O1. PURA

𝐂𝐀𝐑𝐈𝐍𝐀, su nombre, procedente del latín carinus, significa "querida" o "pura". La constelación Carina, también llamada Quilha, es una constelación del hemisferio celeste sur. Su madre había elegido el nombre, quería que su hija fuera única, tanto en nombre como en personalidad, ahora, Druella escupía su nombre con enojo cada vez que se dirigía a la niña.

Black estaba cansada, se podían ver sus profundas ojeras y sus ojos pesados, su cuerpo gritaba que durmiera, le empezaba a doler la cabeza y sentía que se iba a desmayar allí mismo, en su cama. Pero Carina era inteligente, su casa no era un lugar para descansar y la única que no parecía saberlo era su madre.

Carina pasó todas las vacaciones en la habitación de su hermana mayor, nunca la conoció, pero por alguna razón la extrañaba, nunca le habían explicado adecuadamente lo que le había pasado a Andrómeda, pensó que tal vez Sirius tenía la respuesta, pero como él ella se escapó de casa, ya no se habían hablado, es decir, se vio obligada a no tener ningún tipo de contacto con un traidor de sangre.

Carina salió de sus pensamientos cuando escuchó a su madre llamarla, Druella gritaba desde abajo con impaciencia.

Black bajó las escaleras y le dio un pequeño saludo a sus padres, estaba tan cansada que sentía como si se le cerrara la garganta y esto le impedía hablar. No esperó la respuesta de sus padres y se apareció en la estación King's Cross, el lugar estaba vacío y con las mismas paredes descascaradas, nada había cambiado desde la última vez que vino.

La chica subió al tren buscando una cabina vacía, solo quería dormir, solo descansar unas horas, eso era todo lo que quería. Caminó entre los vagones y vio una que no tenía a nadie, sintió que podía llorar de felicidad y se sentó en una banca, apenas lo hizo sintió que su cuerpo se relajaba y su mente se vaciaba, quedando dormida rápidamente.

Carina finalmente despertó después de lo que parecieron horas y se sintió un poco más llena de energía que antes, incluso con el maquillaje puesto se podía ver que la chica necesitaba dormir. Se tapó los ojos con las manos, rascándoselos para mantenerse más despierta y sintió una mano tocando su hombro.

Levantó la cabeza para ver quién era y vio a su primo, Sirius, se quedó helada, pero su expresión se mantuvo neutral, no lo había visto en años, solo quería abrazarlo y decirle que lo sentía, al menos su subconsciente dijo eso.

Pero lo que hizo fue alejarse lentamente del chico que aún lo miraba a los ojos, viendo a través de su visión periférica a los amigos de Sirius, Potter la estaba mirando sin molestarse en ser discreto, Remus estaba leyendo un libro con calma pero de vez en cuando miraba. Miró hacia ella para ver lo que estaba pasando y Peter estaba comiendo una rana de chocolate mientras miraba por la ventana, sin parecer darse cuenta del extraño clima en el que se encontraba.

—Carina, está bien que hable contigo, ¿verdad? No quiero que alguien más me ignore—Sirius dijo la última parte en un tono demasiado bajo para que ella pudiera escucharlo.

La chica siguió mirándolo fijamente, aún sin poder hablar, y no entendía por qué, así que solo asintió y salió de la cabina, dejando sus cosas y dirigiéndose hacia el baño del tren.

Se miró al espejo y vio su condición, su cabello previamente ordenado estaba despeinado y tenía algunos mechones pegados a su rostro, sus ojeras parecían ser más evidentes que cualquier otra cosa y su boca estaba seca, completamente seca, se reía para sí misma de el pensamiento en la reacción que tendrían sus padres si la vieran así.

Se arregló el cabello con agua y se sintió lista para volver allí, necesitaba enfrentar sus miedos, ¿no? No es que le tuviera miedo a Sirius, pero sí a sus padres, si descubrían que estaba hablando con un traidor de sangre, ni siquiera le gustaba la idea.

Cuando llegó al vagón, los chicos que antes se habían reído se detuvieron cuando ella llegó, provocando que el vagón entrara en un profundo silencio.

—Lo siento, me sentía un poco confundida pero ahora puedo hablar—dijo Carina con una débil sonrisa en un tono de voz bajo porque no sabía si podría hablar más alto, dejando a los chicos esforzándose por escuchar.

—Claro Carina, puedes sentarte, ¿quieres uno?—Remus Lupin le ofreció un frijol, la chica declinó con calma y se sentó al lado de Potter y frente a Sirius.

—Yo... Por favor no me vuelvas a ignorar, Carina—dijo Sirius exasperado y ahora todas las miradas se dirigieron a ellos.

—No era mi intención Sirius, pero mis padres, ya sabes, no puedo acercarme a traidores de sangre o sangre sucia... —Tan pronto como Corina dijo eso se tapó la boca con la mano —Lo-lo siento, Realmente estoy tratando de acostumbrarme a usar nacidos de muggles... Lo siento mucho—terminó con la cabeza gacha avergonzado.

—Te entiendo Carina, pero al menos podrías hablar conmigo a través de cartas o algo así, éramos mejores amigos... —dijo lo mismo, dando una sonrisa sin llegar a sus ojos.

—Lo sé, lo siento, es solo que no quiero que me pase el mismo destino que mi hermana—dijo la última parte en voz baja pero todo el carruaje la escuchó de todos modos.

—Estoy seguro de que Andrómeda está bien Car, y estoy seguro de que le encantaría conocerte —dijo lo mismo, tratando de ser convincente pero aún no había certeza en su voz.

Carina se dio cuenta de que debía verse patética, con el cabello desordenado, la cara arrugada y luciendo como un bebé llorando. Rápidamente se levantó, levantó la barbilla y enderezó los hombros, recogió sus cosas y salió de la cabaña sin decir nada.

Era ridículo que necesitara consuelo de su prima mayor, además todo el carruaje la escuchaba, ella ya se estaba estresando cuando sintió una mano tirando de ella.

—¡Car, te extrañé! ¿Por qué no enviaste ninguna carta durante todas las vacaciones?—preguntó Evan.

—Hola Evan, estaba ocupada—dijo simple y tajante, provocando que el chico se callara y la acercara hacia sus amigos.

Carina simplemente asintió con la cabeza a la gente cuando llegó y se sentó cerca de la ventana, apoyando la cabeza en el cristal.

Black durmió sin darse cuenta pero a diferencia de la última vez, soñó, soñó con su hogar y su familia, un sueño que podría confundirse con una pesadilla si se lo contaba a alguien.