07.𝗀𝖾𝗍𝖾𝗐𝖺𝗒 𝖼𝖺𝗋.
𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐄𝐋𝐄𝐕𝐄𝐍.
𝗴𝗲𝘁𝗲𝘄𝗮𝘆 𝖼𝖺𝗋.
EN LA RADIO DEL AUTO DE LOS PADRES DE GUINEVERE SUENA FIRE FOR YOU de Cannons, la canción perfecta en el momento im-perfecto.
Su escape fue un éxito. Junior nunca en su vida se había cambiado tan rápido, mucho menos escapado de sus padres o de casa, estaba algo desalineado pero ella lo valía.
Habían salido de la habitación tomados de las manos, pues Beck guiaría a Junior. Iban bien, hasta que Junior paro en seco al ver a sus padres de espaldas hablando con su doctor. Beck sabía que Junior estaba nervioso, el lenguaje corporal nunca miente, y el de el hablaba por si solo. Ella apretó su mano, no solo para tranquilizarlo, si no porque si se quedaban ahí más tiempo los verían, lo jalo hacia una pared cercana escondiéndose detrás de esta.
Parecía que Junior había corrido un maratón por cómo respiraba, se sentía eufórico, estaba seguro que pronto empezaría a sudar de los nervios. Y eso que aún no pasaban al verdadero desafio. Con su pulgar, Beck acarició la mano de Junior, se miraron el uno al otro y asintieron en respuesta a lo que ambos pensaban, era momento de correr. Después de comprobar que tenían el camino libre, apretaron sus manos unidas y se echaron a correr hacia la salida.
Guinevere observó frente a ella el auto negro de cuatro puertas de sus padres, sin pensarlo dos veces trotaron—casi corrieron–a el. Beck soltó la mano de Junior, quien se dirigió a la puerta del copiloto, el auto estaba abierto así que subieron deprisa. Las llaves estaban bajo el asiento, su padre siempre las dejaba allí, nunca supo por que.
—Sabes conducir?
Le preguntó Junior cuando ella encendió el auto.
—Se conducir como Toretto.—dijo, mientras se ponía el cinturón de seguridad.—¿Eso cuenta?
Beck le estaba tomando el pelo. Claro que sabía conducir, su hermano le había enseñado, ya que sus padres estaban muy ocupados para hacerlo. Junior la miró alarmado. Ok. Vamos a morir. Pensó.
—Sujétate.—le dijo antes de arrancar.
Junior obedeció temeroso y se aferró a la tira del cinturón como si su vida dependiera de ello. Beck miró por el espejo retrovisor y retrocedió hasta que salió del estacionamiento. Junior se preocupó cuando estaban por ir por la carretera, pensaba en que acababan de salir del hospital y probablemente regresarían y más heridos de lo que llegaron, o en que seguro los detendrían por ser menores de edad.
Ya un poco alejados del hospital, Junior hablo.
—A donde vamos?
—A un lugar que seguro no sabes que existe.—La castaña le contestó sin apartar la vista del camino.—Pero primero, pasaremos a comprar unos icee.
—¿Que es eso?—le preguntó Junior.
—No sabes que es un Icee?
El negó. Beck volteó a verlo unos micro segundos, lo encontró tierno con su rostro confuso viéndola, pero el no se percataba de que ella lo contemplaba. Volvió su visita al frente.
—Ya lo sabrás. Te gustará.—Le aseguró.
Junior se acomodó en su asiento y con los brazos cruzados se recargó en la ventana, Beck por su parte, subió el volumen a la radio. Ambos iban en silencio y sumergidos en sus pensamientos mientras ahora escuchaban Geteway Car de Taylor Swift.
Probablemente no se lo dirían, pero escapar es todo lo que necesitaban. En ese momento solo eran dos adolescentes normales que iban en un auto de escape, huyendo de sus miserables vidas. Beck y Junior sabían que no llegarían muy lejos, pero lo intentarían.
🔪
—Esta delicioso.
Declaró Junior por quinta vez con la boca medio abierta llena de Icee de cereza mientras el y su chica caminan fuera del establecimiento hacia el auto. Beck sonrió con su Icee de frambuesa en mano.
—Te dije que te gustaría.
