Los mellizos observaban desde la distancia cómo la hermana mayor de Hayden salía de la estación, escondidos tras un auto. Ambos soltaron un suspiro al verla subir a uno de los vehículos.

—¿Qué creen que hacen? —Brett agarró a Maya del brazo y a Liam por la chaqueta al darse cuenta de que planeaban seguir al auto apenas comenzó a moverse.

—Alguien tiene que decirle sobre Hayden —respondió Maya, mirándolo con obviedad.

—No —él negó rápidamente—. "Alguien" no tiene que ser ninguno de ustedes dos, ¿entendido? Especialmente viéndose así. ¿Qué tal si creen que ustedes la mataron?

Liam, frustrado, se dejó caer al suelo, mientras su hermana soltaba un suspiro pesado.

—Tal vez lo hice —murmuró el chico, con la mirada perdida.

—No. No lo hiciste. No serías capaz —dijo Maya, volteando a verlo de reojo.

Su hermano no respondió, sabiendo que ella no había presenciado lo que le había hecho a Scott... Lo bueno es que Mason y Brett habían estado allí para detenerlo. De ahí la sangre en la ropa del ojiverde.

—Y aunque las últimas horas no han sido las mejores... —interrumpió este, mirando a ambos con firmeza—, esta no es la forma de arreglarlo.

Ninguno de los dos dijo nada.

—Se enterará... y no dolerá menos viniendo de ustedes. Vamos, andando.

Brett ayudó a Maya a ponerse de pie, y ella, a su vez, levantó a Liam. Pero en ese momento, un olor familiar captó la atención de los tres.

—¿También lo huelen, verdad? —preguntó, mirando especialmente a su novia.

—Es Hayden —murmuró la chica tras unos segundos.

El beta olisqueó el aire, concentrándose.

—Está aquí.

—Liam, tú sostuviste su cuerpo... en tus brazos —le recordó Brett con seriedad—. Vimos a Parrish llevársela del hospital. Se ha ido.

Sin embargo, los mellizos se negaban a aceptar esa realidad. Lo que no sabían era que Hayden realmente estaba allí, tratando de acercarse a ellos.

—Era ella, estoy seguro.

—Está aquí... Está viva —afirmó Maya con la misma seguridad.

Brett suspiró y abrazó a su chica por los hombros, intentando tranquilizarla.

—Chicos, vamos, andando. Vámonos.

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Unas horas después, Maya logró convencer a su novio de acompañarlos al hospital.

—No, no han ingresado más cuerpos esta noche, gracias a Dios —les informó su padrastro.

—¿Nadie llamado Hayden? —insistió su hijo, sin rendirse.

El hombre suspiró y los miró, antes de enfocarse en Brett.

—Brett, llévalos a casa. Son las seis de la mañana.

—Papá, ¿estás seguro de que no ha habido más cadáveres? —preguntó Maya, soltando un suspiro mientras lo miraba.

—Los tres, vayan a casa. Ahora —fue su única respuesta antes de marcharse.

El hombre lobo se cruzó de brazos, mirando a ambos hermanos con resignación.

—No iremos a casa, ¿o sí?

—Oh, por supuesto que no —dijo Maya, dándole una mirada rápida que le dejó claro que no iba a aceptar un "no" como respuesta.

—Bueno, los tres sabemos dónde debería estar el cuerpo de Hayden. Y si quieren encontrarla, tendrán que encontrar el Nemeton.

—De acuerdo —asintió ella de inmediato.

—Encontraremos el Nemeton —confirmó Liam con determinación mientras ambos los dos salían rápidamente.

Brett soltó un largo suspiro, rodando los ojos.

—Debí quedarme callado.

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Habían llamado a Mason para que los ayudara, ya que... vamos, es Mason. Era de los más inteligentes igual que Stiles.

Los cuatro se dirigieron a la biblioteca de la escuela. Las puertas estaban bloqueadas con cinta policial debido al "incidente" que ocurrió allí. Aunque solamente ellos conocían los detalles.

No les importó y pasaron por debajo de la cinta para entrar. Mientras lo hacían, Liam no pudo evitar recordar la pelea de la noche anterior con Scott.

Mason y Maya caminaron hacia uno de los estantes, deteniéndose frente a un libro. La chica ladeó la cabeza al notar el gesto perdido de su hermano.

—¿Qué pasa?

Liam pareció reaccionar de golpe.

—N-nada.

