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𝐜𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚

El día en el que el sol dejó de brillar.

No podía dejar de escucharla, de escucharla en mi mente como una espina molestando mi alma. Grite, grite porque le había fallado a Grace, como ella nunca me había fallado a mi. La mujer que más amo Erwin, era una de las personas a las que no quería fallar, y esta decisión, esta elección, quebraría en mil pedazos todo lo que construyó. Yo había cortado su mano, pero no era suficiente, debía destruirlo. Volví a retomar altitud, dirigí mi gancho a su nuca, pero fue la mejor estrategia para que utilizara su otra mano y pudiera atacar sus ojos, cegándolo por completo. La sangre se desbordó, manchando mi uniforme. La rapidez que trascendía en mis venas, era como él mismo rayo que los generaba a retomar esos poderes inhumanos. Perdí altitud, me deslicé para dirigirme a cada uno de sus tendones de los tobillos. Con el desliz de mis hojas, pude hacerlo, pude inmovilizarlo hasta que cayó al suelo con brusquedad, como cada uno de mis compañeros.-¡Veo que te divertiste mucho matando a mis compañeros! ¡A ver si esto también te divierte!-grite, utilizando todo el gas posible para arremeter contra su nuca, pero en mis ojos, lo único que tenía, era como Grace sonreía, observando a Erwin tan detenidamente, ella lo amaba como nadie nunca lo hizo. Grite, para culminar en cortar su otra mano, en cuestión de segundos me detuve en su espalda, fragmentando en varios golpes su nuca. El gruño, pero en un deslices pude cortar la gran capa de su nuca.

-¡Ah!-grito aquel hombre, aquel hombre de cabello rubio alargado, a quien sin pensarlo y sin querer examinarlo, le incruste en el interior de su boca mi filosa hoja, impidiéndole su hablar.

-Luego de la transformación, tu cuerpo empieza a sanar solo. Pero gastas tanta energía que no puedes volver hacer titán. ¿No es así maldito?-le respondí, mirando esos malditos azulados ojos mirarme con detenimiento, el tipo estaba inmóvil, un barbudo; incruste mi espada entre medio de su lagrimal, la sangre desbordó y él se quejó.-Oye responde, asqueroso defecto.-le pedí.-No puedo matar a este maldito, pero, ¿donde están? ¿De verdad no queda nadie con vida?-me preguntaba para mi mismo, observando a mi alrededor un gran y abrumador silencio.-Si hay algún sobreviviente, no importa como se encuentre, le inyectaré el líquido para transformarlo en titán. Después haré que se coma a este tipo, y así obtener el poder del titán bestia. Así de esa forma, revivirá a una persona.-me decía a mi mismo, teniendo en mente, a Erwin, pero el tambaleó de tierra me alertó.-¡Tsk!-me eleve en el cielo, impidiendo que aquel titán cuádruple lograra capturarme, pero a mi maldita suerte, caí al suelo, sin poder engancharme en el, observando cómo se llevaba el asqueroso cuerpo de ese barbudo.-No, ¿a donde vas?-pregunte, viéndole huir, pero no podía huir, yo debía acabarlo.

-¡Titanes, acaben con él!-grito fuertemente, haciéndome quedar inmóvil, viendo a los titanes empezar a moverse.

-Alto, yo le hice una promesa al comandante.-dije, derrotado, sintiendo como el suelo tambaleaba por la cercanía de los titanes.-Erwin, dime, ¿como voy a mirarla a los ojos?-pregunte, sintiendo como el aire me faltaba y entumecía mis manos.-¡Le dije a Erwin que acabaría contigo, se lo prometí!-grite, cambiando mis hojas para engancharme en los titanes salvajemente, no podía fallar.

No podía detenerme. No podía sentir nada más que no fuera ese sentimiento hueco en mi interior. Deslicé mis hojas por sus nucas, ambas hojas. Apretaba mis dientes, porque necesitaba llegar de una manera u otra a la muralla, antes de que se hombre lograra escapar, antes de que perdiéramos todo lo que teníamos al alcance de nuestra mano, pero en la rabia e impotencia, no pude detenerme en querer acabar a esos titanes. Apreté mis mangos, y me deslicé entre ellos. Los tumbe, uno q uno como si fueran simples pilares. Para mi, no era una lucha, para mi no era un obstáculo, era una facilidad rematar a tantos titanes a la vez, para mi, ¡era costumbre ver a mis compañeros morir! Pero lo que no podía perdonar, ¡era que alguien le rompiera el corazón a una mujer que creía en el amor a pesar de este cruel mundo! Jadee, jadee fuertemente entre la rabia y profundidad que había en mis débiles sentimientos, porque inclusive aunque los cuerpos de mis compañeros estuvieran inmóvil en el suelo, antes de poder revivir a alguien, debía capturar e inmovilizar a ese tipo. Así que corrí, corrí a pesar de que mi respiración se agrietara, corrí a pesar de que mis pulmones fallaban, porque no podía detenerme, no podía parar. Estaba luchando antes de conocer a los titanes, las dificultades que encontré me hicieron más duro que una piedra, siempre mi espalda contra la pared, así que estaba listo para los ataques, pero esto, yo nunca estuve preparado para que mis compañeros decayeran en mis ojos.

