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𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐞

Dame alas.

Escuché una voz, una voz atrás de mi puerta que me separaba de mi espacio, a la realidad. El suave toque que se proporcionó, me hizo levantar la mirada, observando debajo del espacio central de la puerta, sombra de alguien atrás de ella, que luego se esparció, desapareciendo ante el aviso. Me levante de la cama con cuidado. Me dirigí a la percha, recogiendo una fina chaqueta de un grisáceo oscuro, colocándomela encima de mi camisa manga larga blanca, ajuntándola con aquel pañuelo entre mi cuello. Lleve mi mano a mi cabello, pasando las yemas de mis dedos entre las puntas finas, dejando caer las nuevamente en mi rostro. Me acerqué a la puerta, abriéndola, para salir, observando en aquel pasillo, el cuerpo de Grace dejando todo su peso en la pared. Ella estaba cruzada de brazos, con su muñeca derecha envuelta en vendajes, cabizbaja, levantó la vista para examinarme con sus azulados ojos. Su nariz estaba rasgada, aún tenía las llagas de la seca sangre que se quedó ante sus pequeñas raspaduras, las cuales se dirigían a su ceja izquierda. Los puntos se veían desde aquí, la abertura que tuvo fue bastante mínima, pero como cualquier otro que estuvo en aquella presagia batalla, debía estar agotada y agradecida, de aún seguir respirando a diferencia de muchos. Cerré la puerta, viendo como aún se quedó con todo su peso en la pared.

-¿Necesitas ayuda, o qué?-le pregunté, serenamente, mientras que ella negó, despegándose de la pared.-¿Qué sucede?-le pregunté ante su llamado, mi semblante demostraba serenidad, pero estaba preocupado.

-Erwin ya despertó. Él quería vernos, eso me avisó el comandante Pixis.-musitó ella, con una voz ronca, el cansancio denotaba inclusive en lo más mínimo de sus expresiones.-No tengo claro la razón. Por si tienes curiosidad.-detalló, sabiendo que estaba apunto de hacerle el cuestionamiento.

-Entonces, andando.-le pedí, a lo que con sutileza, me detuve, esperando que ella caminara a mi lado; Grace así lo hizo, despegándose de la pared para caminar junto a mi.-¿Cómo esta?-le pregunté, refiriéndome a su muñeca, la cual mire detenidamente a lo que caminábamos por los pasillos.

-Me duele demasiado.-respondió con sinceridad, intentando de darle movilidad, pero no pudo sin sentir molestia.-¿Tú brazo ya está mejor?-me preguntó, mostrando su preocupación por mi, a lo que asentí.

-Te subestime, Grace.-indique, caminando a su lado.-Agradezco que hayas dado tu pelea para rescatar a Eren de las manos del titán acorazado. No sé qué hubiéramos hecho sin todo ese esfuerzo que todos ustedes dieron, debió haber sido un gran espectáculo enfrentar a esos bufones.-dije.

-Hubiera sido grandioso que estuvieras ahí, Levi.-opinó ella, caminando junto a mi.-Estoy segura que... no los hubiéramos perdido.-apenada se expresó, cabizbaja.-Los dejamos escapar.-comentó con impotencia.-Adeline casi muere y Erwin perdió un brazo.-añadió.

-Pero están vivos.-le interferí yo, colocándome delante de aquella puerta, al igual que ella.-Y la próxima vez, no escaparán.-dije, seriamente al tocar la puerta.

-¡Pasen!-escuché en el interior, lo cual abrí la puerta para poder observar cómo Erwin estaba recostado en la cama, con todo el hombro vendado ante la pérdida de su brazo derecho; lo cual era una pena.-Levi, Grace, gracias por venir.-agradeció Erwin, mirándonos a ambos, a lo que asentimos, viendo al comandante Pixis aún lado suyo.

-Capitán Levi, Grace, es un gusto verlos.-nos saludo, con una grata sonrisa que solo Grace respondió de manera cortes, esta no tardó en sentarse en el borde de la cama de Erwin, observándolo preocupada.

