Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

especial navidad

スカーレット・ラブ
Amor escarlata; especial navidad.

• • •
















































































—¡Mamá, mamá! 

Alcé la mirada de los papeles del trabajo que tenía que leer y firmar, encontrándome con la figura de mi sobrino hiperactivo que tenía una sonrisa que le iba abarcar toda la cara. Fruncí el ceño viendo su ropa, ¿cómo mierda consiguió un pijama de platos de ramen que tiene un gorro navideño? Suspiré sin decir nada, tenía que haberme dado cuenta cuando me pidió el número de mi tarjeta de crédito para comprar algo.

—¿Qué quieres, Naruto? —pregunté volviendo a ver los papeles.

—¿Por qué no tienes el arbolito armado? 

—No me interesa hacerlo —respondí vagamente, era una pérdida de tiempo armarlo.

Levanté un poco la vista para ver como se indignaba el rubio, llevándose una mano al pecho mientras abría la boca. Casi me rio, pero tenía que concentrarme en el nuevo proyecto. Joder, odio estas fechas porque la empresa comienza a incrementar las ganancias y necesita nuevos proyectos para ganar más incremento monetario y popularidad. La competencia estaba muy presente a finales de año. 

—¿Dónde está tu madre? ¿Ella te trajo o Minato? —interrogué sabiendo lo protectora que era Kushina con Naruto. Bueno, cuando se trataba de mí me lo entregaba con bolsa y todo. 

—Mamá está comprando las cosas para cocinar esta noche con papá. Y me pasaron a dejar porque saben que te encierras en estas fechas y nunca la pasas con nosotros... —Naruto parecía triste y decaído. 

Lo vi con suavidad, notando que se había quedado mirando el suelo mientras jugueteaba con su pantalón navideño. Que niño más... Negué, parándome de la silla de mi oficina para acercarme a él.

—Sabes por qué no festejo con ustedes, mocoso —lo tomé por los hombros, saliendo de la oficina. El proyecto puede esperar un poco.

—Ya sé, pero al menos una vez 'ttebayo. Ya tengo 18 años, quiero pasar una fiesta contigo, mamá.

—Tu madre me va a matar si te escucha decir eso —comenté con gracia, bajando las escaleras con Naruto al lado—. La última vez que me dijiste así tenías trece años.

—Me cuidaste casi toda mi vida, es obvio que te veo como mi segunda mamá —sonrió enorme Naruto, ocasionando que sonría de lado.

Iba hablar cuando llegamos al salón, pero me encontré con la para nada grata sorpresa de que mi salón estaba siendo invadidos por personas que eran amigos de Naruto. Y lamentablemente, también había algunos míos.

—¿Qué carajos hacen aquí todos ustedes? 

Sakura e Ino sonrieron nerviosas, ocultando algunas guirnaldas detrás de sus espaldas. Shikamaru estaba durmiendo arriba de mi sofá con el Akimichi degustando unas galletas navideñas que no sé de dónde mierda sacaron. Shino estaba en la otra punta acomodando con tranquilidad unos renos de madera que yo tenía guardado en el ático y Sai lo ayudaba diciéndole la historia de esos animales. Neji y Hinata se quedaron tiesos, con las esferas en sus manos. TenTen estaba tensa al lado de la chimenea, con su mano a punto de poner una bota amarilla de Naruto, y Lee estaba trayendo mi arbolito a la otra punta en donde no le llegase el calor. 

Qué mierda... 

Luego, sentados mientras revisaban un álbum que tenía escondido —que eran puras fotos de Naruto de pequeño y en algunas salía yo porque el mocoso quería una foto conmigo— estaban Kakashi y Maito, hijos de puta. Asuma y Kurenai estaban desenredando las luces, teniendo cuidado con su hija de unos meses. ¿Por qué trajeron a esa cría a mi casa? Puse los ojos en blanco, ojalá no sea como Sasuke de pequeño. 

—Respondan —cerré los ojos con hastío, que no sea lo que estoy pensando.

—¿Sorpresa...? —dijeron todos, con miedo.

—Naruto, no me digas que... —hijo de tu madre, Naruto. Esa sonrisa nerviosa solo me decía con letras enormes que pasarían la navidad conmigo. Toda esa gente en mi casa. Que puta mierda, me dejarán la casa hecha mierda.

