47. UN AÑO

—Mamá llamó Harry a su madre, mientras ella preparaba su platito con los panqueques que tanto le gustan.

—¿Qué pasa, mi amor?—preguntó la mujer cariñosa—¿Quieres leche?—preguntó al ver a su hijo asentir con la cabeza y ella lo subía a su regazo mientras se desabrochaba la camisa.

James estaba colocando las decoraciones para la primera fiesta de cumpleaños de su hijo, y mientras él ordenaba la casa, Carina preparaba a Harry.

—¿Terminaste?—dijo dándole un beso en la cabeza a su hijo mientras el Potter más joven estiraba los brazos para alcanzar los panqueques.

—¡Mira los amores de mi vida!—dijo James entrando a la cocina y viendo a su esposa e hijo juntos.

Y justo cuando estaba a punto de abrir la boca para responder, escucharon un golpe en la puerta, haciendo que James se dirigiera rápidamente hacia allí.

—¡Canuto!—gritó James emocionado mientras lo abrazaba, luego los dos pronto llegaron a la cocina.

—¿Cómo está mi pequeño Reg?—sonrió Sirius—¿Extrañas a tu padrino?—apretó las mejillas de Harry.

—¡Pad Pad!—dijo Harry, agitando sus manitas en señal de aceptación hacia Sirius.

—Hola Car—abrazó fuertemente a su prima—¿Estás lista para que tu pequeño cumpla un año?

—Para ser sincera... No lo estoy, pero ciertamente estoy muy emocionada de verlo crecer—ella sonrió entre dientes.

—¿Quieres ver mi regalo para él?—el sonrió con picardía y James sonrió junto con el, haciendo que la chica entrecerrara los ojos con sospecha.

—¿Qué es?—suspiró.

—¡Una escoba de juguete!—exclamó emocionado y Harry se rió en respuesta—¿Ves? ¡Ya está emocionado de jugar Quidditch!

—James—refunfuñó Carina—¿Y si se lastima? No quiero que le pase nada.

—¡Y no lo hará!—confirmó, aportando confianza.

—¿Lo prometes?

—Lo juro por mi vida—puso su mano junto a su corazón de manera dramática, viendo a Sirius copiarlo y hacer lo mismo.

—Está bien—resopló—¡Pero tengan cuidado!—gritó mientras los tres se dirigían emocionados al patio trasero.

Conforme pasó el tiempo, los tres habían dejado de jugar, Harry estaba listo y la casa también. Estaban un poco ansiosos por recibir a sus amigos.

La primera en llegar fue Pandora, con un bebé de cinco meses en brazos, tan rubio como sus padres.

—¿Cómo está mi lunita?—preguntó Carina usando el apodo que tenía para ella. Y Harry, al escuchar la palabra "luna", corrió hacia su madre.

—¿Luna?—preguntó Harry emocionado.

—Luna es nuestra gata, Haz—explicó Carina—Luna es tu amiga—sonrió cariñosamente, pasando sus manos por el pelo despeinado de su hijo.

—Sigue siendo como su padre—le comentó Pandora a su amiga—Pero tiene tus ojos—Ella sonrió.

—¡Ya viene! ¡Entren!—abrió los brazos con agrado.

Pasaron las horas, y cuando lo vieron llegó el momento de las felicitaciones, ya habían llegado todos sus amigos dándole regalos a su hijo, pero realmente se estaba haciendo tarde.

—¡Feliz cumpleaños!—gritaron todos juntos—¡Muchos años de vida! ¡Viva Harry!—lo celebran sonriendo.

Pero el niño ni siquiera prestó atención a lo sucedido, se alineó en el regazo de su madre adormilado, con ganas de dormir mientras todos cantaban feliz cumpleaños.

Después de eso, Carina agradeció a todos los invitados presentes y subió las escaleras para dejar a Harry en su cuna.

—Buenas noches, cariño—besó a Harry en la frente con cariño.

—Buenas noches mamá—lo dijo un poco mal y debido a su ternura, ella no tuvo el valor de corregirlo.

—Te amo mucho—dijo como todas las noches.

—Yo también te a... mucho—dijo y ella no pudo evitarlo y lo colmó de besos por todo el rostro, haciéndolo reír y ella sonreír ante el sonido.

Se levantó y se dirigió hacia la puerta, no sin antes revisar a su hijo una vez más por si acaso.

Al bajar las escaleras, se encontró con James y Sirius hablando con Albus Dumbledore. Y se preguntó qué diablos hacía su antiguo director en su casa, porque hasta donde podía recordar, nadie lo había invitado a su cumpleaños.

—¿Profesor?—preguntó Carina llamando la atención de los tres—¿Qué hace aquí? 

—Me gustaría hablarte de una profecía que me enteré hace poco, y creo que es sobre tu hijo. Y se trata de Voldemort—apenas dijo eso, la respiración de la mujer comenzó a debilitarse, encontrando le cuesta respirar.

—Y... —tragó saliva—¿Qué es exactamente esta profecía?—estrechó la mano de su marido.

—Se acerca el que tiene el poder de derrotar al Señor Oscuro. Nacido de los que lo desafiaron tres veces, nacido al final del séptimo mes. El Señor Oscuro lo marcará como su igual, pero tendrá un poder que el Señor Oscuro desconoce... y uno de ellos debe morir a manos del otro, porque ninguno puede vivir mientras el otro sobrevive... el que tiene el poder de derrotar al Señor Oscuro nacerá cuando termine el séptimo mes—habló como si lo hubiera memorizado en su mente, haciendo que Carina se estremeciera.

—¿Vino al cumpleaños de mi hijo a decirme esto? ¿Para decirme que si Voldemort muere, mi hijo también muere?—exclamó indignada—¿Es eso? ¿No tiene compasión?

—Amor, cálmate—preguntó James con calma.

—No me digas que me calme, James—habló con frialdad—Sabes por lo que pasé por culpa de Voldemort, sabes cuántas personas perdí por culpa de ese bastardo—habló con fuego en los ojos—Y ahora, viene a mi casa ¿Y tiene el coraje de decirme que mi hijo va a morir? 

—Señorita Black—dijo Albus—Sabe que no digo de esa forma. Hables ¿Esta bien?

—¡No! ¡No esta bien!—exclamó—¡Mi hijo no morirá, Dumbledore, aunque tenga que perder la vida para que él pueda vivir, pero él no muere!—gritó enojada entre dientes.

—Quiero proponerle protección—dijo ignorándola—Usamos un hechizo, por lo que uno de ustedes tendrá que ser el guardián del secreto.

—Podría ser Sirius—dijo James rápidamente.

—No creo que sea buena idea—dijo Sirius—Me van a descubrir muy rápido—dijo y Carina estuvo de acuerdo mentalmente—Metamos a Peter, nadie esperaría que fuera.

—Está bien—asintió James—¿Amor?—preguntó al ver que su esposa guardaba silencio.

—Hoy voy a dormir con mi hijo—dijo yendo a la habitación, pero fue detenida por James.

—Oye, sé que estás molesta—la miró con cariño—Yo también, pero necesito tu opinión ¿Está bien si es Peter quien guarda el secreto?—dijo sonriendo con tristeza.

—Como sea, buenas noches.