Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

veintidós

スカーレット・ラブ
Amor escarlata; capítulo veintidós
«confesión»

• • •





















Nada había sido fácil para la Uzumaki de hebras rojas que en esos momentos estaba viendo por la ventana de la oficina que había sido renovada por ella misma. Sus manos detrás de su espalda observando las nuevas construcciones y la alegría de la gente expresarse en su más máximo fulgor. Luego de tomar el puesto de Hokage, se vio invadida por una semejante ola de papeles que tuvo que leer, acomodar y sellar con ayuda de varios clones, logrando reducir el trabajo que, en esos momentos, deseó no haber aceptado.

La oficina había cambiado, ventanas que ocupaban toda la pared que estaba detrás del escritorio que tenía una pequeña foto de su sobrino con traje de zorro y una en donde ella salía junto con Itachi. Las paredes habían sido reparadas y ya no estaban en esas grietas, ahora pintadas de un tono blanquecino le daban un toque moderno a la habitación. Estanterías en cada pared que no tenían ventanas largas, estaban siendo ocupadas por papeles que tenían un lugar específico y ordenado. 

Al parecer, el mandato de Uzumaki Miko sería espléndido.

La aldea estaba agradecida con la mujer ya que mandó a crear calles de asfalto, plantar árboles en el medio de los caminos y pasto. Construir plazas en donde los aldeanos podrían alquilar para poner sus puestos, ya sea de comida, ropa o artesanías. Postes de luz y cambiar los cables por algunos estaban pelados y la lluvia logró que se quemaran y quemaran las pocas cosas electrónicas que había en los hogares, por ejemplo: heladeras o lavarropas. Todo poniendo un puñado de su propio dinero ya que la aldea no estaba bien económicamente pero logró llevarla a adelante.

Los niños de la academia serían instruidos para ser nobles shinobis, además de aprender qué tipo de chakra tenían a parte de darles oportunidades a esos menores que no tenían habilidad para hacer jutsu, como en el caso de Rock Lee. Mejoró la arquitectura de el edificio en que trabaja, reparando los daños y dándole una buena silla a Shikamaru cuando se quedaba para ayudarla con el papeleo; y por su ayuda lo dejaba partir a su casa con un día sin misiones.

Bajó su mirada y se rascó su cuello para luego sacarse esa túnica blanca que le molestaba porque le daba calor y solo se dejó su atuendo normal de cuero que usaba desde que ascendió a jōnin. Por su mente pasaba el plan que había comenzado a formular desde que era Hokage, el plan de probar la inocencia de Itachi. Había comenzado a rebuscar en esa habitación llena de informes de misiones la misión que le habían dado a Itachi hace casi nueve años además de que tenía a un pequeño león en la mira de uno de los consejeros.

—Te pareces a Tobirama.

Sonrió ligeramente y giró levemente su rostro, encontrándose con Tsunade que traía un par de botellas de Sake. Volvió a mirar por el gran ventanal y sintió como la mayor se posicionaba al lado de ella y le entregaba una botella que ya estaba abierta. Divertida la miró para solo encontrarse con una mirada desafiante por parte de la Sannin.

—He oído que has ido a una misión siendo Hokage, a eso te pareces a Tobirama —musitó la rubia luego de darle un largo sorbo.

—La aldea no puede quedarse sin una jōnin, por más que ahora esté en un puesto más alto  —informó con seriedad meneando un poco el líquido de la botella y llevarla a sus labios, dejando que sus belfos sientas la frialdad de la bebida y bajó el objeto con reproche—. Estoy en horas de trabajo, no puedo beber.

—Ay, por favor, ni un solo papel tienes en ese escritorio —rodó los ojos Tsunade abriendo otra botella.

Miko solo la miró de reojo y negó con una pequeña sonrisa divertida mientras entablaba una conversación con la antigua Hokage que estaba muy dispuesta a contarle hasta más el mínimo detalle. Vio como el Sol comenzaba a ocultarse con tranquilidad y el cielo era decorado por colores rojizos y rosados, demostrando que correría viento al día siguiente. Cerró la botella mientras la dejaba arriba del escritorio y hacía un clon para que se lleve a la dormida rubia que estaba comenzado a murmurar cosas sobre su hombro. Le dio una última mirada al verlas salir y suspiró sentándose en la silla mientras acariciaba el retrato en donde se encontraba el Uchiha.

