ೃ Prólogo. ;
. . .
Época antigua
Cuando un vampiro es capturado, privado de su libertad por una persona, dicho cazador deberá tomar al ser y decidir entre las opciones que la sociedad exigía.
El cazador podrá dar el esperado espectáculo de aniquilar al colmilludo frente a la multitud.
El cazador podrá ser poseedor de dicho ser, teniendo a este como su cautivo, sometiendo a las actividades que el cazador quiera afectuar.
Por supuesto el pueblo quería sangre y por supuesto que el cazador siempre le otorgaba al pueblo lo que quería.
La segunda opción era llevada a cabo por gente peligrosa y egocéntrica. Dichas personas tenían ciertos trabajos sucios e ilegales e usaban a dichos seres para completar el trabajo. Otras sola querían demostrar lo dominante que podían llegar a ser, queriendo verse sobresaliente al dominar a los que denominan vampiros, seres sin alma, demonios de la sangre, sedientos de un cuerpo con vida.
Seres que se consideraban tan poderosos hasta que la raza humana consiguió hacer que estén a su merced con unas cuantas herramientas.
Con el tiempo, estos demonios lograron encontrarse ocultos entre la multitud y la sociedad.
En algunos casos, estos seres migraban, por un mejor lugar, por una mejor vida.
En cambio, el doncel Choi Yeonjun migraba por la cantidad de gente que lo estaba buscando vivo o muerto, más muerto que vivo.
Entre los largos pastizales, en la noche, huía con lo que sus pies le permitían.
Se estaba debilitando, por lo que tuvo que escabullirse entre los pastos de la pradera.
Suspiró aliviado y se recostó tras una roca, con la mirada fija al frente y de vez en cuando viendo a sus alrededores.
Jadeante, levantó la mirada hacia la luna e inconscientemente dejó ir unos sollozos.
Tomó la mochila de tela vieja que traía con él y la deslizó hasta quitársela.
Escarbó en ella, buscando la comida improvisada que había hecho y algunas cosas de la posada donde se había alojado por tanto tiempo.
Entre las cosas encontró una carta.
"De tu amado"
El castaño bufó, y se quejó con un tono de disgusto.
Y abrió la carta.
— Espero algún día puedas perdonarme, iubirea mea*. Lamento todo esto, pero entiende que es por tu bien, en esta carta hay un mapa de gran extensión, ve a donde quieras y a donde puedas, espero algún día el destino te ponga en mi camino nuevamente y puedas perdonarme.
[ Mi amor.]
— Du-te naibii — Murmuró con rabia en su voz.
[Púdrete]
Arrugó la carta, aplastándola con sus manos dejando a salvo el dicho mapa.
Suspiró observando ésta.
Arqueó una ceja y dejó suavemente el papel en sus piernas, tomándola entre sus rodillas para que el viento no se la lleve.
Abrió más su mochila en busca de comida.
Sonrió al encontrar un rebanada de pan con semillas de nilo.
Gustoso se metió un trozo a la boca.
— A-ah — Gimió de dolor al sentir una punzada en su boca y pegó un salto separando sus piernas — ¡No! — Gritó cuándo el mapa entre sus rodillas había sido llevada por el viento.
Tragó el pan casi atorándose y acarició sus colmillos con la superficie de su lengua húmeda.
Le dolían como el infierno.
Aquel dolor había desechado todo su apetito y volvió a guardar el pan en su mochila.
— Mierda... — dijo viendo el papel a lo lejos — Supongo que aún no hay descanso.
Ese día el doncel castaño tomó la decisión de huir lejos donde nadie ni en un millón de años lo conociesen.
El primer día casi muere de sed, hasta que tuvo la gran bendición de que un pozo de agua se atraviese en su camino.
Bebió de tal agua que en ese momento parecía ser la mejor agua que el joven haya bebido.
Bajó la mirada hacia el pozo buscando su reflejo.
— Ya...está pasando — Susurró acariciando sus mejillas.
Su reflejo cada vez menos visible.
Ladeó la cabeza observando su cuello y su ceño se frunció al ver la marca de unos colmillos.
— Joder, ojalá estés muerto, imbécil.
Había perdido el mapa, por lo tanto se dirigía hacia donde sus pies le permitían.
Caía la noche y el joven vampiro trataba de escabullirse entre el pastizal nuevamente.
Sonrió de oreja a oreja al contemplar lo que se encontraba frente a él, una gran montaña de paja junto a otras más pequeñas.
