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🌼 𝐎𝟏𝟏 | El Trato de Rumpelstiltskin

CAPÍTULO ONCE | EL TRATO DE RUMPELSTILTSKIN


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📍 Storybrooke.

Las calles del pueblo se habían visto envueltas en un humo color violeta que pronto comenzó a dispersarse en el ambiente dejando ver varios rostros de confusión. Christine recordaba que algo similar había pasado en su último momento en Infratierra, la espada en sus manos mientras estaba rodeada de los guardias de la Reina de Corazones y el escape se vio interrumpido por una misma nube que terminó por atraparla en aquel pueblo sin ningún recuerdo de su persona, al menos hasta hacía un par de momentos atrás. Sin embargo, la alegría de recordar quienes eran había tomado mayor importancia en aquel momento mientras todos se abrazaban con una sonrisa y Christine compartía un pequeño abrazo con Nieves. La maldición se había roto finalmente, pero parecía que la mayor sorpresa en aquel reencuentro provenía de Emma, la persona que mas escéptica se había mantenido desde su llegada. 

Christine sabía que ni siquiera ella había creído en las palabras de Henry, pero en las últimas semanas todo parecía coincidir con aquellas páginas del libro de cuentos. Sin embargo, había algo que en su mente se encontraba perdido, algo que no tenía sentido, algo que aún le faltaba por descubrir. Reconocía los rostros a su alrededor, pero sabía en su interior que algo estaba incompleto en el rompecabezas. Emma los había salvado, pero parecía que nada aparte de sus recuerdos había cambiado, después de todo, seguían sin abandonar el pueblo. 

──¿Qué fue ese humo? ──preguntó Christine llamando la atención de los presentes, todos parecían igual de confundidos, pero sabían que nada bueno podía suceder. 

──Es la magia. Está aquí, puedo sentirla ──el Hada Azul se acercó a ellos respondiendo la pregunta, pero para sorpresa de todos, Regina no era la causante y Christine también lo sabía. 

La gente del pueblo no comprendía lo que estaba pasando, la primera idea era ir en busca de Regina para cuestionarla e incluso matarla por aquellos años condenados en un mundo que no era el de ellos. Christine y Emma se miraron, sabían que Regina no tenía nada que ver con la nueva ola de magia que los invadía, pero debían impedir que la gente cavara sus propias tumbas por querer enfrentarla. Con un sólo gesto ambas entendieron que debían detener a las personas y sin esperar más tiempo comenzaron a correr para llegar a la casa de Regina donde la gente se amontonaba a la espera de que abriera la puerta y mostrara la cara.

Aunque su objetivo era evitar que asesinaran a Regina, Christine tenía más de una pregunta en mente para la Reina y no bastó mucho tiempo para que pudieran encerrar a Regina en la comisaria. Esperaban que así, tanto ellos como Regina, estuvieran a salvo de cualquier problema que se pudiera desatar y asesinar a la causante de la maldición no era una solución, solo los rebajaba a su nivel.

Cuando Emma abandonó la habitación junto con Henry y sus padres, Christine se acercó a la celda con cautela y con su mirada fija en Regina. La mujer de cabello azabache la miraba con una sonrisa en sus labios carmesí, parecía estar disfrutando de la situación aún sin su magia para salvarse. Christine se detuvo frente a los barrotes sólo a unos pocos centímetros de distancia y observó como Regina pasaba su mirada en busca de alguna amenaza en particular.

──¿Tienes alguna otra pregunta? ──preguntó Regina con una leve sonrisa. Ya había aclarado que el Bosque Encantado había dejado de existir, pero Christine no estaba segura. 

──¿Qué hay de mi mundo? ¿Qué hay de Infratierra? 

──Por favor ──dejó escapar una risa irónica──, jamás fuiste parte de esos mundos. Decidiste quedarte en el peor de los momentos pequeña Alicia. ¿Y todo porqué? Por una pequeña niña y su padre.

──No sé de qué estás hablando ──Regina la observó buscando alguna señal de broma en Christine, no podía no recordar aquello. Pero sonrió al recordar el único error que la joven había hecho. 

