𝟬𝟵. 𝖠 𝖬𝖺𝗇
—C A P Í T U L O N U E V E—
"Un Hombre."
Cuando Willow decidió levantarse de su "sueño", arrastró los pies hasta donde había visto al agente Roca conectar su celular. Al llegar, notó que el dispositivo ya estaba cargado por completo.
—¿Y bien, niña? —preguntó Roca con una sonrisa animada—. ¿Tu celular ya tiene la batería suficiente?
Willow, aún dolida por las palabras de Shadow, intentó devolverle una sonrisa, aunque el gesto le salió apagado.
—Está listo. Gracias.
—No hay problema —respondió el hombre, ampliando su sonrisa mientras alzaba y bajaba los hombros ligeramente—. Si necesitas algo más, no dudes en decírmelo.
Antes de que Willow pudiera responder, la voz de Ivo interrumpió la conversación.
—¡Roca! Ven aquí.
El agente asintió y se retiró hacia donde lo llamaban, dejando a Willow sola con su celular. Miró alrededor y encontró una silla cercana. La arrastró hasta una repisa que decidió usar como mesa improvisada, colocó su mochila a un lado y se sentó con las piernas cruzadas. Recargó un brazo sobre la superficie blanca y dejó que su cabeza descansara en el otro mientras navegaba sin rumbo en su dispositivo.
Notó con desánimo las llamadas perdidas y los mensajes de Jimbo y su hermana. Un amago de sonrisa cruzó su rostro, pero desapareció al recordar la conversación que había escuchado entre Shadow y Gerald.
Mientras tanto, el erizo se acercó a ella, deteniéndose a su derecha.
—Vengo a supervisarte—anunció con su característico tono frío.
Willow apenas le dedicó una mirada de reojo antes de regresar su atención a la pantalla.
Shadow frunció el ceño ante su actitud distante, pero no dijo nada. Observó en silencio cómo la chica colocaba el celular sobre la mesa, dejando visible lo que estaba reproduciendo.
Al llegar a Londres, la nave fue oculta en el sistema de drenaje. Los adultos intercambiaban palabras, pero Willow seguía absorta en su posición, ignorando incluso cuando Shadow intentó preguntarle si estaba bien.
Cansado, el erizo se disponía a confrontarla, pero Gerald lo llamó desde la plataforma que subía hacia la superficie.
—Willow, ven aquí—ordenó Shadow sin darle oportunidad de negarse.
La castaña permaneció inmóvil.
—Probablemente no se siente bien—intervino Roca, notando la tensión entre ellos.
—Que ni se te ocurra vomitar en la consola—advirtió Eggman con un gesto teatral mientras ascendía con su abuelo.
—Seguro, bigotitos—respondió Willow con sarcasmo.
—¡¿Bigotitos?! —repitió el doctor indignado antes de desaparecer de su vista.
—Ven, Shadow—llamó Roca, intentando calmar el ambiente—. Démosle espacio.
—No. Ella tiene que subir con nosotros. Es la única forma de vigilarla.
—Oye, hay cámaras aquí. No creo que...
—Willow, levántate —insistió Shadow, ignorando a Roca.
La chica bostezó y se estiró, sin mover un músculo más.
—¿Qué te ocurre? —preguntó el erizo, perdiendo la paciencia—. Te comportas como una niña inmadura.
Las palabras fueron el detonante para Willow.
—¡Porque eso soy! —le gritó, girando en la silla para encararlo—. ¡Soy una niña! ¡Una que aún está desarrollando su inteligencia emocional y que nunca será perfecta en eso porque ni los estúpidos adultos lo son!
Roca miró a Willow con los ojos abiertos y la mano cubriendo su boca, sorprendido por la explosión de la chica.
—Willow...
—Estoy esperando a que todo esto termine para no tener que ver tu rostro nunca más—añadió, su voz cargada de ira y dolor—. Ya te ayudé a volver a tu hogar. Cuando esto acabe, no volverás al mío, ni me perturbaras, como habíamos acordado desde un inicio.
—¡Roca!
—¡Shadow!
Las voces de Gerald e Ivo los devolvieron a la realidad. Los presentes observaron hacia el agujero que introducía luz solar al interior de la nave. Roca, dándole una mirada apenada a la castaña, caminó hasta la plataforma comenzando a ascender.
—¿Y el concierto?—preguntó Shadow de repente, recordando su conversación previa. Aunque su pregunta no tenía sentido por lo que le ocurriría a la Tierra.