—Te extraño, amigo —susurró con una mirada decaída para luego dejarla en donde estaba y ver la foto de su sobrino, dos años ya serían desde que se había ido su pequeño remolino y no sabía cómo pudo mantenerse cuerda sin su presencia—. ¿Qué estarás haciendo, Naruto?

La puerta de su despacho fue tocada y en un tono alto le dio permiso a la persona para que entrase, pensando que era Shizune viniendo a preguntar en dónde estaba la Senju. Pero sus ojos azules se abrieron ligeramente al notar a ese chico de hebras escarlata adentrarse a su oficina con cierto nerviosismo. Se cruzó de brazos, confundida de que Gaara estuviera adelante de ella nervioso y, aún más, que no haya sido notificada de su visita.

—Gaara, qué sorpresa verte —musitó con sorpresa.

—Hokage —hizo una reverencia que logró poner incómoda a la mayor que solamente negó con su mano y pidió que no lo haga, le señaló la silla que estaba al frente de su escritorio y el menor se sentó con lentitud.

—¿A qué se debe tu visita?

Gaara estaba nervioso, su mirada turquesa claro iban de un lado a otro para no ver los zafiros de la pelirroja que había logrado que su corazón palpitase fuertemente. No estaba seguro sobre la decisión precipitada que había tomado luego de haber escuchado los consejos de su hermana mayor después de comentarle sobre ese problema. Tragó saliva y carraspeó irguiéndose para aparentar calma y determinación, pero por dentro estaba más que nervioso.

—Es algo raro lo que siento al verte, lo consulté con mi hermana y llegó a la conclusión que tú me gustas —directo, eso lo que le había dicho su hermana que no hiciera pero lo terminó haciendo.

Miko sintió sus mejillas prenderse y tosió mirando a otro lado, insultando en su mente a la Vida por la jugada que había hecho hace unos años. Lo volvió a mirar y apoyó sus codos en la madera negra de su escritorio, poniendo su semblante serio pero un poco suave. La verdad no sabía que hacer en esa situación porque no creía que eso sucediera.

—Gaara, solo nos vimos unas veces —habló con delicadeza, como si le pidiese que se diera cuenta de sus verdaderos sentimientos y sin especificar el número de esas veces en la que se vieron y compartieron momentos—. Además, soy doce años mayor que tú.

—Tamari dijo lo mismo, pero Kankuro mencionó que pudo haber sido amor a primera vista —estaba apenado por ver la incomodidad de la mayor.

—Para el amor no hay edad, dicen. Sin embargo, yo pienso que la edad es la cadena de tortura para el amor, algunos la saben sobrellevar y otros caen rendidos por ser débiles —declaró luego de unos minutos Miko, consultando con su corazón que carajos debía hacer—. Pero yo no puedo tener nada contigo, Gaara, me tacharían de pedófila.

—Lo sé, realmente lo sé —frunció el ceño el varón mientras se paraba y la veía decidido, sin embargo sus mejillas estaban levemente sonrojadas—. Solamente déjame enamorarte y cuando sea mayor, si es que correspondes mis sentimientos, estaremos juntos.

La vio una vez más, encontrándose con su mirada azulada sorprendida y sorprendentemente un pequeño sonrojo abarcaba sus pómulos que ni siquiera trató de ocultar. Le sonrió ligeramente para marcharse de ahí cuando sintió ya sus piernas temblar ante la declaración que hizo, sin darle oportunidad de darle a Miko de responder. La mayor gruñó mientras pasaba una mano por su rostro, molesta con la Vida por hacer que manejara su vida amorosa con tanta facilidad.

—Por favor, hasta tú comienzas a tener sentimientos por Gaara, solo que no lo quieres aceptar —dijo burlona la Vida apareciendo al frente de la Uzumaki, mostrando una carta que dio la vuelta mostrando un dibujo de Gaara abrazando a una mujer pelirroja que no se le podía ver el rostro—. Mis cartas lo saben y manejan todo, Miko.

Y Miko solamente frunció el ceño apartando su mirada.

—¡Cállate 'ttebade!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro