𝐀𝐋𝐋 𝐓𝐇𝐄 𝐓𝐇𝐈𝐍𝐆𝐒 𝐒𝐇𝐄 𝐒𝐀𝐈𝐃
Cursiva= recuerdo.
Normal= presente.
Las palabras de su madre habían sido claras al ver a aquellos dos chicos abrazados disfrutando de una linda tarde.
"MALDITOS TORCIDOS, NUNCA ENTRARÁN EN EL REINO DE LOS CIELOS"
Esto había asustado a la pobre niña quién había visto la escena con una sonrisa. Creyó que amar a alguien estaba mal, y creció con ese pensamiento.
Ya habían pasado doce años desde esa vez; la niña que una vez vio a su madre maltratar a dos chicos, había seguido el mismo camino que el de su progenitora.
Ella era parte del movimiento de castidad de la iglesia en la que asistía y estaba próxima a cumplir su sueño. Bueno, eso creía, hasta que una joven había entrado al movimiento.
Si bien esa joven le había dejado en claro que no quería estar ahí, había algo que hacía que la curiosidad de ChaeRyeong vaya más allá de lo que quiere.
Se sentó en una banca soltando un suspiro para liberarse un poco de la agobiante semana que tuvo.
—¿Estás bien?—preguntó alguien al lado suyo.
—¿Te importa?—respondió sarcástica.
—Oh vamos Lee, solo estoy siendo amable—Espetó su contraria—No por eso ya quiero tirar contigo.
—Eres horrible Hwang YeJi—respondió furiosa la pelirroja levantándose de la banca—¿Qué sigues haciendo aquí si no quieres hacer tu consagración?.
La llamada YeJi agarró a su contraria por los hombros y la acorraló contra una pared cercana.
—¿Crees que quiero estar aquí?—Preguntó sarcástica—Sólo vengo por que hay una chica insoportable que me trae loca, sus ojos son negros y bonitos, su nariz y sus labios también, por Dios ese pelo que tiene, quisiera acariciarlo cada que tengo oportunidad—sonrío acercándose peligrosamente a la menor—Pero sé que ella odia a las tipas como yo, me trata mal y constantemente trata de decirme que hacer; hago de todo para provocarla pero ella siempre termina diciéndome que soy una completa idiota.
ChaeRyeong golpeó a su contraria y salió corriendo del lugar.
Caminaba por toda su habitación dando vueltas como si no acabasen sus pensamientos.
Estuvo pensando demasiado en eso nuevamente, aunque se había prometido que ya no lo haría pues ese día era importante. Ese día haría su consagración.
Pero aún había algo que la inquietaba y eran aquellas palabras de la castaña de ojos gatunos.
—"Por más que quieras no serás feliz si te cierras en ese lugar—dijo YeJi—¿Por qué no me dejas ayudarte a saltar?."
—"Siempre habrán personas que querrán verte infeliz por el resto de tu vida, pero solo te afectarán si tú dejas que lo hagan... No tengas miedo y salta junto a mi..."
ChaeRyeong apretó su cabeza con ambas manos y comenzó a sollozar—¡Sueltame!—Espetó con desespero.
—"¿Por qué me odias tanto?—preguntó la castaña—No es como que haya hecho algo para merecer tu odio, simplemente estoy... existiendo..."
ChaeRyeong se dejó caer de rodillas al suelo al momento de recordar esas palabras.
—"No importa que hagas o dejes de hacer Chaer—dijo YeJi con una sonrisa—No importa lo que digan o dejen de decir de mi... Yo siempre, te amaré..."
ChaeRyeong comenzó a llorar a la par que levantaba sus manos al cielo y con todo el dolor del mundo sollozó y dijo—¡Por favor! ¡Ayúdame a sacarla de mi cabeza!.
Se dejó caer al suelo llorando desconsoladamente, no tenía a nadie, ni siquiera sentía consuelo de parte del hombre del que tanto le hablaban; era ella sola con sus pensamientos y la voz de YeJi en su cabeza.
—"Sólo serás libre cuando te aceptes Chaer... No tengas miedo, siempre me tendrás a mi al lado tuyo ante cualquier cosa."
—¡Déjame en paz!—Espetó cerrando los ojos fuertemente.
—"No voy a hacerte daño Chaer, no tengas miedo".
Soltó un fuerte grito tratando de callar la voz en su mente, sentía que enloquecería en cualquier momento si seguía pensando en ella.
(...)
ChaeRyeong había olvidado el pequeño suceso por un momento, sentía rabia y dolor al recordar que volvió a derramar lágrimas por aquella chica que tanto odiaba. Y se sentía miserable por dejar que su voz la atormente a diario.
Con mucho miedo se adentró hasta la catedral en donde un público la esperaba; unos de rodillas, otros sentados y otros parados.
Se sintió pequeña una vez más; al estar frente a frente a aquel sacerdote que una vez, la había lastimado.
Se cubrió la cabeza con un velo blanco y dejó caer unas lágrimas, rogó a los cielos por ayuda, no quería llorar en ese momento y el dolor y la voz de YeJi en su cabeza, no hacía más que aumentar su desespero.
—"Quizá no quiera hacer esta cosa—dijo YeJi con fastidio—Pero estaré a tu lado ese día Lee."
¿Dónde estaba aquella chica que le había dicho que estarían juntas?. ¿Encontró alguien mejor?. ¿Por qué piensa en ella cuando está a punto de consagrarse?.
—¡Alto!—exclamó alguien en el fondo del edificio—¡Sueltenla!.
—¿¡Qué es esto!?—exclamó confuso el sacerdote.
—¡Lo que oíste!—Espetó la castaña—¡Déjala!.
—Nadie la está obligado a nada—expresó el hombre—Es ella quién quiere hacer su consagración para tener un lugar asegurado en el reino de los cielos.
—Al diablo con tu maldito reino—Espetó la chica—¡ChaeRyeong!—dijo mirándola.
Ambas miradas se conectaron por un segundo.
—No hagas esto.
De repente unos señores aparecieron agarrando a la castaña por los brazos y jalandola hacia afuera del templo, ChaeRyeong se mantenía mirando todo con los ojos llenos de lágrimas hasta que por fin reunió todo el coraje que necesitaba.
—¡YeJi!—exclamó, captando la atención de todos los presentes—No me dejes aquí—susurró.
YeJi hizo un esfuerzo por batallar y llegar hasta su chica; en medio de todo eso golpeó a unos hombres intentando librarse del agarre que cada vez, se incrementaba más.
Algunos estaban asombrados y otros gritaban que las separacen para no "contagiar" a sus hijos. Entre ellos, se encontraba YuNa –la mejor amiga de ChaeRyeong– quien ahora gritaba para que expulsaran a YeJi del templo.
ChaeRyeong se cansó de esperar a que sucediese el milagro, se cansó de esperar a ese dios omnipotente que todo lo puede y decidió hacer algo para si misma.
Corrió hacía la castaña que peleaba por liberarse; una vez estuvo frente a ella, saltó a besarla en frente de todas las personas.
El sacerdote comenzó a gritar unas mierdas y las mandó al infierno, pero no importaba para nuestras chicas. En medio del beso YeJi miró al hombre y le extendió una mano mostrándole el dedo corazón.
YeJi agarró a ChaeRyeong de la muñeca y la sacó corriendo de ese lugar.
Ahora, su nueva historia deberán de escribir para que en un futuro se pueda contar como la mejor historia de amor que el mundo conoció.
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