O4. CUMPLEAÑOS DE SIRIUS

—¡𝐔𝐆𝐇!—exclamó Carina—¡No tengo nada que ponerme!—murmuró mirándose al espejo.

Black revisó todo su guardarropa buscando un atuendo llamativo pero no vulgar, después de todo, no querría dar una impresión equivocada sobre sí misma. Su cama estaba llena de ropa desechada y desorganizada, si alguno de sus compañeros de cuarto la viera así pensarían que estaba loca.

La chica ya se había maquillado y peinado, delineador de ojos negro, rímel y un labial vino claro con una delicada corona de trenza en su cabello ondulado. Decidió usar una falda beige por encima de la rodilla con medias negras y un par de botas militares, con una blusa negra de manga larga y una chaqueta de cuero del mismo color.

Carina repasó cada paso que dio desde su dormitorio para ir a la lechucería a buscar el regalo de Sirius, era su cumpleaños y sentía que se lo debía de alguna manera.

—¡Barty! ¡Evan! ¡Dejen de hablar y vámonos!—Carina escuchó gritar a Regulus desde las escaleras.

Como necesitaba ir a la lechucería, decidió no esperarlas y salió de la sala común. Mientras caminaba, Black pensó en lo que le iba a decir a su primo, ya que lo que pasó en el tren, las cosas estaban un poco incómodas, no podía ni imaginar cómo lo haría y si estaba en la situación de Regulus, no cree que ni siquiera se encontraran.

Se sintió un poco más feliz cuando se dio cuenta de que probablemente Pandora estaría allí.

Al llegar a la lechucería, Black se detuvo para mirar al cielo y vio millones de estrellas. Las estrellas eran algo inexplicable en la vida de Carina, tal vez ella podía ser tan apasionada por la tradición de los nombres en su familia, pero para la chica era mucho más que eso, esos puntitos brillantes en el cielo eran su paz, podía pasar horas mirando  y Black nunca se cansaría.

Tomó el regalo de su prima y se fue, su cabeza repetía tanto que era mala idea que le dolía.

Ya en la puerta de los comunes de Gryffindor, la chica tenía su pequeño regalo en sus manos y estaba mirando hacia la puerta, pensando todo el tiempo si era mejor regresar y fingir que no sabía sobre el cumpleaños de Sirius.

Justo cuando estaba a punto de dar un paso atrás, la puerta se abrió. La sala estaba llena de gente, la música estaba muy alta, en algunos rincones que miré había gente besándose.

—Oye Black—Remus apareció frente a ella—Vamos, Sirius está ahí afuera—dijo caminando, esperando que ella lo siguiera.

Carina estaba concentrada en no pisar ningún alimento en el suelo. Sirius la vio primero y se acercó a ella.

—¡Carina! ¡Hey! No esperaba verte aquí—dijo Black con su seductora sonrisa.

—Yo tampoco—dijo suavemente—Em, feliz cumpleaños Sirius—le tendió el regalo.

Black no dijo nada, solo tomó el regalo y lo abrió, sonrió al mismo tiempo, era una foto de los dos pequeños tomando té en un pequeño marco, Carina le había pedido a Sully, su elfo doméstico, que envíalo.

Sirius hizo un movimiento indicando que iba a abrazarla y la chica lo evitó, pero a Black no le importó y simplemente la abrazó con más fuerza.

Carina se quedó congelada con los brazos atrapados, sintiendo que el aire se disipaba mientras Sirius la apretaba.

James, que apareció junto a canuto, se rió de la forma en que era la chica, Carina pronto se dio cuenta y le puso los ojos en blanco.

—Mira, Carina tiene corazón después de todo—dijo Potter al ver el regalo en la mano de su mejor amigo.

—Es Black para ti, Potter—gruñó la chica, dejándose el abrazo—Ahora, si me disculpas...—lo dijo con tono burlón, yendo a buscar algo de beber.

James miró a Carina mientras desaparecía entre la multitud y se maldijo a sí mismo cuando se dio cuenta de que estaba admirando su cuerpo.

Carina ya tenía su vaso en la mano y buscaba a Pandora, su visión estaba un poco borrosa y eso lo hacía un poco difícil.

—¡Dora!—ritó tocando el hombro de una persona rubia.

—¿Eh? ¿Quién es Dora? Mi nombre es Marlene...—le gritó la persona—Creo—añadió riéndose.

Black ya estaba perdiendo la paciencia, no encontraba a su amiga por ningún lado, empezaba a creer que ella no estaba allí.

Carina se detuvo cuando casi tropezó con una escalera, pudo ver mejor y era el dormitorio de hombres.

Su curiosidad se apoderó de ella y subió a su habitación, si algo salía mal podía echarle la culpa a la bebida, aunque estaba completamente consciente.

Dentro de las paredes se oía música apagada. Las cortinas rojas se extendían a lo largo de las camas y terminaban en el suelo, a Carina le pareció extraño que estuvieran todas cerradas.

Black no podía distinguir a los dueños de la habitación, no había una foto en la pared, y no le gustaba la idea de abrir las cortinas, quién sabe qué habrá detrás.

Una mesa llamó su atención, sus pies crujieron sobre la madera mientras caminaba hacia ella. Sobre la mesa había un calendario lunar, o al menos lo parecía, era un montón de dibujos y fechas en una hoja de papel.

Carina decidió salir de la habitación, pensó que probablemente era el dormitorio de primer año.

Mientras cerraba la puerta, escuchó una voz detrás de él.

—¡Rina! ¡Te busqué por todas partes! ¿Dónde estabas?—preguntó Pandora con más alegría que de costumbre.

—En ninguna parte, Dora—suspiró cansada—Creo que me voy a Slytherin, esta fiesta empieza a aburrirme—sonrió levemente.

—Ah claro, ¿quieres que te acompañe?

Carina sacudió la cabeza y se alejó, dejando a Pandora riéndose sola.

—Joder—e gritó a la persona que la golpeó.

Black ni siquiera perdonó al ver quién era y simplemente salió de allí, ya le palpitaba la cabeza y sentía la urgencia de salir de allí, como si algo malo le fuera a pasar si se quedaba allí.

El viento frío del pasillo golpeaba su rostro mientras caminaba, Carina escuchó el sonido de sus botas de combate golpeando el delgado suelo.

—Agua hirviendo—murmuró al abrir la puerta comunitaria de su casa.

Ya en pijama, en su cama, gruñendo de dolor, sintió que iba a explotar. Su sábana estaba desordenada por el constante movimiento de Carina moviéndose de un lado a otro antes de dormir.

Black decidió mirar fijamente el techo de su cama con frustración, sintió un hormigueo en sus dedos y su inquietud solo aumentaba.

Carina no durmió esa noche.