011. 𝗁𝗈𝗉𝖾.
𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐄𝐋𝐄𝐕𝐄𝐍.
𝗵𝗼𝗽𝗲.
BECK ENTRO A CASA DE JUNIOR, SUBIÓ LAS ESCALERAS deprisa dejando su chaqueta de cuero negra tirada sobre estas debido a la inmensa calor que estaba sufriendo por haber corrido kilómetros desde su casa a la de su novio. Entro a la habitación y encontró a Junior mirando por la ventana.
—Gracias a Lucifer.
Beck dejo salir un suspiro de alivio al verlo, se acercó a el y puso sus manos en sus mejillas.
—Mierda. ¿Estas bien?—le preguntó con horror al verlo manchado de sangre. Junior retiro sus manos bruscamente.
—Todo este tiempo Jake y Lexy tenían razón.
Junior la miró y pareció recordar o mas bien, darse cuenta de algo. Recordó lo que el hermano de su novia había dicho hace unas horas, también acontecimientos pasados que ahora tuvieron sentido para el.
—Ahora lo entiendo. Tu eres "ella".
—¿De que hablas?
—Tu hermano estuvo aquí hace como una hora. También Edén. Y una mujer rubia la cual desconozco su nombre. Vinieron a ver si soy parte de su culto.
Omitiendo el hecho de que Beck estaba bastante sorprendida por que su hermano, Edén y Tiffany fueron a ver a Junior, noto algo "raro" en lo que dijo Junior, una palabra.
—Soy?—cuestionó ella.
Junior había dicho Soy en lugar de Era.
—Soy.—afirmó el.
Beck sintió en su corazón que ya era demasiado tarde. Eso no era lo que quería para Junior. Al inicio si, siguió el consejo de su hermano creyendo que así estarían juntos por y para siempre. Su amor por el la tenía cegada, pero ese mismo amor la había hecho recapacitar. Edén tenía razón cuando le dijo que Junior no pertenecía a su mundo. Junior no es un asesino. Es débil. Chucky utilizó eso a su favor. Logró manipularlo, lo que no pudo hacer con Jake.
—¿Por que no me dijiste de su pequeño culto? Habíamos acordado no tener secretos entre nosotros después de que me contaste sobre ti y tu familia.—Junior estaba muy molesto, pero no lo suficiente como para dejar que su enojo lo controlara.
—Yo...
—Esta bien, Queenie. Junior ya es parte de la familia.——Dijo una voz áspera.
Beck miró por encima del hombro de Junior encontrándose con Chucky a mitad de la habitación. Sintió tanta rabia que de pronto quiso gritarle y darle una fuerte patada al muñeco, más sin embargo se mostró tranquila.
—¿Que le dijiste?
—Me abrió los ojos.—respondió Junior por el.
—No, Junior.—Beck volvió a poner sus manos en el pálido rostro de su novio.—Tu no quieres esto, créeme.
—¿Y tú si?
Esta vez no fue Junior quien retiró sus manos.
—Yo no me uni porque quise. Lo hice por mi hermano.
Junior frunció el entrecejo.
—Tenía un trato con ellos.
—¿Tenías?—Inquirió Chucky.
—Tenía.—remarcó.
—¿Que clase de trato?—le preguntó Junior.
—La clase de trato que se convierte en deuda, muchacho.—Dijo Chucky.
Beck lo pensó durante pocos segundos antes de decidir empezar a hablar sobre eso.
—Yo tampoco le creía a Jake. Hasta que Chucky me busco. El me prepuso que...si yo me unía a ellos, Tiffany sacaría a mi hermano de la correccional.
Solo por esa razón, Guinevere estaba con Chucky y Tiffany. No por miedo a que uno de los dos los asesinara a ella y a su hermano. Ellos le devolvieron a su hermano, se los debía, era un trato justo. Era una deuda que nunca podría pagar.
—Archer era lo único que quería en todo el mundo y que no podía pagar para tenerlo. Acepté sin pensarlo.
Junior agachó la cabeza. Se sintió avergonzado y arrepentido, la había juzgado sin saber. El ruido de un coche se escuchó afuera, Beck se asomó por la ventana y vio a un hombre caminar hacia la entrada de la casa con un arma en su mano para después esconderla en su espalda. Era el maldito Andy Barclay. Beck se dirigió al armario de Junior, lo abrió y saco una sudadera gris y se la arrojo a su novio.
