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A la mañana siguiente, Valerie se retiró temprano de la casa Prentiss. Addy le había pedido espacio, y Val respetó su decisión. Fue directamente a casa de Camille para ir juntas a la escuela. No quería toparse con sus padres al regresar a su hogar, y su auto seguía en mantenimiento, así que necesitaba que alguien la llevara.

Cuando Addy leyó el post, sintió que se derrumbaba por completo. Había llegado a su límite. Sabía que, al poner un pie en la escuela, firmaría su sentencia. Sin embargo, lo que más le preocupaba en ese momento era arreglar las cosas con Jake. Él le había preguntado en el funeral si los rumores eran ciertos; le dio la oportunidad de confesarse, y ella no lo hizo. Ahora estaba segura de que él debía estar destrozado.

¿Y si Valerie era la próxima en caer?

¿Qué pasaría si Simon también sabía su secreto, no solo el de Nate, sino ese otro secreto?

—¿Te sientes mejor? —preguntó Camille, sacándola de sus pensamientos.

—¿Eh? ¿Qué?

—Que si te sientes mejor —repitió—. Anoche me dijiste que te intoxicaste y por eso no pudiste venir.

—Ah... cierto —recordó su mentira—. S-sí, ya estoy mejor. Tomé una pastilla y me ayudó bastante.

—¿Está todo bien? ¿Hay algo que no me estés diciendo, Val? —insistió la pelirroja—. Te noto rara.

—No, descuida. Todo está bien.

Deberían darle un Oscar por tremenda actuación. Mentirle a tus padres es algo que todos hacen, pero mentirle a tu mejor amiga... eso requiere agallas.

—Oye, ¿viste lo de Addy? No puedo creerlo. Ella y Jake eran literalmente la pareja perfecta: el deportista y la porrista.

Quizás nadie le había contado la historia de amor entre la chica perfecta y el criminal de la escuela.

—Sí, lo vi. ¿Sabes? Jake nunca terminó de caerme bien. Incluso siendo amigo de Simon por unos años, siempre hubo algo que me hacía dudar de él.

—Es típico de los deportistas.

Valerie sabía que el corazón de Camille se rompería cuando supiera que fue TJ con quien Addy engañó a Jake. Y por inercia, el suyo también. No quería verla sufrir, pero era inevitable.

Odiaba las mentiras. Odiaba tener que decirlas. Ahora, mentirle a su mejor amiga estaba en su lista de las peores cosas que había hecho. ¿La perdonaría si se enteraba?

Como si el universo no estuviera de su lado, se encontró afuera del salón, donde Jake y TJ estaban peleándose a golpes. La verdad había salido a la luz, y todo estaba descontrolándose. Por si fuera poco, Camille había escuchado la conversación entre Addy y TJ. Él le confesó que estaba enamorado de ella desde hace tres años, que quería hacerla reír, y que, aunque no tenía su vida totalmente planeada, estaría dispuesto a tener un perro con ella.

Sí, este no era su mejor día. Aunque últimamente, ninguno lo era.

—Cam, hey, todo estará bien, ¿sí?

Ahora estaban en el baño. Camille no pudo soportar más la escena y se retiró, seguida, por supuesto, por Valerie.

—Es que no lo entiendo, Val —dijo la pelirroja, sollozando—. Yo en verdad estoy enamorada de él. Cuando conversábamos, siempre sonreía de oreja a oreja, se reía de mi sarcasmo y mis chistes malos. ¡Lo hacía reír! ¿Por qué no pudo ver eso? Soy una buena persona y, en serio, llegué a pensar que algún día sentiría lo mismo por mí. ¿Tengo algo de malo?

—Son cosas que pasan, Cam. No todos pueden corresponder nuestros sentimientos, pero eso no significa que tengamos algo malo. ¡Porque tú no eres el problema! El problema es él, que no pudo ver la increíble persona que tenía frente a él. Eres especial, Camille, y mereces a alguien que lo note. —Terminó de hablar, y su amiga la abrazó fuertemente.

—Las personas siempre han entrado y salido de mi vida, pero tú eres la única que se ha quedado. No sabes cuán agradecida estoy de que seas mi mejor amiga. Jamás me has decepcionado. Gracias por quedarte —dijo Camille, con lágrimas en los ojos.

—Siempre me quedaré.

Valerie sintió otro golpe en el estómago. El remordimiento la estaba consumiendo poco a poco. No quería decepcionar a las personas que amaba, pero ya lo estaba haciendo. ¿Cómo saldría de esta?

AboutThat

Es su día de suerte Bayview, contar el secreto de Addy fue divertido, pero creo que les daré uno más.