Así que, la única esperanza que estaba teniendo en este maldito momento, era que Grace pudiera llegar al altar con Erwin. No pude engancharme adecuadamente en las casas, estaban fragmentadas por las rocas que el titán bestia había tirado, pero estaba dispuesto alcanzarlo aunque mis talones se rasparán en el suelo. Necesitaba llegar al muro, y en este momento, todo me estaba jugando en contra, porque el gas que se retenía en mis equipos de maniobras tridimensionales estaba escaso. No, no podía ser esto lo que me detuviera de alcanzarlo. En este mundo están los asesinos y los desesperados y te convertirás en este último en el momento en que estés desenfocado. Y ahora, estaba más desenfocado que nunca, por eso me sentía desesperado, por eso había dejado a todos mis compañeros atrás para engancharme en el muro, con la esperanza de que el sol continuara brillando al final del día, pero el grisáceo cielo, también se oponía a mis sentimientos esperanzadores. Gruñí, impulsándome sin casi fuerzas y con una respiración débil al muro, logrando engancharme en la pared, pero el gas continuaba disminuyéndose, hasta que pude lograr engancharme en el borde de este. Sintiendo como todo el aire se desvanecía hacia las afueras de mi boca, dejando que mi pecho subiera y bajara agitadamente. Y ahí estaba, ahí estaba ese tipo mientras que mi cuerpo evaporado por la sangre, se deslizó sobre la pared.

-No, no vas a escapar de mi.-murmuré.-No puedo hacerle esto a ella, ella no lo merece.-me decía, sintiendo la brisa removerme.-Si la conocieras, entenderías porque también merece ser feliz en este cruel mundo.-indague con rabia, cayendo al tejado en donde ni siquiera pude denotar la presencia de las personas allí, ¡de quienes estaban ahí!

-¡Capitán!-la voz de Eren se esclareció en mis oídos, así que tembloroso y desesperado, viendo como huía aquel titán de mi presencia, miré al chico que se paró frente a mi.

-Use todo mi gas, iré tras él, rápido dame... -estreche mi mano agitado, pero cuando eleve mi mirada, quede anonadado en cuanto observe a Adeline con todo su peso en sus rodillas mientras respiraba gruesamente, ella estaba ahí, pero no había peleado, ella estaba aturdida y tanto ella como Eren, levantaron su mirada para esclarecer un extraño sonido, uno que vino de ese cuerpo calcinado, pero yo, ni siquiera lo había notado hasta ahora.

-¿Armin? ¿Estás respirando?-se preguntó Adeline, dejando mi piel erizada ante ese nombramiento, y en ese instante en que sus palabras se distinguieron altamente, sobre aquel tejado se colocaron esas dos niñas.

-Levi.-levante la mirada, observando a Leandra abrir sus ojos grandemente, desconcertada por lo que veía, pero fue la reacción de Mikasa que más se fragmentó.

-¡Perfecto, sigue con vida!-exclamó Eren con entusiasmo, era como si el aire le volviera, y para este punto, el titán bestia ya habría escapado.-¡Armin, solo sigue respirando!-le pedía Eren, mientras que su hermana se levantaba sin balance de su lado.

-¿Qué... Armin.-Mikasa reflejaba su voz quebrada, y confusión en lo que se esclarecía, mientras que me mantuve inclinado, calmando mi respiración, necesitaba controlarme.

-Levi, tú tienes el suero. ¿No es así?-se preguntó Adeline, a quien no observe, pero su voz se encontraba llorosa, no me removía, no estaba seguro, ¿Erwin seguiría con vida?

-¡Capitán, dele el suero ya!-me exigió Eren, así que con suavidad rebusque en el interior de mi capa, queriendo escuchar el pesado estuché, pero no podía hacerlo, no podía salvar a ese niño, ¿o si?-¡Convierta a Armin en titán, así podrá devorar a Berthold!-continuaba diciéndome Eren de una manera desesperada, sujetando el inmóvil cuerpo de aquel otro joven, a quien ni siquiera denote.-¡Por favor dele el suero!-me gritaba.

-Levi, vamos. Por favor.-levante la mirada, notando la tensión que recorría los músculos de Adeline, quien me miraba llorosa y penetrante.

-Si... -susurré, sacando el estuche de mis bolsillos, para ver cómo Mikasa realizaba el lanzamiento de una bengala rojiza.-Esta bien.-afirme, estrechando mi mano, pero el sonido de un gancho incrustado en el techo de este tejado, me inmovilizó por completo.

