𓂃𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟏 .˚⊹
————————— 🍃🍂 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 uno
🪄 𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐄𝐌𝐄𝐍𝐓𝐎𝐑
ִֶָ𓄹 ˖🍃 ࣪𓏲࣪ ִֶָ ▐ Davina Dione Black, la nueva estudiante de Hogwarts, siempre ha sentido un vacío profundo en su vida debido a la ausencia de su padre, Sirius Black. Lo que Dione sabía era que su padre fue encarcelado en Azkaban cuando Dione era apenas un bebe, acusado de traición y asesinato. Creció escuchando historias oscuras sobre su padre, sintiendo la carga de su apellido y la reputación de los Black.
Dione, aunque estuviera rodeada de amigos y con una vida aparentemente normal en Durmstrang y ahora en Hogwarts, lucha constantemente con la tristeza y el anhelo de haber conocido a su padre. A menudo se encuentra preguntando cómo sería su vida si Sirius hubiera estado presente, imaginando los momentos y consejos que se perdieron. Todas las noches en casa de su madrina son especialmente solitarias, y Davina pasa horas mirando las estrellas, soñando con una vida diferente, soñando con su padre.
El peso de ser una Black la hace sentir aislada, y aunque intenta ser fuerte, el dolor de la ausencia de su padre es un constante recordatorio de la injusticia que ha sufrido. En sus momentos de reflexión, Dione jura que algún día demostrará la verdadera naturaleza de su padre y limpiará su nombre, pero hasta entonces, debe aprender a vivir con el dolor y la fortaleza que su legado le ha dejado.
El tren expreso de Hogwarts se deslizaba suavemente por el paisaje otoñal, sus ruedas resonando en un ritmo monótono y tranquilizador. Dentro de uno de los compartimentos, Dione Black se encontraba sentada con sus amigos de Slytherin, disfrutando de una charla animada sobre las nuevas clases y los rumores que circulaban por el colegio.
Draco Malfoy, Pansy Parkinson, y Blaise Zabini llenaban el compartimento con sus risas y comentarios mordaces. Dione, con su cabello negro azabache y sus ojos bicolores profundos, sonreía mientras miraba por la ventana. La vista de la lluvia que golpeaba el cristal de las ventanas del tren y los bosques dorados le traía una paz momentánea, pero una sombra siempre parecía acechar en el borde de su mente.
Se sentía extraña, era como si le faltara algo, un complemento para que pudiera estar tranquila, los alumnos tenían sus ojos puestos en Dione, siempre preguntando lo mismo.
¿Quién es ella?
¿Vieron sus extraños ojos?
¿Será familiar de Malfoy?
Davina estaba cansada, se suponía que su primer día tenía que ser tranquilo; estar en boca de todos no era lindo de apreciar, al menos no para ella. En esos momentos es donde más extrañaba a su madrina.
Dione estaba por ir al baño cuando de repente, una sensación gélida comenzó a filtrarse en el compartimento. Las risas se desvanecieron y una extraña quietud se apoderó del tren. Davina miró a sus amigos, cuyos rostros ahora reflejaban una mezcla de confusión y pánico. Una niebla helada empezó a condensarse en las ventanas, y la temperatura cayó bruscamente.
—¿Qué está pasando? —preguntó Pansy, su voz temblando ligeramente.
Antes de que alguien pudiera responder, las luces del tren parpadearon y se apagaron. Un silbido fantasmal se oyó en el pasillo, y la puerta del compartimento se abrió con un chirrido escalofriante. La figura alta y encapuchada de un dementor apareció en la entrada, seguido por otros dos. El aire se llenó de un terror indescriptible, y la sensación de desesperación envolvió a los estudiantes.
Dione sintió cómo su corazón se aceleraba. Su respiración se volvió superficial mientras el frío se clavaba en su piel. Uno de los dementores se dirigió directamente hacia ella, como si pudiera sentir algo especial en su presencia.
—¡No, por favor! —gritó Blaise, intentando bloquear el camino del dementor con su propio cuerpo. Pero el fue jalado por Pansy dejando desprotegida a Davina.
