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13

 "— Yo solo quiero protegerte, iubirea mea"

[iubirea mea*/ Mi amor.]

El aprendiz solo observó al hombre frente a él, desesperado por su visión cada vez más borrosa.

Pareciera que sus cuerdas vocales se habían enredado en su garganta, no podía gritarle cuanto lo odiaba. Tampoco podía moverse.

Y todos esos sentimientos y acciones desesperadas que fueron interrumpidas se acumularon en lo más profundo de su pecho, así logrando despertar.

Cuando su vista volvió a su estado normal pudo notar que estaba en su habitación, o la que el rey Soobin le había prestado.

Su respiración era agitada e irregular, llevó su diestra a su pecho sintiendo cómo su corazón latía desesperadamente, como si ya no tuviera sangre que bombear y la buscara de manera sedienta.

Cuando se tranquilizó, cerró los ojos y dejó que su cuerpo caiga sobre la cama.

Todos los días esas pesadillas lo atormentaban. Yoongi siempre presente en ellas. Las más horrorosas eran las de sus padres, donde por su culpa los asesinaban sin resentimiento alguno y frente a él. Todos los días le atormenta pensar que eso puede ser una verdad, que luego de haber huido hayan ido tras sus padres, él solo espera que ellos estén bien.

Últimamente había estado muy agotado, no lo entendía. A veces era todo un alma de la noche, siendo el único despierto como si hubiera dormido todo el día y al otro amanecer estaba cayendo del sueño. No ha tenido tiempo para preguntarle a Taehyun sobre eso.

Se paró y abrió las ventanas dejando que los rayos recién nacientes del sol entren en la habitación.

Se observó en el espejo, ese raro de la habitación. No se lo había comentado a Taehyun pero en todo el castillo era en lo único que podía reflejarse... o eso cree, la verdad no se tomó el tiempo de fijarse en otros objetos, aunque definitivamente en el espejo del rey no se veía.

— ¡Oh dios! — Dijo cubriendo su rostro con ambas manos al recordar.

¡¿Cómo podría quedarse en esa habitación?! ¿Cuánto tardaría Soobin en notar que no tiene reflejo?

Alejó sus manos de su rostro tratando de calmarse. Luego vio la gargantilla negra de terciopelo, no era la que tenía antes, era más delgada. La tomó y se la colocó ocultando las marcas en su cuello.

Cuando estuvo arreglado con las prendas que el rey le había elegido salió de la habitación y como era de costumbre ese pasillo hacia su dormitorio era completamente silencioso. Claro, hasta que llegaba a las escaleras y oía todo el caos de los sirvientes y otros nobles.

Yeonjun se sintió un poco aliviado de que ahora estaría más alejado de ese bullicio, su camino era hacia la habitación del rey.

Cuando estuvo frente a la gran puerta, dió tres toques no muy fuertes.

— Adelante. — Se escuchó desde el interior y antes de que el aprendiz pueda tomar la manija de la puerta, esta se abrió dejando ver al doncél sustituto.

— Oh, tú...— Murmuró el sustituto y Soobin se acercó.

— Yo lo llamé. — Soltó el rey y Beomgyu asintió mientras se aleaba de la puerta para que el aprendiz entre a la habitación.

El rey terminó de acomodar sus prendas y Beomgyu ordenó la gran cama.

"¿Durmieron juntos?" — Se preguntó el aprendiz pero pronto desechó esos pensamientos porque lo que el rey haga en su vida privada no era de su incumbencia. 

Soobin observó la mirada fija de Yeonjun, en la cama y en Beomgyu. 

"¿Qué estará pasando por su mente?" — Pensó el rey.

Yeonjun se quedó junto a la puerta y cuando el sustituto terminó su trabajo ahí, se fue no sin antes mirar al aprendiz sin alguna expresión.

El rey se volteó hacia el aprendiz y este inmediatamente levantó el rostro para verlo a los ojos.

— ¿Cómo estás? — Preguntó el monarca acercándose. 

— Bien...— Dijo el mayor, sin importancia.

— Quería darte algo. — Comentó el rey y se alejó para ir hacia algunos de sus cajones y sacar un tipo de compartimento redondo plano.

El aprendiz ladeó la cabeza con curiosidad, pero no se movió de su lugar mientras el rey se acercaba con el objeto en mano.

— Es para ti. — El rey extendió el objeto y Yeonjun lo observó a los ojos, con los labios algo entreabiertos por su sorpresa y luego bajó la mirada a las manos del rey.