—Y? ¿Donde es la siguiente parada?
Preguntó curioso. Beck le dió un un sorbo a su Icee antes de contestar.
—Sube. —Le dijo, aunque había sonado a orden.
Ambos subieron al coche y emprendieron camino al que en un futuro sería su lugar especial. Minutos después, Beck aparcó en las montañas, bajaron del auto con sus Icees en mano dejando la radio encendida y puertas abiertas. Junior se dirigió al borde con cautela para admirar el paisaje frente a el. La vista era espectacularmente hermosa, se podía ver toda la cuidad iluminada, como en las películas y series.
Junior dejó salir un 'wooow' fascinado. Beck, quien se paró a su lado con una mano metida dentro de los bolsos de su chaqueta, podría jurar que sus ojos literalmente brillaban. Y es que ella tenía razón, Junior no tenía idea de la existencia de ese lugar.
—Ven.
Ella lo tomo de la muñeca y lo dirigió al auto, lo soltó y subió arriba del capo, paso por encima del parabrisas y se sentó en el techo con las piernas cruzadas. Junior repitió sus pasos cuidadosamente, el prefirió sentarse abrazando sus piernas. Pasaron al rededor de cinco minutos para que alguno se animara a decir algo.
—Se ve mucho mejor desde aquí.
—Mmhumm.—murmuró Beck, con los ojos cerrados, disfrutando del viento en su rostro y de la paz que abundaba en ese lugar.
—¿Como es que no sabía de este lugar?—Junior se preguntó, pero lo hizo en voz alta.
—Por que eres un idiota.—"respondió" Beck abriendo los ojos y mostrando una sonrisa bromista.
Junior sonrió.
—Si. Tal vez. —Admitió.
La castaña se terminó lo último que le quedaba de su Icee y arrojó el envase a una esquina. Junior a diferencia de Beck, aún le quedaba de su Icee, pues no había estado comiéndoselo en el camino.
—No quiero regresar. Quiero quedarme aquí para siempre.
Confesó Junior, observando algún punto en el paisaje.
—No tenemos que hacerlo.
La escuchó decir con calma.
—A que te refieres?—pregunto, sin mirarla.
—A que podríamos huir juntos, vivir nuestro amor.
Beck lo había dicho con tanta seriedad que Junior no se había dado cuenta que le estaba tomando el pelo, otra vez. Cuando lo hizo, rio sin mostrar sus dientes mirando sus rodillas.
—La realidad es triste, ¿no es así?—Pregunto ella, girándose a verlo.
—La vida es cruel, Beck.—dijo evitando mirarla.
Junior pensaba que si la miraba, con solo verla a los ojos, le transmitiría su sufrimiento, y el no quería eso. Pero ella también estaba sufriendo, sufría sola y en silencio. Los dos lo hacían, cada día, cada tarde y cada noche.
—Somos tan jóvenes para pasar por toda la mierda que tenemos que soportar cada día.
—Oye.
Guinevere puso su mano sobre la de el, Junior, quien había estado evitando tener algún tipo de contacto con ella, rápidamente se giró a mirarle.
—Haremos que funcione.—dijo ella suavemente.—Nuestras vidas.—se apresuró a decir.—¿te parece si, por ahora disfrutamos de esto?
Junior asintió con una apenas notable sonrisa. Beck le sonrió de vuelta y nuevamente miró hacia enfrente. Entonces, Junior hizo algo que no pensó que haría, entrelazo sus manos. El corazón de Beck dio un vuelco, pero no dijo mi hizo nada al respecto, aunque se moría por bajar su vista a sus manos entrelazadas, al igual que Junior. Lo único que ambos hicieron mientras miraban el hermoso paisaje frente a ellos, fue sonreír. Sin saberlo, sonrieron al mismo tiempo.
🔪
—Hogar dulce hogar.
Dijo Beck, luego de aparcar el auto a fuera de la casa de Junior. El vecindario estaba solo, oscuro y callado. Se habían pasado tres horas fuera, pasaban de las tres de la madrugada.
—Ni en mis sueños.
Junior no quería entrar a su hogar, bueno, a su casa, no podría llamarle hogar. No quería ni pensar en lo que pasaría cuando entrara por la puerta, pero lo estaba haciendo, se estaba preparando para lo peor.
