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[one] beacon hills.


chapter one.
" beacon hills "

Sentía un dolor agudo en mi pierna, como si mil agujas se clavaran en mi piel. La oscuridad me envolvía, y mis sentidos se volvían borrosos. Un impulso primitivo me llevaba a arrastrarme por el suelo, como si buscara desesperadamente refugio en algún lugar desconocido.

Avanzaba con dificultad, notando que mis extremidades se volvían más fuertes y ágiles, como si una fuerza invisible las guiara. La luz de la luna llena iluminaba mi camino mientras me dirigía hacia la vieja casa de los Hale, un lugar lleno de misterios y recuerdos.

La brisa nocturna susurraba entre los árboles, llevando consigo el aroma de la madera antigua y la humedad del suelo. Me preguntaba si aún quedaba alguien en esa casa, alguien que pudiera ayudarme a entender lo que estaba sucediendo.

— ¡Bella! — el grito desgarrador resonó en la quietud de la noche, provocando un salto repentino en mi pecho. La voz, cargada de familiaridad, se repitió con un tono crecientemente desesperado — ¡Bella! — la llamada se hizo más fuerte y desesperada.

Movida por un impulso irresistible, me arrastré con hacia el origen de esa llamada urgente. — ¡Derek! — grité con todas mis fuerzas, esperando que mi voz atravesara la oscuridad y llegara a él

— ¡Dios mío, Bella! — exclamó Derek, con los ojos llenos de sorpresa y alivio al verme. Sin necesidad de palabras, extendió sus brazos hacia mí y me cargó, llevándome hacia su casa con pasos firmes y decididos — ¿Qué te ha pasado? — preguntó con voz grave, sus ojos fijos en los míos, como si pudiera encontrar la respuesta en las profundidades de mi mirada

Mis ojos buscaban respuestas en los suyos, pero en ese momento, la única certeza que tenía era que mi vida había cambiado de una manera que ni siquiera podía comenzar a comprender.


(...)


Era mi primer día en la preparatoria de Beacon Hills, y la expectación y nerviosismo se mezclaban en mi pecho mientras recorría los pasillos.

Las miradas curiosas de mis compañeros me acompañaban con cada paso que daba. Algunos rostros mostraban amabilidad y bienvenida, mientras que otros se mantenían en un misterioso silencio.

En medio del bullicio de los pasillos de Beacon Hills, mi atención se desvió por un instante y, sin previo aviso, me choqué de frente con un pecho firme. El impacto fue tan repentino que sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

Al retroceder, levanté la mirada y me encontré con unos ojos que me observaban con sorpresa. — Lo siento mucho, no te vi venir. — murmuré, tratando de recuperar la compostura

La situación, aunque vergonzosa, generó una chispa de curiosidad en ambos, y nuestras miradas se encontraron en un instante cómplice. — Eres nueva, ¿verdad? — me preguntó el chico de ojos color miel, su voz resonando con una mezcla de amabilidad y diversión

Asentí con una sonrisa nerviosa, agradecida de que la situación incómoda se disolviera. — Sí, es mi primer día aquí. ¿Se nota mucho? — respondí con un tono ligero, intentando aliviar la tensión

El chico sonrió, revelando una dimensión cálida en su expresión. — Un poco. ¿Qué te trajo a Beacon Hills? ¿Te mudaste recientemente a la ciudad?

— Sí, mi familia y yo nos mudamos aquí hace poco. — mentí, rascándome el cuello con un gesto nervioso

— Estoy seguro de que te adaptarás rápidamente. — sonrió de lado, sus ojos transmitiendo confianza

— Gracias, eso espero. — agradecí su amabilidad con una sonrisa forzada, sintiendo la tensión de la mentira en el aire

La conversación continuó, pero la pequeña falsedad pesaba en mis palabras mientras tejía una red de historias que no eran del todo ciertas.

— Y esa... es tu clase. — me señaló una clase al fondo del pasillo

Agradecí su orientación con un gesto y me acerqué a la puerta, mirando de nuevo hacia atrás para encontrarme con su mirada amigable. — Gracias. ¡Nos vemos luego! — exclamé y me alejé con paso rápido, sintiendo la mirada de aquel chico de ojos color miel aun sobre mí

Mientras la puerta se cerraba tras de mí, me di cuenta de que no sabía el nombre del chico. Una sensación de curiosidad se apoderó de mí, pero decidí no darle demasiada importancia por el momento.

Con una sonrisa en el rostro, ingresé a la clase y me senté en el asiento junto a un chico de cabello oscuro y ojos marrones. — Una cara nueva. — comentó el chico con amabilidad, rompiendo el hielo con una sonrisa acogedora — Soy Danny.

Observé con atención su vestimenta. Su estilo era moderno y a la moda, revelando una persona amigable y segura de sí misma. Cada elección en su atuendo parecía cuidadosamente seleccionada, desde la combinación de colores hasta los detalles en los accesorios.

— Igualmente, Danny. Soy Isabella. — respondí, dedicándole una sonrisa

Mientras la charla seguía, sentí que Danny y yo conectábamos de verdad. No presté mucha atención a la clase, pero la conversación con Danny hacía que el tiempo pasara volando. Era fácil hablar con él.

