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2O |❛❛puedo ver el final desde el comienzo❜❜



Di que volverás a verme, incluso si es sólo en tus sueños más salvajes.

Muchos, muchos años atrás...

Habría luna llena esa noche, así lo predijo el astrónomo de la Corte Real de Évrea. Por lo que el Rey y la Reina Kim decidieron llevar acabo en esa fecha la enorme fiesta previa al compromiso oficial del príncipe Taehyung. Sería una ceremonia ostentosa y lujosa, repleta de invitados de los cuatro reinos, con la mejor comida y de a montones, una banda en vivo y todo el palacio a disposición de los invitados.

El evento se llevaba a cabo con éxito; los nobles reían y charlaban en grupos grandes, bebiendo del mejor licor y degustando el enorme banquete. Los reyes estaban en sus tronos, vigilando el salón real, sus manos juntas y sonrisas de orgullo en sus rostros.

Sin embargo, los principales personajes de aquella ceremonia eran un cuento aparte. Pues tanto el príncipe Taehyung como su prometido Yoongi desaparecieron en algún punto de la noche, luego de agotarse de las conversaciones vacías y superficiales, y de toda esa gente rica felicitando su compromiso con mentiras y miradas de envidia. Ambos adolescentes se lanzaron miradas fugaces toda la tarde, hasta que cayó la noche en Évrea y nadie más supo de ellos.

...

Dos cuerpos con sus pies enredándose entre sí, sus manos tocándose, divertidas y apenas rozando los dedos, anhelando una juguetona firmeza a la par que de sus bocas salían sin parar dulces carcajadas. Y sus ojos... Oh, sus ojos... transmitiendo todo lo que el corazón no hallaba forma de expresar.

─¡Taehyung! ¡Tae- Taehyung, ya~! ─Yoongi reía y reía, sintiendo el frío de la noche doler en sus mejillas y entrar en sus pulmones cansados. De entre sus labios rosas salían cantidades increíbles de vaho, y su nariz enrojecía cada vez más. ─¡Basta! ¡De-Deja de girar! ¡Vomitaré!

Pero el príncipe no hacía caso, en cambio sólo continuó corriendo en círculos mientras sujetaba las manos delicadas de su amado Omega, escuchando sus quejas y risotadas con una enorme sonrisa en su rostro pálido por lo fresco de aquella noche.

─¡Alfa! ¡B-Basta de tus tonterías... ! ¡Ah! ─Chilló Yoongi, sin poder controlar sus piernas ante la fuerza que tenía el Alfa. Sólo podía dejarse llevar por la inercia de sus cuerpos girando tan inmaduramente por el césped de los jardines, sintiendo que toda la comida de la cena se acumulaba en su garganta.

En un descuido, Yoongi logró meterle el pie entre los tobillos, y ambos cayeron con rudeza al piso, rodando entre la hierva saludable y las flores silvestres.

Los dos adolescentes estallaron en más carcajadas, sus voces rasposas y las costillas doliendo por tanto reír en las horas que llevaban juntos en el jardín.

─Eres.. e-eres un.. u-un bobo.. ─Yoongi susurraba en un hilo de voz, intentando reunir la fuerza para levantar su mano y golpear el perfecto rostro del Alfa tumbado a su lado. Pero Taehyung le evitó con agilidad, tomando su muñeca delgada y delicada entre sus dedos largos, envolviéndola con cariño. El Omega le sonrió, jadeando y disminuyendo sus risitas a murmullos vulnerables.

─Soy tu príncipe, querrás decir. ─Se mofó, entrelazando sus dedos. Rió al ver a Yoongi envuelto en su precioso Hanbok, la tela colorida y repleta de joyas y pedrería; parecía un vestido de la más poderosa reina. Se veía hermoso. ─Hum, y soy muchas otras cosas.. soy atractivo, soy fuerte, soy el más gracioso de todos, el mejor besador..

Las mejillas del Omega se encendieron de golpe, y soltó el agarre en sus manos para lograr golpearle en el pecho. Taehyung se dejó, volviendo a carcajear.

─El m-mejor besador.. ajá. ─Con ironía, bufó. Entonces se sentó con pereza, sintiendo su trenza hecha un desastre en su espalda y múltiples mechones cayéndole por el rostro, adheridos a su frente por el sudor. ─También eres un egocéntrico y un pesado.

Taehyung pasó ambos brazos por detrás de su cabeza, relajándose en el césped y observando el maravilloso cielo nocturno estrellado con una sonrisa natural en su rostro.

─Y estoy completamente enamorado de ti. Esa es otra cualidad interesante. ─Murmuró, desviando su atención de la preciosa luna al Omega a su lado, adorando cómo la mirada de Yoongi brilló tras escuchar sus palabras.

─Lo es. Y te diré un secreto.. ─Susurró, recostándose de nuevo en el suelo, esta vez acurrucándose en el amplio pecho de su Alfa, dejando caer una de sus piernas sobre su estómago a propósito. Taehyung soltó todo el aire en una carcajada, atrapándolo con uno de sus brazos al rodear su cintura en cuanto Yoongi se le subió a horcajadas. Entonces, el hermoso y etéreo rostro de su Omega cubrió a la luna en el cielo, y Taehyung sólo tuvo ojos para él. ─Yo también estoy completa y perdidamente enamorado de ti, Alfa.

Di que me recordarás; de pie con un bonito vestido, mirando el atardecer, cariño. Con los labios rojos y las mejillas sonrosadas.

Taehyung sintió a su corazón arder, encendiéndose en increíbles e intensas llamas de amor, iluminándose desde el centro.

