
𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚
Los reiss.
Levi Ackerman
Estaba agotado. Realmente lo estaba, y hace mucho tiempo que no me sentía así. No era de dormir, ni siquiera en una cama. La única manera de que eso fuera así, era porque la mujer que amaba estaba acostada a mi lado, durmiendo profundamente. Aunque, con todo este tipo de situaciones que se nos vienen encima, prefería ni siquiera dormir, a penas podía hacerlo con tanto revuelo. Por alguna razón, desde que era niño, se me dificultó el dormir con la tranquilidad con la que algunos duermen, ese tristemente fue mi caso, hasta el sol de hoy. Apreté la camisa de aquel hombre, con mucha fuerza. Lo arrastraba como un animal, dejando que se ensuciara con la tierra, la que no me molestaría que tragara hasta asfixiarse, pero para mi suerte, lo necesitaba vivo. La noche era fría y muy oscura, y el tiempo, corto. Esta brusquedad, esto que estaba haciendo, me hacía pensar en lo que fui años atrás en la ciudad subterránea, pero esto era lo que el amor te ocasionaba hacer. Aún en este cruel mundo, habían personas como yo que estábamos dispuestas a seguir manchándonos las manos por las personas que amábamos y hasta que yo no encontrara con vida a Adeline, no iba dejar de mancharme las manos con sangre. Lo hice una vez, lo volvería hacer, siempre y si había mas allá que eso, entonces continuaría avanzando. Él se quejaba, intentaba de imponerse a mi agarre, pero era débil. Todos esos hombres de la policía militar lo eran.
Jalé su cabello con fuerza, con mucha fuerza. Logrando que se quejara ante eso.-¿Me dirás donde están?-pregunté suavemente, pero él, como desde hace un rato, volvió a negar ajeno a la situación. Lo empujé, no respondía a nada de lo que pedía, ni siquiera lo pensaba, él estaba dispuesto a que lo destronara físicamente. Esa era la asquerosa lealtad que le tenían a su podrido rey, ese inexistente títere que no había nada más, que despertar y mearle encima a sus lambe botas para que pudieran tener la energía suficiente, era la única manera que cometieran sus fetiches. Me enfurecí, me enfurecí porque sabía de lo que esa gente era capaz, y solo tuve una fría visualización de Adeline siendo torturada, como el animal que eran estas personas. Gruñí, y con ese mismo apretón de dientes que di, utilice la intensidad para levantar mi pierna y golpear fuertemente su mejilla. Cayó, cayó al suelo aturdido y quejoso. Suspire gruesamente, estaba agitado, toda la fuerza se estaba adquiriendo a mi favor. Ese enojo e impotencia por no haber podido salvar a Eren, Historia y Adeline, me lo estaba desquitando, y no tenía idea este hombre se lo mucho que disfrutaría torturándolo. Sangre se desbordaba de su mandíbula, estaba jadeando, por un momento observe, pero no tendría piedad, alguna, ninguno de ellos la había tenido con nosotros todo este tiempo.
-Estás siendo muy ruidoso.-comente yo, con molestia e incomodidad ante su debilidad.-¿Vas a seguir llorando o me dirás donde están?-pregunte, viendo como negaba, obligándome a golpearle con más fuerza en el rostro, su mejilla ya estaba enrojecida.
-Levi, no dirá nada.-musitó Grace a mi lado, ella yacía desesperada y sumamente agotada.
-Lo hará, él nos dirá.-indique yo en desacuerdo, viendo a ese hombre detenidamente a los ojos, la voz de Grace y el toque en mi hombro, me hizo entender lo necesitada que estaba ella de que alguien le asegurara que todo estaría bien, pero con brusquedad me removí para golpear a ese hombre con suma brusquedad; ya lo había lastimado lo suficiente.-No fue en vano lo que esos dos chicos que capturaremos en el bosque nos dijeron.-murmuré para mi mismo, recordando como ellos parecieron comprendernos, igualmente, eran unos mocosos como los que me seguían.-Dime, ¡¿dónde están?!-pregunte, arremetiendo a él con brusquedad, era una sensación malévola el querer fragmentar sus huesos, pero ya le había roto los dientes, había suficiente sangre derramándose por su mandíbula.-¿¡Dónde está Eren, Historia y Adeline!?-esclarecí la pregunta.
