
⊱✿⊰ 𝕏𝕀𝕀
La especialidad de neurocirugía siempre me había atraído, pero nunca imaginé lo agotador que sería para la vista realizar tan solo una intervención. Debería haber reflexionado más sobre la elección de esta especialidad, pero ¿qué podría haber hecho una niña como yo en esos momentos? En estos casos, no estoy segura de si debería agradecer o maldecir a mis padres.
<<No maldigas a los muertos, idiota>>
Sí, gracias por el recordatorio, querida conciencia.
Eran las cinco de la mañana y estaba por irme y llevarme los informes pendientes a casa, hasta que recordé que MinHo vendría a recogerme para ir a desayunar juntos.
Había estado pensando sobre lo imprudente que había sido lanzándome a él como si nada. Aunque llevábamos ya algo más de un mes siendo amigos, seguía lidiando con pensamientos confusos.
Me sorprendió darme cuenta de que MinHo era el mismo del que tanto hablaba Min, y me sentí un poco tonta por no haberlo notado antes. La evidencia estaba ahí, tan obvia, que me sentí de lo más estúpida por no haber sido capaz de atar cabos desde un principio.
No estaba segura de si hablar con él o si simplemente estaba malinterpretando las señales y él solo quería entretenerse un rato. El solo pensarlo me causaba dolor, pero era una de las opciones que flotaban en el aire.
Otra posibilidad es que él se estuviera tan confundido como yo y que realmente se estuviera acercando a mí con la intención genuina de proar algo más. En ese caso, sería algo arriesgado; no sé que tanta libertad tendrá él en cuanto a compaginar su trabajo de idol con una relación amorosa.
Ninguno de los mil pensamientos que revoloteaban en mi mente arrojaba la claridad suficiente sobre el asunto y sentía que mi cabeza estaba al borde del colapso. El culpable de esta vorágine mental era MinHo; sin embargo, no todo era negativo. Ayer, sin exagerar, sentí mi alma renacer. Volvía otra vez a ser aquella Hana que solía escaparse de casa a las tantas de la noche para disfrutar de la vida, aquella que no se tomaba nada en serio y deseaba explorar todo en el menor lapso de tiempo posible.
No podía negar que experimentaba cierta atracción hacia él, y ese sentimiento fue lo que desencadenó mis atrevimientos de ayer. Tenía que controlarme la próxima vez, si es que la había, y no dejarme arrastrar por el momento.
Después de mucho girar en mi silla sin aprovechar el tiempo para trabajar, tomé una decisión.
Hoy hablaría con él y aclararía el asunto entre nosotros.
O eso tenía planeado hasta que percibí el efusivo toque en la puerta de mi oficina, seguido de una entrada decidida. Mi primera reacción fue molestarme, pero cambió instantáneamente al ver el rostro de la persona que había irrumpido en mi espacio.
Estaba agitada y con la cara toda enrojecida, como si hubiera subido hasta aquí corriendo. Sin dudarlo, me puse de pie y la ayudé a sentarse.
—Por favor—dijo aún intentado controlar su respiración—bloquee la puerta antes de preguntar nada.
Y así lo hice, agarré mi tarjeta para deslizarla rápidamente por el sensor y volverme hacia ella.
—Tae Ri, voy a omitir las formalidades. ¿Qué significa todo esto?—Comencé a interrogar.
—No se preocupe, Doctora Lee. Se lo explicaré todo—se justificó, mientras yo le pasaba una botella de agua para que se calmara.—Es sobre el Doctor Ha, he estado investigándolo.
La confesión me tomó por desprevenida, aunque ya había notado la personalidad oculta del Doctor Ha, violenta y arrogante, al menos hasta donde yo había experimentado.
Mi sorpresa quedó evidenciada en mi rostro y creo que ella ya podía notar en mi mirar que necesitaba más explicaciones.
—¿Investigarlo?¿Y yo qué tengo que ver en todo esto?—Inquirí, temiendo cual sería su respuesta.
—Empezaré desde el principio—suspiró, como si no pudiera procesarlo ni ella misma.—He conocido a varias chicas que han trabajado aquí, ya sea como limpiadoras o enfermeras primerizas, como yo. Bastantes de ellas se quejaban del Doctor Ha, como al principio se les acercaba amigablemente para luego acosarlas como un cerdo sinvergüenza—la miré impactada por lo que estaba escuchando, pero en el fondo no me sorprendía tanto viniendo de alguien como él—Una de esas chicas era mi amiga, la cual trabajó limpiando la segunda planta durante tres meses, hasta que me confesó esto que te estoy contando y renunció a este trabajo. Unas semanas después, apareció muerta. Seguro que habrás visto su caso en las noticias.
