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010. black-mail

CHAPTER TEN
❝chantaje❞
yellowjackets season one | act. one






📍2021

-¿A ti también te llamó? -preguntó Taissa caminando hacia la puerta de la casa arrendada de Natalie.

Theo bufó, sacudiendo la cabeza.
-No se porque vine.

Taissa rió y tocó la puerta. Natalie les abrió y los dejo pasar a la habitación. La morena se quitó las gafas de sol.
-Desde mi conferencia de prensa, mi teléfono no deja de sonar con gente que quiere entrevistarme. Dime, ¿por qué estoy aquí?

-Dijiste que era urgente -dijo Theo, suspirando-. ¿Qué pasó?

Natalie apuntó a la mesa, con un mueca casi inexpresiva. Theo bajo la mirada hacia las fotos donde estaba dibujado el símbolo que lo atormentaba cada día, a lo que se tensó. También habían fotos de la autopsia de Travis.
-¿Que es eso?

-Es el piso del granero donde encontraron el cuerpo de Travis -dijo Natalie y Theo rió sin gracia-. La policía dice que fue suicidio, pero había velas abajo de él acomodadas así. Alguien las quemó y se las llevó.

-¿Como conseguiste estas fotos? -preguntó Theo frustrado.

-Eso no importa -negó la castaña.

-Si importa -insistió el, cruzándose de brazos-. Dudo que Kevyn te las haya dado así que las conseguiste de otra persona o de manera ilegal.

-¿Pueden no...? -Taissa suspiró, como si estuviera cansada-. Discutan luego. ¿Quién haría eso, por qué?

Natalie observó a Theo por un segundo pero antes de poder responder, los tres teléfonos sonaron. Theo sacó el celular del bolsillo viendo que tenía un mensaje de un número desconocido y apenas empezó a leer, Natalie también lo hizo.
-"Junta cincuenta mil dólares en efectivo. Y espera más instrucciones. No lo discutas con tus compañeras o lo sabré".

Los tres se quedaron en silencio hasta que Taissa tomó la palabra.
-Llamaré a Shauna.

-Buena idea -dijo Natalie.

-Hola -dijo luego de un segundo, con el teléfono en el oído-. Estoy con Natalie y Theo, necesitas venir. Travis murió y... Dice que ya sabe.

-¿Qué, cómo?

-Misty la llamó -explicó.

-Esa rara y maldita traidora con pelo de poodle -dijo Natalie enojada antes de acercarse al teléfono de Taissa-. Shauna, ven aquí ahora. Tenemos un gran problema.

Theo se sentó en la cama, escondiendo la cara entre las manos. Ignoró la conversación de las dos mujeres, tratando de calmar su corazón y le aviso a Quinn que llegaría tarde a casa. Un rato después, Shauna apareció, tocando tres veces la puerta.

Natalie abrió lo suficiente para ver antes de abrir bien, para dejarla pasar. Shauna entró y se dirigió directamente hacia Theo, dandole un abrazo que fue correspondido igual de fuerte. Natalie los observó antes de hablar.
-Te ves del carajo.

-Bueno -dijo Shauna separándose-, tú también.

-¿Cómo está Jeff? -preguntó Natalie alzando una ceja. Shauna la observó incrédula-. ¿Sigue vendiendo futones?

-Bien, no, no -dijo Taissa soltando el humo del cigarro-. No haremos esto, ¿de acuerdo? No después de todo lo que hemos pasado. Tenemos una situación y vamos a manejarla. Juntas.

-De acuerdo -dijo Shauna-. ¿Qué está pasando?

Natalie apuntó de nuevo a las fotos y Shauna puso una mueca antes de sentarse.
-¿Ese es Travis?

-Alguien lo ahorcó y luego intentó cubrir sus huellas.

-Creemos que es la misma persona que nos chantajea.

-¿Qué, chantaje? -preguntó Shauna confundida.

-¿No recibiste el mensaje? -preguntó Theo alzando una ceja-. ¿Y la carta?

Natalie tomó la carta con el símbolo y se la extendió. Shauna la observó con confusión.
-No... ¿Qué quieren?