-¡No lo sé, no nos dijeron nada!-indicó principalmente, mientras se aferraba a ese tronco del árbol, como si quisiese escapar de mi.-¡Kenny Ackerman no se fía de nadie, de nadie, ni de su propia hija!-expreso, dejándome helado ante el nombramiento de su apellido, quería de reojo mirar a la chica de corto y negro cabello atrás de mi, vigilando la zona, ¿Ackerman?
-¿Ackerman? ¿Ese es su apellido?-me pregunté curioso, y sumamente confundido ante el entrelazo de apellidos, y quizás, lazos sanguíneos.-Carajo, me niego a rendirme... -musité.-Aunque, tienes razón. Kenny no se fía ni de su sombra, pero alguna idea debes saber de sus paraderos.-dije, acercándome a él, viendo como tambaleó ante mi cercanía.
-¡No,por favor, basta!-pedia, en una fuerte exclamación, mientras que Grace le apunto fijamente con el arma, ella no quería retroceder, necesitaba esto como yo.
-Algunos huesos te deben quedar por romper.-musité, agarrando con fuerza su brazo izquierdo, queriendo jalarlo con la misma intensidad hacia atrás, pero él lloroso denegaba.
-¡Estás loco!-expreso con sus labios temblorosos, mirándome fijamente como si me conociera, pero realmente, no se equivocaba.
-Puede ser.-afirme, mirándolo seriamente, y a la vez, inexpresivo, causándole furor.
-¡Se acerca alguien!-me detuve, a una milésima de quebrar su brazo, me detuve por el grito de alerta de Sasha, quien estaba de vigía más adelante.-¡Hay varios!-esclarecía, por lo que Grace con un silbido suave alertó, todos nos bajamos, incluso apreté el rostro de ese hombre contra la grama; pero me encargué de verificar que los chicos estuviesen a salvo en caso de cualquier situación, así que le hice una señal a Mikasa de que fuera retrocediendo con Armin, yo daría el frente por ellos.
-Te lo dije capitán Levi, es inútil. Todos ustedes caerán aquí.-indicó ese hombre, de manera burlona, y es que, quien realmente debía reír era yo, le faltaba toda su caja de dientes con una sola patada que le di; era patético.
-Cállate ya.-le pedí, plasmando más su rostro contra el césped, escuchando un leve jadeo de su parte, mientras que más adelante se escuchaban las pisadas, y como aplastaban las hojas.
-Esperen... -pidió Grace, levantándose sigilosamente del césped frondoso.-¿Es Hange?-se preguntó curiosa, quedando de pie.
-Si, es Hange.-afirmó Armin, levantándose de igual manera, para avanzar entre el césped, no tarde en hacer lo mismo, jalándole el cabello a ese policía militar; lo arrastre como un animal.
-Chicos... -murmuró Hange, mirándonos a todos, de pie y sin ocultarnos más, debía admitir que verla me ocasionó un poco de calma.-¿Están todos bien?-nos preguntó, acercándose a nosotros junto a su subordinado Moblit.-Levi.-me llamo, esperando que como capitán, respondiera por todos.
-Si, pero este feo se está desangrando. No me gusta como ensucio mis zapatos, ¿debería matarlo?-pregunté en un tono siniestro, viéndolo tambalear, pero simplemente lo lance al suelo.-Grace, encárgate de él.-pedí, viendo como ella en un parpadeo, le golpeó la cíen con el pesado mango del arma que cargaba, dejándole inconsciente.
-Debo decirles, que el golpe de estado fue un éxito.-nos avisaba principalmente Hange, mientras que Jean alrededor recreó una fogata, para la iluminación, ella traía consigo un periódico.
-Ya se empezaban a tardar.-comente con mi molesta y sarcástica voz.
-Las legiones se unirán para desembocar al gobierno real que nos ha estado engañando durante todo este tiempo. Con eso, pudimos comprobar que la verdadera línea real, es la familia Reiss. Haciendo que tanto Adeline como Historia, sean herederas legítimas del trono.-esclarecía Hange, mirándonos a todos.
