23. ATRACCIÓN

𝐂𝐀𝐑𝐈𝐍𝐀 ESTABA NERVIOSA, la chica estaba ocupada las veinticuatro horas del día debido a sus estudios, y esto empezaba a afectarla.

Cualquiera que quisiera prestarle aunque sea un poco de atención vería que llevaba días sin dormir, siempre mirando sus libros hasta el punto de tropezarse al caminar.

Y James simplemente no podía olvidar lo que había sucedido la semana pasada, no le había contado a Sirius lo que pasó así que ser el único en saberlo lo hizo sentir presionado a ayudarla.

Toda esta semana todo lo que Potter hizo fue pensar en Black, se iba a dormir y ella aparecía en su mente, comía y ¿adivinen qué? Él también estaba pensando lo mismo, todo empezaba a recordarle a Carina, y esto lo dejaba extremadamente confundido.

Carina no era exactamente la misma, pero ciertamente había desarrollado un sentimiento por él, una forma de atracción, ya no creía que fuera malo estar cerca de él y eso la asustaba.

Ahora, ella estaba en el jardín, acostada de espaldas mirando al cielo, era casi la hora del atardecer.

Y durante mucho tiempo estuvo sin hacer nada, y eso de alguna manera la calmó, no hacer nada era relajante.

Y se detuvo a pensar en lo que estaba pasando últimamente, sus estudios iban muy bien, había avanzado mucho, siempre que llegaba a su común los Slytherin todavía la mantenían alejada, a pesar de que ya serían 3 meses desde que ya había sido expulsada.

Mientras pensaba se dio cuenta que tenía miedo, sabría que dejaría Hogwarts antes de poder graduarse, lamentablemente no tuvo tanta suerte como Sirius al tener un tío que lo amaba, lamentablemente no tenía el dinero para continuar en escuela, y ella no lo hizo. No podía hacer nada para cambiar eso.

Pero lo que temía era dónde se quedaría, no quería terminar viviendo en la calle, hambrienta y sedienta, quería una oportunidad de vivir.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando vio a Potter dirigiéndose hacia ella, se recostó a su lado y miró hacia el cielo.

—¿Todo está bien?—preguntó al ver su rostro angustiado.

—Sí—mintió—¿Qué haces aquí?

—No te voy a hacer nada—suspiró.

—Eso parece—se rió—En serio Potter, ¿por qué estás aquí?—preguntó un poco irritada.

—¿Es tan difícil de creer que quiera pasar tiempo contigo?—dijo lo mismo con una pequeña sonrisa al ver que dejaba avergonzada a la chica, y se giró para hacerse a un lado para mirarla.

—Para ser sincera, sí—murmuró y se giró hacia un lado al darse cuenta de que él la estaba mirando.

Ella quedó un poco desconcertada al ver la intensidad de la mirada de James, y si no le hubiera estado prestando tanta atención, habría visto que el chico estaba tan perdido como ella en su mirada, los ojos de Carina eran como un verde azulado, lo que la hizo parecer un poco desconcertada. Recordó su personalidad.

Sus respiraciones se correspondían y el silencio entre ambos era verdaderamente permanente, ninguno de los dos se atrevía a decir una sola palabra, era como si realmente estuvieran hipnotizados.

Sus narices casi se tocaban cuando Black salió de su trance y miró hacia arriba de nuevo, dejándolo.

Ella no dijo nada por un tiempo y James estuvo muy cerca de hacer algún ruido para que no fuera el silencio incómodo que era.

—Yo...—la chica intentó decir algo—Necesito irme—terminó simplemente y se levantó y salió hacia su sala común.

—Pero...—Potter intentó hablar pero ella fue más rápida y no lo escuchó.

Lo único que pasaba por su mente era lo que acababa de suceder, eso definitivamente la había molestado, y cada vez que lo recordaba tenía una extraña sensación de mariposas en el estómago que le hacía preguntarse si había comido algo en mal estado.

Toda la situación era inusual para ella, y en su cabeza surgieron un millón de respuestas excepto la más obvia: ¿Realmente iba a besar a James Potter? Había besado a otros chicos a lo largo de su vida, por supuesto, pero esas mariposas en su estómago nunca antes habían sucedido y estaba empezando a asustarla.

Ella negó esas respuestas con todas sus fuerzas, definitivamente necesitaba un trago, y eso fue lo que hizo. Aunque ya no eran amigos, ella sabía dónde estaba el licor de Evan, él era tan predecible que no había cambiado la ubicación.

Buscó en todo el armario su favorito, Whiskey de Fuego, por alguna razón, el que más quemaba, siempre le pareció la mejor opción.

Tomó un vaso y un libro, decidió beber mientras leía, y así fue el resto de la tarde, pasaron dos horas, y había bebido como cinco vasos, tres horas y eran las siete, realmente empezó a perder. cuenta cuando vio que las letras de tu libro empezaban a desdibujarse.

Y una parte de ella, que aún estaba lúcida, le suplicaba que se fuera a dormir, así que se acostó en su cama, con uniforme y todo, sin siquiera molestarse en lavarse la cara.

Su mente daba vueltas un poco mientras miraba al techo, y pensó que era como si sus pensamientos estuvieran dando vueltas.

Y a pesar de que estaba borracha todavía pensaba, y eso era lo que más la irritaba, ya que todos sus pensamientos de alguna manera siempre regresaban al evento de antes.

Y todos llegaron a la misma conclusión, pero cuando finalmente dejó de luchar contra su mente, enterró la cara en la almohada y gritó, con la voz amortiguada por la tela.

No quería creerlo, no podía, ¿Cómo había dejado que le pasara esto? Eso es lo que ella pensaba, después de todo, ¿No podría estar agradándole James Potter? ¿O si?