-Capitán Levi.-abrí mis ojos grandemente, sintiendo como mi respiración parecía nuevamente fragmentarse.-Por fin lo encontré, el comandante Erwin está herido. Tiene abierto el estómago, todos sus órganos están desechos. No deja de sangrar.-veía a ese niño, ese niño de cabello rojizo quien yacía respirando con frecuencia, mientras que en su espalda, cargaba al demonio que los llevó al infierno.-Creo que usted, podría utilizar el suero con él. ¿Qué opina señor?-me preguntó, haciéndome sentir el cuerpo estremecido, y más cuando Eren suspiro ante alejar el estuche de su mano.

-¿Capitán Levi?-me llamo Eren, pero con cuidado me levante, ignorando su mirada, la misma tan intensa que su hermana, pero es que yo, solo tenía la mirada de Grace perturbarme por completo.

-Levi. Espera un momento.-me pidió Adeline, inmóvil en su lugar, mientras que ayude a ese niño a recostar a Erwin en el techo del tejado, estaba pálido, pero este maldito aún respiraba.

-Él aún sigue respirando.-afirme en cuanto pase mis dedos sangrientos alrededor de su nariz, sintiendo la respiración chocar.-Todavía sigue con vida.-comente, aturdido, levantándome y escuchando los suspiros de estos niños sobre mi.-A quien voy inyectar, es al comandante Erwin.-afirme en mi decisión, pero Eren se levantó con la misma intensidad, chocando su rostro con el mío, desesperado.

-Usted dijo que Armin iba ser el elegido.-murmuró Eren, mirándome directamente a los ojos.

-Está jeringa, es para quien pueda salvar a la humanidad.-comente, mirándole, pero en ese instante esos sonidos de las hojas, me hicieron quedar desilusionada, no porque Mikasa me amenazara en un ataque, era porque la mujer al otro extremo, también sacó sus hojas y no era para defenderme, era para atacarme.-Ustedes, ¿acaso tienen una remota idea de lo que están haciendo?-les pregunté.-¡Adeline!-hablé en un tono alto, viendo como ella me miraba aturdida y con sus ojos llorosos.-El comandante de la legión, ¿de verdad quieren que lo deje morir?-les pregunté, sintiendo una fuerte tensión sobre mis hombros.-Ya no tenemos tiempo, así que ya no se entrometan.-les pedí, moviéndome, hasta que me detuve en seco por sentir como Eren apretó el estuche.-Haz aún lado tus sentimientos, Eren.-le pedí, intentando de no utilizar la fuerza con él.

-¿Hacer aún lado mis sentimientos?-me preguntó lloroso.-Entonces, ¿dígame porque no me dio el suero cuando se lo pedimos?-me preguntó.

-Considere la posibilidad de que el comandante Erwin siguiera con vida.-respondí, fríamente.

-Eso no es cierto, nadie podía esclarecer que Flotch traería al comandante medio muerto.-difería él, empezando a cansarme.

-Aunque eso sea cierto, el comandante Erwin está aquí, por lo tanto será él.-volví a recalcar.

En ese momento, Eren apretó con fuerza el estuche y no me dejó otra opción, que golpearlo fuertemente con mi puño. Y aunque desee que otra elección hubiera sido elegida por Adeline, ella gruñó fuertemente, viéndome con una mirada que jamás creí con la que me miraría. De reojo, pude observar el reflejo del ataque de Leandra, en cómo el cuerpo de Mikasa se deslizó bruscamente con el suyo por el tejado, ambas cayendo al suelo. Cuando decidí mirar adelante, Adeline se había abalanzado encima de mi, tumbándome por completo, pero yo no dejaba de sostener por nada del mundo ese maldito estuche. Con mi mano libre, sostuve con fuerza su brazo atacante. Ella intentaba de fragmentarme una herida con su hoja, sus labios te lloraban y gruñía fuertemente. Veía sus ojos color avellana, veía sus ojos llorosos y como ella no dejaba de tambalear. Me tenía contra el techo, sin poder moverme, porque era la primera vez que ella utilizaba una fuerza tan brusca conmigo. No podía moverme, porque no era capaz de atacar a esta mujer, a quien solo veía mirarme con tanta ira en ese semblante. Su hoja continuaba acercándose a mi, pero ambos entendíamos la magnitud del asunto, porque ambos eran importantes para cada uno. Quería detenerla, quería distanciarla, pero no podía.

-¡Dámela, por favor!-me pidió en un grito, uno que chocó con mi respiración, pero me impedía hacerlo.

-¡Suéltalo ahora!-Adeline abrió sus ojos grandemente cuando Leandra, quien yacía sangrando por su nariz, intentó separarla de mi.-¡Suéltalo, o te mataré!-grito Leandra, llevando su brazo al cuello de esta, y su hoja en la nuca, amenazando con decapitarla.