Willow agachó la cabeza, su semblante transformándose en tristeza mientras las lágrimas amenazaban con brotar.
—Como quieras—murmuró Shadow antes de girarse y desaparecer hacia la plataforma.
Willow se quedó allí, sola con sus emociones. Apenas notó cuando la pantalla de su celular se iluminó mostrando un mensaje entrante, el nombre de un contacto conocido brillando con insistencia.
Después de que el Profesor Gerald y el Doctor Ivo se marcharon en busca de la otra llave, Roca se sentó despreocupado al borde de la apertura que daba acceso a la nave, dejando que sus pies colgaran libremente.
—Ven, Shadow. En el Cangrejo hay unos aguacates buenísimos—dijo con una sonrisa, dándole un aire de frescura a la tensa atmósfera—. ¡Haremos guac!—exclamó antes de dejarse caer al interior de la nave.
Shadow se quedó unos segundos observándolo desde arriba, sin cambiar su expresión seria.
—Guacamole vengador—dijo apretando sus puños.
El erizo se dejó caer por la apertura y aterrizó con gracia en la nave. Lo que esperaba era encontrarse a Willow ignorándolo, como había estado haciendo últimamente, pero lo que vio lo dejó helado: Roca estaba al lado de la castaña, sujetándola del brazo derecho mientras ambos lo miraban con los ojos abiertos de par en par.
La reacción fue instantánea. Shadow apareció delante de Roca con un destello y lo sujetó de la corbata con una mano firme.
—Dije claramente que no la tocaran.
Roca emitió un ruido ahogado, su rostro tornando un ligero rojo por la falta de aire mientras trataba de liberar su corbata. Shadow levantó el puño, dispuesto a golpearlo.
—¡Shadow, basta!—exclamó Willow, jalándolo del brazo para detenerlo.
El erizo se giró hacia ella con una mirada fulminante.
—No estaba haciendo nada malo—se defendió la castaña con firmeza—. Sólo me dijo que cortara la llamada porque me iban a regañar.
Antes de que Shadow pudiera responder, un grito retumbó desde la pantalla del celular que Willow había dejado sobre la mesa.
—¡Tienes tres segundos para alejarte de mi hermana, bicho enorme!—la voz de Katherine resonó con furia desde la videollamada, logrando que Roca soltara un carraspeo nervioso.
Shadow miró la pantalla y se dio cuenta, algo tarde, de que Willow estaba en videollamada con su hermana y Jimbo. Pero no fue el único en notar la presencia del erizo; mientras procesaban lo ocurrido, la mirada de Kate se oscureció al identificarlo. Solo Jimbo alcanzó a distinguir eso.
—Kate... —comenzó Willow con un tono nervioso antes de inhalar profundamente—. Es mi amigo.
Shadow se quedó inmóvil, sorprendido por sus palabras.
—¡¿Cómo que es tu amigo, Willow?!—exclamó Katherine, visiblemente alterada. Detrás de ella, Jimbo intentaba calmarla.
—Es mi amigo—repitió Willow con convicción, aunque su voz temblaba ligeramente. Desvió la mirada hacia el erizo, sosteniéndola por un momento—. Aunque para él sea insignificante.
Shadow sintió un nudo en el pecho. Ahora entendía el mal humor de la chica: había escuchado su conversación con Gerald.
—Me ha cuidado, a su rara manera —continuó Willow, suavizando su mirada hacia él—. Y aunque a veces quiero golpearlo, le prometí que estaría con él para ayudarlo. Estaré con él hasta que su aventura termine. Después volveré a casa, no te preocupes —añadió, ofreciendo a su hermana una cálida sonrisa.
—Ay, Wills... —murmuró James, llevándose una mano al cabello en señal de resignación.
—¿Crees que puedo estar tranquila sabiendo que un hombre mayor está contigo?—intervino Kate, dirigiéndose ahora hacia Roca con una mirada fulminante.
Willow soltó una risa ligera.
—Roca es una masita—dijo con dulzura—. Ha sido muy amable y caballeroso conmigo.
El agente sonrió ampliamente, aunque sus mejillas tomaron un ligero tinte rosado.
—De hecho, lo estoy preparando para futuro cuñado, Kate.
—¿Qué? —exclamaron al unísono tanto Katherine como Roca.
La risa de James resonó, antes de que Kate le diera un golpe en el estómago para callarlo.
