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veintiséis

スカーレット・ラブ
Amor escarlata; capítulo veintiséis
«búsqueda con éxito»

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La Hokage veía con sus brazos cruzados la hilera de árboles que estaban debajo suyo y por todo el terreno boscoso, sintiendo el aire frío recorrer su piel descubierta y haciendo que la capa de su título nuevo se meciera con brusquedad al igual que sus cabellos rojos sujetos a una coleta alta. Miró a su compañero felino que tenía su mirada puesta en ella, le señaló el bosque y al verlo asentir saltaron del precipicio sin temor alguno para caer con agilidad en una rama gruesa de un árbol para luego aterrizar en el suelo y comenzar a correr en dirección a la ubicación que le mandaron sus leones rojos que en esos precisos momentos vigilaban al Uchiha. Sus ocelos azules brillaron a la misma vez para apoyarse en un árbol y mirar el entrenamiento solitario del hermano menor del mejor amigo de la fémina, sintiendo como algo en su pecho dejaba de hacer peso para dejarla aliviada y caminó hacia el muchacho dejando a la vista sus orbes azules y hebras rojizas.

—Miko —susurró Sasuke apretando el mango de su sable y observando los movimientos de la mujer.

—Mocoso, hace dos años que no no vemos —saludó con tranquilidad la mujer observándolo y frunciendo un poco el ceño cuando se fijó en la vestimenta del menor, era muy descubierto a pesar de la baja temperatura que había aquel día—. ¿Quieres hablar?

En respuesta, el Uchiha menor solo sacó su arma blanca de su funda para apuntar a la figura alta de la fémina que frunció con levedad su ceño, moviendo con sutileza su mano para darle a entender a su mejor amigo felino que no se interpusiera al verlo de reojo pararse dispuesto a protegerla. Lo miró fijamente con sus ojos azules que brillaban en ese día que se volvió tormentoso con el pasar de los minutos, moviendo con furia las hojas de los árboles y las hebras rojizas de la fémina que suspiró cruzándose de brazos, serena. Esquivo con facilidad cada uno de los golpes que el menor le dirigía a ella, saltando con agilidad sin quitar ese brillo burlón en sus ojos que al Uchiha le hacía recordar tanto a ese dobe.

Sasuke chasqueó la lengua para segundos después usar un jutsu de el elemento fuego, notando como la fémina se dejaba consumir por las llamas que logró que una diminuta sonrisa de lado se formara en su rostro. Un cosquilleo apareció en su cuello ante una pesada respiración, y gruñó sin darse la vuelta porque sabía muy bien que la Uzumaki estaba detrás de él seguramente viéndolo con gracia.

—No alarguemos una batalla que ambos sabemos quién saldrá el ganador —murmuró con fastidio la pelirroja caminando hacia donde estaba su clon de sombras para pisar el suelo, apagando las llamas que quedaron en el pasto—. Aunque noté que te estabas resistiendo, ¿no querías hacerme daño, mocoso?

Sasuke la miró con molestia, poniendo su arma nuevamente en donde estaba para rodar los ojos y no responder a la interrogante que lanzó de manera desinteresada la mujer. Se alejó unos metros de ella, marcando distancia por si debía escapar de cualquier cosa que haga Miko.

—¿Cómo me encontraste? ¿Eres la nueva... Hokage? —no pudo evitar sorprenderse en su interior al ver la capa que usaban los Hokage. Pensó en las cosas que cambiaron en su ausencia, nunca había pensado que la mujer que era una figura algo materna para él se haya convertido en Hokage, sabiendo que ella solamente vivía por Naruto y no para los demás aldeanos.

—Un año y medio me tomó encontrarte para que puedas venir a Konoha y saber toda la verdad, estar al lado de Naruto y hacer una vida lejos de la venganza —dijo la Uzumaki viendo al cielo lleno de nubes oscuras—. Y sí, soy la nueva Hokage.

—¿Cómo que la verdad? ¿Lo que hizo Itachi? —interrogó a la mayor mientras apretaba aún más el mango de su arma.

—Uchiha Itachi fue declarado inocente ante la Masacre Uchiha, solamente recibió la orden por parte de un consejero para que la Guerra Civil que quería hacer el clan Uchiha se detenga para siempre. Tu hermano solamente fue un rey camuflado con el de un peón, porque a pesar de que debía matarlos a todos te dejó vivo a ti, solo para que tu le des el juicio final.