 —¡Sí, mi querida amiga, no te vamos a dejar encerrarte en esta casota! 

Expandí los ojos, ¡¿por qué mierda le dieron de beber a Tsuade, y por qué la trajeron a la borracha esa?! Voltee a verla, ella salía de la cocina con una botella de licor en mano, siendo ayudada a caminar por Jiraiya que le veía con ojos de enamorado y divertidos. 

—Lo siento, intenté ocultarle la botella pero no llegué a tiempo, Miko —me sonrió con disculpa el peliblanco, que alguien me mate.

La puerta fue tocada con suavidad, dando ligeros toques hasta crear una armonía navideña. ¿Quién carajos hace eso?

—¡Oh, oh! ¡La clave, por fin alguien que hace la clave 'ttebayo! —festejó Naruto corriendo a abrir la puerta, dejando a la vista a mi mejor amigo y a su hermano pequeño. Ah, y también Deidara estaba detrás—. Que genial que hayan venido, encima trajeron... no me digas, Itachi, es...

—Ramen, Naruto —sonrió Itachi ligeramente—. Encima lo hizo Sasuke.

—¡No lo puedo creer, ¿lo puedo comer?! —Naruto estaba a punto de arrebatarle la enorme olla al Uchiha, pero Deidara se le atravesó porque se estaba muriendo de frío.

—¡Por fin una casa que está cálida! —vagó unos instantes, sacándose sus zapatos para ponerse las pantuflas, y me vio ahí, con la cara de culo que tengo por toda esta gente—. ¡Preciosa, tanto tiempo! No sabía que ibas a hacer una fiesta, pensé que no te gustaba juntarte con tantos inexpertos en mi arte.

—Yo tampoco sabía —suspiré. Que no vengan más, por favor

Itachi entró con Sasuke, el primero yendo a la cocina para dejar la comida y el otro siendo agarrado por Naruto para integrarlo con el resto de sus amigos. Sentí que algo pasaba por entre mis piernas, y bajé la mirada encontrándome a Takeshi observando a todos los presentes con un aire pesado. Pobrecito mi amigo, debe soportar a tantas personas este día. Sus ojos azules me miraron cansados y se fue para mi habitación.

—¡Naruto, me estoy muriendo de frío, abrí! —no me digas...

Naruto como si fuera el anfitrión abrió la puerta, dejando a la vista a los tres hermanos de la ciudad de al lado, Suna. ¿Por qué me invitaron a medio mundo? Ni siquiera sé si tengo platos suficientes para toda esa gente. Me encaminé a la cocina, pasando de ellos, tengo que hablar con Itachi, él no tendría que ser parte de ese plan malévolo de mi familia. 

—Decime que te obligaron y no porque querías —irrumpí su paz, acercándome velozmente, casi a punto de sacudirle los hombros.

Itachi sonrió cálidamente, poniéndome un gorro navideño en la cabeza, deshaciendo el rodete desenredado que me había hecho para estar en mi oficina. 

—Tienes que disfrutar el tiempo porque a veces vuela y se te escapa. Mejor tomarlo antes de que se vaya para siempre —me dijo tranquilo.

—Tiempo ni que mierda —solté con brusquedad, a punto de tirar a la mierda el gorro ese que me había puesto—. Prefiero pasarlo con Takeshi que con todos los que están ahí.

—Tienes veintisiete años, es momento que comiences a estar con la gente que te aprecia y te valora. Ya se acabó esas mañas de pasarlo sola porque te sientes incómoda con toda esa alegría, es tiempo que aceptes que hay gente que quiere pasarla contigo —me golpeó la frente con dos dedos, y yo le tiré un golpe en el estómago, haciendo que se encorvase—. Que... agresiva.

—Nunca entendí esa manía tuya con golpear la frente, mocoso tarado —chasqueé la lengua, con la intención de salir de la cocina, pero un chico pelirrojo había entrado y se me acercaba con la intención de conversar.

Miré de reojo como Itachi salía de la cocina y me guiñaba un ojo de manera pícara. Hijo de puta, ojalá Sasuke te ahogue con la nieve. Volví a mirar al pelirrojo que estaba al frente mío, sonriendo ligeramente mientras dejaba unos taper con comida.

