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⊱✿⊰𝕀𝕀𝕀

—Min, tengo que colgar. Estoy llegando al centro médico. Ya hablaremos—me excusé antes de colgar, sin dejarla siquiera despedirse. Estaba bastante molesta con lo sucedido, y no me contuve al hacérselo saber.

Antes de finalizar la llamada, Min luchaba por explicarme que lo había hecho "por mi bien" y que creía que esta era la oportunidad perfecta para conocer a más gente.

Sinceramente, por muy buenas que hayan sido sus intenciones absolutamente nada me sirve como excusa. Yo en ningún momento pedí que ella, ni nadie, me ayudara a acercarme a más personas. Ya estoy bien así como estoy, o por lo menos eso es lo que intento creer.

Viajo mentalmente hasta el momento dónde conocí a Min y realmente me siento culpable por ella. Ella lo pasó muy mal cuando me conoció; mi situación en ese entonces era exasperante, y no la habría culpado si hubiese tomado la decisión de dejarme lidiar sola con mis problemas. De hecho, jamás en mi vida se me habría cruzado la idea de culparla, porque a ser yo, lo habría hecho. Si hubiera tenido el poder divino de controlar cada una de sus acciones, sin duda alguna habría hecho que se alejase de mí. Por muchas que sean mis ansias de tener un grupo de amigos cercano, muchas veces no soy capaz de darme ese lujo. No quiero ser una carga... No otra vez. Ya he molestado bastante a Min, y le debo mucho por no haberme dejado tirada cuando no tenía a nadie. No quiero arrastrar a más gente a mi pozo. No puedo pretender querer y ser querida cuando me siento así de rota e incompleta. Simplemente por mucho que quiera, y por mucho que Min se esfuerce, no voy a poder vender un jarrón roto y deteriorado como si fuera el más exclusivo y lujoso, por el simple hecho de que no lo es, ni lo llegará a ser. Y si da la coincidencia de que alguien se interesa por él, ¿quién nos asegura que no lo mantiene consigo simplemente por pena? Pena por todas aquellas grietas, grietas del pasado tan visibles que poseen el poder de ser inocultables incluso ante la poderosa oscuridad de la noche. Nadie nos lo puede asegurar. Lo inservible y roto siempre acaba siendo desechado, y lo ostentoso, como bien estamos acostumbrados, acaba en buenas manos.

Imprevistamente me desperté del aparente trance que estaba experimentando, y segundos después comprendí la razón. Me sobresalté por los ruidosos pitidos de la inmensa cantidad de coches que se encontraba atrás mío. El semáforo estaba en verde y yo aún permanecía en el mismo sitio, de allí la furia de todos los demás conductores. Inmediatamente empecé a conducir de nuevo, y seguidamente me adentré en el aparcamiento reservado para operarios del hospital.

Por suerte aún faltaban veinte minutos para mi turno, por lo que tranquilamente me dirigí hacia mi despacho para cambiarme y ver el horario planeado para la noche.

Al entrar a mi oficina me golpeó el impecable olor a lavanda, que la impregnaba por completo. Si quedaba algo de tensión en mi cuerpo, se desvaneció por completo en el mismo instante que ese tan familiar aroma me abrazó. Mi oficina era como mi segundo hogar, y debía hacerla sentir como tal.

Diez minutos antes del comienzo de la primera intervención me reuní con el equipo junto a la familia del paciente. Se percibía demasiado la tensión, pero al estar segura de mis conocimientos y habilidades intenté no dejarme contagiar por el cargado ambiente.

—Doctor Ha, le confiamos plenamente la vida de mi padre. Por favor... haga todo lo posible para salvarlo—sollozó. La hija del hombre, ya sedado y preparado, había roto en llanto, y se me partía el corazón en mil pedazos. Le dolía pensar en perder a su padre, y yo la entendía más que nadie.

—No se preocupe señorita, confíe en que en el centro médico Cheong Ah solo albergamos lugar para los mejores profesionales de toda Corea. Su padre está en buenas manos, además en esta cirugía intervendrá con nosotros la doctora Lee, superior de la unidad de la nueva generación de cirujanos—hice una reverencia dirigida hacia la pobre chica y bajé mi mascarilla para poder comunicarme de mejor manera con ella.

