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dieciocho

スカーレット・ラブ
Amor escarlata; capítulo dieciocho
«Uchiha Itachi, su mejor amigo»

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Miko miró con tranquilidad la figura de aquel hombre que hace tantos años no veía, una sonrisa diminuta estaba posada en sus labios mientras se mantenía sentada en la rama de un árbol, sin poder creer que su mejor amigo esté ahí luego de años. Había crecido lo suficiente como para estar casi a su altura, sus hebras negras estaban aún con ese toque sedoso y brilloso aunque sus ojos negros estaban con un sentimiento de dolor, se preguntaba si su pasado aún le seguía afectando. Estaba tranquila aún con la presencia de los dos Akatsuki, algo que sus demás compañeros no compartían.

—Miko, ¿por qué no te presentas? —escuchó la pregunta al aire de Itachi y bufó divertida, siempre lograba sentirla por más que ella haya ocultado su chakra.

—No quiero que desaparezcas, Uchiha —soltó la fémina, logrando que sus demás compañeros de rango la vean de reojo con seriedad, creían que el cariño que sentía ella por el pelinegro lograría que lo deje partir sin mayor problema.

Aunque tal vez no estaban del todo equivocados.

—Itachi, ¿es tu novia? —preguntó Kisame con un tono burlón.

—No, es mi hermana mayor —contestó con simpleza el menor, dejando tiesos a los jōnin menos a la pelirroja que había cerrado sus ojos azules con tranquilidad, le agradaba esas palabras.

—Me alegra saber que lo sigo siendo, mocoso —lo miró, sin importarle entrar al genjutsu del pelinegro y le sonrió con cariño, dejando que un sentimiento cálido se apoderara en el pecho del Uchiha mayor.

No intervino en la pelea que tenían sus compañeros contra los dos ninjas de la organización criminal, no iba a usar sus fuerzas en una lucha inútil. Ella no perdería su tiempo sabiendo que el Uchiha pudo haberla superado o intentando al menos hacerlo caer, ella no sería capaz de siquiera ir con intenciones de matarlo. No podía porque el pelinegro ya se había colado en su corazón. Lo vio partir junto con su compañero, dejando débiles a los ninjas de alto rango por lo que suspiró y realizó los sellos de invocación luego de haberse mordido el dedo.

—Jutsu de invocación —dos medianos leones aparecieron de repente al frente de ella, inclinándose en señal de respeto para después correr hacia las amistades de la chica, ubicando a los ninjas arriba de sus lomos para llevarlos a la casa de alguno de ellos para dejar a Kakashi.

A su lado apareció Takeshi con un aura intimidante, haciéndole una seña a la muchacha para que se suba para ir hacia donde se habían dirigido los Akatsuki. Ambos llegaron en unos minutos hacia aquel sitio, encontrándose cara a cara con el amigo de la chica y el compañero de éste mientras Naruto estaba al frente de los dos con miedo. La mujer se bajó del lomo del león para posicionarse al lado de su sobrino para luego mirar fijamente hacia el pelinegro, viéndolo con ojos cálidos, como si lo que él había hecho le importase a la mujer.

—¿Tía? ¡¿Qué haces?! —gritó el rubio viendo como la mayor se acercaba al Uchiha y lo abrazaba repentinamente.

—Has crecido, mocoso —susurró la mujer—. ¿Cuánto tiempo ha pasado?

—Seis años —contestó Itachi sin corresponder el abrazo pero apoyó su mentón en el hombro de la fémina, hablando en el mismo tono que ella—. Te meterás en problemas.

—Una no siempre tiene la oportunidad de reencontrarse con su mejor amigo —sonrió de lado pero se alejó del pelinegro, dejando un vacío en el pecho de éste—. Me gustaría hablar contigo después, pero creo que no se podrá lograr —dijo mirando al compañero azulado de Itachi, quien la veía con seriedad pero curiosidad.

—Tía, ¿qué hacías con el hermano de Sasuke? —preguntó con intriga el rubio, tomando con firmeza la mano de la mayor y mirando de reojo al pelinegro—. ¡Él es peligroso 'ttebayo!