El compartimento era color negro y redondo, con algunas rosas rojas pintadas a mano en él. Y era grande, lo suficiente para no verse pequeña en las manos de Soobin.

— ¿Qué es? — Soobin no dijo nada, solo tomó las manos de Yeonjun y le entregó el objeto.

El aprendiz, con ansias, decidió abrir esa especie de caja y la cerró luego de ver en su interior.

— Mm...no. — Murmuró — Esto no es para mi.

— Sí lo es, te lo estoy entregando en tus manos. — Soltó el monarca.

— Su majestad-...Soobin — Aclaró al final — No puedo tener esto.

El rey negó con la cabeza, hastiado y abrió nuevamente el compartimento para sacar la gargantilla de terciopelo negro que como accesorio traía una gema negra preciosa. Cuando el rey tuvo la intención de quitar la anterior, Yeonjun lo detuvo.

— Bien, lo acepto, muchas gracias. — Dijo tomando el obsequio y se alejó del rey mientras hacía una reverencia.

— Yeonjun...-

— Está bien, puedo hacerlo...

Soobin suspiró y observó al aprendiz voltearse para quitarse la gargantilla fina y colocarse la que le había obsequiado. Cuando ya la tuvo puesta, volteó hacia el rey, quien lo observó atónito.

El monarca jamás había sentido algo así hacia un varón, jamás se le había acelerado el corazón tal roedor solo por observar a otro varón. 

Yeonjun solo desvió unos segundos su mirada con incomodidad, el rey no había dicho nada por quince horribles segundos.

— T-te ves...— El hombre carraspeó al notar que tartamudeó — Te queda precioso. — Dijo y Yeonjun solo frunció los labios — Quiero decir, es un buen accesorio, se ve muy bien con tu ropa y...

— Gracias...— Interrumpió el aprendiz y el rey solo asintió incomodo por lo frágil que eran sus labios cerca del mayor. — Y gracias por el regalo, aunque no entiendo el por qué. ¿Se lo das a todos tus aprendices?

— ¿Ah? Yo-...sí.

"¡¿Qué mierda te pasa Choi?!" — Se maldijo Soobin internamente.

— Bueno, no, eres el primer aprendiz no de la realeza que tengo. — El aprendiz asintió, algún confundido por toda la situación.

Estaba seguro que no tenía ese tipo de tratos hacia otro varón y le parecía extraño.

— ¿A quienes tuviste antes?

— Beomgyu. — Soltó y Yeonjun asintió.

— Cuando dijo... — El aprendiz carraspeó un poco, alzando más su cabeza y Soobin quien observó la curva de sus labios en sus expresiones, inhaló tratando calmarse, volteando hacia otros lados. — Que dormiría con usted...¿hablaba en serio? — Preguntó y el rey levantó ahora su mirada prestándole atención.

— ¿Por qué no lo haría?

— Porque... olvídelo, era lo que necesitaba saber. — Soltó el aprendiz y volvió su inquietud — ¿Lo espero abajo?

— No, ¿por qué creías que no hablaba en serio? — El rey no le importaría preguntarle tal cosa a cualquiera, ni se tomaría el tiempo. Pero no evitaría permanecer más tiempo con Yeonjun en su habitación, acercándose a él hasta que diga todo lo que sus ojos dijeron, porque le dió una curiosidad inmensa el cambio de repentino de parecer.

Yeonjun retrocedió cuando el rey se acercó y soltó un jadeo cuando se estrelló solo contra la puerta blanca.

— Ah, porque...no lo sé, me parece raro que quiera dormir conmigo. — Admitió y tragó duro pensando en lo peor, tal vez que lo llevarían a la horca.

— ¿Por qué? — Yeonjun se achicó más cuando el rey alzó una mano, apoyándola en la puerta, junto a al cabeza del aprendiz.

"¿Por qué al rey Soobin le gusta tanto intimidar de esa manera?"

— Porque... tiene al doncél Beomgyu. — Dijo y bajó la mirada, apenado por mencionar algo probablemente muy personal.

El rey rió mostrando su brillante dentadura junto a los hoyuelos que adornaban sus mejillas.

Yeonjun tragó en seco, sintiendo una especie de puntada o revuelto de órganos en su interior al ver esa expresión del rey. Luego de mucho había sentido algo así.

