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4

Omnisciente

Sin duda Beomgyu sentía una mala sensación ante el nuevo aprendiz que ya se encontraba desde hace una semana y 5 días en el castillo.

A veces no dormía y varias noches que el doncél se asomaba a su habitación, el varón no se encontraba ahí.

— Soobin... — Susurró el doncél.

Frunció el ceño cuando éste siquiera volteó a verlo.

— ¡Soobin! — Soltó más alto.

— Lo siento ¿Qué decías?

— ¿Cómo va... el tema con el reino Ion Vasil?

— Mm...bien, Yeonjun ayudó bastante.

Soobin se mantuvo en aquella mesada del salón de juntas. Observando algunos escritos respecto a la situación actual del reino.

— Yeonjun... entiendo.

— Puedes tomarte el día libre si así lo deseas.

— ¿No necesitas mi ayuda?

Soobin tomó aquello como una pregunta que no quería ser respondida y dejó los documentos y levantó su mirada hacia el doncél.

— Por hoy no necesito la ayuda de nadie ¿si?

El doncél asintió a pesar de creer que mentía.

— Pero si quieres puedes verificar que el aprendiz esté haciendo todo lo que le indiqué.

— ¿Qué está haciendo el aprendiz? — Indagó el doncél.

— Verificando que en el castillo se esté haciendo todo como se debe.

El más joven frunció el ceño.

— Ah ¿Le diste mi trabajo? —Preguntó con ligero enojo en su voz.

El rey cubrió su rostro con ambas manos suspirando.

— No es nada, Gyu. Tómalo como un día libre. — Soltó el pelinegro.

— Por supuesto que si, no tengo otra opción. — Soltó el doncél.

— Gyu, no te enojes — El rey se levantó de asiento para acercarse a su amigo.

— No estoy enojado — El doncél cruzó sus brazos dándole la espalda a su soberano.

— Claro que si.

— ¿Cuánto tiempo tardará en tomar mi lugar de sustituto? Dime. 

— ¿Qué? Gyu... eso no pasará.

— Ah ¿Crees que no? ¿Crees que tu maldito general no convencerá a todos para llevar a cabo una votación para echarme del reino?

Ahora el doncél estaba cara a cara junto al rey.

— Gyu... tranquilo ¿si? — El rey sostuvo los brazos de su amigo suavemente — Ni aunque todo el reino quiera exiliarte permitiría eso.

— De todos modos tengo miedo — Dijo el menor agachando la mirada.

— ¿No confías en mi?

Beomgyu suspiró suavemente relajando sus hombros.

— Si, confío en ti. — El rey sonrió ante eso — Pero no en tu general — Dijo por último alejando a Soobin.

El rey bufó volviendo a sentarse. 

— Bien. Seguiré trabajando.

El doncél tomó aquello como un "No molestar" y se retiró de la habitación.

Aquél nuevo aprendiz le daba mala espina y sabía que estaba en lo correcto.

Solo faltaban pruebas.

 Al salir Beomgyu notó a simple vista al aprendiz y sonrió sin mostrar los dientes.

— ¿Qué haces? 

La postura del aprendiz se volvió recta ante el superior que tenía en frente.

— Yo... supervisaba que los descendientes de la familia real estén cumpliendo su horario. — Explicó el aprendiz a lo que el doncél asintió.

Yeonjun hizo una pequeña reverencia antes de seguir caminando.

El doncél solo suspiró y siguió caminando.

Mientras, el aprendiz continuó con su trabajo.

Debía de corroborar que la habitación del rey se encuentre impecable.

Lentamente subió las escaleras.

Ningún alma estaba en esa zona, todos se mantenían ocupados en sus propios asuntos.

Cuando ingresó a la habitación del rey, se asomó para observar bien ésta.

La gran cama bien tendida, sin un rastro de polvo, las alfombras limpias, tapetes y cortinas. El buró junto a la cama impecable, los muebles yacían deslumbrantes en los rincones, las vidrieras coloreaban el ambiente con el sol de la tarde. La habitación se encontraba en completo orden.