-Espero que sea importante, estaba a punto de tomar una siesta, la cual, necesito.-le comenté a Erwin, mirándolo con seriedad, para dirigirme a la silla que yacía juntada en un escritorio, la cual jale hasta aún lado de la cama de este, sentándome.-¿Y bien?-pregunte, esperando una respuesta a nuestra insistente presencia.

-¿Y Adeline?-Erwin me miró ante su pregunta, una la cual me hacía desde hace un buen rato, pero por alguna razón, me obstaculice para cesar mi propia duda.

-Me temo que estaba descansado.-respondió Grace, mirándolo, ante lo que él cambió su mirada para observarla.

-Entiendo.-murmuró Erwin, cabizbajo.-Adeline sufrió graves lesiones. Aún así, se levantó, todo por su hermano.-contaba él, afligido en el agradecimiento y pena, a lo que un silencio se creó, momentáneamente.

-Es una pena.-expresó el comandante Pixis, mirando a Erwin.-Escuché que tanto ella como Eren Jeager, mantenían una estrecha relación con nuestro capitán de las tropas de guarnición..-comentó este, a lo que yo cruzado de brazos sentado, afirmé, con un asentimiento de cabeza.-No puedo creerlo, Hannes... un tipo sensacional, y para tomar, ni se diga... -murmuraba con una voz formada en tristeza y resentimiento.

-Era como un padre.-añadió Grace, mirando a este.-Murió delante suyo.-musitó.

-Me temo que nadie puede escapar de la muerte, señorita Arlert.-indicó Pixis.-Solo, debemos ser agradecidos con todos esos que aún nos rodean. De seguro la señorita Jeager lo entenderá.-afirmó, esperanzando, pero yo, me mantuve en sumo silencio, hasta que tocaron la puerta.

-Debe ser Hange.-determinó Erwin.-¡Pasa!-ordeno, a lo cual la puerta se abrió, mostrando a la cuatro ojos del mi compañera, junto a otro soldado a su lado, un pequeño de baja estatura como yo.

-Compermiso, Erwin.-Hange se dirigió al hombre a mi lado, hasta que pareció examinar que no estábamos solo.-Usted también está, comandante Pixis.-este, al mirar a la teniente, le sonrió, para que ella pudiera continuar.-Este chico...

-Soy Connie Springuer, cadete de la promoción ciento cuatro.-este no tardó en presentarse, mirándonos a todos con ese respeto en su acción de presentación, por lo cual asentimos.

-Connie es originario de Ragako.-informó Hange, creando algo de tensión en la habitación, por dicha información.

-¿Es del pueblo en que se cree que salieron los titanes?-pregunto Pixis, de una manera curiosa, a lo que desconcertado observe a Hange.

-Así es, y es por eso que le pedimos que comprobara el resultado de nuestra investigación. Traigo un informe, que aumenta la credibilidad de la hipótesis-comentó Hange, mirándonos, mientras que el cadete no tardó en pasarle un retrato dibujado a esta, quien nos los enseño.-La mujer del medio, es la madre de Connie. Un titán hallado justo encima de su hogar, el cual está en ruinas, tiene la misma descripción. Creemos que la madre de Connie, es el titán. Era el único titán hallado en el pueblo, lo que implica que los demás habitantes, también son titanes y yacen vagando.-añadió, pasándole el retrato al joven, quien afligido lo guardó con sus manos atrás en la espalda.

-¿Los titanes causantes del incidente, eran ciudadanos de Ragako?-preguntó el comandante Pixis, pero yo no dejaba de examinar el aturdido rostro de aquel muchacho.

-Es imposible.-dirigí mi mirada a Grace, quien yacía sentada en el borde de la cama donde Erwin estaba recostado; con sus ojos abiertos grandemente, mirando a este, pero Erwin cabizbajo parecía estar procesando la información que Hange había proporcionado.

-¿Eso significa que todos los titanes son... seres humanos como nosotros?-se preguntaba él, pero yo me quede inquieto ante eso, era una información reveladora, pero estremecía.

