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Beomgyu, el sustituto, se siguen aún paseándose por el castillo, supervisando. Era increíble que todo el reino retome el camino de la paz a algunas horas, todo en absoluta tranquilidad.

Aún así nunca le gustó su lugar. Él sabe que a nadie le gustó también.

"¿Un doncél? ¿En el trono del rey?"

"El rey Soobin tiene mejores hombres para ese puesto"

"¿Qué tal de el general? Siempre lo acompaña a todas las temporadas de cacería"

"Incluso el pequeño amanuense real sería mejor sustituto"

"Cállate, hasta mi gato podría manejarlo mejor"

El pequeño castaño salió de su escondite, tras las largas cortinas de piel.

Cuando las mujeres del castillo se retiró él bajó la mirada a sus manos sin saber qué hacer con ellas, así que solo las acarició. Levantó la mirada y con su dedo índice arrastró los mechones de cabello que caían sobre sus ojos tras sus orejas.

Los que ellas y otros digan no va a quitar su puesto, seguirá liderando.

Soobin confía en él y eso era suficiente.

Siguió recorriendo los largos pasillos hasta llegar al salón real.

Ahí pudo notar al rey hablando con el general.

Frunció el ceño con confusión.

Solo fueron 17 horas fuera del reino, la temporada de caza dura días.

Ellos estaban hablando aún, así que tuvo que mantenerse callado, tras la gran columna de mármol a esperar que el general se largase.

Cuando el general se retiró, quiso acercarse, sin embargo algo nuevo lo había impedido.

Otro joven apareció en la escena, se notaba cansado y cubría su antebrazo con la palma de su diestra. El rey también lo notó y se acercó.

— ¿Qué sucede aquí? — Había dicho el rey.

Debido al silencio del castillo, el doncél oculto lo había escuchado.

El contrario, en la puerta, habló pero ésta vez el doncel no pudo oírlo.

Hizo una mueca cuando el castaño fue guiado por un escolta hacia arriba. No dudó en acercarse al rey casi corriendo.

— ¿Por qué haz vuelto tan temprano? ¿Estas bien? ¿Pasó algo? ¿Quién era ese? — Indagó mientras seguía los pasos del rey.


—Beomgyu ... — Dijo y volteó hacia el sustituto. — Estoy bien, tranquilo.

El rey retiró su armadura y rápidamente el doncel la sostuvo.

—Hoy ... creo que no fuimos los únicos cazando.

— ¿Qué? ¿De qué hablas? — Un hombre se acercó al castaño y éste le entregó la armadura para que la coloque en su soporte.


— Encontramos animales con marca de colmillos, mis hombres también dijeron ver algo frente a ellos.

— ¿Un vampiro? — El rey tomó asiento en su trono relajando la espalda.


— No lo sabemos. Los arqueros estarán pendientes ésta noche.

Beomgyu suspiró y se sentó sobre el apoyabrazos del trono.

El rey acarició la espalda de su amigo haciendo que éste voltee hacia él.

—Algo te preocupa —Dijo el rey.

— ¿Confías en mi? ¿Para dejarme el reino?

El rey asintió entre risas.

— Lo he hecho, lo hago y lo haré siempre, Beomgyu.

Cuando la nueva revolución había llegado junto a la presentación del nuevo soberano, Soobin dio por terminado aquellas estupideces que su padre había impuesto en el reino.

"Ni una mujer, ni un doncél podrá acceder al trono. Ningún doncél u mujer podrá tener acceso a las decisiones del reino".

Resumido: Ni un doncél ni mujer pueden siquiera mover un dedo sin el permiso de su esposo.

Muchas de esos decretos fueron anulados por Soobin.

Sin embargo hubo uno que tuvo que dejarlo, en otro caso lo quemarían en la hoguera por fraude al catolicismo. Dicho decreto era "Todo doncél y mujer está obligado a someterse a unirse a un hombre de su opuesta jerarquía, en otro caso será enviado a la hoguera por ir en contra de la iglesia y acusado de brujería"

Si, ese tuvo que quedarse, al igual que el acceso a la elección, es decir, en la junta de decisiones que el rey tiene ciertas veces para decidir sobre el reino no podía estar presente un doncél u mujer.

Soobin aceptó aquello, aún así Beomgyu tomó varias decisiones en el reino a través de Soobin para que nadie lo notara.

— Voy a dormir — Dijo el rey hacia su sustituto y éste asintió.

— Ve, yo aún tengo que hacer unas cosas.

El rey no dijo más nada y se levantó de su trono dirigiéndose hacia su habitación en la planta alta.

Mientras tanto el doncél se ubicó de pie y caminó lentamente siguiendo el recorrido anterior.

Se detuvo a pasos lentos junto a una habitación, el joven que había ingresado se encontraba ahí.