Yeonjun sonrió ante eso y se acercó a un escritorio para observar los artefactos en distintos lugares de éste.

Habían objetos como decoración que embellecía aquél mueble, la mayoría eran de oro, plata y estaba seguro que los diamantes que algunos incluían eran totalmente reales.

Siguió vagando hasta toparse con las cortinas, hechas a mano, con bordes dorados. Yeonjun sabía que éstas contenían un 80% de piel animal y una que otra tela fina, acarició la tela observando los casi imperceptible garabatos que tenía. Las yemas de sus dedos acariciaron esos dibujos bordados, sintiendo la diferencia de textura y como el hilo sobresalía. 

Finalmente sus dedos tocaron una superficie mas sólida dándose cuenta que la cortina había acabado.

Frunció el ceño al ver aquella pared, era diferente a las demás, la textura era algo rasposa.

Por alguna razón dió una golpes a ésta y entre abrió los labios con sorpresa cuando se escuchó un sonido hueco.

Volteó hacia atrás para corroborar que nadie esté tras él y luego abrió la cortina un poco dejando a la vista una puerta de madera oscura.

Observó el hoyo dela puerta donde se supone que iría una manilla.

Relamió sus labios y se agachó un poco para tratar de ver algo a través de ella.

Tan solo oscuridad y nada más.

De pronto sus ojos lograron ver algo ¿metálico? ¿de plata? No lo sabía pero eso aparentaba.

El supuesto "varón" pegó un ligero salto cuando sintió un rudo toque en su hombro.

Volteó lentamente encontrándose con la mirada fría del doncél de cabellos algo claros.

— ¿Qué haces? — Indagó el sustituto.

— L-lo lamento — Se disculpó Yeonjun haciendo una pequeña reverencia — Estaba examinando si todo se había realizado.

— Supongo que ya has terminado.

— Así es. — Dijo el mayor y el doncél cruzo sus brazos.

— Bien, puedes irte y no vuelvas a acercarte a esa puerta. Está prohibida.

— Si, lo siento.

— Retírate.

El mayor abandono la habitación, aún curioso respecto a esa habitación.

Mientras el doncél dejaba su puse recta y flexionaba sus brazos echando un suspiro.

Se acercó lentamente a aquella cortina y cubrió la puerta.

— Varón entrometido — Gruño acariciando la tela para luego voltearse hacia la puerta.

El rey se encontraba con sus brazos cruzados, recostado en el marco de la puerta, con una sonrisa cínica.

— ¿Y tú por qué sonríes? — Preguntó el doncél volviendo a su posición recta.

— Eres muy duro, incluso más que yo — Dijo el rey y se acercó a su sustituto. — ¿No quieres ser mejor tú el rey?

— Me gusta la idea, este reino estaría mucho mejor en mis manos — Dijo burló el doncél.

— Si, claro.

Por más que Beomgyu haya notado un tanto de sarcasmo en las palabras del rey, siguió en su posición, con confianza porque él estaba seguro de lo que decía.

— Diste la orden de que nadie ingrese en esa habitación y estoy tratando de que así sea — Se defendió el doncél — No puedo creer que le estás confiando ese puesto a alguien que no siga las reglas ¿Cómo sabes que está haciendo todo correctamente?

— Lo sé porque te mandé a supervisarlo. — Dijo el rey con sinceridad — Y también fue mi error, no le mencioné aquello lo última vez porque se desmayó al entrar aquí.

El doncél solo suspiro asintiendo.

— Hay muchos varones en la residencia real y Yeonjun es unos de los pocos que te respeta. — Afirmó el rey — Tu odio hacia los demás varones es comprensible por el daño y humillación que te han hecho pasar pero tu odio por Yeonjun no tiene sentido, no ha hecho nada.

— Yo no lo odio, solo... me da una mala sensación ¿entiendes?

Soobin solo asintió.

— No me crees ¿cierto?

— No.

— ¡¿Por qué?!

— Porque siempre has odiado a los varones solo por... ser varones. — Soobin a diferencia de Beomgyu estaba con más calma.