Volteó hacia los lados y decidió subirse.
Mucho mejor que el suelo.
Suspiró y acarició sus colmillos con su lengua húmeda, costumbre que se la ha hecho al pasar de los días.
— Te odio — Murmuró bajo — Nunca te perdonaré esto,Min.
Tras los tres días de viaje, el joven se estaba debilitando.
"Recuerda, eres un novato y tu sed por la sangre se volverá una ambición que te cegará, tus nuevos instintos animales vencerán a los humanos y no habrá ser vivo que detenga tu hambre. Es una vida humana por la tuya. De otra forma, morirás."
— No, no lo necesito — Susurró, agitado mientras seguía su camino.
Alzó la vista observando al fin alguna señal de algún pueblo.
Por la fachada el joven lo denominó como un reino, un gran reino.
Aún con esa voz en la cabeza, susurrándole que era una idea fatal, decidió ir, era su única esperanza.
• bd •
Reino de Mihai Sorin.
Era temporada de caza, y el rey estaba muy contento.
Siempre debía mantener ese porte firme y serio, nunca tenía su tiempo y la temporada de caza era su época favorita, donde en lugar de quedarse en el trono siendo tratando de resolver los problemas de su pueblo, iba en busca de animales para distraerse.
Dejaba a cargo al ayudante real para sustituir su lugar y encargarse del reino.
Choi Beomgyu, el doncel sustituto, suspiró con pesadez en el trono.
— Doncel, la joven Nicoleta ayer fue transferida al reino de Ion Vasil, como un presente para el rey al concluir un importante acuerdo y necesitamos una criada real, personalmente para nuestro rey, así que con su permiso, un amanuense redactará la carta que anunciará al pueblo acerca del cargo disponible.
— Voy a conceder el permiso, sin embargo el rey escogerá entre las campesinas, ya que él servicio se otorgará a él y no a mi.
— Muy bien..
La mujer frente al sustituto comenzó a dictar dicha carta, el amanuense con prisa y atento a cada palabra, con la pluma en sus manos y la tinta a un lado, con su perfecta caligrafía tratando cada letra.
Beomgyu lo observaba con una sonrisa sin mostrar sus dientes.
La fémina había terminado y el escritor sonrió y cuando la tinta se había secado le entregó la carta, la mujer con una sonrisa la tomó.
— Muchas gracias Taehyun, te quiero en 15 minutos para tu clase de religión y lectura en el salón menor ¿me oyes? — El rubio asintió. — Con su permiso, me retiro — Ella se dirigió hacia el sustituto y este asintió suavemente para que ella dejara el salón del trono.
El amanuense u escriba, selló su tinta y comenzó a tomar sus papeles para también retirarse.
— ¿Vas a irte? — Beomgyu se atrevió a preguntar al joven escriba.
— ¿Necesita algo, domnul meu?
— No...yo- bueno, pensaba escribirle a mi madre y quería su ayuda.
El joven asintió dejando los papeles nuevamente en el mostrador.
Beomgyu estuvo por hablar hasta que el rey hizo presencia en el salón del trono.
— Taehyun...— Dijo el joven rey de cabellos azabaches.
— ¿Si, su majestad?
— Puedes retirarte.
El doncel sobre el trono bufó viendo al rey y detenidamente viendo como el rubio se retiraba del salón luego de una reverencia.
— ¿Qué pretendías? — Indagó el rey, ya estaba listo para ir de caza.
— Estoy encerrado aquí todo el día, necesito atención — Se quejó el otro.
— Como mi sustituto tienes atención de sobra.
— Si, pero es exclusivamente para servir al reino y porque no estás tú.
— ¿Y crees que redactando una carta para tu madre tendrás atención de nuestro amanuense?
— Dios, cállate ¿si?, yo no soy tan seductor como tú, es nuevo para mi.
Soobin rió y se acercó a su amigo y asistente real.
— ¿No puedes solo hablarle?
— ¿Qué le diría?
— Conversa normal, Gyu, sé tú mismo...Olvídalo tú eres bastante tonto, trata de no serlo — Bromeó y el castaño en el trono giró los ojos.
— Su alteza, el carruaje y la armería están listas.
— Muchas gracias, en un momento voy. — El hombre asintió dejando el lugar — Bien, Beomgyu, ya sabes qué hacer en estos días ¿no es así?
— Mantener a salvo el reino y supervisarlo.
— Y acercarte al amanuense, sin miedo al éxito.
El rey se retiró dejando a su sustituto solo.