— ¿Vienes? — me preguntó al terminar la clase — Te presento a mis amigos y comes con nosotros, te caerán bien.

— Vale. — sonreí al chico

Salimos juntos del aula y nos dirigimos al comedor. Danny, al llegar, saludó a algunos de sus amigos con entusiasmo y luego me presentó con una sonrisa amistosa. — Chicos, esta es Isabella. — anunció con calidez

— Hola. — dije tímidamente al tiempo que me acomodaba en la silla junto a Danny, quedando entre él y otro chico, quien se presentó como Jackson

Mis palabras tímidas fueron recibidas con sonrisas amigables. Pronto, la conversación fluyó naturalmente entre todos, como si llevara tiempo formar parte de aquel grupo. Las risas compartidas y las historias animadas crearon un ambiente acogedor, disipando cualquier nerviosismo que pudiera haber sentido al principio.

Danny se aseguró de que me sintiera incluida, presentándome a cada uno de sus amigos y compartiendo anécdotas divertidas que aligeraron la atmósfera.


( narra stiles. )

— Es esa. — señalé discretamente a la chica rubia con la que me había cruzado antes

— ¿Esa que se ha sentado con los del equipo? No te creo. — comentó Scott con incredulidad

— Que sí.

Scott soltó una risa. — No has podido hablar con esa.

— No sé por qué te sorprende tanto. — respondí, intentando parecer más seguro de lo que realmente me sentía

Scott me dio una mirada escéptica. — Stiles, tú y las chicas populares no soléis mezclaros mucho.

— Bueno, las cosas pueden cambiar, ¿no? Además, esta chica... hay algo diferente en ella.

Scott sonrió con complicidad. — ¿Diferente? ¿O es que te gusta?

— No, no es eso. Es solo que... hay algo intrigante en ella.

Scott asintió con una sonrisa socarrona. — Bueno, si eso es lo que dices.

Fruncí el ceño. ¿Pero qué se creía? — ¿No está demasiado cerca de Jackson? Hasta parecen amigos. — Scott se encogió de hombros — Jackson no suele relacionarse con cualquiera.

— Es guapa. — comentó Scott — Y parece que Jackson también lo ha notado.

— ¿En serio? — pregunté, sintiendo una extraña mezcla de sorpresa y curiosidad

— Mira cómo la mira. No es difícil notar esas cosas.

Me quedé observando con atención, intentando captar el intercambio de miradas entre Jackson y la misteriosa chica rubia.


(...)


( narra isabella. )

— Quiero entrar en el equipo — declaré con determinación

El entrenador me miró de arriba a abajo y soltó una risa burlona. — ¿Tú?

— Sí, yo.

El entrenador frunció el ceño, aún incrédulo. — Esto es un equipo de chicos, ¿sabes? No es tan fácil entrar.

— Lo entiendo, pero eso no me detendrá. He practicado y sé que puedo hacerlo.

El entrenador arqueó una ceja, evaluándome con un gesto más serio. — Está bien, te daré una oportunidad. Pero no esperes que te traten con guantes de seda solo porque eres una chica.

Asentí con determinación. — No quiero ningún trato especial.

El entrenador me indicó que me uniera al equipo en la siguiente sesión de entrenamiento. Mientras caminaba hacia el campo, podía sentir las miradas escépticas de algunos jugadores. Sin embargo, mi determinación no vacilaba.

El entrenamiento comenzó y me esforcé al máximo.

A medida que avanzaba el entrenamiento, noté que la actitud inicial de los jugadores empezaba a cambiar. Algunos dejaron de subestimarme y empezaron a reconocer mi habilidad en el campo.

— Tú. Rubita. — me indicó el entrenador — Lanza la pelota a la portería.

El entrenador silbó, y el portero empezó a hacer gestos extraños. ¿Estos van a ser mis compañeros de equipo? Lancé la pelota, la cual impactó en la cabeza del portero, derribándolo al suelo. El entrenador estalló en risas, y me acerqué al portero. — ¿Estás bien?

— Sí, sí. No te preocupes. — dijo el portero mientras se ponía de pie

— Lo siento mucho, de verdad. — miré al entrenador, quien seguía riéndose, y me hizo una señal para que me acercara — Yo no-

— Estás dentro. — declaró el entrenador, interrumpiéndome con una sonrisa. Sus risas continuaron resonando en el campo de entrenamiento mientras procesaba la noticia — Tienes un buen brazo, rubita.

Asentí con gratitud y emoción. — Gracias, entrenador. — miré a Danny y corrí hacia él. — ¡Estoy dentro! — exclamé emocionada, con una sonrisa que no podía contener

Danny respondió con una expresión de alegría. — ¡Eso es genial, Isabella!

Nos dimos un fuerte abrazo, compartiendo el entusiasmo por mi logro en el equipo. Mientras celebrábamos, pude sentir la mirada de algunos jugadores que observaban la escena.

— Bienvenida al equipo, Isabella.








• Vale, tengo un montón de ideas para esta historia. Espero que os guste mucho y aquí está el primer capítulo de muchos. ¡Adiós! <33

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