𝟏𝟐 | 𝐌𝐔𝐃𝐀𝐍𝐙𝐀 𝐘 𝐋𝐋𝐀𝐌𝐀𝐃𝐀
❝ mudanza y llamada ❞
Converso con Petra mientras bajamos del taxi que se estaciona cerca al edificio, en el cual viviremos ambas a partir de ahora. Gunther está esperándonos frente al lugar como hemos acordado para que pueda ayudarnos con las cajas. Aunque estas no son muchas por parte mía; sin embargo, por parte de Petra, ella tiene dos maletas, posiblemente de ropa y zapatos, como yo, y tres cajas muy... grandes.
—Tienes que ayudar a Petra, Gun. Ella es quien trae las cajas más pesadas —digo mientras palmeo el hombro de mi amigo y le saludo con un movimiento de cabeza. Las llaves las tengo en uno de los bolsillos de mi abrigo. La gerente, dueña del edificio fue tan amable de abrirnos la puerta de la entrada con su acompañante, así que logramos entrar con todas las maletas.
—Ahora cuando salgamos a algún lado, ya no nos separaremos en el paradero de siempre —escucho decir a Gunther mientras subimos en el ascensor de servicio. El edificio tiene cerca de doce pisos. Gunther lleva viviendo allí desde finales del año pasado y algunos fines de semana la pasa en casa de su familia. Cuando supo que el piso al lado suyo se encontraba libre, nos recomendó el lugar, las cuotas no eran tan costosas, pero tampoco las calificaría de baratas.
A Petra le conviene. Ella es quien está encantada con la idea de que ella y yo nos convirtiéramos en roomies.
—Creo que así será más seguro, irnos juntos... ¡Espera! ¿En qué piso es...?
—En el mismo nivel que el mío, número ocho.
—Está bien. Ahora voy a aguantar la respiración hasta que lleguemos —menciona rápidamente Petra con el rostro rojo. El moreno empieza a reír demasiado. Por suerte, somos los únicos en el ascensor hasta el momento, no me imagino a ambos haciendo tanto escándalo con más gente alrededor.
Mi amiga de los cabellos naranjas le tiene un pánico terrible, desde siempre, a los ascensores y aunque ahora está a muchos niveles de terror menos de cuando era niña, sigue siendo gracioso verla cerrar los ojos y apretar la barandilla a la vez que no respira... Al final termina haciéndolo, pero ya entienden la idea. Suelo tomarla del brazo en esos momentos, pero en esta ocasión, los tengo ocupados.
El momento en que se asusta más es cuando el ascensor llega al piso destinado y se estabiliza con un movimiento extraño, lo que le causa un cosquilleo, como ella narró hace un tiempo, y se abraza a alguien.
Como ahora.
Pobre Gunther, aparte de cargar unas dos cajas, tiene que soportar el peso de más que le otorga Petra.
Al final, los tres salimos del ascensor y nos encaminamos a la puerta del que es ahora nuestro apartamento. Con el juego de llaves, la que estaba marcada con un sticker de osito —que Petra insistió en poner porque sabía que yo soy olvidadiza para esas cosas—, abro la puerta.
Dejamos las cosas en la entrada. Nunca deja de sorprenderme. ¡Es que es tan precioso! Antes vine con Petra, pero ahora con las cosas y el que hoy sea el primer día que pasaremos aquí me emociona. Comencé a abrir las cajas con ayuda de una cuchilla mientras Petra saca y ordena las maletas sobre una de las habitaciones, la cual, por decisión del día de compra, esa va a ser suya y la mía va a ser la que estaba cerca a la ventana más grande al exterior.
El apartamento está amoblado con dos camas en dormitorios diferentes. De hecho, hay encimeras en la cocina y en la pequeña sala hay unos sillones y un mueble en el que colocaremos el televisor que Petra tiene en su cuarto, pero eso será dentro de dos días. Por el momento teníamos otro, pero como dijeron los dueños, solo por dos semanas.
—Ah, tengo que ir con mi hermano—. Gunther mira su celular mientras habla.
—¿Está en este edificio? —. Petra se acercó a él con una expresión de duda.
El moreno escribe rápidamente en el móvil y luego de unos segundos, guarda el móvil en uno de sus bolsillos.
—Él acaba de llegar a la casa de mis padres y me está llamando, reunión familiar al parecer. Qué va, voy y regreso en cuanto pueda para ayudar.
—Más te vale.
—¡________!
Comienzo a reír, Gunther se despide de nosotras y luego sale de nuestra nueva "casa" a pasos apresurados.
—¡Qué será!
—A lo mejor su hermano se casa —respondió Petra mientras ordena su ropa en los en percheros.
—¡¿Tú crees?! —. Me sobresalto. Aquello es muy probable. Me siento en la cama de Petra para curiosear las cosas que trajo en la maleta.
—Yo creo eso. La chica es su novia desde hace ya mucho tiempo, años. Según lo que me cuenta Gunther, van bien.