Hubo una pausa y noté como apretaba los puños sobre su regazo. Las lágrimas caían abundantemente y no pude más que abrazarla con fuerza para transmitirle que todo estaba bien.
Entre lágrimas, continuó:
—Ha habido asesinatos en serie de varias mujeres, chicas jóvenes y de perfil bajo. Todas aparecían con señales de tortura y agresión sexual. Hasta ahora, aún no se ha dado con el autor.
—No me digas que... piensas que es él.
—No solo lo pienso—dijo con mucha seguridad—sino que estoy segurísima.
Estaba estupefacta. Había estado todo este tiempo conviviendo con un completo psicópata sin siquiera sospecharlo. Había visto los casos en televisión y estaba al tanto, pero jamás me habría imaginado que fuera él.
—Tae Ri, entiendo tus sospechas, pero ninguna de nosotras dos puede probar que efectivamente sea él—dije, intentando actuar sin dejarme llevar por las emociones negativas que estaban haciendo presencia tan repentinamente en mi interior.
—Doctora Lee, no me está entendiendo—me agarró de las manos desesperadamente.—Hoy he conseguido pruebas... Pruebas definitivas. Y tú eres la siguiente.
—¿Qué quieres decir con eso?—Pregunté, más nerviosa de lo que me habría gustado.
—He estado siguiéndolo durante mucho tiempo y he conseguido hacer una copia de la información de su ordenador.
—¿Qué has encontrado?—Pregunté, asustada por lo que podría revelarme a continuación.
—Míralo por ti misma—me tendió una memoria USB.—No recomiendo que lo hagas aquí, espérate a estar en un lugar seguro. Te dejaré mi número para que podamos mantenernos en contacto y explicarte lo demás.
—¿Hay más?—Las manos me temblaban y no podía casi mantener la vista en ella. De repente, imaginé todo tipo de imágenes horrorosas de lo que podría haber descubierto Tae Ri que la hacía deducir que yo sería una de sus víctimas.
—Ahora mismo no es momento, es doloroso incluso para mí—agarró mis manos entre las suyas.—Solo pido que te cuides y que no cambies nada en tu patrón de comportamiento, y si el Doctor Ha se te acerca, solo compórtate como siempre lo haces con él. No quiero que se pierda una vida más, por favor.
—Tienes razón—tartamudeé.—Ahora mismo estoy demasiado impactada como para procesar más cosas.
Ambas nos levantamos del sillón y ella se ofreció a bajar conmigo al aparcamiento hasta que llegara MinHo a por mí. Intercambiamos números y prometí llamarla para poder reunirnos en un lugar seguro y hablar de como actuaríamos de ahora en adelante.
Tae Ri permaneció a mi lado hasta que divisamos a MinHo aproximándose con su coche. Con dulzura, me envolvió en un cálido abrazo y me aseguró que todo estaría bien.
La noticia me había conmocionado demasiado. La certeza necesaria para confiar por completo en ella no estaba presente, ya que hasta ese momento era una completa desconocida. No obstante, su convicción parecía inquebrantable
De improvisto, recordé esos días junto a Taeyang, y el temor de que la historia se repitiera, alcanzando dimensiones más violentas, me invadió. La idea de ser encontrada sin vida al día siguiente me aterraba, nublando mi capacidad de pensar con claridad.
En cuanto Tae Ri se alejó, MinHo bajó su mascarilla y me saludo desde su coche, el cuál estaba a unos pocos metros de mí.
Mientras ingresaba en el vehículo, sentía como se me hacía un nudo en la garganta y mis ojos empezaban a picar, siendo cubiertos por un velo húmedo. Es como si mi cuerpo se hubiera reprimido, esperando a estar aquí, con él, para reaccionar como era debido.
—Buenos días, bonita—dijo nada más me senté, con ese tono jovial que siempre utilizaba.—Puedes dejar tu maletín en los asientos de atrás para que no te moleste—ofreció, a lo que yo accedí e hice lo que me propuso.
Podía sentir su mirada en mí, pero no estaba segura de si podría decirle nada, sentía que me echaría a llorar si llegaba a abrir la boca.