—Cámbiate. Me encargaré de el.
—Iré contigo.—le dijo mientras se despojaba de la sudadera manchada de sangre para ponerse la limpia.
—Puedo encargarme de el.
—Esta es mi casa.—Junior le había alzado la voz.
Beck inclino un poco su cabeza como Wanda Maximoff haciendo su mismo gesto. Beck tenía la costumbre de copiar los gestos o acciones que sus personajes favoritos hacían, incluso sus líneas.
—Entonces, será mejor que empieces a hacerte cargo de tus problemas por qué ahora estás solo.
Se fue sin dejar que Junior dijera algo. No necesitaba su mierda, ya tenía suficiente con la suya. Salió por la puerta trasera para no toparse con Andy. Guinevere camino de regreso a su casa pensando en ese "desacuerdo" que había tenido con Junior y en lo que sucedería mañana. No estaba lista. Necesitaba más tiempo. Antes de encerrarse en su habitación, pasó a la habitación de su hermano menor. El pequeño parecía estar durmiendo, pero no lo estaba. Beck se sentó en la orilla de la cama y lo observo dormir, hasta que Henry se movió pareciendo despertar.
—Lo siento. No quise despertarte.—le dijo en voz baja.
Henry aún no hablaba mucho, pues apenas tenía un año. No lograba formar oraciones o entender muy bien lo que le decían, pero era inteligente para otras cosas.
—Oye,—Beck colocó su mano en la pierna de Henry.—pasado mañana, tú y yo haremos un viaje. Aún no se a donde, pero conocerás a muchas personas y seremos una familia. ¿Estas de acuerdo?
Henry asintió varias veces y sonrió mostrando sus dientecitos mientras se removía en su cama. Eso era un definitivo si. Beck se levantó y se acercó a su hermano para darle un beso en la frente.
—Descansa. O, Sandman te visitará.
Henry cerró sus ojos y se aferró a su cobija con temor. Beck solía decirle eso para asustarlo y que así durmiera. Salió de la habitación y cerró la puerta con cuidado luego de darle una última mirada a su hermano. Henry era por decirlo un simple mortal, y Guinevere era su ángel guardian. Aunque de ángel se podría decir que no tenía nada más que su rostro.
—¿Charlando con tu hermano?
—¡Ay por Lucifer!—exclamó ella asustada llevándose una mano al pecho.—Papá, me asustaste.
El hombre acababa de salir de la habitación que compartía con su esposa cuando se encontró a su hija salir de la habitación de su hijo menor. Por suerte, no había alcanzado a oír lo que le había dicho al pequeñín.
—Quería ver que estuviera dormido. Pensaba contarle un cuento o dormir con el.
Alastor sonrió con ternura. Guinevere nunca fue buena con los bebés ni con los niños. Ellos parecían detestarla. Excepto Henry. Ese niño la amaba como si fuera su madre. Amaba pasar tiempo con su hermana mayor, y ella con el.
—Eres una buena hermana.—afirmó el hombre.
Guinevere era una buena hermana, una buena amiga y a los ojos de Alastor una buena hija.
—Ven.—le tendió su mano.—Vamos por un vaso de leche.
Beck aceptó la mano de su padre y bajaron a la cocina. Jalo una silla de la mesa hacia atrás y se sentó en ella esperando a que su padre le sirviera un vaso de leche.
—¿Estabas con tu novio?—le preguntó su padre poniendo el vaso cristalino con leche sobre la mesa.
—Si.—tomó el vaso entre sus manos más no bebió su contenido.
—Tu tía Victoria hablo esta tarde.—Alastor tomó un gran sorbo de leche.—Quiere que te quedes con ella un tiempo en San Diego. Lo hablé con tu madre, puedes ir.
Victoria Arellano era la hermana menor de Alastor. Victoria nació cinco años después que su hermano y se crió en Los Ángeles junto con el, ahora vivía sola en San Diego. No veía a su único hermano y a sus únicos sobrinos seguido, solo se veían en las festividades. Dejó de mantener contacto con ellos unos meses antes de lo que sucedió. Hasta hace poco, cuándo Alastor la llamo para mantenerla al tanto de su situación actual. Y ahora Victoria lo había llamado para pedirle permiso para que dejara ir a su única sobrina a visitarla a Londres.