—¡¿Le preguntas a Gunther cosas sobre su hermano?!
De seguro la expresión de sorpresa que tengo en mi rostro la alarma. Mi amiga parece no entender, hasta que de su boca exclamó:
—¡No! ¡Es solo que la curiosidad me gana terriblemente!
La miro con incredulidad. Ella bufó.
—Supongo que no lo puedo evitar —dice finalmente algo apenada. Le sonrío recordando ese aspecto chismoso de la de cabellos naranja.
Hay una cosa que Petra Ral no sabe. Petra fue el pequeño crush del hermano de Gunther. Eso fue muy sorprendente para mí, debido a que no conocemos a Gunther por mucho tiempo, solo tres años. Así que, era casi imposible que se haya enamorado de ella en ese tiempo cuando llevaba ya cuatro años con su novia.
Las dudas fueron disipadas totalmente cuando un día estábamos caminando los tres cerca de un supermercado y Gunther nos avisó que su hermano estaba en el auto, y que podía llevarnos si queríamos. Petra al instante dijo "¡Joder, si!" Porque le dolían los pies. Pero apenas nos acercamos, vimos al tipo rubio fuera del auto y revisando su celular apoyado en el...
"—¿Erd? ¡Erd! ¡No puede ser!
—¿Eh?... ¿Petra?
—Hola, a los años, eh. Gracias, no pude agradecerte ese día, pero aprobé"
Gunther y yo quedamos en blanco viendo como ambos conversaban un rato. Ya en el auto, entendimos mejor el asunto; Erd cuando estaba en la universidad, fue el tutor privado de Petra, quien en escuela media tenía notas pésimas, además que estaba próxima a tener que rendir el examen de ingreso para la universidad que quería. Así que ellos se conocieron de esa forma y estuvieron "juntos" como tutor y alumna durante dos años.
Dudaba que Petra lo supiese. Gunther sabía el crush que tuvo su hermano con nuestra amiga, ellos, a pesar de no ser exactamente hermanos de sangre, se llevan muy bien como para confiarse aquellas cosas. Aun así, el moreno nunca se lo dijo a Petra y a mí me lo dijo porque al muy tonto se le escapó cuando había bebido de más en una fiesta.
Escuchar a Petra hablar algo al respecto de su extutor, me causa un sentimiento raro.
Fue un amor no correspondido. Fue un amor que se quedó en uno y murió allí, oculto, nunca dicho. Me daba una sensación extraña cada vez que lo recordaba, pues como resultaron las cosas, eso era lo mejor si hay una cierta diferencia de etapas de vida. Pero, por otra parte, los temas amorosos ganan mucho espacio en mi mente como cuando veía películas románticas y trágicas. Me agobia el sentimiento de querer cambiar algo en mí y no llegar a tener un amor así, como una película triste.
Como he dicho siempre, me he acostumbrado a su leve indiferencia con todos aquellos que no forman parte de su círculo cercano de amigos. Levi Ackerman me duele, no por él en sí, sino porque nunca me había notado hasta entonces y porque solía pasar cerca mío sin decir algo.
Ahora es diferente. Me pone feliz, sin embargo, él se irá una vez termine su carrera, y eso sucederá este año.
Había tantas cosas que quería haber dicho todos aquellos años en los que me mantuve en silencio, observándolo de lejos. Este año he olvidado una parte de esas cosas por mantenerme tanto tiempo callada. ¿Tuve la opción de decirlas antes de que me dejen todas con el corazón vacío? y si la tuve ¿la tengo aún? Siento una diferencia entre cruzar el pasillo y que suceda absolutamente nada y cruzar el pasillo donde sucede algo, como pasar su mano en mi cabeza. Sincerarme puede llegar a ser difícil cuando hay un miedo grande que ocupa todo mi cuerpo: no quiero quedarme con un recuerdo amargo.
También sé lo mucho que me arrepentiré si no le digo lo genial que es y siempre ha sido.
La tarde poco a poco se oscurece más y más, el frio entra por la ventana sin ser invitado así que las cierro y corro las cortinas. La luz está encendida desde hace una hora, puesto que van a ser las nueve de la noche. Petra se ha cansado de ordenar desde que dieron las ocho y está sentada en el sillón viendo en la televisión un programa de cocina. La miro de reojo antes de ir a lavarme las manos, la comida que ordenamos apenas Petra puso su trasero en el sillón, permanece allí, aun en la caja, esperando a ser comida.
La de cabellos naranjas está relajada. No tiene clases mañana según su horario, solo le toca entregar el último libro que había sacado de la biblioteca, a las cinco de la tarde. En cambio, yo tengo clases muy temprano, a las siete y quince, así que me encuentro un poco fastidiada con tan solo pensar en la clase de mañana. En el fondo, estoy un poco ansiosa, Nanaba me ha enviado un mensaje hace unos minutos, no era acerca de la salida. Es más como una invitación a juntarnos en el campus luego de clases para debatir sobre la hora de partida.