Maya arqueó una ceja y miró a Brett, quien se encogió de hombros. Luego, los cuatro se acercaron a una mesa en donde Mason dejó el libro que había tomado.

—De acuerdo —murmuró mientras hojeaba las páginas—. Aquí. ¿Ven estas? Son líneas Ley. Están cartografiadas según las corrientes telúricas.

—Stiles dijo que Lydia y él estaban viendo las intersecciones —recordó Liam.

—Probablemente... esta —Mason señaló con el dedo un punto en el mapa del libro—. En el centro.

—Pero nunca lo encontraron —comentó Brett, cruzándose de brazos—. Salieron varias veces a buscar, pero el Nemeton tiene que querer ser encontrado.

—¿Es un árbol sobrenatural que tiene que querer ser encontrado para que lo veas? —preguntó el humano, impresionado.

—Sí.

—Eso es genial. Deberíamos sacar una copia.

Sin embargo, Maya arrancó la página del libro sin decir nada y comenzó a dirigirse hacia la salida. Los tres chicos quedaron en shock antes de cerrar el libro y seguirla rápidamente.

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El sol comenzaba a ocultarse, sumiendo al bosque en penumbra.

—Aquí es —dijo Mason, consultando el mapa en sus manos—. Aquí debería haber un espacio abierto. Aunque, tal vez el espacio abierto tampoco quiere ser encontrado.

Liam se agachó, frustrado. Maya lo siguió, poniendo una mano en su hombro como gesto de apoyo. Parecía irónico que ser lobos los hubiera unido tanto.

—No pude salvarla...

—Nadie pudo —murmuró Maya, suspirando—. Y eso que yo estaba en el mismo piso del hospital.

—Sí, pero tú estabas salvando tu propia vida —respondió Liam con amargura. Suspiró antes de añadir—: Mientras yo trataba de matar a Scott.

Ella lo miró con el ceño fruncido.

—No puedes asumir toda la culpa. Ninguno puede —intervino Mason—. Había como 800 circunstancias, por el amor de Dios.

—No fue solo la luna... —murmuró Liam con la voz rota.

—Luego perder a Hayden... —dijo Brett, ladeando la cabeza ligeramente—. Miedo, ira... Raeken se aprovechó de todo eso.

—O tal vez solo fui yo.

—Liam, eres un hombre lobo. Hubo una luna llena, una superluna. No puedes permitirte...

Brett se detuvo de repente, empezando a mirar a su alrededor con atención.

—¿Qué pasa? —preguntó Maya, levantándose mientras lo observaba con curiosidad.

—El Nemeton es un faro para las criaturas sobrenaturales —dijo él, mirándola fijamente—. ¿Y si se necesita de criaturas sobrenaturales para encontrarlo?

—Somos criaturas sobrenaturales y no hemos encontrado nada.

—Pero han estado viendo con sus ojos humanos —intervino Mason, haciendo que todos lo miraran antes de entender su punto.

Los tres licántropos dejaron brillar sus ojos, cada uno mostrando el color de su transformación. Al hacerlo, no pudieron evitar sorprenderse al ver el Nemeton aparecer tras unos árboles cercanos.

—Mason... —Liam lo agarró del brazo, sobresaltado.

—¿Qué? ¿Qué?

—Mira.

—No veo ning...

Brett y Maya lo giraron en la dirección correcta, y Mason finalmente pudo ver el Nemeton, rodeado por los cuerpos de las quimeras muertas.

—Intenso.

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La noche había caído por completo.

—Aquí solo hay cuatro —dijo la rubia mientras revisaba los cuerpos con detenimiento.

—Eso significa que faltan cuatro quimeras —dedujo el moreno.

—Solo nos importa una —dijo su mejor amigo con nerviosismo—. Hayden está viva. Tiene que estarlo.

—De acuerdo, tal vez tengan razón —admitió el rubio tras unos segundos—. Como sea, tenemos que contarle a alguien sobre esto.

—Traemos a los policías aquí y averiguamos quién está muerto, quién sigue vivo, lo que sea —Mason sugirió, mirando a los mellizos—. ¿Les parece bien?

De pronto, una luz intensa los iluminó desde atrás, obligándolos a cubrirse los rostros con los brazos.

—Ustedes cuatro. Quédense donde están —ordenó un oficial mientras se acercaba.

Liam y Maya quedaron paralizados al verla a ella...

—Ahí es. Ahí es donde encontré los cuerpos —dijo Hayden, avanzando hacia ellos con expresión seria—. Cuatro.