31. NUEVO COMIENZO 

LA CASA DE JAMES LE PARECIÓ muy extraña a Black, sus padres se mostraron extrañamente muy receptivos y amigables ante su llegada.

Y no podía creer que ya era Navidad, y aunque su familia no la buscó después del evento, tenían miedo de esa fecha, después de todo, la última vez, fue un tanto desastrosa.

Y quería que pudiera divertirse esta Navidad, al menos por primera vez en su vida.

Y se puede decir que estos meses le hicieron extrañamente bien, estaba más feliz que nunca.

—¡Carina, cariño!—llamó Euphemia—¿Podrías ayudarme con el árbol de Navidad?

—Por supuesto señora Potter—sonrió mostrando sus hoyuelos y acercándose a ella.

—Sólo Eufemia, querida—la miró amablemente—Ahora vamos, tenemos que ser rápidos, estaba muy ocupada y ni siquiera me di cuenta de que hoy ya era Navidad. 

Carina no supo qué decir así que se limitó a esbozar una suave sonrisa. Euphemia sabía lo que había pasado la Navidad pasada, James le había dicho y ella simplemente estaba horrorizada por cómo esa familia trata a sus hijos, por lo que su objetivo era hacer de esta Navidad una fecha memorable para su futura nuera.

Los dos pasaron toda la tarde montando el árbol y chismorreando exactamente de todo. Black estaba más que feliz de estar en un ambiente tan feliz.

Era como si su niña interior tuviera el corazón lleno al pensar en lo mucho que la Carina más joven deseaba vivir en un lugar como este, crecer en un lugar como este.

Tan pronto como terminaron, Black subió a tomar una ducha ya que estaba toda polvorienta.

—Hola amor—James apareció frente a ella, haciéndola saltar del susto.

—¡James Potter!—le dio un ligero golpe—¡No vuelvas a hacer eso!—intentó enojarse pero cuando él se rió ella terminó riéndose junto con él.

—¿De qué se ríen niños?—preguntó Sirius apareciendo con el cabello húmedo—¡Ew!—miró a su prima—¡Estás todo sucia!—se alejó de ella rápidamente y ella sonrió.

—Estaba montando el árbol con la señora Potter—ella lo miró.

—¡Eufemia, querida!—gritó la mujer desde abajo y Carina se rió.

—¡Tu madre es la mejor!—le dijo la chica a su novio y él sonrió al ver lo mucho que le había agradado su familia.

—Lo es, ¿no?—asintió Sirius—Ahora tienes que darte una ducha—la señaló, agitando su mano en el aire para quitarse el "mal olor".

—Vamos—James le dio un beso y sonrió al verla ir al baño.

—¿Hay alguien más apasionado que James Potter?—bromeó Sirius.

—¡No le digas!—ella sonrió y le revolvió el pelo.

—¡No en el pelo, James!—gritó furioso y Potter se escapó mientras Black lo seguía.

—¡Papá!—gritó dramáticamente—¡Ayúdame!—se colocó detrás de Fleamont.

—¿Qué pasó, James?—preguntó el mayor poniendo los ojos en blanco con una pequeña sonrisa.

—¡Me metí con el cabello de Sirius!—dijo eufórico y su padre se rió sin importarle.

—¡Te voy a matar, James!—gritó Sirius.

Eufemia, al ver el desorden de los chicos, se rió y subió las escaleras, dejando una caja sobre la cama en la habitación de Carina.

Tan pronto como la chica salió de la ducha se topó con la caja, al abrirla vio el vestido más hermoso que había visto en toda su vida, lo tomó en su mano y bajó las escaleras viendo a todos en la mesa mirándola.

—¿Qué es eso?—preguntó Carina mirándolos.

—Un vestido—dijo Sirius y puso los ojos en blanco.

—Tu regalo de Navidad, querida—dijo Euphemia con dulzura—Es para que lo uses hoy, ¿bien?

—Pero...—estaba tan feliz que ni siquiera pudo formular una respuesta—No era necesario—dijo sintiendo que se le humedecían los ojos—Debe haber sido costoso, y ya has hecho mucho por mí, dejándome quedarme aquí y...

—Cariño—la interrumpió Euphemia, tomando su mano—Te amamos y queríamos comprarte esto—la miró y se secó las lágrimas con el pulgar.

—Muchas gracias—Carina la miró a ella y a Fleamont detrás.

—No es nada, cariña—dijo suavemente el hombre mayor.

—Ahora ve a cambiarte—James finalmente habló, conmovido por la escena frente a él—Tengo muchas ganas de verte con ese vestido—le guiñó un ojo y su madre lo abofeteó levemente.

Carina se puso extremadamente roja y rápidamente subió las escaleras, escuchando la risa de su novio abajo.

Se puso el vestido y se miró en el espejo, el vestido se ajustaba perfectamente a su cuerpo, no era nada demasiado vulgar pero dejaba ver sus curvas a la perfección.

Bajó las escaleras un poco tímida y se sonrojó cuando vio a James mirándola con la boca abierta.

—No sé cómo conseguí una novia tan hermosa—la besó sujetándola por la cintura y ella se alejó por vergüenza de besarlo delante de sus padres.

—Gracias, señor y señora Potter—sonrió ampliamente.

—¡Euphemia, querida!—dijo riendo esta vez con un tono un poco más fuerte.

—Cierto—asintió.

—¿Abrimos los regalos?—gritó James emocionado como un niño.

—Vamos, cariño—sonrió su madre mientras todos se reunían frente a la chimenea para comenzar.

—¡Yo empezaré!—gritó su novio—¡Este es para el amor de mi vida!—le dio una pequeña caja.

Carina sonrió y lo abrió, viendo un delicado collar con un pequeño colgante de corazón, el cual se abrió y era una foto de ellos dos.

—¡Me encanta!—le dio un largo beso sonriendo de oreja a oreja—Esta es de mi parte—le dio una caja con agujeritos.

Era un gatito pequeño, de menos de 5 meses y completamente moreno.

—¡Por Merlín!—gritó James y miró a su madre—¿Fuiste parte de esto?—preguntó y ellos estuvieron de acuerdo al ver lo feliz que estaba.

—Me encantó, amor—la abrazó y repartió besos por todo su rostro—¡La voy a llamar Lulú!

—¿Por qué Lulú?—le preguntó a Black sonriendo.

—¡Porque se parece a Lulu!—el chico sonrió abiertamente y ella se rió.

—¡Creo que debería ser Sirius Junior!—exclamó Sirius, haciendo que todos pusieran los ojos en blanco y rieran mientras Sirius los miraba confundido, lo que los hizo reír aún más al ver que hablaba en serio.

Y el resto de su noche fue así, y aunque solo estaban ellos cinco ese día, era algo más especial de lo que jamás había tenido, esta era su familia, su verdadera familia.