— Son odiosos.

— Yo soy uno. — Dijo de manera obvia el más alto.

— Tú eres odioso a veces también.

— Tú igual — Soltó el rey algo ofendido.

— Nunca dije que yo no lo sea, siempre lo supe o de otra tendría amigos en este estúpido reino.

— No es culpa de los varones. — Soltó el rey — Y no trates así al reino que algún día quieres gobernar.

Beomgyu solo bufó dejándose caer en la cama.

— ¿A qué quieres llegar? — Indagó el doncél.

— Te pregunto lo mismo, ¿a qué quieres llegar? — El rey se sentó junto al menor — Peleándote todos los días con los varones del reino y hablándole así a Yeonjun.

— Quiero que dejen de molestarme.

— ¿Quienes?

— Todos, Soobin, todos — Soltó el doncél tomando asiento en la cama — Los de la academia, los sirvientes y tu estúpido general con sus cómplices.

El rey suspiró y abrazó al doncél.

— Está bien, no ocurrirá más ¿bien? — El doncél asintió con desconfianza — Creo que tienes clase ahora.

— Así es.

— Ve entonces.

El menor se levantó dispuesto a irse.

Luego de unas horas, el rey entró a la cocina topándose con el aprendiz, estaba hablando con una de las cocineras de la realeza.

Soobin sintió un nudo en el estómago, Yeonjun era el varón más atractivo que había puesto. Observó los labios del castaño al hablar y podría jurar que esa sonrisa de lado que Yeonjun había hecho era asesina. Las manos de aquél varón se movían al hablar y al rey le pareció atractivo los pequeñas y delicadas que se veían. Sus largas piernas eran perfectas, si el rey un día haya escrito las piernas perfectas de su pareja ideal hubieran sido como las de ese varón. Su cuello estaba oculto pero de todos modos no pudo evitar recordar la ves que las había visto.

El rey aclaró su garganta tratando de quitar esos pensamientos pecadores de su mente. Él era un varón al igual que Yeonjun y debía respetar eso.

Ante el carraspeo inconsciente del rey, la doncella y el varón observaron al rey e hicieron una rápida reverencia. 

— Su majestad.. — Dijo la mujer impresionada.

— Ésta noche los soberanos de Cosmina estarán presentes en la cena, eso lo saben. Quiero que a las nueve de la noche esté todo listo, sin inconvenientes.

Las sirvientas asintieron.

— Yeonjun.

— ¿Uhm? — El joven alzó su mirada al rey.

— Ven conmigo por favor. — Dijo el alto y el contrario asintió.

Cuando el rey y el joven dejaron la cocina, dos mujeres se acercaron a la mujer con la que Yeonjun estaba hablando.

— Oh dios, que guapo es — Susurró la mayor entre las tres.

— Si, si. ¿Qué te dijo, Livia?

— Solo habló sobre el reino — Dijo la más joven — Pero si tienen razón, es muy apuesto. Demasiado para mi.

— Oh, nena... — Dijo la mayor — No te pongas así, mira. — La mujer se colocó frente a la pelirroja — Es probable que tengas un descanso mientras el rey y los reyes de Cosmina cenan. Puedes... no sé, hablar con él y.. ya sabes.

— Oh, dios. ¿Qué diablos dices? Ella es una doncella, no puede tomar la iniciativa así, eso es de varones. — Soltó la rubia haciendo bufar a la pelinegra mayor.

— No digas babosadas, Julieta. Nuestra joven Lidia no va cortejar a nadie, solo es un pequeño empujoncito.

— No, no se preocupe, señora Linela. Ya veré la forma de hablarle a Yeonjun.

• bd •

El castaño siguió al rey hasta su alcoba.

— ¿Qué sucede, su majestad? — Interrogó y el castaño y antes de que el rey diga algo le entregó una carta. — ¿Qué es?

— El rey y la reina de Cosmina quieren conocerte.

— ¿Disculpe?