—Me encantaría. Pero...tal vez en otro momento.—dijo, esperando a su padre comprendiera y no le preguntara algo al respecto.
—La llamare y se lo dire por la mañana entonces.
Guinevere asintió y bebió del vaso.
—Cali.—Beck miró a su padre, quien solía llamarla por su segundo nombre.—Se que tú mataste a Jenna Saltzman.
Por un momento, Beck pareció haber visto a un fantasma. O más bien, a un muerto.
—Lo hice para proteger a nuestra familia.
—Lo se.
Beck no se sorprendió. También no se molesto en preguntarle como se había enterado, el siempre se enteraba de todo. Hasta de cada paso que ella daba, como si tuviera un rastreador puesto. Por eso tenía que ser cuidadosa.
—No quiero...que arruines tu vida.
Guinevere tenía su vida planeada. Por su madre, claro. Pero nada de lo que la mujer había escogido para su hija era lo que ella quería.
—Y no quiero perderte.
A Alastor la sola idea de perder a su hija le aterraba. Porque sabía perfectamente que ni con todo el dinero del mundo podría pagar para que se quedara a su lado.
—No lo haré. Y no lo harás.—Sonaba segura, pero no lo estaba.
Alastor se levantó y fue a la sala de estar donde se paró frente a la ventana, con ojos cristalizados miraba a través de las cortinas transparentes. Trataba de mantenerse fuerte. Sabía que su hija no están bien. Hacía días había notado diferente su comportamiento y que casi no estaba en casa durante el día, más no había dicho nada al respecto.
Beck también se levantó, fue hacia el y lo abrazo. Alastor inmediatamente la abrazo de vuelta, parecía que había estado esperando por ese abrazo.
—Te amo demasiado.—le dijo su padre en un susurro.
—Y yo a ti, papá.
🔪
Después de "irse a dormir", Beck salió de su casa y caminó hasta la de Chucky y Tiffany. Cuando llegó, no había nadie adentro, bajo al sótano y ahi estaban su hermano, Edén, Junior, Tiffany, Chucky, Nica Pierce, y para su sorpresa, un ejército de muñecos Good Boy's. Abrió la boca con sorpresa al ver a Devon con cinta adhesiva en la boca y atado a una silla.
—¡Queenie!—chillo de felicidad Tiffany al ver a Beck, quien seguía viendo a Devon sorprendida.
—Mi hermanita está aquí, siii.
Celebró Archer feliz y sonriente para después abrazar a Beck. Estaba un poco mucho ebrio. Archer a veces daba vibras de Klaus Hargreaves. Beck hizo una mueca de desagrado y se separó de el.
—Apestas a alcohol.—le dijo mientras se tapaba la nariz.
—Esta es mi última borrachera, lo juro.
Beck negó con una pequeña sonrisa olvidándose completamente de Devon. Fue con Edén, quien se encontraba en el sofá con las piernas encima de una pequeña mesa al frente.
—Aquí tienes hermoso.—Tiffany le dio a Junior un vaso con leche y un plato con galletas.
Tiffany también les dio a Edén y Beck, quienes lo aceptaron y sonrieron como forma de agradecimiento. Edén no bebió la leche pero se comió las galletas, y Beck si bebió la leche pero no se comió las galletas, se las dio a Edén.
Chucky hablaba con el otro Chucky dentro del cuerpo de Nica y Tiffany trataba de llamar su atención pero ambos la ignoraban. Archer miraba el techo con la boca medio abierta, Edén comía sus galletas felizmente y Junior miraba a Beck, quien evitaba mirarlo.
—Tiff.—le hablo Beck llamando su atención.—¿Te molesta si duermo aquí?
—Claro que no, linda. Y a Chucky tampoco le molesta, ¿cierto Chucky?
El mencionado asintió y siguió conversando con su otra mitad. Tiffany seguía tratando de que la incluyeran en su conversación, o al menos que le pusieran atención.