—Señorita, entiendo completamente su preocupación, así que espero que dé por hecho que daré mi mayor esfuerzo para llevar esta cirugía al completo éxito—dije decidida para darme la vuelta y entrar al quirófano.

Por fin me estaba adentrando en aquella sala ésteril, donde dos fuerzas naturales lucharían entre ellas y yo iba a tener que mediar.

₍...₎

—Lee, ¿cómo se observa la situación?

—Todo se ve bien por ahora, solo nos queda esperar que el hematoma no haya comprimido demasiado el cerebelo—señalé con el dedo la parte a la que intentaba referirme, por lo que un enfermero apuntó la cámara quirúrgica hacia ese lugar en específico para poder apreciarlo mejor en pantalla.—Esperen un momento. Doctor Ha, corríjame si no estoy en lo correcto. Hay algo fuera de lugar, ¿cierto?

El doctor Ha observó con detenimiento la zona antes de contestar.

—Tienes razón, se ha perdido parte del nervio óptico—afirmó con preocupación en su voz.

Todos observamos intranquilamente la gran pantalla. Gran parte del trabajo estaba hecho, pero ahora llegaba la parte crucial. Restaurar el nervio óptico.

Bien íbamos a poder salvarle la vida al paciente, pero iba a ser casi imposible que pudiera llevar un ritmo de vida normal a partir de su completa recuperación.

—Bien equipo,—empecé a decir con el propósito de intentar eliminar la nube de desesperación que se había expandido poco a poco por toda la sala—esto va a ser bastante difícil, pero tenemos que dejar sudor y lágrimas en regenerar lo máximo posible ese nervio. Nosotros somos capaces de eso y mucho más. Precisamente en este mismo instante no estamos en posición de dejar que nos absorban las malas ideas. No cuando hay una vida en juego—viendo que algunos bajaban la cabeza decidí seguir dando ánimos, el ambiente de trabajo era algo indispensable para que las cosas salieran bien.—Que levante la mano el que quiera llegar a casa satisfecho por haber salvado una vida, e irse a dormir sabiendo que gracias a sus manos hay una persona fuera de riesgo.

Automáticamente tras decir eso el doctor Ha se situó a mi lado y levantó su manos junto a mí, y así con todo el equipo. Ya estábamos de nuevo juntos en esto, e iba a salir todo bien.

₍...₎

Al fin habíamos terminado. Me encontraba dirigiéndome a los lavabos específicos para deshacerme de mi atuendo, algo manchado con sangre en el inicio de las mangas, y proseguir con lo planeado. Aunque para que mentir, tampoco iba a poder hacer mucho más aparte de redactar unos cuantos informes, ya que la cirugía anterior se había alargado a tal punto que las posteriores tuvieron que ser redirigidas a otros equipos.

Justo antes de introducirme por completo en el interior del ascensor escuché unos pasos algo acelerados aproximándose por detrás.

—Oh, es usted doctor Ha—me hice a un lado para dejar de bloquear la puerta y que él pudiera entrar.—Entre.

—Gracias Hana Soo—entró y las puertas se cerraron. No dijimos nada en los pocos segundos que estuvimos juntos en el ascensor, pero justo antes de separarnos él habló—Y no hace falta que me hables formalmente, solo tengo treinta años. Sencillamente llamame Young Chul, por favor.

—Está bien Young Chul, a partir de ahora trataré de dirigirme a tí informalmente, aunque no prometo nada—los dos sonreímos y seguimos con nuestros caminos en silencio. No lo conocía mucho, ya que es un superior y nunca había tenido la oportunidad de interactuar con él en el poco tiempo que llevo en el centro médico, pero me he percatado de que últimamente me lo he estado encontrando mucho por los pasillos.

Ya en mi oficina, decidí tomarme un café para poder aguantar lo que restaba de turno, y entre ojeada y ojeada a mi móvil recordé lo que me dijo mi amiga antes de yo colgarle bruscamente:

Dejando atrás lo que a esa cabeza dura tuya le parezca bien, lo harás sentir mal si de la nada no contestas. Porque recuerda, él cree que has sido tú la que le ha escrito.

Min, eso es jugar muy sucio.

Solo piénsalo amiga.