— Tras tu plan con el reino de Ion Vasil y el de la armería con Cosmina propusieron una cena para conocer al aprendiz legendario.

— ¿Legendario?

— Yeonjun, ningún aprendiz antes había propuesto un plan que se llevase a cabo para el reino, eres el único y primero.

— ¿Quiere que c-cene con usted y los reyes de C-cosmina? — El rey asintió — P-pero y... ¿El doncél Beomgyu?

El rey suspiró con pesadez.

— Él... bueno, estará ahí también — El mayor asintió ante las palabras del rey con una sonrisa.

Mientras por dentro se entristeció un poco, tuvo que mentir sobre su identidad para lograr eso.

Si hubiera llegado al castillo diciendo que era un doncél es probable que lo hayan puesto a trabajar como sirviente.

— Muchas gracias, su majestad — Dijo el mayor con una sonrisa antes de una reverencia.

— Oh, vamos. Estamos solos, dime Soobin.

Yeonjun se sorprendió ante eso.

— Sigue siendo el rey.

— ¿Y..?

— Bien, gracias... Soobin.

El aprendiz finalmente se retiró con el permiso del rey, que sin disimulo alguno observó su cuerpo soltando un suspiro.

Oh, mierda, como anhelaba que en este momento una flecha vaya a su cabeza para deshacerse de todos esos pensamientos.

No estaba bien para él.

La clase del doncél Beomgyu había terminado y estaba realmente cansado de los estudiantes.

— Vamos, Gyu — Esa era la voz de uno de sus compañeros — Sal con nosotros ésta noche.

— Ni en tus más horribles sueños — Gruñó el doncél, dándole la espalda a todos mientras avanzaba sus pasos.

¿Una cita él solo con esos cuatro varones que lo molestaban?

Solo un idiota aceptaría tal cosa.

— Vamos, Gyu.

El doncél estuvo a punto de voltearse a decirles algo hasta que sintió un apretón en su nalga.

Por el inoportuno momento volteó más rápido de lo que planeó y observó la sonrisa burlona de uno de los varones.

— ¿Con quién crees que te metes? — El doncél estuvo a punto de golpear a puño cerrado al varón cuando fue tomado bruscamente de su cintura y estrellado contra una pared.

El doncél gritó ante eso mientras otro varón sujetaba sus manos tras su espalda.

— Ay... la pobre zorra no es nada sin su querido majestad ¿no es así? — Dijo el varón que lo sujetaba.

Él otro se acercó al doncél con una sonrisa.

— Es increíble, planeaba esto para el anochecer pero eres ansioso, cariño.

Realmente Beomgyu esperaba que lo golpearan antes que todo. 

— Es estúpido, suéltame, mierda. — El doncél se removió con brusquedad— Van a pagar muy caro.

— ¿Ah si? Pues tú pagaras con tu culo si no te quedas.

El doncél entró en pánico cuando levantaron su camisa.

— ¡Ah, no! ¡Ayuda! 

— ¡Quédate, queremos verlo!

— ¡No es algo que les incumba! ¡Suéltenme!

Los dos varones se encontraron frustrados ante los repentinos movimientos del doncél que no dejaban que lo examinen.

De pronto las manos sobre el cuerpo del doncél fueron bruscamente apartadas.

Beomgyu volteó algo confuso observando a uno de los varones en el suelo.

— ¿Quién te crees? — Dijo el que anteriormente lo había sujetado.

El doncél siguió la mirada del varón.

Era el amanuense real.

— ¿Quiénes se creen ustedes para hacer los que les venga en gana con un doncél sustituto del rey?

— Kang... es un doncél. — Dijo uno de los varones como si fuera un buen argumento — Si las mujeres están para trabajar estos engendros para complacer.

— Dan asco. — Murmuró el castaño amanuense antes de acercarse al doncél.

— ¿Estás bien?

— No. — Soltó el doncél observando al varón levantándose. — No estoy satisfecho.

Y antes de que alguien pueda decir algo, el doncél se había abalanzado contra el varón que había tocado su trasero. Lo golpeó sin pudor, en el suelo.