-¿Y el asesinato del que inculparon al comandante Erwin?-se preguntó Armin.
-Se aclaró que solamente fue un vil montaje.-le respondió Hange, mirándole.-El hijo del comerciante asesinado, Dimo Reeves, se encargó de que todo saliera a la luz. Pero tengan, lean.-ella me miró, mientras que me senté en un cajón, recibiendo el periódico que estaba apunto de leer.-Eso es un periódico de la central, donde explican que el asesinato que hubo en la capital, del cual intentaron de achacárselo a el comandante, fue solo una encerrona para quitarnos del medio, debido a que sabíamos la verdad que la realeza esconde. Escribieron que el Rey Fritz era un impostor, y que el gobierno presionaba a los medios para ocultarlo.-contaba detalladamente, pero me encantaba de leerlo por mi mismo, sintiendo el sabor a victoria, una que ni ganaríamos hasta culminar con esto.-También dice que nosotros actuamos en defensa propia, en resumen; somos libres.-indicó, con mucha suavidad en su voz, demostrando tranquilidad y creando furor de emoción en los chicos.
-¡Si!-baje el periódico, observando como los chicos se abrazaron entre sí, con tanta emoción.-¡Somos libres!-esbozaban, aferrándose el uno al otro, mientras que Grace reaparecía entre los arbustos, mirándolos emocionadas como Hange, quien estaba conmovida, ellos seguían siendo niños, y era bueno ver ese hilo de esperanza entre ellos.
-Aún así, no he podido hallar el paradero de los que me encargaste.-le indique a Hange, levantándome del cajón, viendo como ella asentía.-Adeline, Eren e Historia deben estar en alguna parte.-musité, muy seguro.
-No te preocupes por eso más, Levi. Yo tengo una idea de donde podrían estar.-infirió ella, mostrándome un libro que sostenía, un viejo libro.-Es ahí donde pondremos fin a esta batalla. Así que, es mejor movernos ahora, antes de que sea tarde.-opinó ella, levantando su mano para agitar a los chicos removerse a las carretas con caballos a las que teníamos acceso.
-¿Qué pasará con el policía?-se preguntó Grace, a quien acompañe en su andar, observando al hombre lanzado en el suelo, cabizbajo y afligido a su pérdida de lucha.-¿Lo soltamos? De cualquier manera, ha perdido.-musitó Grace curiosa, y no tarde en asentir, permitiendo que ella se inclinara delante de ese hombre para soltarlo.
-Muchas... gracias... -murmuró él, avergonzado sin mirarla a los ojos, pero ella solo lo soltó sin más.-Espera.-pidió él, levantando su mano adolorido para detenerme, le observe, como si no fuera nada más que una mierda a la que pisar.
-¿Ahora vas hablar?-le pregunté, inclinándome.-Pues andando, porque no tengo mucho tiempo, cerdo.-indique, viendo como a él se le dificultaba hablar ante mi presencia.
-Ella nos pidió que no dijéramos nada sobre el paradero de la capitana.-musitó él, mirándome.-Pero, antes de que se la llevaran. La torturaron, de la misma manera que tú, ella la torturo.-indicó, haciéndome estremecer.-Si, la hija de Kenny. Ella es muy hermosa, pero escalofriante.-dijo, haciéndome enfurecer.
-Andando.-le pedí a Grace, haciendo que ella caminara delante de mi, para ayudarla a subir a la carreta, igual que a los demás, quería asegurarme que nadie más quisiera tomar represalias, pero ese hombre se mantuvo en el suelo, derrotado.
-¿Leandra?-se preguntó Grace mirándome, creando que todos nos miraran curioso ante ese nombramiento, pero me quede en silencio.