Min me la había jugado de una manera desvergonzada en mi propia cara, y me aseguraré de hacérselo pagar en cuanto nos volvamos a ver.

Sobre el tan famoso mensaje, tenía solo un pequeño esquema mental sobre cómo proceder, pero todo estaba aún muy borroso. Estaba la opción de darle una oportunidad y hacer como si nada, la de no contestar, y por último la de explicarle la situación. Y sinceramente ninguna me convencía. También podría improvisar sobre la marcha, algo que se me da bastante bien, pero a la larga no sería para nada factible.

—Joder Hana. Es solo mensajearte con un chico, ¿por qué siempre tienes que complicarlo todo?—Pensé en voz alta. Hice una pataleta apartando todas las hojas que se encontraban sobre mi escritorio y me hundí en él mientras seguía dando patadas al aire por lo bajo.

Le pillé el gusto a estar en esa posición, por lo que perfectamente podría haber podido pasar todo el tiempo restante así. Pero no, evitando mis dificultades no iba a conseguir absolutamente nada. Eso es, tenía que ser valiente y afrontarlo de la manera más natural posible.

<<No tiene por qué darte miedo Hana, ni que te fueran a morder o algo.>>

<<Eres una e-x-a-g-e-r-a-d-a.>>

Mi querida subconsciente, la amo tanto.

Después de teclear y borrar el mensaje por milésima vez me decidí a enviarlo por definitiva.


⚬⚟ Minho:) ⚞⚬

Hana:

Está bien que nos hablemos de vez en cuando, pero quiero que conste que lo estoy haciendo en contra de mi voluntad gracias a que cierta persona dedica su tiempo libre a conspirar en mi contra


Justo al darle a la tecla de "enviar" lancé mi móvil lo más lejos posible de mí, y me hice un ovillo en mi silla. No sé en qué momento empecé a girar por todo mi despacho con la silla, pero sí, ese era el panorama del momento. Poco a poco fui tranquilizándome y dándome cuenta de lo infantil que estaba siendo. Con algo de temor me acerqué a donde había caído mi teléfono y al agarrarlo noté que tenía una nueva notificación por parte de MinHo.

⚬⚟ Minho:) ⚞⚬

MinHo:

Auch

Pensaba que mis encantos habían hecho algo de efecto en la señorita, pero veo que no

Hana:

Nada que ver, pero son las 5 de la madrugada. Se puede saber que haces que no descansas?

MinHo:

Algunos compañeros de piso se han instalado en mi habitación, y ahora estoy tirado en el suelo mientras ellos duermen plácidamente en mi cama

Pero en fin, cosas de niños

Y tú? Cómo te mantienes guapa si te dedicas a dejar en visto y contestar a las 5 am? JAJAJSKS


Ante ese comentario rápidamente abrí mi bolso y me miré en mi espejo. Efectivamente, lucía preciosa. Ningúna novedad, y tampoco el punto del asunto.


⚬⚟ Minho:) ⚞⚬

Hana:

Y sí, ya sé que soy preciosa. Estoy trabajando, de allí que esté contestado a estas horas.

Con su permiso, ya voy a dejar de procrastinar para seguir ganándome mi bien merecido sueldo

MinHo:

Buenas noches bonita, espero que termines pronto

Descansa

Hana:

Igualmente Minho


—Supongo que no debería de hacer tanto drama. Un pequeño compañero de charlas me vendría bien. A lo mejor... a lo mejor Min tenía razón y realmente no pasa nada por juntarme con más personas—Dije suspirando en voz alta. Apagué mi móvil e inmediatamente empecé a trabajar.

₍...₎

Me encontraba en proceso de dirigirme hacia mi coche, hasta que de pronto sentí un no tan leve agarre, podríamos decir hasta agresivo, en mi hombro. De una y sin pensarlo las rodillas me temblaron de una manera que perfectamente podría haberme hecho caer, pero aún así giré bruscamente para encarar a la persona en cuestión. Gracias a dios antes de lanzar ningún golpe reconocí el rostro que se encontraba enfrente mía.

—¡Doctor Ha! ¿¡Estas loco acaso!?—Vociferé y me pasé las manos por la cara para calmarme del susto.—Jamás vuelva a hacer eso. ¿Cómo se le ocurre acercarse a una persona así por detrás?