-¿Qué cosa? ¿Entonces, en todo este tiempo, solo he estado luchando para matar a un montón de seres humanos? No puede ser.-musitaba yo, cabizbajo, sabiendo que, todo... cada una de esas nucas que rebane, no ponía en fin la vida de un titán, si no, la de un alma perdida de algún humano.

-Todavía... no estamos seguros de esto.-me indicó Hange, notando mi expresión, notando lo desconcertado que estaba ante eso.

-Entonces, no creo que sea conveniente pasar esta información a otras unidades, no hasta que allá una prueba con convicción a esto que has dicho.-expresó Pixis, dirigiéndose a Hange, quien con respeto asentía.-La gente entraría en pánico. Porque no es la pregunta de, "¿significa que todos los titanes son humanos?" No, esa es la pregunta incorrecta. La verdadera pregunta es, ¿cómo?-esclarecía el comandante de las tropas de guarnición, mirándonos a todos.-Intenta de mantenernos al tanto, teniente.-pidió este.

-Si, señor.-afirmó Hange, mientras que ella llevaba su mano a la espalda del soldado, quien cabizbajo y con sus ojos humedecidos, se daba la vuelta, mostrando como atrás suyo en sus manos parecía haber estado guardando algún retrato familiar.-Acompañaré al cadete. Agradecemos su atención.-musitó Hange, notando la tristeza del joven, a quien miré detenidamente.

-Gracias, Hange.-agradeció Erwin a mi lado, a lo que ella abría la puerta, para despedirse e irse.

-Pobre muchacho.-musitó Grace, observando a Erwin, quien detenidamente la observe ante notar la preocupación de ella por Connie Springer.-Estos niños... han perdido casi todo.-volvió a decir, con la humanidad restante que habitaba en su corazón.

-Y lo que falta.-expresó el comandante Pixis, levantándose de su silla, para mirarnos.-Es hora de retirarme, agradezco su compañía, pero un buen vaso de alcohol me espera en mi hogar. Hay que desahogar las penas en algo.-expresó Pixis, llevando la palma de su mano al hombro de Grace.-Erwin, demonio, espero que pronto te levantes de esa cama.-expresó él, mirando como Erwin asentía.

-Dot, nos mantendremos comunicados. Agradezco de antemano tu visita.-musitó Erwin, a lo que Pixis alzaba su mano, despidiéndose; Grace y yo, asentimos, a diferencia de la sonrisa en el rostro de esta, yo me mantuve con una fina línea en mi semblante, para girarme de momento y observar la ventana.

-Solo son niños.-musité yo, observando cómo Hange caminaba por las aceras con ese niño, quien se detuvo en seco, parecía volver a observar aquel retrato en su mano.

-Nosotros también éramos niños, Levi.-infirió Erwin, pero me quede afligido, observando a ese joven de grisáceo cabello, me había estremecido por completo su comportamiento, pero él siguió avanzando junto a Hange.

-Erwin... -me giré, queriendo responder ante su comentario, pero abrí mis ojos grandemente, en cuanto vi cómo este gran hombre sonreía cabizbajo, como todo un maniaco triunfante. -Oye, dime una cosa. ¿Por qué sonríes?-le pregunté desconcertado ante su comportamiento, la situación no ameritaba una sonrisa, era lo menos que se necesitaba.

-No es por nada. Es solo que... con este hecho, nos acercamos a un paso más a la verdad.-dijo, pasmando su risa, para relajar su rostro, mientras que levantó la mirada, dirigiéndose a Grace quien lo miraba.

-Así que solo un paso, ¿eh?-pregunte, levantado de la silla.-Muchos van a morir antes de saber la verdad. No vale la pena el costo.-opine con convicción, girándome para observarlo.

-Pero es un paso a la verdad.-volvió a esclarecer.-Se que algún día podremos descifrarla. La muralla que oculta la verdad, caerá.-indicó con ese optimismo que se reflejaba en sus azulados ojos, mientras que yo, levanté una ceja y denegué.