"Recuerda que eres un doncél, el rey un varón, es totalmente normal sentir este tipo de cosas en tu ciclo" — Pensó el aprendiz.

— Beomgyu moriría antes de volver a compartir una cama conmigo. — Admitió desviando la mirada..

— ¿Por qué?

El rey relamió sus labios y observó al mas bajo, notó los ojos de Yeonjun posarse en sus labios, luego rápidamente en sus ojos y finalmente sin verlo a la cara.

— Eres muy preguntón, ¿verdad?

— Sí, lo siento.

Soobin se fijó más detalladamente en su aprendiz, su rostro sonrojado levemente, sus ojos inquietos viéndolo y luego no, sus puños fuertemente cerrados. Estaba esperando ese tipo de reacciones desde hace semanas. 

— Hay que bajar. — El rey, aprovechando la situación, tomó la cintura de Yeonjun con su mano disponible, para correrlo y abrir la puerta pero en ese momento el cuerpo del más bajo se exaltó y tomó los brazos del rey con mucha fuerza. Soobin con preocupación sostuvo a su aprendiz. — ¿Qué pasa?

— N-nada... recordé que...que tengo algo importante con Taehyun. — Dijo rápidamente, abrió la puerta y antes de que el rey parpadee el aprendiz ya no se encontraba con él.

• bd • 

El amanuense selló sus labios, evitando mirar al aprendiz.

— Taehyun, deja de burlarte de mi. — Susurró el castaño cubriendo su rostro con ambas manos.

— Lo siento, no me burlo... solo que no entiendo qué tiene de malo.

— Taehyun, siquiera era algo sexual ¿entiendes? me agarró de la cintura y...lubriqué. — Murmuró lo último con extrema vergüenza y el amanuense negó.

— Estás en tu ciclo y además recuerda que tus hormonas están alborotadas por el cambio.

— Respecto a eso, últimamente puedo dormir, a veces no y tengo hambre pero por más que coma no es suficiente. — Comentó el aprendiz con confianza.

— Oh sí, bueno... la sangre que te di no era la más pura y viva que digamos. — Confesó — Fue una probada e hizo que tu cuerpo cure y pueda sobrevivir pero no recibes las defensas suficientes porque esa sangre estaba algo antigua, bastante perjudicial si eres un novato.

— ¿Tengo que...?

— Eso o pedírselo a alguien. — Soltó el amanuense y Yeonjun solo lo observé — Perdón pero mi amistad tiene limites. — Dijo casi riendo.

— Pero dijiste que moriría — Dijo el mayor haciendo un ligero puchero — Ayúdame con algo.

— No vas a morir porque tuviste algo, pequeño pero algo. Además luego vas a querer más y más y no tengo la suficiente fuerza para quitarte de encima porque eso te fortalecerá como la mierda. Tampoco sé cómo detener a vampiros.

— Está bien... — Susurró.

— Y tampoco te preocupes por lo del rey, quizás al pasar tu ciclo vuelva a la normalidad.

— Eso espero.

— Es extraño ese acercamiento que tiene el rey hacia ti. — Comentó el amanuense.

— ¿Eso crees? — Indagó el mayor alzando ambas cejas y su amigo asintió.

— Sí, el rey suele odiar todo tipo de contacto físico, creo que nunca le tomé la mano una sola vez. — Yeonjun se sorprendió y prestó mas atención — Con Beomgyu incluso ha tenido límites, no puedo creer que te tocó.

"Wow, ¿tan grave era?"

Y justo en ese momento, Beomgyu entra al estudio, sin dirigir su mirada a ninguno de los dos presentes.

— Buenos días. — Solo dijo mientras se dirigía a unos estantes.

Yeonjun se fijó en su fina ropa, pegada a su estrecha cintura, tanto como el saco y sus pantalones eran más sueltos pero también pegados a su cintura. El aprendiz pensó que se veía muy atractivo.

"¿Por qué el rey no se fijaría en alguien como Beomgyu?"

— ¿Busca algo en especial? — Preguntó Taehyun y el doncél ahora fijó su mirada en el amanuense.

— Sí, pero ya lo tengo, no te preocupes.

En los segundos que Beomgyu estuvo ahí y se fue, el amanuense no dejó de mirarlo, ganando eso una sonrisa de parte del aprendiz.

— ¿Te gusta el sustituto real? — Preguntó el mayor, con un tono coqueto burlón y el amanuense volteó hacia su amigo.

— Creí que ya lo sabías. — Soltó el amanuense sin importancia.