—Hana Soo, no la creía capaz de gritarme de esta manera. Por lo usual parece ser bastante sumisa—rio, y me miró de una manera un tanto extraña por encima de su hombro. Nunca lo había visto utilizar una expresión facial parecida. Juraría que regularmente parecía un hombre maduro y de pensamiento inteligente, pero he sido tonta pensando que él podría ser diferente a lo que la mayoría de hombres comúnmente son. Lo miré extrañada por mofarse del asunto, cuando ha quedado más que claro que no es algo que me haya hecho mucha gracia, por lo que la poca paciencia que me quedaba se extinguió al instante.

—¿Qué? ¿Sumisa? ¿Ese es el único adjetivo que se te ocurre para describirme?—Le lancé una mirada despectiva.—¿Qué creías?—Interrogué cambiando mi tono de voz a uno más defensivo y burlón.— Ah, espera que adivine. ¿Pensabas que después de acercarte así a mí te iba aplaudir?, ¿o que te iba a dar las gracias?—Reí a lo alto y me marché de allí, no sin antes escupirle en sus zapatos.

Como detalle mínimo esperaba una disculpa, pero lo único que salió de su boca fue una maldita burla, y no precisamente graciosa. Sabiendo la cantidad de femicidios que hay a diario ya no puedo permitirme estar en paz en ningún momento, y mucho menos si hombres como él dedica su tiempo libre a darme sustos por detrás y reírse del tema como si de nada se tratara. Además, por si no era suficiente, se ponía a cuestionar que le había gritado. Imbécil de mierda. Tendría que haberle escupido en la cara.

No estoy segura de si me siguió o no, lo único que sé es que tenía muchísimo miedo. Estaba temiendo por mi vida. Poco a poco empecé a acelerar el paso, ya que los gritos del doctor Ha cada vez se escuchaban más fuertes y aterradores. Cuando finalmente arranqué el coche y salí al exterior, es cuando al fin pude respirar. Young Chul normalmente, o por lo menos las veces que yo me había fijado en sus actitudes, se veía un hombre calmado y sensato, pero nuestro breve, e intenso, reciente encuentro ha sido una clara demostración de que las apariencias engañan. Él era el claro ejemplo de un lobo disfrazado de oveja.

Mi respiración seguía estando algo acelerada, aunque a medida que iba conduciendo se fue relajando. Aproveché un semáforo en rojo para poner la grabadora del móvil en funcionamiento y empezar a relatar todo lo que había sucedido desde ayer, hasta ese mismo momento. Se lo mandaría a mi psicóloga, por lo que le conté hasta el más mínimo detalle sobre cómo me excedí en un principio con MinHo y JiSung, lo que pasó con Min, mi bajón de ánimo de casa al trabajo, mi decisión de dejarme llevar e intentar llevarme bien con Minho, y por último mi más reciente percance con Young Chul. Intenté no dejarme ni una sola especificación por decir y ser muy expresiva acerca de cómo me había estado sintiendo en cada momento. Terminé de desahogarme justo en el preciso instante en el que salía del coche, ya estando en el aparcamiento del centro comercial. Aún era temprano, pero se lo mandé a HyeIn igualmente. Ya lo escuchará cuando le sea conveniente.

De camino a la cafetería donde me encontraría con Min me dispuse a escuchar algo de música, por lo que puse una playlist de nuevos temas en aleatorio y simplemente intenté disfrutar de ella para olvidarme un poco de mis problemas.

A unos metros de llegar al local, aprecié como a lo lejos se acercaba una Min ruidosa con intención de abrazarme y llamar la atención de todo el mundo, y efectivamente así lo hizo. Después de unos cuantos besos por toda la cara por fin me soltó de su agarre y pude respirar de nuevo.

—Min, aprecio tu amor y cariño hacia mí, pero justo cuando has venido estaba sonando una canción muy buena y no he podido disfrutarla—lloriqueé falsamente, y ella me dio unas palmaditas en la cabeza mientras se disculpaba con la mirada.

—¿Y qué canción era la que te tenía tan atrapada? Si se puede saber, claro está—cuestionó mientras se asomaba a mi teléfono móvil.