-Te diste duro en la cabeza, ¿no?-pregunte, examinando su extraño e inconsciente comportamiento.-¿Y cuanto vas afeitarte?-pregunte, señalando su barbilla, cubierta de vellos faciales.

-Levi.-Grace me llamo, mirándome con su ceño fruncido, provocando que me mirara fulminante.

-¿Qué?-le pregunté sin importancia, mientras que volví a observar a Erwin, debía estar ido, lo más seguro, porque esa tonta sonrisa se le volvía a esclarecer en su rostro.

-Está bien, Grace.-expresó Erwin, en mi defensa.-Si Levi fuera blando, creo que no me agradaría en lo absoluto.-musito, mirándome.

-Ni siquiera yo me agradaría.-comente, viéndoles.-¿Van a decirme más, o debo darles privacidad?-comente con sarcasmo, viendo como Grace pasmada, me miraba, quedándose en silencio, al igual que Erwin.-Por favor. Y dicen ser adultos.-musité yo, dirigiéndome a la puerta.-Me retiró. Les pido, déjenme dormir.- dije, viéndoles con convicción e firmeza.-Maldición, si alguien me despierta, ya no diferenciaré humanos entre titanes.-expresé, abriendo la puerta para cerrarla.

Deje mi peso detrás de la puerta, tomando aire, para así... sonreír cortamente en cuanto escuche las risas de Grace y Erwin. Fue inevitable no sentir una satisfacción en mi interior en cuanto volví a escucharlos, reflejando la felicidad en sus expresiones, desde que ella se adentró conmigo, se denotaba en ellos. Me distancié de la puerta, dándole la privacidad que necesitaban para resolver esos asuntos de sus corazones, esos que se entregaron mutuamente, que ambos terminaron mutilaron en inconsciencia por sus acciones, pero ahora, ya no era antes; era ahora. Empecé a caminar, dirigiéndome por esos pasillos. Los largos pasillos que esclarecían el silencio y soledad que albergaba en ellos. Lleve mis manos al bolsillo, sintiendo el pesado pensamiento de lo que Hange había dicho. Sus palabras de conclusión, daban vueltas y vueltas en mi mente, retumbando en mis pensamientos y propias conclusiones acerca de este curioso mundo. Erwin se equivocaba. Aún no estábamos ni a un paso para la verdad, ni siquiera a la más mínima verdad, porque una verdad que se esclarece, es otra mentira que prevalece, una persona como yo, podía determinarlo. Sonaba feo, escucharlo era peor, pero solo estábamos dando pasos en falsos a un gran abismo del que no escaparíamos. Fue lo que pensé cuando observe a Eren afuera, sentado en el suelo, mientras que su cabeza estaba recostado de un banco. Veía a ese niño, a ese solo niño con el gran resplandor de ser nuestra esperanza, de ser la única llave para la verdad, pero, si nosotros no estábamos listos, ¿qué sería para Eren descubrirla?

-Eren.-le llame, viéndolo sentado mientras que sostenía en sus manos el bastón de la escoba, pero aún así, tenía sus ojos cerrados.-¡Eren!-le volví a llamar, pateando su hombro con delicadeza, viendo como soñoliento se removía.-¿Qué haces aquí?-le pregunté, en un tono alto.

-¡Capitán Levi!-este, se alertó mirándome avergonzado, a lo que se levantó con brusquedad, dejando caer la escoba a su lado, nervioso.-Estoy... estoy descansando, señor.-afirmó, apenado, bajando su cabeza.

-¿No es más conveniente hacerlo en tu habitación?-le pregunté, viendo como él continuaba cabizbajo.-Te dije en la mañana que podrías descansar, solo era recoger las cosas que estaban tiradas, ademas, aún estás lastimado.-me excuse, viendo como Eren asentía, levantó su mirada para darme un contacto visual respetuoso.

-Quería terminar.-musitó, en un tono suave y ligero, que me hizo sentir una presión en el pecho, por su sinceridad y disciplina.-Si me quedó descansando, siento que perderé energías.-se defendió.