Y el aprendiz borró su sonrisa traviesa, esperaba una reacción más ¿inmadura? solo para molestarlo.

— Bueno, no.

— Oh, pues así es, desde hace bastante tiempo.

— ¿Y por qué no estás con él? — Preguntó el aprendiz, casi indignado.

— Beomgyu tiene altas expectativas, quiere un hombre que haga que su familia se sienta orgulloso, que lo haga ver poderoso. — Comentó — Un hombre como el rey.

— ¿Por qué no está con el rey?

— Porque ninguno de los dos quería casarse, solo sus familiares querían esa unión, Beomgyu iba a cumplirla porque si decía que no lo matarían. El rey que en ese momento era príncipe, dijo que no se casaría con Beomgyu y así fue.

Yeonjun asintió, imaginando la situación.

— ¿Y ellos nunca tuvieron algo? — Preguntó el aprendiz y el amanuense lo observó con una ceja arqueada — Solo curiosidad. — Dijo entendiendo la expresión.

— No lo sabemos, por lo que se dice sí. El padre del rey Soobin los encontró teniendo relaciones y por eso quisieron obligarlos, pero es lo que dicen.

— Ya veo...

• bd •

El pálido suspiró pesadamente sin ser consciente de ellos, la mujer junto a él carcajeó suavemente.

— ¿Qué te parece tan gracioso? — Preguntó el rubio sin verla.

— Oh, Min...eres tan adorable. — Soltó la mujer.

— ¿Y ahora de qué estupidez hablas? 

Ella se acercó hasta sentarse sobre el escritorio donde el otro vástago y este la observó con una expresión molesta.

— Pobre min, el vástago más cruel entre todos los parientes y príncipes desde hace más de 200 años. — El rubio suspiró cansado de la mujer — Que rompió cierta ley de la mascarada por enamorarse de un mortal. — Ella carcajeó fuertemente y el hombre sobó el puente de su nariz con su pulgar e índice tratando de controlar no cortarle la cabeza a la mujer en ese instante.

— Maldigo el día en el que me convertí en tu sire. — Murmuró.

— Que hermoso día. — Dijo ella irritándolo más. — Vamos, Min. Desde que tu pequeñito y débil humano se fue casi nos matas a todos nosotros.

— Cierra la boca, tú no sabes qué es amar a alguien.

— Ay sí, lo amas tanto que lo traicionaste.

— No lo hice. — Levantó un poco la voz levantándose del asiento — Descubrió la verdad y no podía permitir que lo asesinasen, primero muerto yo.

— No te preocupes, amor. — La fémina tomó con su diestra la barbilla del pálido, acariciándolo — Hubieran muerto los dos de todos modos. — Dijo volviendo a reír y el pálido se alejó bruscamente. 

— Voy a salir.

— ¿Iras a ver a tu chiquillo como todas las noches?

— No te incumbe, recuerda quien soy para ti, así como te he dado la vida puedo quitártela, no me provoques.

Y ella sonrió mientras el pálido se alejaba.

— ¿Otra vez molesto por ese humano? — Escuchó la fémina una voz tras ella.

— Recuerda que ya no es humano...— Canturreó ella — Pero sí, está tan irritable. Yendo a ver a ese cualquiera todas las jodidas noches.

— Lo extraña, es su doncél. — Dijo el joven vástago y ella bufó.

— Un día va a cometer una estupidez ese jodido mocoso y nos van a cortar la cabeza a todos, si descubren que es un pariente nos matan. 

— Dudo que sea tan idiota, ni el vástago más novato se entregaría a mortales, a no ser que sea un suicida.

La mujer rió tomando en su mano la copa que dejó Min.

— Pobre Min, ¿Qué tendrá ese doncél para flecharlo tan de repente?

— Antes de ser abrazado...mi religión hablaba sobre los donceles y sus habilidades. — La mujer volteó hacia el joven — Que traían algo especial y bastante misterioso.

— Ugh, tú y tu asqueroso pasado. — Murmuró la mujer — Aunque no haz cambiado mucho, sigues comiendo carne humana como antes. — Y se fue. 

• bd •

Yeonjun gimió de dolor exaltando al monarca.

— ¿Nunca montaste un caballo verdad? — Preguntó el rey, tomando la cintura del aprendiz y uno de sus brazos tras su cabeza para ayudarlo a caminar.

— Te dije que estaba bien si solo miraba. — Soltó con una voz débil.