Todos sabemos que el chico malo de la escuela, Nate Macauley, vende drogas ¿sabían que casi lo culpan de asesino, cuando una cliente tuvo una sobredosis? no culpen a la víctima. Nate creyó que estaba ebria, pero aún así le dio las pastillas que casi la matan.

¿Será esto lo que lo lleve a prisión?

No se pierdan que este chico malo esconde un secreto mucho más oscuro con alguien que jamás imaginarán...

Esta era una señal, Simon sabía de ellos y se lo contó a alguien, Valerie podría ser la siguiente.

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En otro lado, Adelaide, acompañada de Macauley, estaba en el viejo teatro. Fumaban mientras hablaban de sus problemas y lo injusto que era el mundo, esperando al resto del grupo.

—Literalmente podría matar a quien publica en AboutThat —dijo la rubia.

—Otra cosa que deberías guardar en secreto —respondió él, riendo.

—Podría ser Bronwyn quien está detrás. Es brillante, aunque también podría ser cualquiera... ¡hasta Valerie! Sé que te gusta, pero solo imagínalo. Es inteligente. Si no fuera la hermana de Simon, estaría segura de que es ella —opinó, mientras Macauley empezaba a toser.

—¿Qué? No sé de qué hablas. Creo que la hierba te afectó.

—¡Oye! Primero, grosero. No es mi primera vez. Y segundo, deberías usar gafas de sol; como la miras, es obvio.

—No, estás equivocada, Addy. Lo admito, es linda, pero no es mi tipo.

—Sí, claro. Vamos a fingir que te creo.

Lo que Nate realmente quería decir era que Valerie no solo era linda. Era maravillosa, delicada y la mejor persona que había conocido. Valerie había traído color a su vida desde que llegó, y cada célula de su cuerpo la amaba.

¿Era posible amar a alguien que había pisoteado su corazón?

Tal vez era masoquista. ¿No se supone que debería odiarla por lo que le hizo? Pero, ¿cómo odiar a alguien que marcó su vida para siempre?

Estaba cansado de intentarlo, solo quería que todo volviera a ser como en los últimos meses de su penúltimo año y cambiar aquella noche que desencadenó su ruptura, el día en que su mundo volvió a ser de blanco y negro. El verano estaba siendo inolvidable hasta que pasó lo que tuvo que pasar.

—¿En serio? —interrumpió Cooper al verlos.

—Solo es hierba, cálmate.

—¿Solo hierba? ¿Eso le dijiste a la chica de la publicación? —cuestionó el moreno.

—No, porque le vendí pastillas.

—Ah, ¿así que es cierto? —preguntó Bronwyn.

—Sigue viva —respondió Nate.

—¿Y quién era? —interrogó Addy.

—Sí, Nate, ¿quién era? —añadió Valerie.

—Creo que será mejor no decirlo.

—Ah, claro. Ahora eres un scout —replicó Addy.

—De hecho, sí lo fui, en sexto grado —contestó Nate, siguiéndole el juego.

Aunque no mentía. Había mostrado a Valerie una foto de él en uniforme de scout. Era adorable.

—Bien, es todo. Tenemos que descubrir quién está detrás de las publicaciones —intervino Bronwyn.

—Ni Nate, ni yo, ni Val somos. Solo quedan ustedes dos —señaló a Bronwyn y a Cooper—. Una es genial con la tecnología, sin ofender, Cooper.

—¿Por qué asumes que somos nosotros? Podría ser cualquiera con la contraseña.

—¿Quién más la tendría? —preguntó Nate.

—Pues Janae, era la mejor amiga de Simon. Tal vez tomó el puesto de heredera loca.

—¿Janae? ¿En serio? —refutó Val—. Créeme, no hay manera de que haya sido ella.

—¿Por qué siempre señalas a otros? —Cooper miró a Bronwyn—. Primero Avery, ahora Janae.

—¿Quieres que acuse a alguien de aquí? Lo haré. Puedo señalar al chico misterioso que llegó hace un año, fue a la enfermería y no encontró la epinefrina de Simon. Luego, sin dudarlo, me acusó a mí. ¿Quieres jugar? —dijo la rulosa con franqueza.

—Creo que quien publica lo hace desde la computadora de Simon. Esa computadora estaba en detención con nosotros cinco. Sé que no la tengo. Este par ya fue difamado —señaló a Nate y Addy—, y sabemos que Val no haría algo así.

—Nunca dudes de mí, Coop. Puedo ser mala si me lo propongo.

—La noche es joven —intervino Macauley.

¿Cuánto más podrían soportar? Solo eran adolescentes que querían vivir a su manera y disfrutar lo que quedaba de su último año. Pero Simon Kelleher se interpuso en su camino y los arrastró con él.

¿Quién sería el próximo soldado en caer?

Más te vale cuidar tus espaldas, Val. Esta persona no tiene piedad.

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