—Tenía la playlist en modo aleatorio, deja que la busque—deslicé de arriba a abajo buscando un nombre que me sonase, hasta que yo, muy idiota, me acordé de que simplemente podía retroceder para escuchar la canción anterior.—¡Aquí está! Se llama Maniac, y es de...—Estaba por pronunciar el nombre del grupo; no obstante mi querida amiga tuvo que interrumpirme.

—¡Stray Kids! ¡Yo los conozco!—Gritó mientras daba pequeños saltitos.—No me digas que... ¡no los conoces!—Volvió a gritar, mas esta vez agitándome muy bruscamente.

—Basta Min, tranquilízate—hice que parara, porque además de que la gente nos estaba mirando por ruidosas me estaba mareando mucho.—No he tenido mucho tiempo para indagar en el tema de música actual. Se me hacen todas las canciones iguales... como si todos los artistas siguieran un único patrón; sin embargo esta canción me ha parecido interesante. Creo que toca un tema bastante controversial, por lo que la hace muy única. Y encima es muy, muy, muy—alargué ese último muy de manera exagerada—pegadiza.

Ambas entramos a la cafetería a pedir nuestro desayuno aprovechando que Min no trabajaba ese día.

—Me alegro bastante que hayas encontrado una canción que te haya gustado tanto, podría probar a escuchar más canciones del mismo grupo. Quién sabe, a lo mejor encuentras más temas de tu preferencia.

—Justo eso pensaba hacer, pero antes me tienes que contar más cosas sobre el grupo y yo te tengo que actualizar sobre lo que ha pasado esta noche.

Min mostró mucho interés sobre lo último, por lo que las dos nos apoyamos sobre la mesa y comencé a contarle absolutamente todo lo que había pasado de pies a cabeza. Ni siquiera me dejé los detalles de sobre cómo me había picado su pequeña jugarreta, lo nerviosa que me puso intercambiar unos insignificantes mensajes con MinHo, y lo mucho que lloré en el coche del miedo que había causado en mi Young Chul.

—Que hijo de puta—escupió.—Seguramente sea un todo traumas que no ha recibido afecto femenino en su vida, ¿¡como se atreve siquiera a reclamarte!?—dio un golpe seco en la mesa, mientras le daba con furia un enorme bocado a su pastel.

—Min, ni te imaginas el miedo que pasé cuando empezó a gritar mi nombre durante el tiempo en el que yo intentaba correr hasta el coche. Su voz era tan potente que el suelo parecía ir a derrumbarse bajo mis pies en cualquier momento—murmuré abrazándome a mí misma.

Min solo pudo abrazarme mientras me consolaba diciéndome que todo iba a estar bien. Me aconsejó que intentara no pensar mucho en él, y que en el hospital intentara evitarlo al máximo para impedir que vuelva a pasar lo mismo que hoy.

—Cambiando de tema, te ha llegado un nuevo mensaje de tu queridísimo amigo—dijo de manera traviesa mientras señalaba la pantalla de mi teléfono móvil y me dirigía una mirada pícara. Desbloqueé mi móvil y rodé los ojos a la vez que le daba un ligero golpe en el hombro para que parara de avergonzarme en público ya de una maldita vez.


⚬⚟ Minho:) ⚞⚬

MinHo:

Te ves realmente bonita con el pelo recogido


—Pero... ¿qué?—Inquirí al aire mientras giraba la cabeza por todas partes intentando localizar al muchacho de pelo morado.

—Wow, este chico no desaprovecha ninguna oportunidad. Tiene mis dieces—al escuchar eso solo pude escupir mi café como una ridícula y mientras tanto Min solo se reía de mí como si no hubiera un mañana. No me sorprendería que en cualquier momento la gente sacase sus móviles para grabarnos y reírse de nuestro espectáculo en internet.

Ridículas, esa era nuestra definición.

Ojalá tener una relación de amor odio como la que tiene Hana y Min, pero en fin jjsjskajdja

Creo que si no pierdo la motivación voy a poder incluir la Maxident Era en este fic, y de solo pensarlo me pongo muy (/%/&$%/&%(

Opiniones

¿Os ha gustado?

Besitos muakmuak<3

Con mucho amor, Vin.

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