— Deberá mantenerse quieto por bastante tiempo, su brazo se encuentra mal ¿Tiene heridas en otro lado?

Observó como el doctor trató de revisar su espalda pero el chico se lo impidió.

— No, no. Muchas gracias, doctor, estoy bien.

— Oh, lo lamento ¿es un doncél? Creí que-

— No, no lo soy, solo es que...mi brazo era el único problema, de verdad gracias. — El chico se notaba algo nervioso.

— ¿Cuál es su nombre?

— Me llamo Yeonjun. — Habló el chico.

— Bien, Yeonjun, si algo ocurre puede llamarme, como médico real siempre me encuentro aquí.

El joven castaño asintió con una sonrisa.

A Beomgyu le daba una mala sensación.

El doncél se alejó cuando el doctor se iba acercando a la puerta.

— Oh, joven doncél — Dijo el médico cuando al salir notó al castaño oscuro. — ¿Qué hace aquí?

— Bueno, como sustituto estaba encargándome de que todo esté orden.

— Y lo está, no se preocupe.

El doctor con apuro caminó en dirección contraria a la de el doncél.

Cuando se acercó a la planta alta pudo notar al rey, ya bañado.

— Oh, doctor — El hombre volteó al oír al rey  —¿Cómo se encuentra el doncél?

El médico rió y se acercó.

— Su majestad, el joven no es un doncél — Le explicó sorprendiendo al rey — Es un hombre.

— Pero...usted es doctor ¿No ha visto su anatomía?

— Puede tratarse de un adolescente en desarrollo o un hombre que no se ha desarrollado bien. Pero él me ha dicho que no es.

Soobin asintió, no era como que le importara mucho su jerarquía.

— Bien, muchas gracias.

El rey estuvo por subir a su habitación pero el llamado del doctor lo hizo voltear nuevamente hacia él.

—Ah...su majestad.

— ¿Si?

— ¿Qué piensa hacer con el muchacho?

— ¿Bien, ha venido por trabajo y eso le daré — Dijo el rey antes de subir.

• bd •

El doncél, Yeonjun, se encontraba sentado en el borde de la cama, sus manos estaban a los costados, su mirada se encontraba fija en el suelo, a su vista estaban sus piernas cruzadas.

Estaba quieto, sin embargo su interior era caótico.

Levantó su mirada hacia el espejo, se levantó y caminó hacia él con miedo ¿Y si ya no sé reflejaba?

Se acercó con los ojos cerrados al igual que sus puños.

Los abrió lentamente y jadeó de sorpresa cuándo aún estaba ahí.

¿Por qué en el agua no se había reflejado?

Bien, quizás el agua era más opaca, no es un espejo.

Giró un poco su cabeza hacia un lado dejando expuesta su mandíbula y su marca en el cuello. Con sus manos temblorosas debido al frío que recorrió su cuerpo, acarició su herida con la yema de sus dedos, acariciando la superficie de textura rasposa de la piel seca y muerta alrededor de esos hoyos que se estaban cicatrizando.

Si no es que desaparecen primero.

Junto aquel espejo se encontraba la ventana, ésta dejaba a la vista el patio trasero, a lo lejos de se lograba observar muchos hogares y más a lo lejos colinas cubiertas del pastizal sano y verde.

Yeonjun no le había prestado tanta atención al principio, pero ahora notó aquello y como nunca.

La noche era húmeda y hacia que las gotas de rocío sobre el pasto sea visible ante la luz azul de la luna.

El doncél sonrió, Răzvan no se veía así luego de esa sequía.

Tan solo recuerda como aquél verano el reino era hermoso y de pronto todo fue desechado y se notaba oscuro, triste y melancólico.

Jadeó de dolor cuando sintió un tirón en la espalda.

Traía una bata, así que bajó la parte de su hombro derecho para observar su espalda en el espejo. Ésta tenia varios hematomas y raspaduras algo profundas.

Eran poco visibles pero eso no le quitaban lo doloroso.

Quizás lo único bueno era que las heridas curaban al instante, aún así no le gustaba la idea, él no quería ser ésto. Quizás lo hubiera considerado en un momento de su vida pero ahora no, era jóven, al fin habían aceptado que los donceles tengan permitido estudiar otra cosa que no sea maternidad y él quería estudiar medicina. Pero aquél hombre había venido para arruinar aquello.

Escuchó un ruido junto la puerta y rápidamente volteó hacia ella (Sus oídos se habían hecho más ágiles también)

El rey lo estaba observando a través de ese espacio algo cerrado entre la puerta y el marco.

Rápidamente subió su bata cubriendo la parte expuesta de su cuerpo.

— ¿S-su majestad?

El hombre en la puerta carraspeó antes de adentrarse.