Eché la cabeza hacia atrás en mi asiento y solté un suspiro, haciendo que mi voz se me quebrara aún más al intentar pronunciar algo.
Abrí los ojos repentinamente cuando sentí algo cálido sobre mis congeladas manos y giré en dirección a MinHo. Las cálidas manos de MinHo envolvían las mías, heladas por la tensión y el miedo generados por lo que acababa de revelarme Tae Ri. Como un suave soplo de primavera acariciando el hielo del invierno, su tacto transmitió un reconfortante calor que se deslizaba a largo de mis manos.
Cerré los ojos, permitiéndome sumergirme en esa sensación de consuelo. La firmeza de su agarre, acompañada de una ternura palpable, trascendía el miedo y la incertidumbre que acechaban en el aire.
Las yemas de sus dedos acariciaban sutilmente mis palmas, tejiendo un vínculo que iba más allá de las palabras. El suave roce de su pulgar delineaba las líneas de mis manos, como si estuviera leyendo una historia oculta entre cada surco y cada poro. En ese mismo instante, el peso del mundo de desvaneció y las sensaciones en mi corazón empezaron a florecer.
Abrí mis ojos nuevamente y traté de esbozar una sonrisa, aunque procuré no dejar traslucir demasiada melancolía.
La sonrisa me fue devuelta y preguntó, casi afirmando:
—¿Un día duro en el trabajo?
En un asentimiento le confirmé sus sospechas y, sin poder evitarlo, una lágrima rebelde se escapó. Me encontraba en un punto donde las palabras amenazaban con quebrarse y el nudo en mi garganta superaba cualquier deseo de expresar lo que sentía, como si gritar y liberar el peso de mi pecho no fura una opción viable.
Traté de apartar mi mano de MinHo y darme la vuelta para poder ocultar mi rostro y verdaderos sentimientos, pero conseguí todo lo contrario.
Me vi de nuevo envuelta en los cálidos brazos de MinHo y, en esta ocasión, decidí no poner resistencia. Simplemente permití que las lágrimas fluyeran una tras otra, sin detener su curso, y renuncié a reprimir los sollozos que brotaban de lo más profundo de mi ser.
—Tengo mucho miedo—susurré, unos minutos después de haber estado en esa misma posición.—MinHo, quiero irme de aquí.
Sentí como apoyaba su cabeza sobre la mía y depositaba un suave beso sobre mi cabello. Luego, con ojos llenos de afecto, deslizó sus manos con suavidad hasta los costados de mi rostro, atrapando con ternura las lágrimas que se resistían a caer. Sus dedos, cálidos y reconfortantes, iniciaron un lento recorrido, despejando cualquier rastro de pesar que pudiera haber quedado marcado en mi piel.
Pareciera que sus palmas tuvieran el poder de borrar no solo las lágrimas, sino también cualquier sombra que se atreviera a nublar mi camino.
Sus pulgares trazaban caminos delicados por mis mejillas, secando suavemente las pocas lágrimas que seguían cayendo. Cada roce era un consuelo, un recordatorio de que él estaba acompañándome en ese momento de vulnerabilidad.
El silencio reinaba en ese pequeño espacio en el que nos encontrábamos, solo interrumpido por el susurro de sus dedos contra mi piel y el latir acelerado de nuestros corazones compartiendo un mismo compás. De repente, mis ojos, antes nublados por el miedo y la angustia, se encontraban con los de MinHo y, por alguna razón, no había notado antes que su mirada parecía contener todo un universo. Quedé completamente hipnotizada, incapaz de apartar mis ojos de los suyos.
—¿Prefieres que compremos el desayuno y vayamos a tu casa a que comas y descanses un rato? Allí me explicarás qué es lo que ha pasado, ¿sí?—Propuso, a lo que yo asentí. Aunque no era nuestro plan inicial, no me sentía nada capaz de salir a la calle ese día.
MinHo me regaló una de sus más cautivadoras sonrisas, una que me hacía replantearme todo lo de esta mañana. En su presencia, experimentaba una mezcla de confusión y tranquilidad. Me preguntaba si realmente esto que estaba sintiendo era algo real o solo una pobre alucinación destinada a llenar las grietas de mi corazón. Su gesto amable y su disposición a acompañarme en esos momentos difíciles generaban una sensación de calma en mi interior, como si su presencia pudiera ahuyentar mis temores.
La línea entre la amistad y algo más se estaba volviendo bastante borrosa, y la vulnerabilidad de mi situación actual complicaba aún más mis sentimientos hacia él.
