𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐮𝐧𝐨︱No quería ser salvada, solo encontrada
"Hay un faro en medio de la profundidad. Todavía estoy varada en la orilla y nadie mе oye gritar."
SIRA ya había perdido la cuenta la cantidad de veces que miró al mar en busca de una esperanza. Ni tenía fuerzas para levantar los brazos.
Había contado alrededor de quince lunas desde que abrió los ojos tras el choque de su barco, sin rastro de sus compañeros. Había llegado a un pequeño faro en el medio del océano y tan solo había podido salvar su maleta llena de ropas y algunos artículos personales; y una que otro gusto para nada saludable.
Pero estaba perdida; muy estaba perdida.
Pensaba que ya a los dos o tres días, tras no recibir respuestas del barco, iban a salir a buscarle; después de todo es la princesa, pero ya habían pasado quince días y su única compañía eran el sol, la luna junto a las estrellas, las rocas y el mar; el temible y oscuro océano que la acechaba noche tras noche cuando no podía dormir esperando por alguna salvación.
Hasta que lo pensó unos segundos: tal vez morir no sería tan malo. La Reina había fallecido hace años cuando ella nació y su padre prefería ignorar que ella existía por ser su única hija y heredera al trono. Así que, técnicamente, estaba sola.
Bueno, también estaba su madrastra, pero ambas se odiaban. Y estaba su prometido, ... pero prefería morir antes de tener que casarse con él. Pero, ¿sería mala la idea de ser rescatada?
Sí.
Tal vez esto es culpa de ella. Era obvio que iban a mandarle a su fin tarde o temprano, así que el destino prefirió acabar con ella en el mar y no en manos de su futuro esposo. O tal vez estaba delirando, así como lo creía cuando observó un barco a lo lejos camino a ella.
Y entonces se talló los ojos y notó que no estaba loca. Un barco estaba cerca; uno real.
No dudo dos segundos cuando se llevó sus dedos a la boca y pitó con un volumen que seguro lo escucharon en su isla. Si su padre la escuchase, le reclamaría por hacer un acto tan plebeyo.
Nami, quién estaba al volante, entrecerró los ojos.
─¿Acaso hay alguien allá?─preguntó a la tripulación pero nadie respondió.
Usopp, quién estaba saliendo de la "cocina", miró a sus alrededores. ─¿Escucharon eso?
Y, justo ahí, alguien pitó otra vez antes de gritar: ─¡Ayúdenme!
─Está en la faro.─respondió un calmado Zoro.
─¿Y hasta ahora lo dices?─exclamó Nami preocupada mientras volteaba el timón.
Zoro rodó los ojos. ─Era obvio.
Luffy salió de su camarote. ─¿Qué está pasando? ¿A dónde vamos?
─Hay una chica en la faro. Parece perdida.─ comentó vagamente Zoro.
Luffy miró con una gran sonrisa hasta el faro. ─¡Ya vamos para allá!
Sira, tras escuchar eso, sonrió sin poder creer que estaba a salvo. Parecía un sueño. Tal vez había muerto y todo era una mentira, pero, cuando se lanzó al agua junto a su maleta y nadó hasta la escalera que le tiraron del barco lo supo, estaba a salvo por el momento.
Dos personas le ayudaron a terminar de subir y, cuando levantó su cabeza con su aura de realeza, tres de los cuatro tripulantes abrieron sus bocas sorprendidas.
El chico del sombrero de paja tenía una gran sonrisa, sin entender que estaba pasando.
─¿Por qué la miran así?─preguntó de repente.
─Muchas gracias por el rescate.─ sonrió amablemente Sira.
─Es un honor, su alteza. ─dijo Usopp mientras hacía una reverencia.
─No tienes que hacer una reverencia. ─comentó con una leve sonrisa la princesa.
─¿Su alteza?─preguntó ahora Luffy confundido.
Nami sonrió forzosamente mientras observaba como ella miraba el barco con curiosidad.─Bueno Luffy, por si no lo sabías, esa es la princesa Sira de Dánaes.
─Esto sí será bueno.─comentó Zoro con una pequeña sonrisa, apenas perceptible.
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