11. ANILLO

DOLOR, ERA TODO LO QUE CARINA podía pensar, le dolía la espalda todo el tiempo, cuando iba a acostarse en su cama, cuando iba a sentarse a ver clase y accidentalmente apoyaba su espalda en la silla, cuando iba a estirar, estirar.

No quería ir con Madame Pomfrey porque ¿Cómo le explicaría de dónde sacó esos moretones? E incluso haría una poción ella misma, pero seamos realistas, por mucho que odiara admitirlo, sabía que el mejor estudiante en pociones era Snape, y su relación con él no estaba en su mejor momento.

Black lo intentó todo, intentó usar todos los hechizos curativos que conocía, pero ninguno la ayudó hasta el punto de olvidar el dolor, era como si fuera un recordatorio de lo que eran sus padres, lo que era su familia.

La chica ya empezaba a volverse loca, la única amiga con la que podía contar era Pandora, pero no quería preocuparla, era su problema, cometió un error, y eso le trajo consecuencias, trataba de decirse a sí misma cada minuto que cómo tenía que soportar los resultados, ya fueran malos o buenos.

Regulus estaba un poco desaparecido últimamente, Evan también, la única persona en su grupo que no dejaba de hablar era Barty, parecía cada día más feliz, lo cual a Carina le resultaba extraño, y por más orgullosa que estuviera, extrañaba a sus amigos. 

La chica decidió ir al Lago Negro, después de todo, es mejor pensar en un ambiente fresco que en su habitación solitaria. Caminó con pasos pequeños y lentos, como si le diera pereza, pues ya estaba oscureciendo, todos estaban en el salón principal para cenar, pero Black había perdido el hambre, aunque podía escuchar su estómago gruñendo, sabía que si ella comería algo, lo vomitaría. 

—¡Blacck! —escuchó que alguien gritaba su apellido detrás de ella, y no se molestó en mirar atrás—¡Black!—escuchó gritar a la misma persona, solo que esta vez más fuerte.

—¿Qué?—se giró y vio a quien menos quería ver en ese momento, James Potter.

—Se te cayó la bufanda—dijo entregándosela, ella la aceptó pero no dijo gracias.

—¿Algo más?—dijo respirando profundamente mirándolo a los ojos.

—No, nada—sacudió los hombros de manera relajada—Sólo... vde repente pareció encontrar muy atractiva la mano de Carina.

Black miró hacia donde miraba y se dio cuenta de lo que le llamaba la atención, parpadeando incómodo.

—Ese anillo... lo he visto en otros lados—comentó James—¿Alguien aquí tiene uno igual?

—Sí, Regulus—dijo Carina, el acuerdo era decir que si alguien preguntaba, ella no encontraba ningún motivo para mentirle, especialmente alguien como Potter.

—¿Como?—frunció el ceño entrecerrando los ojos.

—Sencillo, tiene el mismo anillo que yo—respondió con rudeza.

—Lo entiendo, Black— refunfuñó James—Quería saber por qué tienes los mismos anillos —movía su cuerpo de un lado a otro.

—Otra vez... Simplemente, estamos comprometidos—Carina vio su cara de confusión—¿Qué pasó? ¿Mi primo pequeño desheredada no te lo dijo? ¿O no lo sabía?—ella se rió cínicamente.

—Pero.. ustedes...—hizo una cara de disgusto, ignorando su declaración anterior—Son primos...—añadió.

—Lo sé, yo también me sentí así—dijo la chica susurrando para que James no la escuchara, y aunque escuchó, decidió no decir nada, no quería incomodarla y no quería mostrar la lástima que sentía por ella en ese momento.

—¿A dónde vas?—preguntó lo mismo, intentando cambiar de tema.

—No te importa—dijo fríamente, lo que hizo sonreír a Potter, allí estaba la Carina que él conocía.

—¿Vas a conocer a tu novio? ¿Cómo se llama?—rio— ¿O son dos? ¿Cuál te gusta más? ¿Crouch o Rosier?

—Ah, vete Potter—arrugó la nariz con irritación—Ve a molestar a otros Slytherins, tengo cosas que hacer—la chica caminó hacia su destino inicial.

—Ah, entonces vas a conocer a uno de los dos, ¿verdad?—escuchó gritar a James.

Mientras caminaba, sintió que su ira se suavizaba lentamente, ¿Quién se cree que es para poder hablar así de mis amigos?, pensó.

Se sentó en una piedra morada y miró la nieve caer en el lago, era una vista hermosa, le daba paz, y eso era algo raro últimamente, nunca imaginó que sería tan complicado cuando fuera mayor, recuerda. Charlando con Narcissa tanto como podía, quería ser alta y majestuosa cuando fuera mayor, quería ser como su madre, ella la inspiraba, tenía mucho poder y se salía con la suya, hoy, Carina piensa que es malo, ella pensaba que el poder provenía de ser quien era, pero hoy entiende que es puro miedo, todos le tienen miedo a la familia Black.

Un sonido de una rama rompiéndose la despertó, mirando hacia un lado vio a Barty, él solo asintió y se sentó a su lado. Los dos estaban en un cómodo silencio observando el paisaje.

—¿Cómo estás, Car?—dijo Crouch con una sonrisa sumamente feliz en su rostro, lo que la hacía sentir extraña.

—Ya sabes—se encogió de hombros—¿Tú?

—Ya sabes—repitió sus palabras—Vi lo que le hiciste a Evans, me asustas cuando estás enojada, no creo que nadie la mire más—continuó con una sonrisa.

—Hm—se tragó la pregunta—"¿No me tienes miedo?—se acomodó en la piedra—¿Por qué estás tan feliz, Barty?

—Sabes, creo que la vida es demasiado corta para llorar—Carina se mordió el labio, sin entender exactamente a qué se refería—¡¿Por qué sentir cuando puedes fingir, verdad?!—se rió.

La chica miró a su amigo con tristeza, no entendía por qué estaba así últimamente, quería que él se abriera a ella, que supiera que él era importante para ella, eran mejores amigos.

—Barty—empujó su hombro contra el suyo—Mira—señaló con la cabeza hacia arriba.

—Búhos...—sonrió de reojo—Magníficas criaturas, ¿no?—los miró con admiración.

—Te pareces a Dumbledore, Crouch—bromeó Black.

—Creo que me parezco más a mi padre—dijo seriamente.

Carina no supo qué decir y simplemente apoyó su cabeza en su hombro y permaneció en silencio, pero algo en ella decía que algo andaba mal con el chico, y eso la molestaba, quería a su amigo de vuelta.