El rey rió ligeramente, guiando al aprendiz a su habitación.

Yeonjun hizo una mueca mientras el rey lo apoyaba en la cama con mucho cuidado.

— ¿En serio te duele tanto? — El aprendiz asintió frenéticamente.

Sus piernas temblaban un poco.

El monarca tragó duro cuando estuvo entre las piernas abiertas del mayor. Le quitó los zapatos e hizo que las plantas de sus pies toquen la superficie de la cama. Luego se colocó sobre sus rodillas, entre esas piernas. Lentamente tomó con sus dos manos cada rodilla del aprendiz y trató de cerrarle las piernas pero el mayor soltó un grito arqueando un poco la espalda y echando su cabeza hacia atrás.

— Mierda...— Murmuró el rey — Quédate quieto, Yeonjun.

El aprendiz respiró profundamente y se exaltó cuando sintió que sus pantalones estaban intentando ser retirados.

— No, ¿Qué haces? — Preguntó el aprendiz, inquieto.

— Calma, solo déjamelo a mi.

Finalmente el mayor dejó que el rey retirara su prenda inferior. 

El monarca tragó duro mientras bajaba la prenda por sus glúteos, admirando unos segundos la delgada cintura del aprendiz. Yeonjun se impulsó con sus talones y codos para levantarse y permitir que el rey deslice ahora la prenda por sus muslos. Soobin sintió su garganta temblar cuando disimuladamente sus dedos se rozaban por la piel

— Oh, dios. — Murmuró el rey cuando retiró por completo la prenda.

— ¿Qué? ¿Tengo algo? ¿Se ve muy mal? — El aprendiz se incorporó sobre sus codos con la intención de ver pero el rey lo detuvo con una mano en su abdomen.

— No, no. — Dijo llevando la parte superior de Yeonjun hacia atrás — Está bien, solo quédate ahí.

Yeonjun sintió las manos del monarca bajar de su cadera a sus piernas y un escalofrío recorrió su cuerpo entero cuando esas mismas manos áspera recorrieron sus piernas. No dijo nada al respecto, solo miró el techo mientras Soobin se alejaba de la cama en busca de algo.

— ¿Qué es eso? — Preguntó al ver al rey acercándose con una especie de frasco en mano.

— Miel. — Dijo otra vez colocándose en la misma posición de antes y Yeonjun alzó las cejas.

— ¿Por qué? ¿Qué tengo? — Preguntó con preocupación.

— Nada, tranquilo, solo unos moretones.

Yeonjun entreabrió los labios para hablar pero las palabras pereciendo en su propio aliento cuando sintió la sustancia pegajosa en su piel.

Soobin suspiró muy cerca de la zona y la piel de Yeonjun se erizó al sentir el frío aliento del rey en la parte interior de sus muslos.

— ¿Duele? — Preguntó el rey masajeando la zona con dos dedos.

Tenía hematomas de varias tonalidades de colores en ambas piernas, entre sus piernas.

— Un poco. — Murmuró.

El rey levantó la mirada encontrándose con los ojos oscuros del vampiro, quien observaba las grandes manos del rey, una rodeando su pierna y la otra masajeando la zona herida. La respiración del doncél se aceleró cuando se fijó en la mirada del rey, quien relamió sus labios casi sutilmente.

Era una de deseo, una que había visto antes.

Cuando el rey se alejó observó sus dedos pegajosos y Yeonjun quiso buscar algo para limpiar.

— No, está bien. — Dijo el rey deteniéndolo — ¿Quieres? — Ofreció la miel y Yeonjun negó tragando duro.

El rey alzó los hombros y quiso limpiar sus dedos con un pañuelo pero una gota cayó de sus dedos al abdomen de Yeonjun.

— Ya está, no cierres tus piernas. — El rey observó con más atención las heridas, a la altura de su abdomen.

— No tenías que-...— El cuerpo del doncél se estremeció cuando sintió un calor húmedo en su abdomen.

El rey había limpiado su abdomen con su lengua.

El aprendiz soltó un ligero gemido, que hizo casi sonreír al rey si no fuera porque repentinamente fue empujado.

— N-necesito ir al baño.

Soobin se asustó por la urgencia.

— ¿Qué? Te llevo. 

— Bien, y llama a Taehyun por favor.

Bld ando en medio chismecito, no puedo decir nada más que avisen errores.

Cap concluido el viernes 5 de agosto del 2022 a las 22:12





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