— Lo siento...yo...bajé para encargarme de algo y no sabía que estaba aquí. — Dijo el pelinegro y Yeonjun asintió. — ¿Cuál es tú nombre? — Habló el rey tratando de que el joven olvide lo anterior u simplemente lo ignore.

— Soy Yeonjun, Choi Yeonjun.

El rey asintió antes de volver a hablar.

— Bienvenido al reino, podrás quedarte aquí a cambio de trabajo u si buscas buscar un alojamiento en el pueblo.

— ¿En serio? — Nuevamente el hombre volvió a asentir — Muchas gracias su majestad, lo agradezco.

El joven hizo una reverencia.

— Está bien, hasta mañana.

Y el rey dejó la habitación.

Yeonjun suspiró y cubrió las ventanas con cortinas.

Se quitó la bata dejándola en el colgador. Ahora su blanquecina y herida piel estaba expuesta, a la vista de nadie ahora.

Tomó la pijama que uno de los sirvientes del rey había dejado en la cama y se la colocó.

Agradeció que la camisa de pijama tengo un tipo de cuello y cerró la camisa lo más que pudo.

Se acostó ahora para dormir, al fin, estaba cansado.

Pero ¡Oh, vaya! No tenía sueño.

— Mierda... — Dijo viendo el techo.

•bd•

El rey cerró la puerta y se recostó por ella.

Ahora se sentía culpable por espiar a un súbdito casi desnudo.

Estaba seguro que no era quién decía.

Nunca había visto una piel así, se veía tan suave y delicada. La bajada de su cintura a sus caderas lo hicieron quedarse ahí tal estatua. La mirada seria del joven, sus labios gruesos y de una forma única, junto sus ojos, la bajada de sus párpados y pestañas. Sentía que si lo tomaba el cuerpo del joven sería diminuto al suyo. Era alto, pero su anatomía seguía siendo pequeña y delgada. Aquella bata se amoldaba a su cuerpo a excepción de la parte de los hombros que estaban más sueltas ya que sus hombros eran chicos para ésta. Pero amoldaba a la perfección la bajada de su espalda y trasero. Su clavícula marcada, la piel de allí brillaba ante la luz de la luna y su mandíbula definida.

Mañana debía preguntarle su edad para descartar todas sus ideas.

Él era un doncél, lo sabía pero no sabía el por qué ocultarlo.

Quizás por el poco privilegio de aquella jerarquía.

Dejó ir un suspiro antes de caminar hacia su habitación nuevamente.

Ya había olvidado que vino a hacer.

•bd•

Al día siguiente Beomgyu se levantó más tarde, ahora Soobin estaba a cargo.

Ahora debía seguir su día como Beomgyu y solo Beomgyu.

Era miércoles así que tenía clases privadas.

Cortesía de su amigo, por supuesto.

Escuchó voces fuera de su cuarto, no era común que pasen por ahí.

Se colocó una bata y abrió un tanto la puerta.

— Luego se encuentra la planta de abajo, donde está la cocina, los baños, cuartos de obradores privados, como el doctor Lee.

Era el rey.

— Oh ¿Y el suyo, su majestad?

— En la cima, pero eso lo veremos más adelante.

El joven de ayer, el rey estaba con él.

Retrocedió y cerró la puerta. Debía bañarse y vestirse.

Procedo a narrar Taegyu, si no es de tu agrado sigue hasta ver negritas otra vez

Cuando el joven doncél terminó de ducharse y vestirse salió de su habitación.

Su clase de historia rumana comenzaba en una hora.

Quiso caminar hacia la cocina pero siguió al rey.

— ¿Cuántos años tiene? — Indagó el pelinegro.

— Tengo 23 años, su majestad.

Observó al rey sorprenderse.

— Vaya ¿Eres mayor que yo?

— ¿Cuánto tiene?

— Tengo 22 años.

Ahora el sorprendido era el joven.

— ¿Cómo es posible que sea rey?

— Mi padre fue un cobarde y la desesperación por volver a alzar el reino llegó a tener que darme el cargo a mi fingiendo su muerte.

— ¿Qué sucedió con su padre, su majestad?

— Volvió diciendo que todo fue un error y que devuelva el trono pero no cedí y el pueblo tampoco.

— Beomgyu, a su clase  — Oyó una voz tras de sí y el joven y el rey voltearon hacia él.

— ¡Gyu! — Exclamó el rey acercándose al doncél.

La maestra del joven hizo una reverencia y esperó a que el rey termine.

— Yeonjun, él es Beomgyu, asistente real y amigo.

— Un gusto — Dijo el castaño tomando la mano del doncél y éste correspondió.

— Debo ir a mi clase, con permiso. — El doncél sonrió antes de adentrarse en el salón de clases.