Sin titubear, posé suavemente una de mis manos sobre la suya, sin apartar nuestras miradas, y acaricié con ternura su mano, la cual aún reposaba sobre mi rostro.
Luego de haber sido consolada por un rato, me permití examinar detenidamente el rostro de MinHo. Su cabello volvía a caer delicadamente sobre su frente pero, esta vez, no estaba despeinado al igual que ayer. Su nariz hacía todo su trayecto de forma recta y pulcra, sus pómulos definidos aunque discretos y, por último, sus labios, con una curva sutil y contornos bien definidos, añadían un atractivo distintivo a su rostro.
Al despertar de mi ensimismamiento y comprender que había pasado no sé cuanto tiempo admirando unos labios ajenos, levanté la mirada tímidamente hacia MinHo. Él, a su vez, apartó la vista de lo que parecerían mis labios.
<<Al menos no eres la única que parece una desesperada>>
La vergüenza teñía mi rostro, si la vista no me engañaba, MinHo se veía algo avergonzado también.
Nos encontrábamos sumidos en un silencio que parecía hablar por sí mismo. Nuestras miradas se entrelazaban, como si cada segundo compartido hasta ahora hubiera sido un preámbulo, y la atmósfera se cargaba de una tensión dulce, palpable.
De repente, su voz rompió el hechizo, y su pregunta colgó en el aire, vibrante de expectación:
—¿Te puedo besar?—preguntó con delicadeza, y mi corazón, aunque ya esperaba la pregunta, saltó un latido. Avergonzada, y con una sonrisa inevitable, asentí con timidez. MinHo inclinó suavemente la cabeza, hasta el punto en el que sentí su aliento cálido rozar mis labios antes de que unieran en un breve e inocente beso, nada comparado con los intensos encuentros habíamos experimentado juntos con anterioridad. Mis labios se curvaron en una sutil sonrisa, olvidando por un instante las preocupaciones y los pesares que me rodeaban.
Nos separamos y abrimos los ojos simultáneamente. Nuestros rostros se encontraban a escasos centímetros de distancia y antes de que pudiera recuperarme del primer beso, volvió a atraerme hacia él. El espacio entre nuestros labios se desvaneció lentamente y el suave roce de sus labios contra los míos se tornó en prolongado beso, rico en emociones. Su tacto y cercanía de su cuerpo me envolvía con un toque de romanticismo que nunca antes había experimentado.
En ese momento, el mundo exterior parecía desvanecerse y éramos solo nosotros dos, compartiendo un instante que se prolongaba más allá del tiempo. Era una melodía suave, con un ritmo propio.
Estaba completamente segura de que lo que acababa de suceder no era solo un juego superficial. Me resistía a creer que todo era una ilusión efímera. Al ver mis propios ojos reflejados en los suyos, me esforzaba en convencerme de que él compartía mi misma posición, anhelando más el uno del otro.
Fue en ese momento cuando encontré la respuesta a una de mis tantas preguntas y supe que este sería un capítulo que recordaría en cada latido de mi corazón.
MinHo, me hacía olvidar cada momento negativo cuando estaba a mi lado.
En ese instante, me di una bofetada mental para prepararme para enfrentar el estorbo llamado "Doctor Ha". Acabaría con él y luego me encargaría de aclarar las cosas con MinHo tranquilamente.
Sí, definitivamente eso sería lo siguiente en mi agenda.
──────────❀◦∘ NOTA DE LA AUTORA
Feliz año nuevo amores!!! Espero que para este nuevo año puedan haber muchas más actualizaciones y logre darle fin a este fanfic. Muchas gracias a las personitas que siempre votan (sí, veo quienes sois) y prometo mejorar y dar lo mejor de mí este próximo año.
Leyendo como llevo la historia hasta ahora me doy cuenta de que probablemente esto sea lo más delulu que alguien pueda leer jamás lol. Pero en fin, esto se trata de saciar nuestras ganas de experimentar un amor lindo, así que x (lloremos juntas).
Para escribir este capítulo, sobre todo la parte del final, he estado escuchando Youtiful en bucle. Es una canción demasiado inspiradora, literalmente no se me paraban de ocurrir ideas radiantes que no tenía donde meter.
En fin, dicho lo dicho, espero que todos estéis bien y celebrando con vuestras familias y hasta la próxima!!!
❁ Con mucho amor, Vin.
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