-¡Levi, dame la maldita jeringuilla ahora!-me grito fuertemente.-¡Yo soy quien da las órdenes, dámela maldita sea!-me continuaba gritando, acercando más su hoja a mi, pero la fuerza de Leandra empezaba a poder más con la de ella.

-¡Aléjate de mi hermana!-abrí mis ojos sintiendo como Adeline apretaba mi brazo fuertemente, pero en ese transcurso en que Mikasa se aferró a Leandra para alejarla de Adeline, el desliz de su hoja corto por completo un gran fragmento de cabello de Adeline.

-¡Sin el comandante Erwin, la humanidad no le ganará a los titanes!-le grite a Adeline, viendo como denegaba.

-Es cierto. Es suficiente, déjense de tonterías.-pedia el niño, pero Adeline continuaba arremetiendo fuertemente en contra de mi, mientras que Leandra y Mikasa forcejeaban.

-Si Armin muere, será el fin.-comente Eren, a quien podía ver levantarse, mientras que Mikasa clamaba por ayuda, Leandra estaba pudiendo con ella, podía verlo desde aquí.-Y usted lo sabe capitán. ¿Quién sugirió proteger a Trost colocando una roca en la abertura de la puerta, quién descubrió la verdadera identidad de Annie, quién dijo que era mejor viajar de noche? ¡Fue Armin! El escondite de Reiner fue descubierto por él. ¡Berthold fue derrotado gracias a él! ¡Quien salvará a la humanidad, no será el comandante ni yo, será Armin! ¿¡Si o no, Adeline, Mikasa!?-grito Eren, creando que los ojos de su hermana me miraran con más furia.

-Lo pediré una última vez. Dame el suero.-murmuro Adeline, mirándome aturdida mientras que sus lágrimas decaían en mi rostro sangriento.-Te juró que si no me lo das...

-¿Qué harás?-le pregunté, viendo sus ojos abiertos grandemente.-¿Me mataras?-le pregunté, viendo como todo se apagaba en su interior.

-No voy a dejar que Armin muera. ¡Aunque me odies, no voy elegir a Erwin, por más que me duela!-me grito, acercando su rostro a mi.-¡Soy fuerte, así que no me importa lo que pase, dame la jeringuilla de una vez, Levi!-pedia desesperada.-¡Levi, dámela!-continuaba apretando mi brazo, intentando de que soltara el estuche, pero no podía, y no entendía porque no podía moverme en contra de ella, no lo entendía.

-Quien salvará a la humanidad, es el comandante Erwin.-comentó Flotch, levantándose del suelo, quedando entre medio de todos, a pesar de que Mikasa quien peleaba contra Leandra, le pedía silencio.-¿Quieres que me calle? ¡Ustedes no son los únicos que sufren idiotas! Se que aún no lo saben, pero al otro lado del muro no queda nadie. El titán bestia mato a todos con sus proyectiles. Creí que nadie se había salvado, pero, el comandante Erwin fue la excepción. A pesar de la situación, él pensó en un plan para derrotar al titán bestia. Y lo puso en marcha. Todo el mundo acabó hecho pedazos como lo planeo, estoy seguro de que al final sintieron terror. Cuando encontré al comandante y vi que seguía con vida, pensé en acabar con él.-musitó, mientras que todos lo mirábamos inmóviles.-Pero, sería tenerle demasiada compasión. Este hombre merece seguir viviendo en este maldito infierno. Fue entonces que lo entendí.-piso fuertemente el tejado, mientras nos miraba.-El único que puede derrotar a los titanes, ¡es un demonio!-exclamo.-¡Y revivir a este monstruo es la misión que tengo en esta vida, es por eso que un cobarde como yo logro sobrevivir! ¡Revivirlo es mi destino!-grito.

-¡Cállate, tú no lo entiendes!-le grito Adeline, deteniendo el paso de este.-¡Ninguno de ustedes lo hace, solo quieren hacerse el héroe pero son unos malditos cobardes!-exclamo, volviendo a dirigir su mirada en mi, sumamente detenida.-¡He tenido que crecer, desde que era una niña, tuve que crecer! ¡Yo prometí, que los mantendría con vida! ¡A los tres! ¡No puedo dejarlo morir, así que cállate!-pedia Adeline, en un llanto.

-¡Adeline, por favor! ¡Por favor!-le gritaba Eren, intentando de acercarse a ella pero no podía.-¡No dejes que Armin muera!-le pedía, y ahí lo entendí, la fracción de su corazón estaba tan partida, que ella creía que sus vidas dependían de ella, la habían mentalizado de esa manera, y ni siquiera sabían lo egoísta que era eso.

-¡Suéltame, voy a salvar a Armin!-grito Mikasa con fuerza, y en ese momento, vi su mirada, una mirada vaga y perdida en cuanto Leandra levantó su hoja para atacar a Mikasa.