Miko acarició las hebras rojas de su león que estaba más alto que nunca, llegando casi al metro setenta, escuchando la respiración pesada de Sasuke a parte de su abundante silencio. Creyó que fue demasiado directa pero había recibido el permiso de Itachi para contarle todo si es que lo encontraba, pero con el mocoso Uchiha tenías que ir directo y sin rodeos porque simplemente lograría que se aburriera y no termine de escuchar lo que uno le quería decir. Notó a primera vista, girándose por completo luego de haber apagado las llamas, como el Uchiha debilitaba su agarre en su sable y gracias a que era una ninja sensor pudo distinguir los erráticos pálpitos del corazón de Sasuke.

—Me encargué de que tu hermano, mi mejor amigo, ya no sea señalado por ese crimen que ahora el consejero está siendo penalizado por todas las maldades que hizo. Tu hermano es inocente de eso y espero que dejes tu venganza de lado.

—¿Piensas que te creeré así sin más? —la mayor abrió su boca levemente sorprendida ante el tono que usó Sasuke y ver que sus ojos tenían el Sharingan activado, esas orbes bañadas de un color sangriento que en esos precisos momentos solo le traían un pequeño dolor a ella. Había pasado por mucho Sasuke, y sus ojos lo demostraban.

—Sabía que eras terco, por eso te traje el informe de la misión de Itachi y el documento de uno de mis shinbois, Yamanaka Inoichi, que se metió en la mente de Danzō —le tendió los objetos mencionados y se sentó en el suelo apoyando su espalda en el tronco del árbol y haciéndole una seña a Takeshi para que se acueste a un lado de ella, para descansar del viaje que habían realizado ambos a una aldea que se encontraba demasiado lejos de la de la Hoja.

El Uchiha menor leyó con rapidez los dos informes y arrugó su entrecejo sin saber qué decir o qué sentir. Observó la tranquilidad de Miko, dándose cuenta que ella a pesar de los años logró demostrar algo que muchos no sabían y siempre apoyó a su hermano a pesar de tener las miradas acusadoras en su espalda por haber sido amiga de Itachi. Ella no se había dejado llevar por la venganza y el odio como él; si no que fue al camino de la justicia.

—¿Tú lo sabías? —cuestionó con un ligero nudo en la garganta tendiéndole los papeles que ella rápidamente agarró.

—Sabía a medias, solamente que no tenía las pruebas suficientes para hacerle un juicio a esa mierda de persona —se encogió de hombros cerrando los ojos al escuchar como un trueno resonaba por el cielo oscuro—. Ven conmigo, Sasuke y deja la venganza de lado.

—No puedo, aún no soy lo suficiente fuerte y tampoco me gustaría ir a una aldea que... trató mal a mi hermano —susurró lo último, sin poder creer que en esos momentos esté mencionando a su hermano con tranquilidad.

—Yo te entrenaré y yo, como Hokage, he estado haciendo de la aldea una mejor y, por si no sabes, todo los países ya saben la verdad sobre Itachi —abrió sus ojos azules para pararse y estirar un poco su cuerpo—. ¿Vienes o no?

Sasuke frunció el ceño sin saber que hacer. Miraba la mano extendida de la Uzumaki, incitándole a rehacer su vida en la aldea y entrenarlo para que se haga más fuerte, pero por otro lado no quería irse de la guarida de Orochimaru porque él había logrado hacerlo más fuerte. Y otra cosa pasó por su mente y negó alejando la mano de la mujer para agarrar una capa que estaba a un costado de un árbol para ponérsela con el claro objetivo de ocultar su apariencia y proteger su piel expuesta del inminente frío que acariciaba su pecho.

—Primero debemos rescatar a unas personas. ¿Acepas a cuatro personas ir a tu aldea, incluido yo...—la vio de reojo y notó como una sonrisa de superioridad se formaba en sus labios logrando que una también se asome en los de él—, Hokage?

La Uzumaki soltó una carcajada seca ante ese título y pasó su brazo por los hombros del chico, encorvándose para susurrarle algo en el oído mientras Takeshi divertido se posicionaba al lado del muchacho.

—Sorpréndeme, Uchiha.

Y comenzaron a correr siguiendo al menor que por primera vez se sentía aliviado, miraba hacia a su lado izquierdo para encontrarse con la mirada seria pero tranquila de Miko y no pudo evitar pensar que su hermano tenía razón en sentir que ella sería su hermana mayor porque lo demostró en cada acción. Sonrió ligeramente volviendo a mirar al frente, en dirección a los lugares en donde estaría aquellos sujetos con habilidad únicas y posiblemente una pariente de la pelirroja.

Dejando atrás la tormenta de la venganza, odio y un pasado doloroso junto con las primeras gotas de la lluvia.



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