—Creo que dormiré aquí. ¿Te molesta?
—Técnicamente estás afuera de la casa de mi vecino de enfrente. —dijo Junior, con una apenas notable sonrisa.
Maldito sabelotodo. penso Beck.
—Cierto.—Beck recargó la cabeza en el asiento.
—Tan mal te va ir?—le pregunto Junior.
—No tienes ni puta idea.—dijo, cansada.
—Si quieres, puedes pasar la noche aquí.
¿Que acababa de es oír ella? ¿Que acababa de decir el? Junior mantenía una expresión neutra en su rostro, pero por dentro estaba nervioso aunque no lo demostrase. Beck no lograba formular una respuesta concreta en su cabeza, mucho menos sabía cómo actuar.
—Tus padres te matarán.—Logró decir.
—No se enteraran.—Junior casi susurro.
¿Que debía hacer? ¿Aceptar? ¿negarse? ¿Sería estupida por negarse? Muchas "matarían" por estar en su posición.
—Solo si prometes que tú dormirás en tu cama y yo en el suelo. Odio cuando se rehúsan a dormir en su cama.
—¿Que te parece si...ambos dormimos en mi cama.—"propuso". Beck lo miró con diversión.
—Alto ahí, tigre.
Ambos soltaron una pequeña y silenciosa carcajada.
—De acuerdo.—Aceptó Junior.
—¿Tienes puerta trasera?
—Entraremos por la ventana.
—Junior, tu habitación esta en el segundo piso.—le "recordó".
—No lo sabía.—dijo sorpresivo, frunciendo el ceño, estaba usando el maldito y poderoso sarcasmo.—vamos.—Junior abrió la puerta del coche, bajo y cerró esta con cuidado esperando a que ella hiciera lo mismo.
Guinevere bajo y cerró la puerta del coche con cuidado para después dirigirse hacia Junior, quien estaba a mitad de la calle esperándola. Junior tomó su mano dirigiéndola hacia su ventana. En menos de dos minutos, los dos ya estaban en la habitación de el.
—Así no es como imaginaba tu habitación.—dijo Beck en voz baja.
—Al menos te lo imaginaste.
Beck reprimió una sonrisa.
—Jake esta?—preguntó. Junior suspiro con pesadez.
—No lo se. —Contestó tratando de no sonar molesto, mientras arrodillado buscaba algo en uno de sus cajones de ropa.—No tendrás pensado ir a verlo, ¿verdad?—preguntó expectante poniéndose de pie.
—Solo preguntaba.
—Ten.—dijo entregándole ropa suya doblada. Beck la tomo y Junior camino un poco hacia adelante para darle "privacidad", pues si abría la puerta del baño haría ruido.
Beck se despojo de su chaqueta al mismo tiempo que sacaba sus pies de sus botines, luego se despojó de su ropa y se puso la de Junior, un pants negro que pudo ajustar para que no se le cayera y una sudadera igual larga y de color negra.
—Gracias.—dijo, dándole a entender que ya podía voltear. Junior volteó y la admiró de pies a cabeza, a su parecer, su ropa le quedaba perfecta, no podía apartar sus ojos de ella. incómodo, trago saliva y dijo:
—Te queda mejor que a mi.
—Si tú lo dices.
La vio doblar su ropa, un mechón de su cabello cayó sobre su cara, Junior se moría de ganas por ir a apartarlo y ponerlo detrás de su oreja, pero se contuvo. Beck puso su ropa sobre un mueble mientras que Junior hacía un tendido en el suelo a lado de su cama.
Un par de minutos después, Beck no lograba conciliar el sueño, aún más sabiendo que Junior dormía en el suelo y no en su propia cama a diferencia de ella. Había tenía una mini "pelea" con el que obviamente ella no ganó. Dormirían solo dos horas, casi eran las cuatro de la madrugada y ella se despertaría a las seis para irse a casa eh ir al colegio. No quería y no podía dejar que Junior durmiera en el incómodo suelo, era su casa y su cama. Si el no subía a la cama, ella bajaría a tenderse a su lado.
—Junior.—Le llamo en voz baja.