-Prefiero que ahorres energía para que termines luego, Eren.-indique, viendo como él levantaba la escoba del suelo.

-Si, capitán Levi. Gracias.-agradeció mientras asentía, quitándose el pañuelo de la boca, al igual que el mantel que tenía entre sus caderas, con cuidado pasaba por mi lado ante mi silencio.

-Eren, espera.-le pedí, ambos nos dábamos la espalda, mientras que pensé lo que espabilaría de mi boca.-¿Has hablado con tu hermana?-pregunte, curioso ante la ausencia de esta.

-Si, señor. En la mañana, en su habitación.-me respondió, mientras que me giré para observarlo parado en la entrada del cuartel.-¿Hay algo más que necesites saber capitán?-me preguntó sutilmente, viéndome con sus apagados ojos.

-¿Ella te hablo sobre mi?-le pregunté a él curiosamente, porque era bastante observador con ella ante nuestra cercanía, la cual no podía impedir, después de todo, Eren era su hermano.

-Creo que desde niño.-expresó él, rasgando su nuca, mientras que parecía querer recordar algo ante su silencio y mirada baja.-Pero, no supe que eras tú hasta que llegue aquí, y me daba cuenta de como te miraba.-musitó, haciendo una pausa para esclarecer alguna palabra que no sabía cómo decirla hacia mi.-Como si fueras todo un mundo.-añadió, mirándome detenidamente, queriendo descifrar mi expresión ante sus palabras, pero me quede igual de serio con él.

-Bastaba con un monosílabo Eren, ¿sabes lo que son?-le pregunté con convicción, siendo distante e cortante.

-Sí.-respondió, en un susurro.

-Exacto.-asentí.-Ve a descansar.-le pedí, viendo como este asentía, en un bostezo.-Espera... -volví a musitar para detenerle, viendo como él me miró agotado.-Eren, lamento lo de Hannes.-expresé, viendo como su rostro cambió, su semblante se apagó ante el recuerdo.-Ya puedes irte.-ordene, viendo la tristeza reflejarse en sus verdosos azulados ojos.

-Si, señor... -dijo, perdiendo el tono de su voz, mientras que se adentraba al cuartel, yéndose a pasos lentos de mi lado.

-Solo eres un niño.-musité, recordando el sentimiento de pena que Grace sintió hacia aquel joven, pero Eren por un momento, me estremeció.

Me quede mirándolo, viendo de espalda como estaba encorvado por el cansancio, ni siquiera podía caminar firmemente en sus talones. Eran muy pocas las veces que Adeline hablaba sobre él, siempre intento de dividir su vida privada de este trabajo, lo llevó muy bien, hasta ahora. Podía notar su blandes, como ella intentaba de persuadir siempre las situaciones en donde Eren corría riesgo. Noto su inquietud cuando él debe sobrepasar sus esfuerzos para estas grandes misiones, yo se que ella estaba sufriendo en silencio por ver que su hermano estaba decayendo en la impotencia de no ser lo que él quería ser para todos nosotros, un salvador. Eren era impulsivo, y sus repentinas decisiones sin conciencia, lo llevarían a decaer más en el fondo, pero a la vez, ese fondo sería el único que sacaría toda su madurez y serenidad en el mundo cruel que habita, este en donde nació y ahora, sobrellevaba un poder del que ni siquiera podía ser capaz de mantener pero lo hacía, se esforzaba. Aún así, nunca podría permitir que Eren se me fuera de las manos. Después de todo, Eren era mi responsabilidad y fui el único que interfirió para que fuese así en aquel tribunal. Era por eso; que ahora que lo veía más a fondo, podía entender que simplemente continuaba siendo un niño, uno que debía ser protegido y lo único que tenía para esconderse, eran los brazos de su hermana.