—Escucha, Chucky, tienes que hacer tu ego a un lado. Eres el hombre más egocéntrico que eh conocido en mi corta vida.—le dijo Tiffany a ambos Chuckys ya molesta.
—Esto se pondrá bueno.—Le susurro Edén con emoción a Beck.
—Me hablas a mi?—le preguntó "Nica".
—O a mi?—Preguntó ahora Chucky.
—Técnicamente ninguno de ustedes es un verdadero hombre. Un verdadero sabría como tratar a una reina.
Ambos Chuckys se miraron entre sí. Chucky en el cuerpo de Nica se levantó.
—Yo no veo a ninguna reina.
Esa había sido la gota que derramó el vaso. Tiffany lo abofeteó con fuerza haciéndolo caer al suelo. Archer, Edén y Junior chillaron mientras veían la escena con atención. Beck se levantó y se fue del sótano evitando mirar a Devon.
Una hora más tarde, alguien tocó la puerta de la habitación donde estaba. No preguntó quien era, se levantó y fue a abrir. Era Junior.
—Hola.
—¿Necesitas algo?—Le preguntó, fingiendo parecer que la había despertado.
—¿Puedo pasar?—respondió el con otra pregunta.
—¿No sabes que no se debe responder una pregunta con otra?
Junior no supo que responder o hacer. Beck se hizo a un lado para que entrara.
—Quiero discúlpame por lo de hace un rato.
Guinevere lo miró fijamente analizándolo, parecía de verdad estar arrepentido. Y es que si lo estaba. Beck no quería perdonarlo así nomas, ¿pero que podía pedirle? ¿Tiempo? No lo tenían. Se rindió.
—Es estupido.
Junior la miró asustado, ¿acaso iba a dejarlo? Empezó a desesperarse y a buscar una solución en su cabeza.
—Es estupido que estemos en esta posición por algo estupido.
Ni siquiera habían peleado. El miedo había hablado por Junior cuando le alzó la voz en su casa. Ambos permanecían en silencio. Junior se sentó a su lado en la cama y murmuró un "Lo siento" otra vez.
—No voy a tratar de convencerte de no hacer esto. Tu escogiste este camino. Y ahora caminaras solo por el.
—¿A que te refieres?—preguntó Junior desconcertado.
—Te amo. Pero, ya no puedo ver un futuro en el que tú y yo estemos juntos.
Lo estaba dejando ir. Y le estaba costando mucho.
—Tuve un sueño.—Soltó de repente Junior, mirando hacia el frente sin ningún punto fijo. Como si lo que estuviera a punto de decir cambiara algo. Esperaba que así fuera.
—¿Ah si? ¿Que viste?—inquirió Beck con curiosidad.
—Éramos adultos. Vivíamos en California. Y teníamos un perro, su nombre era Steve. Quisiste llamarlo así por Steve Harrington.
Beck soltó una pequeña carcajada. Si sería ella.
—Tuvimos una hija.—Beck lo miró.—Su nombre era Hope. La llamamos así por que era nuestra esperanza. La esperanza que conservamos todo el tiempo.
Fue un hermoso sueño. Pero había sido solo eso. Un sueño.
—¿Era una buena madre?—preguntó. Ella no se veía siendo madre.
—La mejor.—respondió Junior sin dudar.—¿Por que?
—Si llegó a tener un futuro y a ser madre, no se si sere una buena. Nunca eh tenido una, realmente.
Guinevere nunca fue querida por su madre. Para la mujer solo existía su hijo, Archer, y ahora Henry. Pero claro que nadie podía saber eso, ni el propio Alastor. Pues Anissa fingía querer a su hija delante de todos. Guinevere era niña que necesitaba una madre, es por eso que Victoria Arellano la llevaba con ella a Londres cada verano. Su tía Victoria fue su madre. Y como la mujer no tenía hijos, consideraba a su sobrina como su hija. Anissa Quinn ni siquiera debería llamarse madre así misma.
—Fue un sueño y nada más, Junior.—dijo, restándole importancia.
—Podríamos hacerlo realidad.—Junior se levantó y se arrodilló frente a ella.—Solo...quédate conmigo. Por favor.