Ahí retomaba su clase con unos cuantos jóvenes más.

Incluido el amanuense real.

Y las mujeres que hablaron a sus espaldas ayer en la noche.

El doncél siquiera las miró y se sentó al medio.

Dejó su cuadernillo y plumas sobre la mesa.

Una pluma rodó por ésta hasta caer al suelo.

Quiso agacharse pero ya alguien lo había hecho. Taehyun estaba sentado junto a él.

Cuando el doncél levantó su mirada pudo notar al amanuense serio, extendiendo la pluma hacia él. La tomó.

— Gracias. — Susurró

La clase de historia había sido cancelada.

¿Suerte? No, vino en su lugar el maestro de biología.

Beomgyu suspiró observando el pizarrón y escuchando al profesor.

— Podemos observar como es el metabolismo de cada ser y sexo en este dibujo. Como es de esperarse están los hombres, mujeres y hermafroditas que suelen ser hombres, hasta la fecha no se han detectado mujeres.

— ¿Entonces por qué no solo llamarlo hombres? — Indagó un chico en el fondo.

— Porque no lo son, tienen el metabolismo de hombre y mujer, incluso más débil que una mujer y el enorme detalle de que los hermafroditas también pueden quedar en cinta.

— Es inútil, las mujeres estamos para eso. — Dijo una chica.

— Es la creación de la naturaleza, no podemos hacer nada.

— Más bien del diablo, deberían enviarlos a la hoguera. — Habló otro chico.

Beomgyu tragó en seco.

Él era el único doncél ahí y todos lo sabían.

— Por pensamientos como ese, los hermafroditas o donceles tienen expectativas más estrictas.

El resto de la clase fue tan incómoda como aburrida.

Todo eso era directamente para él. Porque no había otro doncél ahí.

— Yo creo que es una creación increible — Habló el chico junto a Beomgyu.

El doncél volteó hacia él. Le estaba hablando.

— Es increible como puede fecundarse fuera de la vulva que no tienen, ha de ser más doloroso supongo.

— No lo sé, no he tenido hijos — Dijo Beomgyu entre risas — Gracias.

— No te preocupes, no les hagas caso.

Beomgyu asintió para ya retirarse. Hoy Soobin tenía junta.

Se acercó a la puerta pero la reunión ya había empezado.

— Ion Vasil es el reino que se ha categorizado como el mayor productor de carne vacuna y por lo que sé han estado teniendo problemas con sus cultivos debido a la sequia. Podrían simplemente intercambiar sus bienes, en Mihai Sorin hay escases de carnes y lácteos debido a que se canceló la cacería y allí los cultivos que retoman la mayoría de los productos como harina y algodón. Un acuerdo les iría bien.

Esa era la voz del joven.

— Que brillante ¿Qué opina su majestad?

Escuchó la risa ronca del rey.

— Que al parecer tenemos un pequeño mentor — Escuchó el rey -— Estoy de acuerdo, que nuestro amanuense redacte la carta y la envíen al reino de Ion Vasil.

"Ese es mi lugar" — Pensó el doncél.

Ahora el joven salió de la habitación.

— ¿Qué haces? — Indagó el doncél.

— Oh, joven doncél. El rey me envió a llamar a-

— Al amanuense, lo oí, es mi trabajo — Dijo el doncél — Iré yo.

El castaño asintió mientras Beomgyu caminaba hacia la biblioteca donde era seguro que estaría el joven amanuense.

Y ahí lo observó, en el sillón, leyendo un libro.

El doncél dió tres golpes a la puerta y el chico volteó al instante.

— Oh, Beomgyu.

— Taehyun, el rey te llama en el salón de juntas.

El joven solo asintió e inmediatamente fue hacia dicho lugar.

Cuando entró, el doncél entró con él.

Los hombres del salón observaron al rey e incluso uno que otro carraspeó.

— Taehyun, necesito que-

— Su majestad — Interrumpió el general.

— No interrumpas a tu rey — Dijo el doncél entre dientes.

— Usted no es nadie para mandarme — Le dijo el general.

— Y usted menos para interrumpir a su soberano.

— ¡Suficiente! — El rey alzó la voz.

Incluso el joven Yeonjun tembló.

— Beomgyu, retírate del salón de juntas por favor.

— Pero...

— Acote la orden de su soberano — La voz del general hacia el doncél era hosca.

El doncél observó un segundo al joven antes de abandonar el salón.

— Hombres estúpidos — Murmuró antes de huir del lugar.


Bueno. Cap concluido el jueves, 16 de septiembre a las 00:58 del 2021

Cabe aclarar que no normalicemos varios actos de la fic. Lo que Soo hizo fue acoso y no hay que romantizar eso es la edad media, no había moralismo ni nada xd

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