Si, quizás me había excedido con aquel hombre, pero no tenía arrepentimiento sobre eso, porque de una manera u otra, debíamos llegar a la verdad. Aunque mis nudillos estaban lastimados, y enrojecidos, hubiera excedido mis técnicas por solo saber la mínima pista del paradero que buscábamos. Eso era lo más largo de la noche, el querer llegar hasta donde debíamos llegar, pero todo parecía estar cerca, y eso empezaba a relajar mis músculos. Me monte en la carreta junto a los demás, a quienes observe detenidamente. Estaba aliviado. Aún estábamos lejos del campo de batalla, del verdadero desenlace de esta noche, pero ver que cada uno de esos niños estaban con vida delante de mi, me hacía sentir que estaba haciendo lo correcto. La fría e oscura noche estaba sobre nosotros, aún no acababa el día, pero terminaríamos lo que empezaríamos, cueste lo que cueste. Me mantuve sentado, y muy callado. Todos parecíamos procesar algo, y es que, parecíamos creer que no podríamos lograrlo. Para nosotros, que la legión de exploración estuviera en la mirada para ser decaída no era nada nuevo, lo estresante fue ver cómo estuvieron apunto de decaerla por completo. Me coloqué cabizbajo, suspiré. No me importaba en lo absoluto que los demás me vieran decaído, porque no estaba decaído, solo empezaba a sentirme victorioso.
Lo único que empezaba a mantenerme abrumado, era el hecho de reconocer por primera vez el apellido de aquel hombre a quien vi durante toda mi niñez, y le huí en mi adultez. Kenny, Kenny Ackerman. Sabía que Mikasa no conocía sobre él, ni siquiera un poco, solo la vaga historia que les conté, porque de haber sabido algo, por Eren ella hubiese espabilado lo que fuera, pero no fue así y yo, le creía a esa niña. Restregué mis ojos. Toda mi vida, me pregunté quien era yo. De dónde provenía. Siempre tuve preguntas, y ahora, no dejaba de cuestionarme si la razón por la cual Kenny me salvó de casi morir de hambre, fue porque éramos familia. Mi corazón latía, era una pregunta íntima y personal, una la cual necesitaba respuesta, aunque tuviera que matarlo como un animal, necesitaba saber si Kenny Ackerman tenía un lazo sanguíneo conmigo que lo hizo salvarme, pero lo peor de todo, abandonarme. Levante la mirada, ese hombre era frío y siniestro, porque no solo me abandonó a mi, abandonó a su hija sin arrepentimiento alguno. La dejo tirada, como si fuera un cerdo faldero y sucio, pero aún así, ella volvió con él, porque yo la dejé sin opciones. Sabía que le había roto el corazón. Que su mirada fría y inexpresiva fue por todo lo que tuvo que pasar sola, pero tenía que decirlo, yo no me arrepentí de haber dejado a Leandra atrás. Por más insensato que suene, no me arrepiento de haberme ido para volar lejos de esa ciudad, porque el día que quise volver por ella, me demostró que volvería al fango si se trataba de sobrevivir. Y no se trataba de volver al fango, se trataba de esquivarlo para evolucionar.
-Levi.-levante mi mirada, observando a Grace, parecía denotar mi preocupación, mi agobio.
-¿Qué?-pregunté serio, viendo como ella denegaba, no entendía como me soportaba, pero Grace realmente me estimaba como un amigo.
-He preguntado sobre quién es Leandra.-esclareció Hange, mirándome, parecía haberme hablado anteriormente, pero estaba muy sumergido en mis pensamientos para atenderla.
-Es la hija de Kenny.-respondí, frío y cortante.-Ella vivió conmigo una temporada, luego de que él la abandonara. Conoció a Grace, sabe sobre nosotros. No creo que sea una ventaja.-admití, viendo como los chicos nos miraron curiosos ante eso.-No creo que este muy contenta con nuestra presencia.-detalle, Hange asintió.
-Hange, ¿tienes una pista del paradero de Eren?-se preguntó Mikasa, mirando detenidamente a Hange, mientras que me acomode en la carreta.-Y Adeline e Historia... -añadió, ante notar la incomodidad expresión de los demás, Eren no era la única persona que buscábamos, pero entendíamos su fuerte entrelazo, no había que preguntar, había algo más allá que una hermandad y la entendía, era difícil mantenerlo.
-Si, ahora les contaré. Erwin me entregó este informe, es información sobre la familia Reiss, la mayor parte corresponde de hace cinco años, cuando atacaron a la familia.-comentó Hange, releyendo aquel libro frente a nosotros.