Estos días serán difíciles para el joven doncel.
• bd •
Yeonjun tuvo bajar montañas rocosas y tener cuidado en el camino hacia el reino.
Se encontraba tan cerca y a la vez tan lejos.
Jadeó cuando sintió un ardor en la mano, una de las rocas lo había rasgado.
Observó su mano, la herida se cerró casi al instante.
— ¿Q-qué? — Frunció el ceño con confusión.
Si quiera se había adaptado a esto, en ese estado de sorpresa se descuidó y cayó.
Varias rocas en el camino dañaron su cuerpo y tersa piel, su cabeza también fue dañada en el camino.
Había terminado en el agua, por suerte no tan profunda.
Abrió sus ojos y se levantó de golpe cuando sintió su cuerpo frío y mojado, sintió un tirón en su espalda, le ardía todo el cuerpo.
Soltó un sollozo por el dolor y bajó la mirada al estanque, su piel se había hecho más pálida, sus labios rojos y alrededor de sus orbes, observó sus manos pálidas también y jadeó, su mirada fue hacia el estanque y su corazón latió con fuerza cuando ni vió su reflejo.
— N-no — Soltó y comenzó a sollozar.
Sin duda no quería esto.
— ¡Te odio Min Yoongi, te odio! — Gritó y comenzó a patear todo a su alcance.
Su cuerpo por un momento casi cayó hacia atrás, se estaba debilitando, necesitaba sangre humana, al menos por un momento para no morir.
— No, no haré eso — Un plan B llegó a su mente y se levantó, como pudo, el agua hacia más pesado su cuerpo.
Por suerte su mochila había terminado lejos del agua, si no en una rama de un árbol.
Bufó y intentó saltar pero realmente no podía, su cuerpo ardía en dolor.
Con una rama caída golpeó su mochila y esta cayó.
Y así fue en busca de algo para comer, su estómago rugía con fuerza, su cuerpo estaba débil y dañado.
Se encaminó hacia el bosque buscando algún pequeño animal.
Vió a lo lejos, entre los árboles mucha luz y voces.
Hombres con antorchas.
Se preguntó si la gente de Răzvan lo estaba buscando y si lo siguieron hasta acá.
Se sorprendió al notar que podía ver perfectamente el rostro de cada hombre.
Su vista se había hecho más ágil y ya no necesitaría lentes.
Como no reconoció a ningún hombre descartó la idea de que haya sido alguien de Răzvan.
Sus colmillos ardían, su corazón se aceleró al ver la piel de su cuello tersa de algunos de ellos, su cuerpo cayó sentado en el pasto y comenzó a sudar.
No quería cometer una locura y que lo buscaran en otro pueblo también.
Cerró sus ojos y sus dedos se clavaron en la tierra, jadeante, los largos pastizales lo ocultaron de la muchedumbre.
Abrió los ojos suavemente y no dudó en tomar en sus manos un roedor que se encontraba junto a él.
El asco se encontraba en su garganta al ver a la rata llorar.
Su cuerpo tomó la decisión de no consumir carne a la edad de los 12 años, luego de que su abuela haya matado a una vaca frente a él, el olor y de más le dieron repulsión.
— Lo siento mucho — Dijo y con ese asco subiendo por la garganta clavó sus colmillos en el animal.
El roedor chilló y se movía aún en su boca, provocando más asco al doncel.
La sangre recorrió toda su boca hasta llegar a su organismo.
Siguió absorbiendo hasta que no tuvo qué más obtener del animal y lo alejó de su boca inmediatamente.
Le dió unas increíbles arcadas ver al animal, era una bolsa de pelos y órganos.
Se encontró acostado con la parte baja de su cuerpo y con sus manos sostuvo su pecho lejos del piso, mirando perplejo su acto anterior y su respiración acelerada.
Se levantó del suelo, su cuerpo no estaba tan débil, podía levantarse.
Pero su cuerpo necesitaba más.
Caminó lejos del lugar tratando de buscar otra cosa.
• bd •
Mientras tanto, el rey de Mihai Sorin, se encontraba contento con su excelente día de caza. Junto a su tropa logró apresar a varios animales silvestres.
— Su majestad — Oyó a lo lejos, uno de sus hombres lo estaba llamando.
Se acercó al llamado del hombre y vio que este observaba el suelo.
Con duda acercó su antorcha hacia donde los ojos del hombre se dirigían.
Se trataba de un venado, movió su antorcha hacia el cuello del animal, este traía la marca de dos colmillos.