-¡No!-exclame cuando Adeline me soltó, para mover con una brusquedad su hoja en contra de Leandra quien se quedó inmóvil para recibir su ataque, pero en ese momento, hice algo de lo que siempre me arrepentiría.

-¡Adeline!-grito Eren, en cuanto mi espada trascendió hasta ella, chocando con la suya para defenderse de mi ataque, pero la brutal fuerza que utilice, se incrustó en la mejilla de ella, haciéndole un profundo corte que la dejó inmóvil y agachada frente a Leandra.

-¡Ah!-Mikasa elevó su espada, para contraatacar, pero solo había visto la sombra de aquella mujer agarrar con fuerza a Mikasa, mientras que Adeline tocaba su mejilla, viendo la gran cantidad de sangre que sobresalía y cuando intente acercarme, levantó su mano; y fue como si sintiera que algo se rompía, algo se despedazaba dentro de mi.

-No me toques, Levi.-me pidió con una fría voz, una y muy fría voz que me erizo por completo.

-Adeline, yo... no quise... -no culmine, ella se mantuvo agachada, mientras que levante mi mirada para observar cómo Hange aferraba junto a su cuerpo a Mikasa, mi compañera a quien me anime de ver, pero lo peor de todo, era quienes observaban.

-Oigan, no puede ser. ¿Qué pasó?-se preguntó Jean, y afligido me detuve mirando como aquella mujer caía de rodillas, soltando sus hojas.

-Esto no es verdad.-murmuro Hange, sosteniendo a Mikasa con fuerza, mientras que yo, veía como Grace mantenía su boca media abierta.

-¿Qué? Pero, ¿por qué?-se preguntó Grace, estrechando su mano, sin saber a quien de esos dos hombres ella debía alcanzar.-¿No íbamos a casarnos?-sus ojos se humedecían y en cuanto me miró confundida por lo que ocurría, no pude tener el valor de mantener la vista, solo me resto abrir la jeringuilla.

-¡Ahhhh!-grito Mikasa en un fuerte sollozo, removiéndose, pero Hange la sostenía fuertemente.

-No, no, espera. Por favor, es mi hermano también.-murmuro Grace, llevando la mano a su cabeza, como si le doliera.-¿Esto es una broma?-se preguntaba, estaba aturdida.-Ay no, no, ¿por qué?-miré aturdido los azulados ojos de Grace, sus labios temblaban.-Por favor, por favor. No, no, por favor... -murmuro ella, aún de rodillas en el tejado mientras que se tapaba los ojos, mi corazón se estaba estrujando por su expresión.-¡No! ¿¡Por qué a mi?!-grito desesperada en un fuerte llanto, quitando sus manos temblorosas para querer estrecharlas, pero no podía alcanzarlos, no podía alcanzar a los hombres que más amaba en su vida.

-¡Mikasa, al igual que nosotros sabes lo mucho que necesitamos a Erwin!-le decía Hange en voz alta a la chica que sostenía, aquella quien gritaba y sollozaba fuertemente.

-¡Si, pero, Armin también puede ser esa esperanza!-gritaba Mikasa.-¡Adeline, por favor, por favor levántate!-pedia ella, pero la mujer a quien ataque bruscamente estaba frente a Armin, arrodillada con su cabeza baja, parecía sollozar silenciosamente.-¡Prometiste que nos cuidarías!-exclamo, haciendo que el cuerpo de Adeline se tensara.

-Basta, por favor. No le digas eso, yo era quien debía cuidar a mi hermanito... -sollozaba Grace, llevando las manos a su estómago, para que Jean acariciara su espalda con suavidad.-¡Ni siquiera pude decirle!-exclamo, desconsolada.

-¡Es verdad, que Armin tiene talento, pero necesitamos el liderazgo y la experiencia de... -Hange gruñó, sintiendo como Mikasa apretaba su brazo, intentando de que la soltara.-Yo también quiero revivir a muchos de mis compañeros, y créeme, son más de cien. Desde que me uní a la legión, de exploración, no he dejado de despedirme.-decía, y es que, además de notar el vendaje en su ojo izquierdo, también podía sentir la ausencia de alguien, de ese subordinado.-Pero, tú sabes cómo es esto. Sin importar que, tarde o temprano tienes que despedirte de tus amigos.-indicó ella, creando que Adeline inclinada, sollozara fuertemente, golpeando su puño contra el tejado.

-¡Se lo prometí al señor Arlert!-grito, estremeciendo a todos, creando un gran silencio, inclusive para Grace, quien no podía sostenerse de sí misma, ella estaba recostada de Jean.