Unto mis manos en jabón líquido y las enjuagué. Petra ya está comiendo. Yo me siento al lado del sillón para comer un pedazo de pizza.
—Cierto, ¿Les dijiste a los chicos que si voy a la cabaña? —me pregunta mientras tomaba un vaso con soda y bajaba el volumen del televisor con el control remoto.
—Recién me confirmaste hoy, así que dentro de un rato les digo. No pude enviar antes el mensaje a Levi pues estábamos muy ocupadas, esto fue muy cansado...
El lunes, cuando Levi en el pasillo me hizo una señal con su celular e imaginé que lo hizo porque me envió algún mensaje, en verdad no. No hallé ningún mensaje nuevo. Así que lo tomé como que más tarde enviaría algún mensaje. Sin embargo, parece ser que no es eso, pues estamos miércoles.
Conversamos sobre otros temas cuando terminamos la pizza y luego limpiamos un poco. Yo ya me iba a dormir, mañana tengo que levantarme temprano.
—Ten buena noche. Sueña con Levi, eh —. El tono bromista de Petra, diciendo este tipo de cosas, me llena de vergüenza. Ella está cubierta con mantas encima del sillón. Parece ser que va a ver una película.
—Ajá, sueña con Hanji.
—¡Oye!
—¡Hasta mañana!
Entro a mi habitación y cerré la puerta una vez dentro. Amarro mi cabello para poder dormir más cómoda. Aunque ya son las once, estoy segura que me voy a quedar más tiempo despierta viendo videos en el celular, o descargaría juegos estúpidos en el celular, jugarlos y luego desinstalarlos. Hacer de todo menos dormir. Noto que Petra apaga las luces de la sala, así que imagino que se está ambientando para ver su película. Por mi parte, solo opto por cambiarme de ropas a unas más frescas.
Mi celular comienza a sonar. Una de mis canciones favoritas está de tono, así que contesto un poco tarde pues me la pasé tarareándola. Mi madre siempre es muy preguntona, y ahora estoy preparada para responder todas las preguntas que me haga respecto al nuevo lugar donde pasaré la noche.
—¡Está de maravilla! —digo al contestar.
—¿_________?
Oh, mierda. No es mi madre.
—¿Perdón? —. Me levanto de la cama un poco confundida.
—Eh, soy yo, Levi.
Mi madre me avisó con anterioridad que me iba a llamar en la noche para preguntarme algunas cosas respecto al lugar cuando llegase del trabajo. Así que, estuve preparada para eso, que contesté sin ver exactamente el nombre o siquiera la foto. Aunque solo mostraba números, su número.
Levi me ha llamado. Y aún no cuelgo, me quedo en silencio, sin saber qué decir. Su voz suena muy diferente en la línea. Suena más profunda y grave de lo usual.
Me ruborizo.
—Tu voz suena diferente por celular. No te reconocí...—respondo mientras mi mano está en mi frente. Qué nervios, son los mismos que siento cuando estamos en el mismo espacio en la universidad. O incluso es aún peor.
—... Erwin siempre me lo dice... ¿Suena tan mal?
—¡No! Suena... ¿Bien? —. El tono de pregunta que me salió al final fue porque quería decir muchos otros calificativos menos esos.
De hecho, se escucha por la línea que no está en la comodidad de la que fuese su casa, pues se escucha como bullicio, pero leve, de seguro y se alejó para poder hablar por teléfono.
—... Te llamo para confirmarte la hora. Nanaba me llamó hace un rato diciendo que te avisara que mañana ya no se van a reunir después de clases para acordar la hora, pues ya lo hicieron...—. Estoy atenta a todo lo que dice. Un poco ansiosa —. Partiremos a las ocho de la mañana, el lugar está lejos así que llegaremos cerca de las cuatro de la tarde si es que hay mucha congestión vehicular... Nos reuniremos en la casa de Erwin...
—Verdad, Petra me confirmo que sí va a ir. Gunther no va a poder. —dije acordándome.
—Está bien.
—Y una cosa más... Yo no conozco la casa de Erwin —respondí. He escuchado a Hanji decir algo sobre la ubicación de su casa antes, en la fiesta, pero la verdad no me queda muy claro.
Hubo por un momento silencio por parte de él.
—Mándame por mensaje la dirección de tu casa.
—Pasaré a recogerte en mi auto... —. Ahogué un grito —. Mañana hablamos, tengo algo que hacer.
Mi corazón parece querer salir de mi pecho. ¡Gracias Hanji por ser mala explicando direcciones de las casas de tus amigos!
—¡Está bien! ¡Buenas noches!
Estoy segurísima que sueno demasiado emocionada al decir eso.
Escuché como me dijo un sutil "Descansa..." antes de colgar. Caí en mi cama mientras sonreía.
"Mañana hablamos."
Quiero que ya sea mañana, quiero que ya sea viernes.
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