El solo respondió un "mmm" pues se estaba quedando dormido.
—Sube.
—¿Que?—Preguntó él desconcertado.
—Que levantes tu trasero y vengas aquí ahora.
—¿Por que? ¿que pasa?
—No puedo dejar que duermas en el suelo, sube.
—Está bi...—
—Que subas.—ordeno.
Junior obedeció sin protestar más. Temió por un momento. Se metió entre sus sábanas y se acomodó a su lado, ambos miraban el techo en silencio.
—Descansa, Junior.—Beck suspiro y cerro sus ojos.
—Igual.
Junior giró su cabeza y la vio inconsciente, pensó que seguramente ya estaba dormida, también pensó en que se veía hermosa, que ella era hermosa. Observó y capturó en su memoria cada parte y facción de su rostro, deseaba tanto besarla. Su aroma, el cual Junior reconocería a kilómetros de distancia, inundo sus fosas nasales, y ahí supo que podría matarlo como un gas tóxico. Que ella podría acabar con el. Vio su mano descansar sobre su abdomen y quiso tomarla, pero también quiso abrazarla, quedarse entre sus brazos para siempre.
—Estoy despierta.—susurro. Abrió los ojos y giró su cabeza hacia Junior, quien la veía con una pequeña sonrisa.
—Eres muy hermosa.
—Y tú muy idiota para este mundo.—Junior rio bajo, Beck sonrió al oírlo reír que por su propio comentario.—Creo que...eres demasiado bueno para este mundo. Demasiado puro.—se sinceró.
—Yo...—Junior bajo la mirada. No encontraba las palabras correctas para desmentir lo que Guinevere había dicho.
—Junior.—Beck se acosto de lado quedando frente a el.—Cállate y abrázame.
Junior se sorprendió, pero sin pensarlo dos veces lo hizo. Se acosto de lado y puso su mano en la cintura de ella atrayéndola hacia el. Beck se escondió en su pecho y pasó su brazo por su cintura abrazándolo. Ambos podían sentían el calor del otro, sentir y escuchar el corazón del otro latir. Ese abrazo, ese momento, se sintió tan jodidamente bien.
—Me divertí mucho hoy.—le confesó Junior en un susurro.
—También yo.
—Descansa, Ginny.
—Descansa, Junior.
Y así, ambos pudieron conciliar el sueño en cuestión de minutos.
🔪
—Hola linda.
Saludó Tiffany del otro lado del celular.
—Quiero verlo.—dijo Beck, mientras abría la puerta de su casa lista para irse a la escuela.
—Te refieres a Archie?—Tiffany no le dio tiempo a Beck para responder cuando volvió hablar.—¿No está contigo?
Beck frunció el ceño.
—¿A que te refieres?
—Que Archie dijo que iría a visitarte. ¿No ah llegado?
¿Acaso Tiffany estaba bromeando? Por que era una broma de muy mal gusto.
—¿Que? No. El no...—Beck se comenzó a desesperar, no era una broma.—¿Como lo dejaste salir? ¡Nuestros padres podrían verlo!
—Tranquila, es un chico muy listo.—dijo Tiffany con calma. Beck apretó su celular, estaba molesta, y nerviosa.
—Te habló después.—le dijo y colgó.
—Era Tiff?
Guinevere se paralizó en su lugar. ¿Era quien ella creía que era? Se giró lentamente hacia la entrada de su casa y ahí lo vio, recargado en el marco de la puerta sonriendo de lado. Estaba más que sorprendida, frente a ella, a unos cuantos metros de distancia se encontraba la persona a quien más amaba en todo el mundo, su hermano.
—Archer.
—Me extrañaste?—preguntó manteniendo su "encantadora" sonrisa.
Guinevere camino hacia él a paso rápido mientras que Archer abrió sus brazos en dirección a su hermana, Beck pasó sus brazos por al rededor de su cuello escondiéndose en este, los delgados brazos de su hermano rodearon su cintura apretándola a el.
—Cada día de mi miserable vida.—las lágrimas amenazaban con salir.
—Creo que tú y yo tenemos mucho de que hablar, Becky.
La mayor se separo de su hermano retrocediendo dos pasos.
—Por donde empiezo...
Sería una conversación muy larga.
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