⁰⁵. 𝓕𝓪𝓶𝓲𝓵𝓲𝓪 𝓦𝓸𝓷𝓰
𝒸𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁ℴ
𝙵𝚊𝚖𝚒𝚕𝚒𝚊 𝚆𝚘𝚗𝚐
Ese noche, Leon descubrió el verdadero significado de una cita.
No había necesidad de abrazos o contacto físico, el solo escuchar su voz y verlo sonreír fue suficiente para sentir que su corazón saldría de su pecho para aterrizar en sus manos.
Se miró en el espejo y soltó un chillido emocionado cuando recordó las palabras de su chico pecas.
"Espero tener otra cita contigo".
La sola idea le parecía tan emocionante, debía planear qué lugares podrían visitar, quizás un acuario o tal vez una tienda de artesanías.
De inmediato una idea surcó su mente llenándolo de dicha.
¡Un picnic! ¡Flores! ¡Mariposas! ¡Comida deliciosa!
Pero si quería ese tiempo extra, debía adelantar su trabajo.
Ver la pila de papeles en su escritorio lejos de molestarlo (como en sus anteriores veces) se sintió como un desafío, era como un videojuego.
El completaría esa misión para poder tener un dia completo con Suyin.
— ¡Aquí vamos!.
— Vamos. — Dice con el ánimo en los suelos y los ojos cerrándose del cansancio, se arrastró a la ducha resbalando con la ropa sucia que había dejado la última vez que se baño.
Maldijo un poco antes de levantar la ropa y ponerla en el cesto. Lamentablemente el cesto estaba lleno y parecía desbordarse.
La pereza estuvo a punto de vencerlo pero un Suyin imaginario apareció en su mente.
Lo mira con preocupación mientras se sienta en el lavabo.
"Si lavas la ropa ahora tendrás más tiempo para dormir"
Suelta una risita al pensar en su posible esquizofrenia pero eso es suficiente para motivarlo y llevar toda esa ropa sucia al cuarto de lavado.
Mientras esta camina pasa por la cocina observa el montón de trastes y su expresión cambia a una de total fastidio.
Vuelve a usar su imaginación y de repente otro Suyin con delantal le sonríe mientras lo anima a lavar los trastes.
Quizás era el cansancio pero verlo ahí lo reconfortaba de cierta manera.
— Lavar ropa, lavar trastes... tengo que hacerlo bien.
— ¿Dónde estabas anoche?. — Pregunto una muy enojada Ada al ver a su dulce hermano menor bostezar del cansancio.
— Salí.
— ¿Con quien?
— Un amigo.
— ¿Que amigo?
— Ada. — La miro por el espejo del baño mientras terminaba de limpiarse la cara. — No soy un niño, puedo cuidarme perfectamente.
— No me refiero a eso, y lo sabes.
— ¿Entonces cuál es el problema?.
— No confió en el.
— Pero yo si.
Secó su rostro y paso a un lado de la mayor para poder ponerse su gorro junto a su delantal.
— Lo conoces hace una semana. — Rebate Ada.
— Tampoco es que tenga tiempo para hacer más. — El silencio se hace pesado.
Desde el primer diagnóstico nunca habían mencionado nada más allá de unas lágrimas y lamentos.
Después de eso, actuaron como si nada pasara.
— ¿Tienes que mencionarlo así?. — Murmura entre dientes.
— ¿Quieres que te mienta?.
El momento se volvió incomodo, que solo fue interrumpido cuan Luis salió de su habitación con una mujer de pelo negro.
Coqueteando y abrazándose.
— Asqueroso. — Murmuraron ambos hermanos para después mirarse y soltar un suspiro.
— Nos vemos en la tarde.
— Si.
Se detiene en el umbral de la puerta, duda un poco si acercarse o no pero finalmente se aleja y sale.
Golpea sus mejillas y forzó su mejor sonrisa para saludar a sus vecinos y todo aquel que se le cruzara.
Repetiría la misma rutina de siempre, pero esta vez... se sentía aún más vacio.
La existencia de Leon fue como una grieta en la rutina de Suyin.
Que bonitos.
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