──No lo recuerdas... ──su sonrisa se hizo más amplia ante la confusión de Christine──. Irónico haber tratado de salvar su vida por un recuerdo, el único recuerdo que debería importarte. Y ni aún así pudiste reunirlo con su hija ──Christine abrió sus ojos como platos al comprender lo que Regina le decía. Sólo un nombre se apareció en su mente ante aquellas palabras. 

──Jefferson... ──Regina sonrió antes de asentir con pena fingida en su mirada──. Tú le prometiste reunirlo con su hija, darle una vida mejor.

──Puedes culparme todo lo que quieras, pero yo no soy la que te quito sus recuerdos.

Tenía muchas preguntas, pero la más importante no podía ser contestada por Regina, debía ser contestada por la persona que había jugado con su destino a su favor. Lentamente, se alejó de la celda sin apartar la mirada de Regina, antes de abandonar la comisaria. Su corazón latía acelerado en su pecho, aquella sensación de que aún le faltaba algo comenzaba a reaparecer. Sin maldición había conseguido recordar su historia, pero no toda la página completa. Hizo una parada rápida en su departamento antes de dirigirse a la tienda de Gold esperando encontrar las respuestas que buscaba. 

No dudo ni un segundo en entrar en la tienda cuando estuvo frente a la puerta, el letrero marcaba cerrado, pero eso no la detendría. Christine se acercó para entrar al local encontrándose con Gold quien le dedicó una pequeña sonrisa mientras terminaba de servirse una taza de té. La joven se acercó a grandes zancadas al mostrador manteniendo su mirada seria fija en Gold esperando que entendiera la razón de su visita. 

──¿En qué puedo ayudarte, Christine? 

──En decirme qué fue lo que hizo ──contestó la joven con un tono de voz severo esperando que Gold no comenzara con sus rodeos y fuera directo al punto.

──Deberá ser más específica. 

──¿Le parece? ¿Por dónde puedo comenzar? ──preguntó Christine con sarcasmo—. Nos traicionó, le quitó la poción a Emma arriesgando la vida de Henry y le hizo algo al pueblo.

──Que increíble lista de quejas ──Christine sintió hervir la sangre a la par que Gold sonreía alejándose del mostrador, pero ella no estaba dispuesta a marcharse sin una respuesta. No esperando otro momento, Christine levantó la espada que había recogido de su departamento y empuñándola entre sus manos dejó el filo de la misma cerca del cuello de Gold──. ¿En serio, querida? Permíteme responder tus preguntas con otra de mi parte ──Christine no bajó la guardia y esperó atenta a cualquier movimiento──. ¿Henry sobrevivió? ¿La maldición... se rompió? ¿Pudo recordar quién era en verdad? Creo que más que una amenaza, merezco un agradecimiento.

──No todo está resuelto, señor Gold ──Christine se acercó aún más todavía con el filo de la espada rozando el cuello de Gold──. Tiene algo que me pertenece.

Gold sonrió.

──Nuevamente, tendrás que ser más específica cariño. 

──Ya basta de juegos, Rumplestiltskin ──amenazó Christine acercando la espada casi cortando parte de la piel de su cuello. Su tono de voz comenzaba a sonar más molesto, la paciencia había comenzado a disiparse. El señor Gold levantó ambas manos en señal de rendición a lo que Christine comenzó a bajar la espada lentamente.

──En esta tienda hay muchísimas cosas. Lo que estás buscando... me temo que ya no lo tengo en mi poder ──Christine sabía que no debía confiar en una sola palabra que saliera de los labios del señor Gold. Sin embargo, él estaba siendo sincero──. No era más que un pedazo de papel.

──Que contenía algo que me pertenece, algo que quiero recuperar ──contestó Christine con un poco de nostalgia en su voz. Gold la observó y tras un suspiro volvió a negar.

──Ya no lo tengo conmigo. 

──Entonces... ¿Quién lo tiene? 










𝗚𝗜𝗨𝗟𝗬 𝗔𝗟 𝗛𝗔𝗕𝗟𝗔 ! ━━━━ Helloouuu!!! Nuevo capítulo disponible y ya casi uno de los últimos AAAAAAAAAAAAAAAAA Ni siquiera yo puedo creerlo todavía. Sé que están siendo cortitos los capítulos, pero no quiero excederme antes del final que, de ser factible, sería en el capítulo que viene.

Espero les haya gustado! Tengan una hermosa noche y nos leemos prontito ♥ 

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