42. GODRIC'S HOLLOW

LAS CAJAS DE MUDANZA ya habían llegado a su nueva casa. Y ahora los dos solo necesitaban organizar todo, pero tener magia hace que todo sea más fácil.

Tan pronto como terminaron de hacer todos los hechizos restantes, Carina salió de su nuevo hogar para salir a la calle. Y ella se quedó allí, mirando el camino.

Sus pensamientos estaban tranquilos, su mente algo vacía, estaba tranquila por primera vez en mucho tiempo, y para ella eso era más que perfecto. Solo pensar que por fin tenía su propia casa, que iba a formar una familia en esa casa.

Sólo se despertó cuando sintió unos brazos abrazándola por detrás. Miró hacia atrás y vio a su marido. Casi se rió al pensar en que él era suyo ahora.

—¿Qué estás haciendo, amor?—preguntó James con una mirada apasionada.

—Recién estoy viendo nuestra casa—ella sonrió entre dientes—Gracias por eso—lo besó con calma.

—Oye, te mereces mucho más—le tomó las manos y miró su vientre—Tú y nuestro pequeño—sonrió y la chica se inclinó más hacia él.

—Ya sabes—suspiró—Me parece algo irónico que esté viviendo donde nació Godric Gryffindor.

—Sí—le guiñó un ojo—Mi esposa Slytherin—la abrazó aún más fuerte, haciéndola incapaz de respirar correctamente mientras reía.

—¿Volvemos a entrar?—ella sonrió—Es casi de noche.

—Vámonos—le tomó la mano y la llevó a su habitación, haciendo que ambos se acostaran. Y James encima de ella abrazándola. Y así rápidamente se quedaron dormidos.

James se despertó antes que ella, un poco de mal humor después de haber sido despertado al tocar la puerta. Era Sirius.

—Cornamenta—respiró Black mientras se acercaba a él.

—¿Qué, canuto?—preguntó seriamente al ver el estado de su amigo.

—Cómo digo esto...—caminó de un lado a otro, sintiendo su respiración entrecortada.

—¿Qué, Sirius?—preguntó preocupado.

—Euphemia y Fleamont...—tragó con fuerza al ver la cara de su amigo—Se han ido, Jay—sintió una lágrima caer.

—¿Qué?—preguntó con la voz entrecortada—¿Cómo?—intentó razonar a pesar de que su cerebro estaba explotando.

—La viruela de Dragón—Sirius rápidamente abrazó a su mejor amigo.

James no sabía qué decir, todo en su mente daba vueltas, pensando en qué debía hacer para organizar el funeral, cómo manejaría las cuentas bancarias de sus padres, que necesitaba enviar a alguien a ver el cuerpo, que necesitaba tomar una licencia del ministerio para el funeral, quién invitaría al funeral, si era seguro celebrar el funeral. Pero lo más evidente en su cabeza era que no verían nacer a su nieto o nieta, y eso devastó a Potter.

Pero estaba tan sorprendido que solo escuchó a Sirius llorar en su pecho mientras miraba el cementerio de Godric's Hollow, y rápidamente pensó en el lugar donde debería enterrarlos, después de todo, a él también le gustaría ser enterrado allí cuando muriera.

Carina escuchó el ruido de abajo, se despertó y bajó las escaleras para encontrar a su primo desplomándose llorando y a James parado.

Ella frunció el ceño y se acercó a los dos, tocó el hombro de James y él inmediatamente la miró y comenzó a decir un montón de cosas que la dejaron confundida.

—Necesito conseguir el dinero para el funeral, Hagámoslo aquí en Godric's Hollow—sonrió débilmente—Voy a pedirles que de una vez reserven un área para nuestra familia, mis padres, tú y yo, nuestros hijos, nuestros nietos, bisnietos y demás—le estrechó la mano y rápidamente subió a la habitación, regresando pronto ordenado, y en el mismo momento salió por la puerta, dejando solo a Carina y Sirius.

—¿Car?—preguntó Black confundido y la miró con los ojos rojos—Euphemia y Fleamont...—no pudo terminar de hablar y la chica rápidamente lo abrazó, acariciando su cabello.

—Shh—sintió caer una lágrima mientras se frotaba la espalda. Por mucho que le doliera saber que sus suegros no estaban aquí, sabía que era mucho más difícil para Sirius, ya que eran prácticamente sus padres.

Y en un segundo. James regresó y envió un patronus a todos los que quería que asistieran al funeral.

—¿James?—llamó a su esposa, haciéndolo parecer frío—¿Quieres hablar? ¿O un abrazo?—intentó ayudarlo pero él negó con la cabeza y sonrió.

—El funeral es en unas horas, preparémonos—le guiñó un ojo y subió a su habitación para ponerse ropa negra.

Sirius se fue rápidamente a casa y Carina entró a la habitación para hacer lo mismo. Cada vez que intentaba tocarlo o hablar con él, la evitaba o empezaba a hablar de otro tema, sin dejarles hablar nunca.

Tan pronto como llegó la hora del funeral, James saludó formalmente a todos con una sonrisa.

—Mis padres—sonrió mientras dejaba una rosa blanca encima del ataúd—Siempre fueron mis mejores amigos, mis compañeros, tuve la mejor infancia posible gracias a ellos—juntó sus manos, respirando hondo—Espero que estén en paz, libre de esta guerra...  Y espero que sean felices.

Tan pronto como terminó su pequeño discurso, todos se fueron, y terminaron siendo solo James y Carina.

Carina estaba empacando cosas mientras James miraba pensativamente la tumba de sus padres. Y en cuanto lo vio así, le pasó un brazo por el hombro, esperando que reaccionara.

Y finalmente reaccionó, en cuanto sintió su cálido tacto, se arrojó en sus brazos y comenzó a llorar, con la cabeza en su cuello.

—Están muertos—susurró mientras la sostenía—Muertos—repitió aterrorizado.

—Está bien—le susurró ella—Todo va a estar bien—le acarició el pelo mientras él se desplomaba en su regazo.

—No merecían morir tan pronto—dijo sollozando—No lo merecían.

—Lo sé, mi amor—sonrió débilmente—Lo sé —intentó hacerlo sentir seguro—Pero todo estará bien, lo sé—colocó un beso en su cabeza sin dejar de acariciarlo a él.