— ¡No vuelvas a tocarme! — Gritó entre golpes y los empleados y descendientes reales se acercaron.

— ¡Beomgyu, suficiente! — El amanuense alzó la voz tratando de detener al doncél.

— ¡No, basta! — El doncél se detuvo, sus puños rojos. Sus dedos arrugaron la camisa del varón ahora inconsciente.

Y comenzó a llorar en silencio.

— Te odio, por todo. — Murmuró entre dientes antes de levantarse.

Taehyun trató de acercarse pero el mayor no se lo permitió.

— Vamos antes que más gente venga.

— No, Beomgyu viene conmigo.

El doncél, con su mirada en el suelo, gruñó al reconocer la voz.

— ¿Por qué debería yo ir contigo? — Dijo volteándose ante aquél varón.

— Porque el rey me otorgó el cargo de director en la academia real y usted, doncél Beomgyu estará en penitencia por su comportamiento.

— ¿Yo? ellos-

— Sígame...

El doncél giró los ojos ante la repentina interrupción y optó por ir tras el general.

Cuando se mantuvieron en el despacho del general Beomgyu tomó asiento.

— ¡A-ah! — Chilló ante el repentino ardor en su columna vertebral.

El general lo había golpeado con esa fusta fina.

— No le he dado la orden de sentarse.

Beomgyu se levantó de su asiento confundido mientras el general tomaba asiento.

— Siéntese. — Demandó a lo que Beomgyu bufó.

Claro, no podía mover un dedo sin el permiso de un varón. 

Oh, había olvidado que nació para ser reprendido por ellos, claro.

— El joven Hyunjin está siendo atendido por culpa suya.

El doncél ni se inmutó.

— Está castigado, no saldrá de clase hasta las once de la noche.

— P-pero.. tengo una cena con el rey y los reyes de Cosmica ésta noche — Habló el doncél preocupado.

— Oh, ¿no lo sabe? El aprendiz Yeonjun irá en su lugar.

— ¿Cómo? Usted no puede ordenar eso.

— No fui yo, fue el rey — Susurró el general y rió cuando el rostro del doncél tomó un color rojizo — Pertenecerá aquí, haciendo sus tareas.

— No es justo.

— Es muy justo para el varón que golpeó.

— Él me provocó.

El general rió negando.

— Que idiota, cuando ustedes los donceles usan ropa vulgar y terminan siendo violados en una esquina les ofende el "Me provocó" ¿Pero ustedes si pueden usarlo contra nosotros?

— No sea ridículo, un doncél nunca busca ser violado. Si un varón llega a venir a tocar mi trasero busca ser abofeteado hasta morir. — Escupió el joven con rabia en su voz.

— ¿Le han dicho que esos pantalones aprisionen exquisitamente sus glúteos? Claro que fue provocación.

Beomgyu se asqueó al pensar que el general probablemente le haya visto detalladamente.

El pantalón siquiera era ajustado, tampoco es como que tenga que ver con ello.

— Ustedes los varones dan asco.

— Y ustedes los donceles son unas rameras.

— ¿Quién se cree? — Beomgyu se levantó de su asiento furioso, con sus puños cerrados — Váyase a la mierda, casi abusan de mi hoy, fue un día horrible. — Se quejó el doncél — No voy a quedarme en esta maldita sala.

El doncél camino hacia la puerta y la abrió.

— Si sales por esa puerta considérese expulsado de la academia real.

Beomgyu giró sobre sus talones y se acercó al general.

El hombre río con burla. Esa sonrisa se borró cuando el doncél derramó su botella de vino en su rostro.

— Vuelve a verme el trasero y romperé esta botella en su maldita cabeza. — Dijo y se retiró antes de que lo persiguieran.

Estaba harto de ser el débil ahí.

¿Cómo que Soobin presentaría a Yeonjun? Un cualquiera que había llegado de un día al otro.

A este paso el castaño será presentado como sucesor de Mihai Sorin.

— ¡Soobin! ¡Soobin! — Se encontró gritando por todo el salón real — Mierda, ¡Soobin!