-¿Cinco años?-se preguntó Armin, mirando curioso a Hange, quien afirmó lo que dijo.-Pero, hace cinco años fue que el muro María cayó... -murmuró Armin, parecía todo tener una conexión, y él como Hange, entendían.
-Si. Lo sé, él mismo día que el muro María cayó.-volvió afirmar ella, con lo que él notaba.-Explicándoles desde el principio, Rod Reiss era considerado para la gente como una persona justa. Tenía cinco hijos. La mayor era Frida, ella se había ganado el cariño de los pueblerinos por su carácter abierto, pero una noche hace cinco años les golpeó una tragedia. Como consecuencias del caos reinante, un grupo de bandidos asaltó el pueblo y prendió fuego a la única iglesia del lugar. La mala suerte hizo que la familia Reiss, se encontrara rezando esa noche en la iglesia, con excepción del cabeza de familia, Rod Reiss; todos murieron.-contaba ella, de una manera precisa y detallada, todos la escuchábamos.-Días antes, Rod Reiss intentó de ponerse en contacto con Carla Jeager, pero no pudo encontrarla, a pesar del poder que tenía, no lo hizo. No le quedó más remedio que buscar a Historia, lo cual la policía militar se encargó de matar a su madre.-continuaba diciendo.-En pocas palabras, Rod Reiss intentó ponerse en contacto con Adeline a Historia luego de perder a toda su familia. Puede que sea esta la razón por la cual las buscaban ahora.-pareció culminar, mirándonos a todos, quienes de igual manera la mirábamos.
-¿Por qué tienen un lazo sanguíneo?-pregunte curioso, queriendo entender la situación como todos.-¿Quiere decir que la clave está en su sangre?-esclarecí más la pregunta, pero ella no pareció asentir.
-De momento no he llegado a esa parte, pero era raro que la iglesia se consumiera hasta las cenizas porque era de piedra.-comentó Hange.-Para dejarla en ese estado debió haber sufrido una fuerza destructiva durante mucho tiempo, y es que normalmente los bandidos entran, roban y se marchan. Además, el único testigo que había de su presencia, era Rod Reiss. Después él mismo uso parte de su patrimonio para volver a levantarla, ¿por qué lo haría?-preguntaba en voz alta, y eso me irritaba, yo necesitaba una respuesta.-No había titanes, lo cual hace esto aún más extraño. Quizás me esté precipitando, pero hay demasiadas anomalías, merece la pena que le hagamos una visita.-indicó.
-¿Qué piensas Hange?-le pregunté, sin remedio ante ver como ella parecía estar detallando mucho más en su mente de lo que releyó.
-Creo que tienen a Eren capturado con la intención de que Adeline Reiss devore su poder. Y en caso de que ella no acceda, Historia es su última opción, como haz bajo la manga.-me tense, todos notaron cómo abrí mis ojos grandemente.-La hija, Frieda Reiss poseía el poder de un titán, el cual se cree que es el que Eren obtiene. Pero aquel titán era muy superior, había pasado por generaciones en ese linaje, era capaz de borrar los recuerdos de la humanidad o manipularlos. Es por eso, que consistíamos en creer que la realeza que nos dirige, es la actual, y no la que verdaderamente es, pero ese poder no funciona en ciertos linajes familiares.-comentaba Hange, pausándose, porque por un momento, observó a una seria Mikasa.-El linaje Ackerman es uno de ellos.-esclareció.-Por tal razón, ante la tragedia que azoto a Rod Reiss, su única escapatoria para continuar con su balance y recuperar este poder, es Adeline e Historia.-culminó en decir, sintiendo nuevamente esas punzadas molestas en mi cabeza.-El resto de los soldados llegará a las tierras de los Reiss cuando amanezca, pero no creo que Rod se quede sentado a esperarnos. Así que si no nos damos prisa, puede que acaben devorando a Eren.-alertó, haciéndonos sentir preocupados.
-Estamos pasando por desapercibido algo.-comentó Grace, sentada aún lado de Armin.-Levi.-me llamo, haciendo una pausa.-¿Qué haremos si la gente de Kenny está ahí?-pregunto.