—A tu vida le falta algo de dulzura, aventura, un buen cocinero... alguien divertido —enumeró Willow con picardía mientras miraba a Roca—. Él me ha tratado muy bien y me ha cuidado. Y en el fondo sé que no es alguien malo.
Roca se rascó la nuca, claramente incómodo pero halagado por los comentarios de la castaña. Shadow, por su parte, se quedó en silencio, procesando lo que acababa de escuchar, mientras el eco de las palabras de Willow seguía resonando en su mente.
El ambiente seguía cargado con una mezcla de incomodidad y risas incómodas, pero finalmente la llamada continuó, mientras Katherine miraba a su hermana menor con la mezcla habitual de preocupación y sobreprotección.
—Bueno, dejando a un lado lo del "futuro cuñado" —dijo Kate, rodando los ojos—, quiero saber en dónde están. ¿En qué parte del mundo estás metida ahora, Willow?
La pregunta tomó a la castaña por sorpresa. Por un momento, los ojos de Willow se movieron nerviosamente entre la pantalla de su celular y Shadow, quien ahora cruzaba los brazos y la observaba con una ceja alzada, como si también esperara su respuesta.
—Ah, bueno... estamos... —Willow tragó saliva, buscando en su mente una excusa creíble. Finalmente, soltó una risa nerviosa—. Ah, ya sabes, por ahí... viajando.
—¿Por ahí? —repitió Katherine, evidentemente no convencida.
—Sí, sí, por ahí... en... —Willow miró a Roca en busca de ayuda, pero este levantó las manos como diciendo "yo no me meto".
—Willow —dijo Kate con un tono severo—, dime dónde estás. Ahora.
La castaña mordió su labio, claramente atrapada. No podía decirle la verdad, no pensaba traicionar al erizo. Finalmente, dejó escapar un suspiro y llevó el celular más cerca de su cara.
—Ay, Kate, creo que... creo que la señal aquí está malísima. No te escucho bien...
—¡Willow! No te atrevas a colgarme...
—Hablamos luego, ¿sí? Cuídense mucho, ¡los quiero!
Y, antes de que Katherine pudiera responder, Willow fingió un ruido de interferencia con su boca y cortó la llamada, soltando un largo suspiro mientras dejaba el celular sobre la mesa.
—Eso estuvo... convincente—comentó Roca, rompiendo el silencio.
Shadow, por su parte, la miró con desaprobación.
—No puedes evadirlo para siempre —dijo con tono seco.
Willow levantó la mirada, algo desafiante.
—Lo sé, pero no voy a preocuparla más de lo necesario. Ya suficiente tengo con todo esto como para sumarles mis problemas.
El erizo no dijo nada más, pero sus ojos carmesí se suavizaron ligeramente. Por primera vez en el día, Willow creyó ver un atisbo de empatía en él, aunque no se quedaría para confirmarlo. En lugar de eso, tomó su celular, murmurando algo sobre "necesitar un poco de aire" antes de marcharse al rincón más alejado de la nave.
Shadow la siguió con la mirada, sin poder evitar sentirse algo inquieto por las palabras de la chica, pero optó por no detenerla. Roca, mientras tanto, observaba la escena con una mezcla de curiosidad y cautela, claramente consciente de que había mucho más en juego de lo que cualquiera de ellos estaba dispuesto a admitir.
Después de algunos minutos, Roca puso un programa en la nave. Colocó algunas verduras sobre una mesa en la que trabajaría para preparar guacamole.
—Willow—llamó a la chica al verla distante, quería animarla un poco—. ¿Qué tal si me ayudas a preparar un guacamole?—preguntó amistosamente.
La castaña, que se encontraba en un rincón de la nave, giró su mirada hacia él y le sonrió. Se levantó y se acercó hasta él.
—A la orden, Capitán—dijo ella haciendo un saludo militar.
Roca rió ante la ocurrencia de la menor—. Shadow será nuestro jurado, así que tenemos que esforzarnos—comentó queriendo incluir también al erizo al plan.
A la par de esa escena, en la pantalla de la nave comenzaba a reproducirse un nuevo capítulo de una novela. Shadow permanecía unos metros delante, con sus brazos cruzados mientras observaba el entretenimiento televisivo.
"Ya regresamos con: La Última Pasión". Dijo el presentador del programa, mientras el logo de la novela (que tenía una rosa) se mostraba.
—Uy, esto se puso interesante—murmuró Willow revolviendo la mezcla de ingredientes.