-Cincuenta mil dólares en efectivo para quedarse callados -dijo Taissa-. No sabemos exactamente qué saben, pero no quiero averiguarlo.

-¿Los tres recibieron una?

-Misty también -dijo Natalie.

-Tiene que ser alguien del equipo, ¿cierto? -preguntó Shauna-. ¿Quién más podría saber de esto?

-No sé, pero no tiene sentido -dijo Theo-. Si es alguien del equipo, ¿por qué querrían... revelarlo? Caeríamos todos, la historia no puede cambiarse como para que alguien se salve.

-La reportera -apuntó Natalie.

-Esperen -dijo Shauna y volteo a ver a Taissa-. Dije que te encargaras de ella.

-Amenacé con demandarla, dije que desistiera -dijo la morena cruzada de brazos.

-Al diablo con esto -murmuró Natalie antes de tomar su teléfono.

-¿Qué haces?

-Haré que venga Jessica Roberts, excelente nombre falso, por cierto -dijo la ojiazul-. Y le diré: "Estoy lista para contarte mi historia".

-No -dijo Theo quitándole el teléfono.

-Si no es ella, le daremos justo la historia que busca -concordó Shauna.

Natalie le quitó su teléfono a Theo, con mala cara antes de darle un trago a su vaso de whiskey. Taissa suspiró.
-Sí, Shauna y Theo tienen razón, Nat. Por favor, baja el teléfono. Basta. ¡Baja el teléfono, carajo?

-No me gusta cuando me gritas -dijo Natalie dejando el teléfono sobre la cama.

-¿Puedes conseguir el dinero? -le preguntó Shauna a Taissa que asintió.

-Estoy en eso.

-Cuando lo tengas, pon un GPS al dinero, así podremos seguirlo y ver con quién estamos tratando -siguió Shauna-. Juntas. No puedo creer que diré esto, ¿pero no deberíamos incluir a Misty?

-No, podría ser parte de esto -dijo Taissa.

-Ella me llevó a ver a Travis -dijo Natalie-. Y obligó a Theo a ir también. Aunque primero descompuso mi auto, aún así, me ha estado ayudando a descifrar todo esto.

-Ah, Misty consiguió las fotos entonces -dijo Theo riendo divertido-. Mejor ni quiero saber.

-Sí, muy normal -dijo Shauna con sarcasmo-. ¿Hay algo más que deba saber sobre el chantaje, que Travis quizá fue asesinado, y que ella está jugando al policía con Misty Quigley?

Todos se quedaron en silencio.

-¿Estás bien? -preguntó Quinn, escribiendo su curriculum por décima vez-. Estuviste... desanimado, todo el día.

Charlie estaba durmiendo arriba, ambos estaban en la cocina, sentados en cada punta de la mesa cada uno trabajando en lo suyo. Theo tenía lentes de descanso en el puente de la nariz mientras escribía en la computadora pero estaba más callado que de costumbre.

-Sí, sí -asintió, sonriendo levemente-. Hoy es... el cumpleaños de Jackie. Es... raro.

-Oh -dijo Quinn, dejando el lápiz encima del papel.

-Oh -repitió Theo, suspirando-. No importa, solo estoy... no lo se. Estoy bien.

-No tienes que estarlo -dijo Quinn, extendiendo la mano y tomando la de Theo-. Era tu novia, Theo. Tienes derecho a sentirte mal, la perdiste de una manera trágica.

Theo sintió su estómago revolverse y tuvo unas asquerosas ganas de vomitar su desayuno. Odiaba mentir, lo detestaba pero, vamos, ¿era capaz de decirlo en voz alta? Lo dudaba.

El toque de Quinn no se sintió extraño. No era romántico, era un gesto más amistoso y Theo lo agradeció. Tenía demasiadas preocupaciones y no quería tener más problemas.

Su teléfono vibró y Theo bajo la mirada para ver el mensaje.

Hoy a las 2 a.m. Deja los 50 000 en Grand y Dewalt.