-Debemos estar preparados. La gente de Kenny está preparado para cualquier combate, son criminarles y no tendrán misericordia. Por lo cual, no podemos dejar como opción que nosotros si. Si debemos matar, sin duda, debemos hacerlo. ¿Entendieron?-pregunte, observando a los chicos, quienes cabizbajos asintieron, no podía presionarlos, no quería; pero no tenían otra opción, nadie la tenía.-Si Kenny estará ahí, él será nuestro mayor objetivo.-afirme.
-Entonces, no podemos vencerle.-comentó Sasha, sentada en aquel caballo mientras este cabalgaba.
-¿Y si esperamos a la legión de exploración?-se pregunto Connie en voz alta, quien yacía en el otro caballo, del lado extremo de Sasha, temerario.
-No.-Mikasa, de una manera desesperada denegó, sin pensarlo, ya había hecho su decisión.
-¡Cierto! Si esperamos, podrían devorar a Eren.-arregló Connie, ante el intimidante semblante que Mikasa tenía encima de él.
-Pero, pienso que ellos deben tener alguna debilidad. Especialmente si no tienen una práctica real.-comentó Armin, mirándome, pero me mantuve en silencio.
-¿Como es que sabes tan poco sobre Kenny el destripador si vivías con él?-alce la mirada, observando cómo Hange se dirigió a mi.
-Lo siento.-me disculpe con ellos, sabiendo que era de mucha importancia el querer saber un mínimo detalle que nos ayudará a tomar ventaja, pero no había más que pudiera hacer.-Ni siquiera sabía su apellido. Por lo visto, su nombre es Kenny Ackerman. Podría ser familia tuya.-dije, observando a Mikasa de una manera calmada, ella aflojó sus músculos y también me dirigió la misma mirada.
-Mis padres decían, que en la ciudad perseguían a mi familia paternal.-me comentó ella, mirándome, lo cual un pensamiento curioso se avecinó en mi mente.
-¿Alguna vez sentiste que tú poder se encendió de repente?-le pregunté, y ella, dudosa ante mi pregunta, asintió.-Kenny Ackerman también lo sintió.-le comenté.-Sin previo aviso sientes una fuerza descomunal por todo el cuerpo. Te enseña lo que debes hacer.-le explique, de una manera precisa y detallada, mirando mis manos pensativo.-Yo también viví ese momento.-indique, cabizbajo, respondiendo mi propia pregunta.-Yo también lo viví.-dije, más afligido.
Yo también soy un Ackerman, un jodido Ackerman. Fue lo único que me cuestione en ese momento en que Mikasa me afirmo dicha pregunta. No sabía porqué, no tenía una razón clara que me respondiera todas las dudas que tenía. Quizás, ese extraño linaje tenía algo más allá que solo un nombramiento, una energía, un poder, pero lo teníamos. Lleve mis manos a la cabeza, no quería estar derrotado, pero como cualquier humano, podía estarlo. No importa lo fuerte que fuera, lo inalcanzable o amenazante que me vieran los demás, yo también era débil. Tenía una fuerte debilidad, y unas emociones frágil que me exigían valorar la vida humana, pero lo único que mantenía mi cabeza doliendo fuertemente, era el pensamiento de Adeline acechándome. Ese pensamiento, ese que te hace ver detenidamente la imagen de la persona. De su cabello lacio e oscuro, sus ojos avellana y sus carnosos rosados labios. Todo en una imagen, todo tan y detallado. Esa imagen, la sonrisa tan deslumbrante, esa que se estaba apagando ante mi. Me quede cabizbajo, y la imagen, la imagen de Adeline vestida como toda una reina, me deslumbró mucho más. No sabía cual sería el destino, o la decisión de esta historia tan cruel, pero lo único que quería, era al menos tenerla cerca y saber que podría protegerla incluso en los días que no me quería cerca. Necesitaba saber, que aún estando ambos en este cruel mundo, podía seguir amándola, hasta que las cenizas nos quemaran.
───
Próximo capítulo: Sangre Ackerman.
Levi y el escuadrón llegan hasta la tierra de los Reiss, con la esperanza de recuperar a Adeline, Eren e Historia, pero tendrán que toparse primero con un fuerte bando.
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