-Se que es muy difícil, pero tienen que aceptarlo.-pidió Hange, acariciando a Mikasa, quien se entumecía, a diferencia de Grace quien no podía respirar del todo bien, incluso tosía, estaba adolorida.-Habrán momentos en que sientas que pierdes la cordura, y eso duele. Demasiado. Te entiendo, sin embargo, todos debemos seguir avanzando.-musitó, y yo, preparaba la jeringuilla, mientras que escuchaba a Grace intentando de hablar.

-A guarda, por favor. A guarda... -estrechaba su mano, pero en ese momento que se levantó, ella decayó fuertemente.-¡No quiero estar aquí!-grito, pudiendo tocar el rostro de Erwin.-¡No estaríamos aquí, si te hubieras quedado!-exclamó fuertemente, apretando la chaqueta de Erwin.-¡Ay, por favor!-sollozo, mientras que Jean la sujetaba contra su cuerpo, para yo moverme hasta que.

-Capitán.-Eren apretó fuertemente mi tobillo con su mano, deteniéndome.-¿Usted conoce el mar?-me preguntó, tensándome.-No importa, desde donde lo miré, siempre llega hasta el horizonte. Es un lago muy enorme. Armin dijo...

-Oye.-Flotch lo detuvo, distanciándolo de mi, mientras que Eren continuaba mirándome lloroso.

-Suelta a mi hermano, por favor. Yo me encargo.-le pidió Adeline, levantándose, a quien veía con su cabello corto y ojos apagados, no me miraba, solo se enfocaba en Eren.

-Dijo que más allá de las murallas, está el mar.-continuaba diciendo Eren, mientras que Adeline lo levantaba.-Y que, algún día iríamos. Pero, hace mucho que olvide ese pequeño suelo infantil. Vengar a mi madre, sanar el corazón de mi hermana, eliminar a los titanes... todos mis pensamientos han estado repletos de odio. ¡Pero él, él es alguien muy diferente!-decía, Adeline no podía evitar sollozar, no tenía la fuerza para sostener a Eren.-Armin no solo piensa en pelear, ¡él tiene un gran sueño!-exclamo, pero decidido, me levante, viendo como todos se tensaron.

-¡Ahora retírense! ¡Quiero que todos se vayan de aquí!-les pedía, viendo como Grace estaba aturdida, tan aturdida que solo miraba al cielo.-¡Porque en este instante, haré que Erwin devore a Berthold!-afirme.

-Ven.-le pedía Hange a Mikasa, quien se dificultaba en levantarse, pero tanto ella como los demás, debían avanzar.-Vamos Mikasa.-insistía.

-¡Carajo, carajo!-exclamaba Jean, cabizbajo, estaba igual de anonadado que los demás, pero él aún así, sostuvo con fuerza el cuerpo débil de Grace.-Vamos, por favor.-le pedía Jean, pero Grace solo derramaba lágrimas.

-El mar... -murmuró, dejando que Jean se aislara, reteniéndola contra ella, y eso, me había partido el corazón en mil pedazos.

-Armin, adiós amigo.-musitó Connie, con Sasha en su espalda, para avanzar en irse.

En me quede parado, detenido en seco, preparado para lo que haría, decidido. Adeline pasó por mi lado, en un paso vago. Leandra a su diferencia, se adelantó. No dijo nada. Paso por mi lado y se fue, confiada en que tenía todo en mis manos, pero lo que no pude soportar, fue que Adeline ni siquiera me mirara, aunque fuera de reojo. Observe su mejilla, la sangre aún se desbordaba, cayendo en su mentón y capa. Las manos de Adeline, sostuvieron con fuerza el cuerpo de Eren, quien se resistía a irse, pero él con sus ojos llorosos solo estrechó su mano, deseando querer llegar hasta el chico soñador a quien quería. Se fueron, con un gran peso sobre ellos. Uno que ahora, decaería en mi. Respire hondo, aunque parecía estar soleado, el sol estaba escondido entre las nubes grisáceas de humo que había dejado las detonaciones. Con pesadez, arrastre el cuerpo de Berthold. Todos ellos, eran iguales, unos mocosos que no dejaban de lloriquear. Solté a Berthold, dejándolo en un lugar visible, sin importancia me distancié de él, pero, unas suaves y viejas palabras, llegaron hasta a mi como un recuerdo personal que mantenía encerrado.-"Todos debemos engancharnos de algo, todos. Todos somos esclavos de algo."-la voz de Kenny sobresaltaba en mi mente, mientras que me agachaba, quedando a la altura de Erwin. Él estaba pálido, había perdido mucha sangre, pero lo que no dejaba de cuestionarme, era como aún podía estar respirando.