Junior básicamente le estaba rogando que no lo dejara. Guinevere no sabía cómo sentirse. ¿Poderosa por tenerlo rogándole? Claro que no. Ella solo pensaba en, ¿quien en su sano juicio querría estar con alguien como yo? Soy un mounstro. A Junior claramente Guinevere le nublaba el juicio.
—Por favor. No me abandones. —imploró, agachando la cabeza.
Beck no sabía que hacer. El silencio se hizo presente unos momentos.
—Así que Hope,¿eh?
Junior levantó la cabeza y sonrió de oreja a oreja entendiendo que le había dado una oportunidad. Que ahora ellos tenían otra oportunidad.
—Nuestra hija será diferente a los otros niños.—Junior se levantó.—Y ya que la mencionas, será mi princesa siempre. Si alguien quiere hablarle, necesitará mi permiso.
Beck rodó los ojos con diversión. Le era imposible imaginar a Junior como padre. Y escucharlo decir esas cosas, la hacía pensar en la posibilidad de un futuro juntos.
—Serás insoportable cuando tenga novio.
Aún no tenía pruebas pero tampoco tenía dudas.
—Seré un perfecto caballero.—Junior puso sus manos detrás de su espalda.—Y si sus pretendientes no cumplen mis expectativas...—miró al techo fingiendo pensar.—me temo que desaparecerán en extrañas circunstancias.
Beck reprimió una carcajada. Se tumbó hacia atrás y colocó sus manos en su estómago mirando el techo.
—Mejor tengamos un niño.
—Quiero una niña.—Junior se tumbó a su lado eh imitó su acción de poner sus manos sobre su estómago y mirar al techo.
—De acuerdo. Pero si tendremos un perro llamado Steve.
Junior sonrió. Si eso quería, la complacería. Guinevere volteo a verlo y Junior hizo lo mismo al sentir su mirada puesta en el. Dicen que los ojos son el portal hacia el alma. Parecía que en los ojos del otro miraban mucho más allá. Ni un solo parpadeo, solo dos miradas conectadas.
—Te amo.—susurro Junior entrelazando sus manos.
Guinevere sonrió y respondió;
—Te amo. Y te amaré en todas mis vidas.—dijo con seguridad, y una pequeña sonrisa apareció en sus labios.
Junior acortó la distancia entre ellos y junto sus labios. Un suave y lento beso que les demostraba su amor por el otro más que mill palabras.
Tiffany entró a la habitación con la boca completamente manchada de sangre.
—Queenie, linda. Me temo que no te vas a poder pasar la noche aquí.
—¿Que? ¿Por q...? ¿Que mierda te paso?
—Tuve un...pequeño desliz.—rio nerviosa.—Junior, es hora de irnos.
—¿A donde?—preguntó el.
—Aún no lo se. No podemos quedarnos. Salgan, ahora.
Beck y Junior se levantaron y salieron de la habitación tras Tiffany. Vieron el desastre que había en el sótano y salieron inmediatamente de la casa después de que Junior tomara un muñeco y dejando a Devon. Nica estaba inconsciente en la parte trasera del auto junto con Archer, quien también estaba inconsistente a causa de la borrachera. Edén estaba a su lado y Tiffany iba al volante.
—Te veo en unas horas.—le dijo Junior, le dio un beso corto y subió al auto en el asiento del copiloto.
—Tomaste uno?—le preguntó Tiffany a Junior al ver el muñeco pelirrojo sobre sus piernas.
—¿Puedo quedármelo?
—Bien. Pero tú limpiarás su desastre.
—Tiff.—la mencionada volteo a ver a Beck.—Respecto a lo que hablamos...prométeme que los sacarás de aquí.
Beck tenía el presentimiento de que no viviría para ver la luz del día pasado mañana. Por eso, hace unos días atrás había hablado con Tiffany obligándola a que le prometiera que sacaría de Hackensack a Henry y a Archer si algo le sucedía. Si su plan no salía como quería.
—Te lo prometo, linda.
Beck asintió y los vio partir. Regreso a su casa caminando por la oscuridad, sin ninguna luz que iluminará su camino. A esa hora no había ningún un alma en la calle. Solo era ella.
Se viene el final.😭
¿Están preparadas?
Yo no lo estoy.
No quiero que esto acabe.🤧
¿Que les pareció?
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