Los recuerdos más oscuros y dolorosos de Dione comenzaron a inundar su mente. El día en que supo que su padre, Sirius Black, había sido acusado de traición y asesinato. La vergüenza y el miedo de ser una Black en un mundo que despreciaba a su familia. Los dementores se acercaban cada vez más, succionando la esperanza y la alegría del compartimento.
Dione sintió cómo su energía vital comenzaba a desvanecerse, sus fuerzas abandonándola mientras el dementor se inclinaba hacia ella, su rostro oculto por la capucha negra. Era como si una negrura infinita la estuviera envolviendo, arrastrándola hacia el abismo. El dementor estaba succionando su alma. Draco quería ayudarla, pero se sentía inútil al no saber cómo.
Pero en medio de la oscuridad, una chispa de determinación se encendió dentro de Draco. No iba a permitir que los dementores derrotaran a su prima. Recordó que había un nuevo profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras, Draco estaba seguro de que él podía hacer algo. Desesperado, se aproximó a la salida del compartimiento, él se volteo hacia Blaise, murmuró:
—Regreso en un momento, trata de protegerlas, no tardo.
Al principio, Blaise y Pansy estaban determinados a ayudar a Davina de los dementores, pero Pansy al acercarse a ella, retrocedió al ver como uno de ellos succionaba el alma de Dione, lo único que Pansy lograba ver era, la cara de Davina borrosa.
Ahí fue cuando Draco entró con el nuevo profesor, el adulto no tardó en decir:
—¡Expecto Patronum!
Los dementores se desplomaron cuando una luz plateada los rodeaba forzándolos a dejar a la chica, Davina se desplomó en su asiento, se sentía cansada, parpadea más de los habitual, Draco corrió hacia su prima y la abrazo.
Dione al calmarse un poco volteo a la entrada del compartimiento donde se encontraba y, ahí fue donde vio al profesor.
—Por Melin Padrino, agradezco que estuviera justo aquí—el débil murmullo fue escuchado por Blaise, Draco y Pansy, quien estaban junto a ella y de inmediato voltearon a ver a su nuevo profesor sorprendidos y confundidos.
—¡¿Padrino?! —dijeron al unísono los tres Slytherin.
Dione les sonrió con una pequeña sonrisa tímida. —Si..., mi padrino es Remus Lupin.
Remus se adentró al compartimiento y se fue a dirección de su ahijada.
—Mi pequeña loba, no sabes lo tanto que te extrañe. —Lupin abrió sus brazos y Dione corrió hacia ellos, dándose un abrazo parental.
—Yo también te extrañe padrino. Pero dime ¿Porque los dementores están aquí?
El profesor trago saliva, no sabía cómo decirle a su ahijada que la persona que tanto anhelaba ver, está prófugo.
—Están buscando a un prisionero de Azkaban.
La curiosidad de Dione aumentó.
—¿A quien padrino? —quiso saber.
—A Sirius Black.
La respiración de Davina se detuvo por un instante, se encontraba en un total estado de shock.
—¿Qué? ¿Es cierto eso?
Remus dio un paso hacía atrás con la intención de observar los ojos bicolores d su ahijada, que tanto les recordaban a sus amigos. La tristeza invadió tanto el cuerpo de Remus como el de Davina. Después de mucho años, no eran sencillo volverlo a ver. Aún cuando ambos sabían que era inocente.
—Tu padre es el prófugo de Azkaban.
Davina parpadeo nerviosamente, ¿como era posible que ella no se enterara del asunto? Era su padre, y se sentía culpable, era su hija, tenía que estar al pendiente de su progenitor.
—Mi pequeña cachorra —los recuerdos invadieron su atormentada mente, era lo único recuerdo que conservaba de Sirius.
—Me siento mal. —Susurró Dione, sus ojos se cerraban constantemente. Iba a desmayarse, lo presentía. Tal vez era lo mejor, después de todo solo en sus sueños podría ver a su padre junto a ella.
»La oscuridad entornaba en las profundidades de sus pensamientos, no había ni un rayo de luz, solo era eso. Oscuridad. La noticia la había dejado vacía, él estaba prófugo, ella tenía la esperanza de volverlo a ver.
¿Pero, él quería ser visto?
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