Era difícil tomar una decisión, era difícil saber si era la correcta. Era por eso, que no dejaba de pensar en lo que Erwin siempre quiso inculcarme desde que ingrese a la legión de exploración.-"Si empiezas a arrepentirte, entorpecerás tus decisiones futuras y dejarás que otros tomen tus decisiones por ti. Lo único que te queda entonces es morir. Nadie puede predecir el resultado. Cada decisión que tomas sólo tiene sentido al afectar a tu siguiente decisión."-Erwin era mi amigo. Él me había traído hasta aquí, y no podía dejar ir a quien me salvo del mundo que creí no poder escapar. Mis manos temblaban, porque ese niño estaba detrás de mi, calcinado, intentando de respirar. Quería vivir. Quería soñar, pero a su diferencia, ¿por qué Erwin estaba respirando si su único sueño era saber lo que había dentro del sótano? Suspire, suspire frustrado. Necesitaba concentrarme, quería inyectarle el líquido, pero, la voz de Armin retumbaba en mi oído. Exclamando ese deseo por conocer el mar. Aquella noche, la recordaba y su emoción por seguir explorando, por seguir viviendo y lo peor de eso, es que era el sueño de la mujer que amaba llegar hasta ahí para unir nuestras vidas. Respire hondo, sujetando la mano de Erwin, sabiendo que la decisión que tomará, no tendría vuelta atrás y es por eso que quede aturdido cuando tuvo la fuerza suficiente para remover su mano antes de la picadura. Era un impedimento, lo supe porque él estaba consiente de lo que sucedía.

-¿Qué pasa Erwin?-le pregunté con la esperanza de que me contestara, de que me dijera que debía hacer, que elección debía tomar.

-Profesor, ¿como sabe que allá afuera no hay humanos?-me quede aturdido, observando cómo intentar de reabrir sus ojos.-¿Como sabe que somos los únicos?-decía, con dificultad.

Y es que, después de todo, yo había sido quien le pidió que renunciara a su sueño, a su vida. Me incliné, llevando mi cabeza sobre la de Erwin. Soltando la jeringuilla con mi mano temblorosa. Mi corazón palpitaba, palpito mientras que me detuve junto a él, sintiendo como todo mi peso decaería, pero me sostuve, me sostuve y aún me quede a su lado, observándolo. Desde el principio, me cuestione las habilidades de este hombre en entender la vida, en entender cada cosa que ocurría y encontrar una solución, era por eso que siempre confiaba en su juicio, pero hoy, había sido yo quien tomó la ardua decisión de llevarlo al infierno que él mismo había desatado. Era por eso, que no podía dejar que ese niño muriera. Me levante con mucho pesar, con mis ojos apagados, sabiendo que en ese instante en que le di la espalda para inclinarme delante de quien quería ir más allá, más allá de este cruel mundo, mi corazón empezaba a ir a un ritmo lento. Viviría con esto, viviría con esto hasta mi ultimo día, pero lo único que me quedaba era cumplir sus promesas, porque Erwin ya no podía con este gran cargo que se le otorgó. Mis labios temblaron, temblaron por el hecho de dejar morir a un amigo, a un hermano a quien quise. Y apretando los dientes, introduje la jeringuilla en Armin. Baje la cabeza, sabiendo que no había vuelta atrás de esta decisión, que muchos no me lo perdonarían, que otros no me mirarían a los ojos, pero esto era lo correcto, esta era mi elección.

Me levante, lanzando la jeringuilla. Pero aunque no pudiera respirar, aunque sintiera toda la pesadez en mi cuerpo, levante a Erwin. Lo levante de ese tejado, sabiendo que este sería el momento que marcaría mi vida, incluso más allá, lo único que tenía en mente, eran sus firmes palabras compuestas de promesas a las que debía adquirirme, hasta redimirme después de la muerte. Con el equipo de maniobras tridimensionales, utilizando el poco gas que tenía me impulsé al tejado donde yacían todos los allegados, aquellos quienes me miraban con asombro, que suspiraron altamente como si se sintiera aliviados, pero solo baje con cuidado el cuerpo de Erwin hacia la mujer que lo amo. Sus manos temblaban, igual que las mías, y con su poca fuerza logró agarrarlo, aferrándose a él. En ese momento, la mirada de Hange me cuestionaba. Todos ellos lo hacían, pero vi como un sonido pareció fragmentar el tejado en cuanto se esbozó una trascendía de rayos en el cielo, mi mirada se enfocó en cómo los compañeros de Armin se extendieron al otro tejado para observar con detenimiento su transformación, y que todo ocurriera de acuerdo al plan. Sin más, me senté cansado y abrumado, sintiendo algo más profundo en mi interior, algo muy pesado que empezaba a fragmentar cada parte de mis emociones, como si deseara explotarlas, pero solo me enfoqué en observar cómo Grace acariciaba el cuerpo de Erwin. Sus lágrimas se desbordaban, manchando la ropa de Erwin, mientras que ella apretaba sus labios para no llorar.

-¡Amigos, ayuda! ¡Annie, Reiner!-cabizbajo escuchaba esos gritos, esos gritos estruendosos de un vil joven a quien nunca podremos entender sus acciones.