—¿Qué? —solté brusca, odiando que me vea así como si fuera el ser más bello del mundo.

Ese es Naruto, no yo.

—Se nota que no estabas enterada de esto.

—Y no, ¿a caso no ves mi cara? —inspiré, tengo que relajarme.

—Miko, solo disfruta —me dijo él serenamente, pero sus ojos turquesa me demostraban lo divertido que estaba con mi molestia—. Al menos hazlo por Naruto, nos jodió a todos desde una semana atrás. Él realmente quiere que disfrutes de la navidad.

No respondí, pero asentí.

—El que ponga algún muérdago lo mato —exclamé con fuerza desde donde estaba, ganándome risillas divertidas por parte de los amigos de Naruto. Suspiré, sonriendo un poco y me encargué de revisar que trajo Gaara.

—Ya soy mayor de edad —comentó casualmente él.

—¿Y? —tenía rica comida, seguramente lo hizo Temari. Comencé a revisar el otro taper.

Inhaló con fuerza oxígeno, seguramente exasperado por mi respuesta.

—La promesa... ¿no la... recuerdas?

—¿La que me dijiste cuando tenías nueve años? —lo volteé a ver con seriedad, ¿cómo mierda la iba a olvidar si me la dijo en frente de toda mi familia?

—Sí —asintió lentamente, manteniendo su distancia—. Yo ya estoy listo, ya no irás a la cárcel.

—¿Qué te hace entender que yo quiero salir contigo? —alcé una ceja, pasaron años desde ese momento, nueve en realidad.

Lo vi exaltarse, seguramente sorprendido. Sus ojos estaban decaídos pero de igual manera sonrió un poco.

—Aún conservas los regalos que te di todos estos años, los de arena.

Mierda, Naruto chismoso. 

—No se tira un regalo —contesté cerrando el taper para que se siga manteniendo caliente lo que comería el resto.

—Aún sigues teniendo las cartas.

—¿Qué intentas, Gaara? ¿En serio sigues encaprichado conmigo? —fruncí el ceño. Nueve años pasaron, no creo que sea capaz de haber mantenido intacto esos sentimientos infantiles.

—No era un capricho, yo realmente te quería y te quiero. Me gustas, Miko, en serio.

Lo vi, y sabía que era la verdad.

—Eres un mocoso irritante —gruñí y le presioné la nariz con fuerza—. La próxima vez que digas eso, te mato.

Él me miró con sus orbes brillantes, casi a punto de salirse de las cuencas.

—Entonces...

—Después veo si tengo tiempo para una cita, ahora tengo que ver que no hagan puras mierda los otros.

Salí de la cocina, escuchándolo festejar en voz baja y reí con levedad. Estúpido Gaara y sus figuras de arena. Caminé hasta llegar al salón, encontrándome a los amigos de Naruto divertirse armando ese árbol que yo no veía desde hace unos años atrás. Me apoyé en el marco de la habitación, sintiendo ese calorcillo en el pecho al verlos reír. 

—¡YA LLEGUÉ 'TTEBANE! HERMANITA QUERIDA, PREPÁRATE QUE VOY A-

Abrí los ojos con pánico, volteándome a ver a mi hermana mayor que se tapó la boca para correr al baño para vomitar. Minato me sonrió apenado para luego correr y ayudar a su esposa en su estado de ebriedad.

—Naruto, decime que tu madre no bebió —le dije mirando a la nada, teniéndolo al lado mío.

—Mamá Miko, parece que sí bebió —ambos miramos la botella de sake que estaba tirada en el suelo por culpa de la corrida de Kushina—. ¿Feliz... Navidad?

—HERMANITA, TE QUIERO MUCHO. 

Ambos la vimos salir del pasillo, sonriendo con sus mejillas rojas. Sonreímos incómodos, aún ni siquiera son las doce como para que ya haya tomado como desgraciada.

—FELIZ NAVIDAD, MIS AMORES, Y A USTEDES TAMBIÉN —señaló a todos los presentes que rieron por su ebriedad.

Solté una risa y abracé a Naruto por los hombros, viendo a Gaara salir de la cocina, notando que me observó con una sonrisa pequeña.

—Feliz Navidad.








Feliz Navidad

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro