𝟎𝟐
Las discotecas siempre habían sido lo mío desde que era adolescente pero desde hace un tiempo donde apenas salía de mi casa estos sitios se habían vuelto una aberración para mi.
¿Cuando me había vuelto tan amargado?
Los tres hombres que me acompañaban habían sido mis amigos desde que tengo uso de razón, siempre me habían apoyado y estado ahí en los momentos más difíciles.
Yo nunca había podido agradecer lo suficiente y menos al pelinegro que ahora mismo se encontraba en un gran estado de alcoholismo y bailaba como si fuera su último día de su vida.
Realmente estaba feliz.
Jungkook era el hijo de un buen amigo de mis padres, habíamos asistido a las mismas escuelas, mismos campamentos de verano, habíamos ido a los mismos lugares en las vacaciones.
Siempre juntos desde pequeños.
¿Por qué había tenido que sentir esto por él?
—¡Oye Kim! —el chico tropezó y calló justo a mi lado en el sillón y se río un poco de su propia torpeza.
Su rostro estaba ceñido de un leve rubor producto al alcohol, estaba sudado y todo su cabello estaba revuelto y una gran sonrisa adornaba su rostro.
—Llévame a casa.
Pidió amablemente y recosto su cabeza de mi hombro.
Pasé un poco de trabajo para llevarlo al coche, el estaba sin fuerzas y pesaba un montón. Lo llevé hasta su departamento y lo arrastré hasta su habitación dejando que callera en la cama.
—Aish —me quejé por lo bajo mientras me estiraba.
Le quité los zapatos y me quedé dudoso sobre si quitarle la ropa tambien.
Esta bien Taehyung, está borracho la ropa no le va a incomodar.
Me aliste para irme antes de que su mano me detuviera, incluso borracho tenía la suficiente fuerza para agarrarme de la muñeca.
—Duerme conmigo Tae, ya es tarde para que te vallas.
Me iba a negar pero el no espero mi respuesta y me jalo con fuerza hasta tirarme sobre él. Me sujetó de la cintura con fuerza y me dio un abrazo y luego removió mi cabello con cariño.
—Te amo Tae.
Las palabras para responder no salieron de mi boca porque aunque sabía que me amaba no lo hacía de la misma forma que yo.
.....
Eran las 11 de la mañana o tal vez más tarde, los ojos me ardían de haber llorado toda la noche y rezé a dios para que el pelinegro no se hubiese dado cuenta. Palpe a mi lado con la mano y no sentí el cuerpo del pelinegro, arrugué el ceño y me levanté para ir a la cocina.
El chico tenía algo de música puesta y se movía con agilidad y elegancia por la cocina preparando alguna delicia para que pudiéramos comer. Jungkook era muy bueno en la cocina.
Me miró y me sonrió un poco y me abrió los brazos para que fuera a abrazarlo.
Dudé un poco en hacerlo pero me acerque con delicadeza y rodeé su cuerpo con cariño.
Debería dejar de hacer estas cosas, solo me hago más daño.
—Buenos días Hyung, estabas durmiendo profundo así que no te molesté. Ya casi está el almuerzo.
¿Cómo podía tener tanta energía luego de haber tomado tanto?
No respondí y simplemente me senté en la mesa a esperar que el chico sirviera la comida.
—¿Cómo va el trabajo Tae?
—Todo muy bien Jungkook.
Ese fue muy seco Kim.
—En unos días tengo una sección de fotos —me apresuré en decir para arreglar mi pendejada.
El sonrió y revisó su celular con una sonrisa.
—Yeji va a venir a comer con nosotros.
Genial Kim
Lo que te faltaba.
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