-Me prometiste que, seríamos felices... -musitaba Grace a mi lado, y en ese instante, no tuve el valor para mirarla, no podía hacerlo.

-¿Capitán? ¿Por qué lo hizo?-levante la mirada, observando a ese niño de cabello rojizo, mientras que Leandra estaba a su lado, sentada e inexpresiva.

-¿Podrías perdonar al comandante? Su única opción fue convertirse en demonio.-le decía a esa niño, quien desconcertado cuestionaba mi difícil decisión.-Nosotros deseamos que fuera así, y al final, cuando él logró salir de esta maldito infierno, nosotros intentamos traerlo devuelta. Pero, ya es momento de dejarlo descansar en paz.-dije, observando cómo Grace le recostaba en el tejado, llorosa y muy adolorida.-Erwin, te prometí matar al titán bestia. Pero me va tomar más tiempo.-dije, mirándole.

-Ya está muerto.-me tense, fue un escalofrío que recorrió cada parte de mi cuerpo ante las palabras de Hange, quien lo revisaba.

-Entiendo.-sentí una tristeza, una muy fuerte tristeza apegarse a todo mi cuerpo, como si quisiera tumbar mi cuerpo.

Levante mi mirada, viendo como Hange tocaba el hombro de Grace, pero esta con mucha brusquedad se distanció, tapando sus ojos para nuevamente sollozar, sentada aún lado de Erwin. Baje la mirada, escuchando sus sollozos fragmentarse en mis oídos con mucha claridad. Era un sonido hondo y hueco, uno que distinguía la pureza del amor que le tuvo, pero yo, yo me levante adolorido por el interior, intentando de poder respirar hondo. Pero, no tenía tiempo para eso cuando debía guiar a un escuadrón que seguía respirando. Este era el costo, el costo de ser un capitán, de que dejen todo en tus manos. Mire al cielo y respire hondo, queriendo controlar mis emociones, pero no podía evitar sentir la pena de una huida, de cómo alguien se iba sin volver. Quería demostrar lo fuerte que era, pero bajaba la cabeza con tristeza y agotamiento. Erwin fue, fue alguien extraordinario. Lo miré, miré como Grace se recostaba encima de él, sollozando en silencio, mientras que Hange acariciaba su cabello. Abandonar un sueño, era más difícil de lo que se creía. El hecho de levantarte y creer que estás apunto de poder alcanzarlo, era lo que te tumbaba cuando sabías que no estaba ni siquiera al alcance de tu mano.-Gracias, Levi.-agradeció, cabizbajo.-Ahora, dejó todos mis sueños en tus manos. Entre ellos, la vida de Grace y la del hijo que espera.-musitó, levantándose con valentía.-Después de todo, me lo prometiste.-indicó, y yo, aún me quede de rodillas sintiendo como me temblaban.

La única razón por la cual yo estaba temblando en ese momento, era porque tenía miedo de perderlo, era porque no quería verlo morir. Ya no quería ver a nadie más morir, pero volví a equivocarme, volví a fallar. Suspire nuevamente, ese maldito mono se me había escapado. Si no hubiera sido por él, Erwin estaría aquí a mi lado, exclamando la felicidad de ser padres con todos, y lo único que me restaba, no era solo cumplir la promesa de que aniquilaría a ese asqueroso defecto que huyó, me quedaba la promesa de cuidar y proteger con mi vida la que él procedió con el fruto de un fuerte amor. Hoy, nos tocaba decirle adiós al sol. Y que desgarrador era tener que despedirme nuevamente de un amigo, pero él, era diferente a todos los que he tenido. Así que para mi, este sería el día en el que el sol dejó de brillar. Apreté mis nudillos con impotencia, sentía mucho dolor, mucha pesadez. Deseaba que todo hubiera sido diferente. Quise ser el héroe, pero no pude. No pude salvar a nadie, lo único que pude salvar, fue el sueño de aquel niño que decaía, sobresaliendo del interior de aquel titán, donde sus amigos lo atrapaban. Y esa lejanía, algo había acabado hoy y lo supe, lo supe cuando fragmente mi pelea hacia ella. Adeline estaba de espalda a mi, observando todo, pero no me miraba, porque ese día no solo murió Erwin, no solo él abandonó un sueño. Ella lo había hecho, ella abandonó su sueño. Ella dejó morir su amor por mi.

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Próximo capítulo: Héroes.
Los restantes de la legión de exploración, ponen su enfoque en el sótano de la casa de Eren.

Nota: ¡Hola! Estoy muy contenta de anunciarles que solamente quedan dos capítulos para finalizar con Wings. Como siempre, estoy sumamente agradecida. Espero que este capítulo fuera de su agrado, para mi, es uno de los más difícil pues Erwin era uno de mis personas favoritos y escribirlo desde la perspectiva de Levi, es más difícil de lo que creen. Así que, nuevamente, gracias.🤍

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