• bd •

No, Soobin sin duda no quería aceptar aquello.

No podía estar enamorado de otro varón, ridículo.

Yeonjun tan solo había peinado unos cabellos suyos y el rey había sentido millones de sensaciones con sólo una sonrisa.

Soobin le había entregado una ropa especial para esa noche, luego Yeonjun lo volteó hacía él, ambos estaban muy cerca.

— Usted... tiene el... pelo desordenado — Dijo el mayor y rió con nervios. — Bien, adiós.

Incluso luego de eso Soobin se planteó que quizás Yeonjun también había sentido aquello y fue la oportunidad de Yeonjun para tener más cerca al rey.

Ante el rey confundido, Yeonjun abandonó la habitación y trató calmar su respiración.

Tras Soobin había un espejo, si él volteaba notaría que Yeonjun no tenía reflejo y quién sabe qué pasaría.

Tuvo que distraerlo y salir corriendo.

Luego el castaño fue su habitación asignado y chilló al entrar.

Sus pezones ardían.

Como todo doncél, tenia su ciclo de ovulación, donde era más propenso a quedar en cinta. A pesar de que el castaño tan solo había tenido sexo una vez por lo tanto no temía quedar en cinta, seguía teniendo los dolores de su ciclo.

Sus pezones se ponían duros, dolorosos y sensibles, su ropa interior era manchada por un líquido transparente (a veces blanquecino) y tenía dolores de cuerpo.

Era una jodida mierda.

Se acercó a su cama y gritó de terror al ver su reflejo en el espejo de su habitación.

— ¿Q-qué? — Dijo acercándose.

Si, ahí estaba. ¿Por qué su reflejo no era visible en los demás espejos?

Aquello lo hizo tener escalofríos pero prefirió vestirse.

El rey, inundado en sus pensamientos jugó con sus anillos hasta que la puerta fue golpeada bruscamente.

— ¡Soobin! — Cuando el varón abrió la puerta se topó con la mirada asesina.

— ¿Pasó algo? — Indagó el rey algo confuso.

— ¿Es cierto que Yeonjun estará en la cena de hoy?

— Si ¿por qué?

— ¡¿Es en serio?! Siquiera lleva una semana con nosotros.

— Beomgyu no fui-

— ¡Beomgyu! — Ahora el general entró a la habitación, empapado en tinta bordó emanando un conocido olor a uva. Dos hombres más venían con él.

— ¡Cállate! Discuto con el rey ahora.

El general contuvo sus ganas de abofetear al doncél, se estaba pasando de listo.

— No trates así al general.

— No cambies el tema, dijiste que no me reemplazarías.

— Los reyes de Cosmica lo invitaron a la cena, no yo.

El doncél frunció el ceño enojado.

Años había estado tratando de convencer a la reina y el re de Cosmica para que les agrade.

— Esto es injusto, Yeonjun llegó hace tan solo unos días.

— Ya te he dicho que no tuve nada que ver — Dijo entre dientes el rey, ahora perdiendo más la paciencia. — Carajo, Gyu. ¿Qué te sucede? ¿Estás en tu ciclo de doncél insoportable u algo?

La mirada de Beomgyu se volvió más feroz ante las palabras del rey y éste lo noto. 

El general y los dos varones rompieron en risas y Beomgyu los fulmino con la mirada mordiendo su lengua.

Claro, Soobin era un varón. Dentro de todo no dejaba de ser un imbécil.

Ahora se sentía humillado.

— Vete a la mierda — Murmuró antes de empujar a los hombres e irse.

Estaba pensando solo enojarse y dejar que la cena fluya, hasta que Soobin se atrevió a humillarlo.

Normalmente mis apuntes de fics se encuentran en mi cuaderno, ayer abrí mi mochila para ver que seguía y salió una rata de mi mochila 😔👍Encima se comió las galletitas que no me gustan 🤬

Al fin sé cómo hacer para que mi compu no cambie las cosas wuuu

Cap concluido el lunes 18 de octubre del 2021 a las 00:29

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