El rey frunció el ceño, era invierno, por lo tanto los murciélagos de esa área estaban hibernando y migrando.
— ¿Usted cree qué..?
— Vamos a recorrer los alrededores, examinaremos el área.
Ordenó el rey e inmediatamente sus hombres se expandieron.
— Formen grupos de a tres y manténgase atentos.
El rey por otro lado se mantuvo solo, recorrió alrededor del reino y se mantuvo atento.
Observó nuevamente el suelo, había una liebre, el animal se encontraba seco, con la marca característica de colmillos y sus intestinos regados por el pasto.
Frunció el ceño cuando escuchó los arbustos moverse exageradamente y volteó listo con su arco y flecha para atacar a cualquiera que se haga presente.
Bajó la guardia cuando solo se trató de un ciervo pastando.
— ¡Señor! — El rey corrió hacia el llamado.
— ¡¿Qué sucede?!
— Un grupo de hombres pudo notar a alguien acechándolos, creen que se puede tratar de una mujer.
— ¿Una mujer?
— Es lo que ellos creyeron ver.
— Esa cosa no era una mujer — Habló uno de los hombres — Mandó directo a infierno a un venado en un segundo.
— ¿Lo han visto entonces? — Indagó el rey.
— No del todo, pero trataron de tomarlo, no sabemos si algunas de las flechas fue hacia él.
— Bien, por esta noche mantengamos el pueblo en sus casas, que nadie salga hasta mañana y cuiden de sus rebaños, seguro ha venido aquí por comida, no creo que se mantenga lleno con solo unos cuantos animales. Manténgase lejos del bosque, regresemos.
Y así como el rey lo había afirmado, regresaron al reino.
• bd •
Yeonjun corría entre los arbustos desesperados, se había herido, una de las flechas fue directo a su brazo izquierdo.
Aquello lo había herido horriblemente, la flecha era de metal puro y sólido.
Se cayó al suelo y la flecha se inundó más.
Gimió de dolor casi desgarrando su garganta, se sentó en el pasto y tomó un extremo de la flecha, suspiró y la arrancó de su brazo.
Su grito había ahuyentado a los cuervos del lugar.
Cuando retiró la flecha por completo la arrojó con furia.
Su cuerpo cayó hacia atrás y se recostó en el suelo, sus cabellos castaños se pegaron a su frente sudada, aquel impacto hacia su brazo lo liberó de su prisión animal.
Sus ojos anteriormente rojos habían vuelto a la normalidad, el sabor de carne inundó su boca y vomitó unos minutos, suspiró y se arrastró hacia el pozo de agua que se encontraba frente al reino, bebió de esta y lavó su boca.
Levantó la mirada, la puerta del reino se estaban cerrando.
Corrió hacia el gran castillo y cruzó la puerta.
— Lo siento, nadie puede entrar hoy.— Le había dicho el hombre.
— Por favor, estoy herido — Jadeó el castaño.
— Joven, realmente lo siento.
— S-se lo ruego.
— Yo-
— ¿Qué sucede aquí? — El rey que se estaba bajando de su corcel se acercó al hombre.
— Su alteza, usted dió la orden de no dejar que nadie salga y entre por esta noche y la estoy cumpliendo.
El rey observó al doncel herido.
— ¿De donde vienes? — Indagó con su ceño fruncido.
— Del reino de Ion Vasil... — Mintió como pudo el doncel.
— Mmm...¿a qué viniste aquí?
— Y-yo...vine a estudiar y trabajar, a empezar de nuevo lejos de mi familia — Dijo jadeante.
— ¿Cómo te heriste?
— Caí en el camino hacia aquí, unas rocas me lastimaron.
— Mmm...escolte al doncel al palacio — Ordenó el rey y Yeonjun sonrió agradecido.
— Se lo agradezco, de verdad su majestad — El rey asintió antes las palabras del joven.
— ¿Qué hay del vampiro suelto, su majestad?
— Le diré a mis arqueros que superviven desde la torre más alta, lo posible para que no entre.
El hombre asintió terminando de cerrar las puertas.
Yeonjun suspiró con miedo, lo estaban buscando.
Capítulo concluido el lunes 9 de agosto, 14:47 del 2021 😘🤙
Aunque empecé hace como 3 meses xd
Espero les esté gustando esta "adaptación", bue si es mi propia fic y le digo como se ne cante 🙄👊🏻
Si hay un error me lo dicen por favor uwu
Adiós ~
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