-¿Qué piensas?-me quede detenido, en el margen de aquella pared que me mantenía dentro y fuera del cuartel, para de reojo mirar cómo Adeline, se ponía a mi lado.-Algo me dice que no me sacas de tu cabeza tan siniestra.-musitó ella, de una manera burlona, a lo que me quede mirándola.

-¿Dónde has estado en todo el día?-le pregunté curioso, observando sus labios rasgados con una fina línea, mientras que su mejilla estaba rasgada y sus ojos hinchados.-Se supone que estés en cama.-expresé, sabiendo que Adeline, había sido casi aplastada por un titán, y también, herida gravemente en su costado.

-Justamente acabó de despertarme.-se excusó, a lo que observe su cabello envuelto en un tipo de círculo extraño, con sus flequillos afuera, lo que me dejaba ver también su abertura en la cíen, la cual estaba cocida, y tapada con pequeños vendajes.-Tuve una pesadilla.-expresó, mirándome con convicción y tristeza en su mirada, ella esperaba que le preguntara, pero me quede en silencio.-Soñé que, moría.-expresó, a lo que una amarga sensación se me presentó.-Tu estabas ahí, pero... no pudiste salvarme.-añadió, a lo que afligido la miré.

-Eso jamás pasará, Adeline.-le afirme, estrechando mi brazo por su hombro para pegarla a mi cuerpo.-No quiero que nada te pase, Adeline. Lo sabes.-musité. Mientras que veía la gran iluminación de los rayos del sol bajar en su atardecer.-Así que, la próxima vez que un titán quiera atraparte con su mano, huye.-pedí.

-¿Qué crees que pasará ahora?-me preguntó ella.-Perdimos al titán acorazado y al colosal. ¿Cree que aún estén rondando por aquí?-volvió a preguntar, a lo que yo solo me encogí de hombros.

-Lo único que me importa ahora, es que sigas rondando por aquí.-expresé yo, seriamente.-Deja de ser impulsiva, casi mueres en esa pelea. No le des ese ejemplo a Eren, no lo necesita.-aconseje, sintiendo como ella asentía.

-Lo sé.-musitó ella, aferrándose a mi, mientras que veía sus ojos humedecerse, veía la tristeza en su expresión; incluso en la vagues de su voz.-Ahora que dices eso, no sé porque lo olvide, pero... Hannes siempre me pedía que tuviera cuidado, parece ser que, no lo tuve nuevamente.-ella bajo la cabeza, por lo cual, la aferré más a mi.

No dije nada. Así que solo me quede ahí con ella, sabiendo que no necesitaba palabras, solo necesitaba el calor de alguien. Bese su cabeza, un profundo beso de amor que solo demostraba con ella, solo ella conocía esa suavidad. Sentía como ella relajaba todos sus músculos en mi, como si deseara que la atrapara en ese hoyo oscuro en el que caía, en ese que no creyó caer. En este tipo de situaciones, para mi era amargo ver a la gente expresar sus tristes emociones, y más por una pérdida. Era fuerte, podía aguantar lo que fuese, pero algo que no podía ocultar era que, mi humanidad seguía ahí abrumándome en la debilidad de mis sentimientos. Con ella era diferente. La amaba, la amaba tanto que cuando algo le dolía, era como a mi. No sabía que aparaba el futuro, no sabía si podría ser capaz de amarla tan intensamente como lo hago, solo se que Adeline es esa flor que mis manos veían marchitar como alguna vez me dijeron. Ella levantó su mirada, las lágrimas salían de sus ojos, pero ella se mantenía seria, sin saber que le hacía una promesa a este atardecer. No supe en qué momento Adeline murió en esos días, solo se que ella no volvió a ser la flor que hacía brillar mi jardín. Adeline cambió, una parte de ese hombre, se fue con ella. Un pétalo se cayo, y solo me resto, abrazarla con fuerza, anhelando que Adeline jamás se me escapara de las manos, pero en un parpadeo, la perdí y no supe cómo.

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Próximo capítulo: Escuadrón especial.
Mientras la legión de expedición restaura sus bajas, un nuevo escuadrón especial renace para Levi y Adeline.

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