—A veces, la Vida le deja traer un acompañante a su jugador, dejando que el primero pueda ver las jugadas del último —espetó la pelirroja apretando la mano de Naruto y con la otra la ponga arriba de la cabeza de felino—. ¿O no, Itachi?

—Sigo sin entender tu manía con las jugadas y la Vida.

«Cómo en los viejos tiempos» pensó con una sonrisa invisible la Uzumaki para ponerse seria y dejar el cuerpo de su sobrino detrás de ella al sentir una presencia acercarse con rapidez hacia ellos. Miró a Itachi, diciéndole con la mirada que Sasuke estaba viniendo y recibiendo un asentimiento por parte de su amigo pelinegro.

—Uchiha... Itachi.

Miko notó como Naruto abría sus ojos con sorpresa y lo miró negando con levedad, pidiéndole que no interfiera en el encuentro de hermanos.

—Vaya, el Sharingan. Y se ve patéticamente como tu —dijo Kisame viendo ligeramente hacia atrás—. Itachi, ¿quién es el niño?

—Es mi hermano menor.

—Ahora lo recuerdo, tu habías ido a mi cumpleaños junto con Sasuke, ¡eres el mejor amigo de mi tía! —exclamó con asombro el rubio, al parecer no recordaba las veces en que Itachi iba a la casa de la mayor para hablar como buenos amigos que eran. Observó a su tía, encontrándola ver al frente con neutralidad pero parecía tranquila. «Ella no tiene miedo de estar al frente de Itachi, ¿ella aún lo considera su amigo a pesar de lo que hizo?»

Ambos Uzumaki ignoraron lo que dijo el compañero de Itachi, concentrándose en lo que decía Sasuke que, a opinión de la pelirroja, era patético.

—Uchiha Itachi, espero que estés preparado para morir. Es tal y como lo dijiste, hermano. He fomentado mi odio por ti...—y el resto lo ignoró la Leona Sangrienta, lo siguiente que pasó había logrado que pena ajena apareciera en el cuerpo de la chica, viendo como una poderosa técnica era usada contra alguien más poderoso, a parte de que la había usado con insensatez. 

La mujer vio de reojo como su sobrino iba a hacer algo, suspiró encerrándolo en una cúpula de sangre, escuchando como soltaba una exclamación de sorpresa para luego pedir que lo libere, sin hacerle caso. Sasuke gritó cuando Itachi le partió la muñeca y Miko intentó ocultar su sonrisa cuando escuchó el grito de Naruto diciendo el nombre del menor de los Uchiha.

Después lo que pasó hizo divertir a la dupla sangrienta, se miraron entre sí para luego observar el techo reteniendo una pequeña risa que querían salir de sus cuerpos.

—Te falta odio, Sasuke

—Itachi, creo que ya debes irte junto con tu compañero —musitó Miko luego de haber visto como su amigo metía a su hermano a un genjutsu—. Te dejé hacer lo que quieras porque no habías tocado a mi sobrino, pero no permitiré que te lo lleves.

—Ya veo —la miró de soslayo, realmente no tenía ganas de luchar con la mujer que lo entrenó cuando era niño y tampoco la que había considerado como una amiga y hermana mayor. Dejó escapar un suspiro y asintió haciéndole una señal a su compañero—. Kisame, hay que irnos.

—Pero vamos a poder luchar contra la mujer y llevarnos al niño.

—Miko fue mi sensei, ¿a caso piensas hacerle frente a ella? —vio de reojo como la comisura derecha de Miko se elevaba, seguramente por sentir el orgullo cuando dijo aquello—. Vámonos.

Miko los vio irse y sus comisuras bajaron para formar una expresión decaída, otra vez lo volvía ver irse. Se deshizo de la cúpula de sangre para caminar con rapidez hacia donde se encontraba el Uchiha menor, siendo seguida por su amigo felino y su sobrino, el cual chillaba diciendo el nombre de Sasuke. Jiraiya apareció unos segundos después con una muchacha sobre su hombro y la mujer de hebras rojas lo miró con molestia mientras alzaba al menor en sus brazos para correr hacia el hospital; pasó de largo al mayor siendo seguida por el felino y el rubio, quien desde la lejanía le gritaba lo pervertido que era el peli-blanco.

—Te recuperarás, mocoso Uchiha.





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