Tragó saliva y suspiró. Quinn volvió a su trabajo, suponiendo que Theo también tenía que trabajar y dos segundos después, Natalie le escribió.

Natalie Scatorccio
Listo?

-Quinn -llamó Theo a lo que la rubia levanto la mirada-. Voy a salir.

-Es casi medianoche -dijo ella frunciendo el ceño-. ¿A donde vas a ir?

-Uh... yo... -Theo rascó su nuca con nerviosismo-. No te preocupes, no me esperes despierta.

-¿Vas a verte con Natalie? -preguntó, seriamente.

-No -mintió, tan bien que le llegó un sabor amargo a la boca-. Voy a ver a Shauna, ella y Jeff discutieron.

-Oh -Quinn se relajó y asintió-. Bien, nos vemos mañana.

Theo asintió, guardando sus cosas rápidamente para dejar ordenado y tomando las llaves de su auto.

Natalie y Theo estuvieron casi una hora solos. Ambos estaban fumando en un silencio incómodo hasta que Theo decidió hablar.
-Tengo una hija.

La mujer se ahogó, tosiendo y mirándolo alarmada.
-¿Qué?

-Tiene cuatro -dijo el, sin mirarla-. Se llama Charlotte. ¿Recuerdas a Quinn?

-Oh -dijo Natalie, tomando aire-. Carajo, Theo. No tenía idea.

-Yo tampoco -bromeó pero rápidamente se arrepintió-. Da igual, te lo digo porque... Nat, no puedo permitirme cagarla ahora. Haré esto y luego adiós, ¿sí? No puedo... no puedo arriesgarme.

Ambos se quedaron en silencio hasta que Natalie tomó la palabra otra vez.
-¿Quinn sigue siendo tu novia?

-No -negó, dándole una calada al cigarro-. Esta viviendo conmigo... larga historia. No estamos juntos.

Natalie asintió.
-Cuando nos arrestaron... ¿por eso estabas tan enojado?

Theo soltó el humo, pasando sus dedos entre su cabello para desordenarlo.
-No.

Silencio otra vez.

Dos camionetas llegaron al mismo tiempo, Shauna y Taissa salieron de sus respectivos autos. Natalie piso la colilla del cigarro con fuerza.
-¿Qué parte de "apúrense" no entienden?

-¿La extorsión logro al fin que te importe la puntualidad? -preguntó Taissa.

-Lo siento, pero todas tenemos familias y vidas, no podemos escaparnos por la ventana cuando sea -dijo Shauna y suspiro-. Lo siento, no quise decirlo así.

-¿Y el dinero?

-¿No ibas a conseguirlo tu? -preguntó Theo mirándola.

-Sí, pero mi esposa y yo... -Taissa bufó-. Es complicado, Natalie se iba a ocupar.

Shauna puso el bolso encima la mesa y Natalie sacó un mazo de dinero.
-Aquí.

Theo frunció el ceño confundido y Shauna le quitó las palabras de la boca.
-¿Son cincuenta mil?

-Sí, en billetes de cien dólares -dijo Natalie.

-Qué decepción pensando en las películas de robos -dijo Shauna y Taissa negó.

-¿Tienes el rastreador?

-Sí, es de lo más vendido en Amazon -Shauna sacó el rastreador de su bolsillo-. Parece que rastrear en secreto a la gente es muy popular ahora.

-Bien, pongamos el rastreador en medio de los billetes -sugirió Natalie.

-Se darán cuenta -dijo Theo.

-También lo verán en la bolsa -dijo Taissa.

-¿Tu gran idea no fue buena? -se burló Natalie.

-No es mala -dijo Shauna rodando los ojos-, es que pensé que habría más dinero. Como... Bien, tendremos que llenar la bolsa con otras cosas. Ya saben, como... Entre más cosas tenga que revisar, ¿cierto? Unas toallas... Bien, basura.

Shauna sacó un montón de basura de un basurero y la puso dentro del bolso. Theo se sentó sobre la mesa con una mueca. Natalie preguntó.
-¿De dónde sacaste esa bolsa de marginado, Shauna?

