitiré.—indicó.
—No confió en ella Carl, un movimiento en falso y no la exiliare.—amenace, notando su molestia.
—Te amo, todo estará bien.—musitó, abrazándome fuertemente para darme un beso en la frente.
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