De un momento a otro, el Alfa se reincorporó, tomando con sus dos palmas cálidas el rostro enrojecido y gélido de su pareja, acercándole hasta unir sus labios en un dulce y tranquilo beso. Yoongi sonrió entre el íntimo gesto, cerrando sus ojos con ternura y acunando las grandes manos bajo las suyas más pequeñas, fundiéndose en aquel beso inocente y cargado de cariño. Ambos movieron sus bocas en una suave danza, los chasquidos resonaron apenas, sus cuerpos presionándose y dándose calor en aquella noche fría.

Y cuando nos hayamos dado el último beso, mi última petición es que digas que me recordarás.

Al separarse, juntaron sus frentes. Yoongi se echó a reír por milésima vez en aquella tarde, y Taehyung le observó, admirando su precioso rostro sonriente. Acarició sus mejillas con los dedos, acomodando los cabellos que salpicaban su frente.

─Nos regañarán.. ─Musitó, con travesura. El príncipe le restó importancia, alzando sus hombros. Yoongi le golpeó el pecho sin fuerza alguna, dejando a sus manos descansar allí, sosteniéndose de la tela de su ropa. ─Es en serio. Nos fugamos de la cena, los invitados se preguntarán dónde estamos.. no deseo que SoMi se moleste, Alfa.

─No lo hará. No la dejaré. Nadie demostrará su enojo contigo, lo prometo. ─Aseguró el mayor, besando la punta de la nariz ajena. ─Somos felices aquí, ¿por qué irnos?

Yoongi le miró por debajo de las pestañas, mordiéndose los labios con tal de retener la sonrisa que quería esbozar y continuar pareciendo serio. Sin embargo, Taehyung los levantó a ambos del césped cuando, desde el interior del gran salón real, un clásico Vals comenzó a sonar.

Mandolinas, pianos, guitarras y violines al unísono. Luces de las velas y candelabros, las camelias blancas esparcidas en todo el jardín, la luna sobre sus cabezas, la brisa nocturna que movió sus ropas y desordenó sus cabellos.

─¿Me concede esta pieza, mi dulce reina? ─Usando una voz grave, elegante y formal Taehyung reverenció a su pareja y le extendió su mano, invitándole a bailar.

Yoongi rio, entretenido, con su actuación. Sin embargo, le siguió el juego. Se aclaró la garganta y adoptó una expresión serena, fingiendo que tenía dudas sobre tomar su mano. Kim sonrió, sin poder creérselo.

─No lo sé, mi rey.. ─Musitó, cruzándose de brazos. ─¿Qué pasaría si tomo su mano ahora? ¿Cuál sería el fin de esto?

─Si toma mi mano ahora, entonces jamás me atrevería a soltarla, majestad. ─Respondió, de pronto serio. Yoongi le observó con sorpresa, sintiendo a su corazón latir frenético y a las mariposas invadir su vientre. Suspiró una sonrisa, mirándole enamorado. ─Bailemos esta pieza, amor mío. Enredémonos en brazos y pies, compartamos suspiros y risas... balanceémonos con diversión y ternura, permitamos a la música y a la luna llevarnos a donde quiera, pero estemos juntos. Por favor, baila conmigo, Kim Yoongi.

Me verás en retrospectiva, enredado contigo toda la noche, ardiendo en todos lados.

Cuando Yoongi tomó la mano de su amado, ambos comenzaron a mecerse con tranquilidad, guiándose por la música. Sus ojos no se separaron jamás, destellando amor, y las risas fueron suspiradas entre pisadas accidentales y vueltas tontas, un juego especial del que sólo sería testigo la Diosa Luna, quien les observaría con el corazón apretado en tristeza.

Algunas cosas están destinadas a ser. Y es difícil determinar cuáles pertenecen a esa trágica historia de sacrificio y lágrimas de decepción. Es propio de esos amantes inapropiados el querer algo tan mal, pero no lograr llegar al final por más que se esquiven las piedras y espinas del sendero. Es egoísta culpar a los matorrales, cuando el único culpable es aquel que intenta pasar entre ellos cuando sabe que sangrará. Toda herida, por más pequeña que sea, es mortal si se hace duradera. Pequeñas gotas de sangre pueden formar un río, así como una sonrisa puede llegar a ser la firma en el acta de sentencia.

Querer algo no es el pecado, sino luchar por ello cuando está claro que, sencillamente, no está escrito en ninguna parte.

El tiempo se encarga de que todo vuelva a su lugar.

Un corazón dañado puede latir en alegría todo lo que desee, pero tarde o temprano dejará de hacerlo; y se romperá más. Mientras aquellos seres puros son destrozados por sus propios sueños e ilusiones, pues toda felicidad está destinada a madurar y a permanecer en quietud, o destruirse por completo y pedir desesperadamente el consuelo de la paz que, muchas veces, resulta inalcanzable una vez se renuncia a ella por primera vez.

Ciertas cosas están hechas para ser lo que fueron y lo que serán. Nada lo va a cambiar.

...

Algún día cuando me dejes, apuesto a que estos recuerdos te seguirán a todas partes.

Y qué irónico fue para la brillante y nívea diosa, cuando bajo el mismo cielo, años después, con el dolor y la guerra azotando al mundo, ambos amantes recordaban la misma noche al mismo tiempo.

Yoongi yacía en el bosque, acurrucado en una pequeña cueva, abrazando su vientre hinchado y redondo, y tapado con su abrigo; sus ojos derramando silenciosas lágrimas al observar a las camelias blancas florecer silvestremente a sus pies. Mientras que, en el palacio, Taehyung estaba tendido en el césped de aquel jardín, donde aquellas flores jamás dejaron de crecer. Miraba a la luna, con su alma lamentándose.

¿Por qué no pudo mantener a su amor tan vivo como aquellas camelias, cuando llegó a tal punto para no perderlo?

Di que volverás a verme, incluso si es sólo en tus sueños más salvajes..

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