41. BODA

FINALMENTE HABÍA LLEGADO SU GRAN DÍA, era como si Carina hubiera vuelto a cumplir cinco años, bromeando diciendo que algún día se casaría con un príncipe de Slytherin. Y ella no habría imaginado que sería todo lo contrario.

Pero aun así siguió sonriendo hasta que le dolieron las mejillas, era el día de su boda después de todo, tenía que ser algo que celebrar. Y como decía Euphemia, la medida del amor es amar sin medida. Y Black pensó que era simplemente hermoso.

Pero no puedo negar que me perdí algo allí. Cuando era niña siempre imaginaba que este día, toda su familia estaría allí, todas sus hermanas—Andrómeda también—y sus padres estarían más que orgullosos de ella. Se casaría con un príncipe que la había salvado, pero en cuanto lo vio supo que sería amor a primera vista. Regulus la llevaría por el pasillo, siempre tomándola de la mano, dándole apoyo, mientras sus sobrinos la miraban con un brillo en los ojos. Tomaba hermosas fotografías que se las mostraba a sus bisnietos, y sin duda, todos en las fotos estaban sonriendo, e incluso algunos lloraban.

Pero tuvo que enfrentar su realidad, su única hermana que había venido era la única que no participó de su adolescencia. Su única sobrina todavía tenía seis años y no entendía lo que estaba pasando. A sus padres ni siquiera les importaba lo que ella estaba haciendo. Regulus estaba muerto. La persona con la que se casaba es un idiota de Gryffindor, pero la amaba con todo su corazón. Y lo más importante, todas sus fotos las mostraría a sus bisnietos, y se rió al pensar que al menos ese hecho no había cambiado.

Pero aun así, definitivamente fue el día más feliz de su vida. Después de todo, se estaba casando con el amor de su vida, quien pronto tendría otro amor de su vida. No podría pedir nada mejor.

Aún así, mientras Euphemia se maquillaba, Pandora observaba con los ojos muy abiertos de pura espontaneidad. Era como si estuvieran los tres allí, y sólo dos por los mismos motivos, que no hacía falta decir en voz alta. Lovegood estrechó la mano de su mejor amiga en señal de apoyo y, aunque estaba llorando, no podía dejar de sonreír.

Una vez que terminaron, se puso su vestido de novia y se miró en el espejo, de repente todo su día fue mejor. Ella se veía hermosa.

Un rato después, todos estaban en sus respectivos lugares, y ya era hora de que ella saliera de su nerviosismo, pero de un buen nerviosismo.

Lo primero que sus ojos vieron fue a James, James en el altar, vestido con un traje y podría haber jurado que vio sus ojos llorar.

Todos la miraron mientras pasaba, arrastrando su vestido por el suelo. En ese momento, Euphemia ya estaba llorando. Miró una silla vacía en la primera fila y, mientras esperaba la confirmación, sintió que un viento la golpeaba. Y así, continuó confiadamente hacia su futuro marido.

—Te ves hermosa—dijo Potter, hipnotizado por la chica—Perfecta.

Carina estaba tan emocionada que sólo podía asentir y sonreír, mirándolo siempre a los ojos.

Sirius estaba liderando la boda, pasó semanas hablando de lo mucho que quería ser quien los hiciera oficialmente hombre y mujer.

—James y Car, pueden decir sus votos—sonrió con maldad—Tengan cuidado con lo que hablaran... —les guiñó un ojo, haciéndolos reír a ambos.

—Carina Rosier Black, eres literalmente la mujer de mi vida, si hace 5 años me dijeras que me casaría contigo probablemente me reiría, pero hoy sinceramente no me imagino sin ti. Haces mis días más ligeros, me ayudas en mis dificultades y siempre logras hacerme reír. No pensé que pudiera caber tanto amor en mí, y más de la mitad te pertenece. Estoy infinitamente agradecida por haberte conocido, por haber llegado a mi vida, y más aún por nuestro pequeño—sonrió colocando sus manos sobre su vientre—Mi corazón se llenará aún más de amor y no podría ser más feliz hacer esto contigo, te amo mi amor—le tomó las manos sintiendo una lágrima correr por su mejilla.

—James, ¡Me quitaste todo el discurso!—bromeó, riendo y llorando al mismo tiempo—Eres mi cuento de hadas, mi cuento de hadas perfecto, nunca en mi vida imaginaría que me casaría con un idiota, pero aquí estoy, ¿verdad?—habló apasionadamente, mirándolo—Creo que en el fondo siempre supe que serías tú, incluso cuando estábamos en la fase de odio—ella se rió, sintiendo el sabor salado de las lágrimas en su boca—Mi corazón nunca había sido tan fuerte y viva como está ahora, me ayudaste a hacerme mejor, así como me ayudaste a aprender a amar de nuevo, te amo tanto que duele, a veces tengo ganas de saltar por la casa escupiendo amor en todos los muebles—el sonrió débilmente— James Potter, te amo, y siempre te amaré incluso si eres muy estúpido—sonrió, apretando con más fuerza tu mano entre la suya.

—¡Qué bonito!—dijo Sirius, secándose las lágrimas—¡Creo que puedes besar a la novia, ¿no?! 

Y James ni siquiera esperó a que Sirius terminara de hablar, ya había atacado su boca hacía mucho tiempo, y en ese momento, era como si ya ninguno de ellos existiera, estaban en un pequeño mundo propio.

Donde todo lo que pensaban era que finalmente podrían llamarse Marido y Mujer, eso era lo que más amaban de todo, y les gustaba pensar que su amor se estaba "actualizando".

Pero nada de eso realmente importaba, lo importante era que estarían juntos para siempre, se amarían para siempre.

Tan pronto como se alejaron, todos escucharon aplausos y los dos se dirigieron a su pequeño público, Pandora, Andrómeda, Euphemia y Mary estaban deshidratadas de tanto llorar mientras Fleamont, Xenophyllius, Remus y Peter los consolaban. Mientras que Sirius al frente no dejaba de gritar de emoción.

—¡Oh!—exclamó Potter de repente riendo—Olvidé decirte algo.

—¿Qué?—preguntó con curiosidad, aún recomponiéndose.

—¡Nos compré una casa en Godric's Hollow!—sonrió culpable.

—¡James Potter!—le dio unas palmaditas en el hombro, riendo.