-Mi hija la hizo para el Día del Padre cuando era linda -dijo, aburrida-. La tomé de los recuerdos especiales de Jeff.

-Ah, Shauna -dijo Theo y la chica volteó a verlo-. Le dije a Quinn que te peleaste con Jeff por si alguna vez llegan a hablar... ya sabes.

Shauna asintió pero luego frunció el ceño.
-Espera, ¿Quinn? ¿Volviste con Quinn?

-No, no -negó, moviendo las manos-. Rayos, me olvide de decirte.

-¿Decirme qué?

-Tiene una hija -apuntó Natalie-, con Quinn.

-¿Qué? -preguntaron Shauna y Taissa al mismo tiempo.

-Ay dios mío -suspiró el.

-¿Tienes una hija y no me dijiste? -preguntó Shauna cruzándose de brazos-. Wow, Theodore.

-Me enteré la semana pasada -dijo el frustrado. Las tres lo miraron sorprendidas-. Es una larga historia, ¿sí? ¿Podemos conversar mi vida en otro momento?

-La sacaste de las cosas de Jeff -dijo Natalie, apuntando a la bolsa-. ¿No eres tan sentimental como tu esposo?

-Intento ayudarlas, chicas -Shauna metió el rastreador dentro de una bolsa vacía de Cheetos-. ¿Está bien así?

-Es como una aguja en un pajar -dijo Natalie cerrando el bolso-. ¿Podemos irnos ya? Ansío ver al desgraciado. Dame las llaves.

-¿No? -dijo Theo con sarcasmo.

-Tengo el dinero -insistió Natalie-, yo iré a dejarlo.

-No te voy a dar mi auto -dijo Theo negando-. No. Olvídalo.

Taissa, que estaba por salirle un tic en el ojo, sacó las llaves de su propio auto y se las entregó a Natalie. La ojiazul sonrió satisfecha y abrió las puerta del auto de Taissa.
-Bien, nos vemos a una cuadra al este de Carlyle y DeWalt. Y no anden tonteando.

Shauna se subió a su auto, Taissa se subió en el copiloto y Theo bufó al subirse en la parte de atrás, sentándose en medio. Natalie abrió las puertas otra vez.
-Espera, ¿cómo se prende esta cosa?

-¿Como se llama? -preguntó Shauna, volteándose para ver a su mejor amigo.

-Charlotte -dijo el, sonriendo un poco-. Aunque prefiere Charlie. Tiene cuatro.

Shauna lo observó en silencio. Taissa tampoco dijo nada.
-¿A que te refieres que te enteraste la semana pasada?

-Eso -dijo Theo, suspirando-. Termine con Quinn porque... Me drogue con Natalie y Nat me besó. Quinn solo vio eso y terminamos... Ugh, resumiendo, Quinn perdió su trabajo y le quitaron la casa entonces se esta quedando conmigo. Dijo que no me dijo en un inicio porque seguía enojada conmigo y con justa razón y que cuando entro en razón creyó que ya era muy tarde. Necesitaba mi ayuda y obviamente se la di.

-Esto va a sonar muy mal -dijo Taissa, viendo el rastreador en el teléfono-, pero... ¿estas seguro de que es tuya?

-Las fechas concuerdan -dijo Theo, recostándose en los asientos-. Además, confío en Quinn.

-¿Puedo conocerla? -preguntó Shauna sonriendo levemente.

-Obviamente -dijo el, sonriendo-. Es muy divertida, aunque se parece más a Quinn que a mi. Se llevaran bien.

-Perdón por interrumpir -dijo Taissa-. Natalie dijo que no nos tardáramos. ¿Cuánto toma recorrer una cuadra?

-Quizá se detuvo a comprar drogas.

-Dios, espero que no -rió Taissa-. El recorte que hice para poder lanzarme al senado no podrá pagar otra ida a rehabilitación.

-No se porqué sigues pagándole eso -dijo Theo, aburrido-. Nunca ha funcionado, Tai. No quiere mejorar.

-¿En serio se lo pagaste? -preguntó Shauna a lo que Taissa asintió-. ¿Por qué? Solo le permites repetir el mismo patrón. Tiene que aprender a manejar sus cosas.

-¿Y si nunca lo hace? -preguntó Taissa y Shauna alzó los hombros-. Chicos... ¿no lo han pensado? Tengo a Simone y a Sammy. Tú tienes a Jeff y a Callie. Theo ahora tiene a Charlie. ¿Hicimos algo para merecer eso? Fue el destino el que nos dio eso, ¿cierto? ¿Qué tiene Natalie? Fuera de Travis, y los tres sabemos que eso era un desastre. Natalie y tu también se hacían mal así que no digas nada. ¿A quién tiene en realidad? A nadie. Y ahora tiene menos. No estaríamos aquí de no ser por ella. Así que hago lo que puedo, no solo por ella, por mí.

La puerta trasera del auto se abrió y Natalie empujó la cabeza de Theo para obligarlo a sentarse. El chico se acomodó y ella se sentó a su lado, cerrando la puerta. Taissa rodó los ojos.
-¿Por qué carajos tardaste tanto?

-Me detuve en una gasolinera -dijo ella sacando una botella de whiskey-. Pero no encontré vasos.

-¿Dónde encontraste una gasolinera en Jersey que vende licor a las dos de la mañana? -preguntó Shauna.

-Se la compré al encargado -dijo como si nada-. ¿Cómo crees que sobreviven al turno nocturno?

-¿Viste a alguien en la entrega? -preguntó Taissa.

-De ver a alguien, te habría dicho, Tai -contestó con sarcasmo-. Pásamelo.

Shauna le devolvió la botella a Nat, que le ofreció a Theo pero el negó. Taissa observó el teléfono.
-Vamos, desgraciado, toma el dinero.

Una hora después, todavía no se movía. Theo ya estaba quedándose dormido cuando Shauna habló.
-Esto es inaceptable. Chantajearnos, está bien, pero son las tres treinta y cuatro. ¿Para qué hacernos venir a las dos y hacernos esperar? Es como...

Shauna le dio un trago a la botella y Taissa tomó la palabra.
-Quizá está revisando el área, asegurándose de que no estamos esperando.

-Bien, pues que nos encuentre ya. No estoy impresionada -reclamó, dandole otro trago.

-Shauna, deja de beber -murmuró Theo con los ojos cerrados-. Te recuerdo que eres la que esta manejando.

-¿Para qué? Esto ya es un caos -replicó.

Taissa le quitó la botella y se la entregó a Natalie.
-Sí, no, lo será a este paso.

-Bien, tienen razón -dijo suspirando-. Debemos aprovechar este tiempo de calidad. Tai, ¿cómo están tu esposa e hijo?

-Bien -contestó ella.

-¿Y la campaña? ¿Está bien?

-Todo bien -asintió.

-¿Y qué le pasó a tu mano? -preguntó.

-Nada. Es solo... No es nada.

-Muy bien, qué buena plática -dijo Shauna asintiendo.

-Si alguien quiere saber sobre mí, he estado... acostándome con Kevyn Tan.

Theo abrió los ojos, girando la cabeza para verla. Natalie le sonrió, divertida y Shauna preguntó.
-¿Kevyn Tan? ¿El chico gótico?

-Bueno, ahora es policía -explicó-. Tiene dos hijos...

-Cielos, eso suena un poco complicado -dijo Shauna.

-No para mí. Es... De hecho, en realidad es... agradable.

Taissa sonrió de oreja a oreja y Shauna asintió, aprobando. Theo volvió a mirar al suelo.
-¿El tipo que vimos el otro día?

Natalie lo observó antes de asentir. Theo asintió también, sonriendo levemente.
-Me alegro por ti.

-Me gusta, creo que es genial -dijo Shauna y el teléfono empezó a sonar-. Esperen, se mueve. Muy bien. No, no, será mejor que no maneje, porque si morimos, nunca sabremos quién está haciendo esto.

-Yo manejo -dijo Theo, saliendo del auto.





























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