—La Última Pasión...—habló la protagonista del programa entregándole una ballesta grande a un hombre de vestimentas oscuras y una ballesta a pequeña a uno de vestiduras blancas. Según lo que Willow había alcanzado a escuchar de Roca, fue que ambos eran gemelos que estaban por pelear por el "amor" de la dama de vestido rojo—...le puede pertenecer solo a uno.
—No—habló el hombre que tenía sus cabellos sueltos, tomando la pequeña ballesta—. Le pertenece solo a Juan—sentenció el hombre.
—Que Gabriela los mate a los dos—comentó Shadow con un tono indignado por el comportamiento de los hombres—. No es un trofeo que tenga dueño.
En su lugar, Willow rió por lo bajo al ver la concentración de Shadow en el programa. Seguramente si le mostraba alguna que otra novela mexicana, le encantarían. Además, el comentario que había hecho la hizo asentir fascinada.
—Mata esto, mata aquello—pronunció Roca repitiendo las palabras del erizo—. Tienes que cambiar eso humor, Shadow.
—Oye, yo le doy la razón—intervino Willow dejando de lado el bowl y el artefacto con el que revolvía el guacamole—. El tiene razón al decir que la mujer no es un trofeo, seguro que ella estaría mejor sola o con alguien que verdaderamente pueda darle su valor, qué sé yo—dijo la castaña encogiéndose de hombres—. Yo solo sé que Shadow es el hombre.
—¿El hombre?—repitió el erizo confundido, girando sobre sus talones para ver a la chica.
La menor de la familia Dragoste asintió—. Qué pienses así me hace creer que si algún día te enamoras, sabrás el lugar y valor que tendrá esa mujer. Aunque seas medio grosero—murmuró—. Además, si una mujer ve que no tienes pensamientos machistas, que sabes que tienen su lugar, como me hiciste entender con lo que dijiste, pues supongo que se quedaría contigo.
—No necesito romanticismo en mi vida, Marlene—aseguró Shadow.
"Otra vez ese nombre", pensó la chica.
—Posiblemente, pero estaba respondiendo tu duda y la de Roca, porque aunque no la dijo, sé que la tenía—explicó ella. El hombre asintió con la cabeza y el erizo se mantuvo pensativo.
Roca asintió con una sonrisa de complicidad, mientras Shadow permanecía en silencio, pensativo.
—Willow—llamó el erizo de pronto, con un tono grave y contenido.
La castaña alzó la vista, algo sorprendida, pero también cautelosa. Shadow le hizo un gesto con la cabeza para que se acercara. Sin decir nada, ella caminó hacia él y se colocó a su lado, apoyándose en cuclillas para quedar a su altura.
Shadow permaneció mirando al frente, sus ojos carmesí brillando con una mezcla de emociones difíciles de leer. Pasaron unos segundos en silencio antes de que hablara, su voz baja y cargada de un peso que Willow no esperaba.
—No sé cómo hacer esto—confesó de golpe, sin mirarla—. No sé cómo ser alguien a quien... alguien confíe.
Willow lo observó con sorpresa. No había esperado esa clase de respuesta.
—Escuché lo que dijiste antes—continuó Shadow, esta vez mirando sus brazos cruzados—. Sobre que para mí eres insignificante.
Willow sintió cómo su pecho se apretaba al oírlo decirlo en voz alta, pero no dijo nada. Shadow siguió hablando.
—Lo dije porque... no sabía qué más decirle en ese momento al Profesor para que me creyera. Porque en mi cabeza...—hizo una pausa, como si el peso de sus pensamientos fuera demasiado—... perdí a alguien. Y pensar en que alguien más pueda significar algo para mí... no sé si puedo manejarlo.
La mención de esa pérdida hizo que Willow comprendiera mucho más de lo que Shadow estaba tratando de decirle. Su tono no era frío, sino lleno de un dolor que apenas lograba ocultar.
—No quiero volver a perder a alguien—admitió finalmente, sus ojos encontrando los de Willow por un instante.
Willow sintió un nudo en la garganta al escuchar esas palabras.
—Shadow...—susurró, pero él levantó una mano, indicándole que lo dejara terminar.
—Tú no eres insignificante—dijo con firmeza, pero también con una honestidad casi vulnerable—. Eres todo lo contrario. Pero aceptar eso... no es fácil para mí.
Willow lo miró, sus ojos brillando con una mezcla de emociones. Se tomó un momento para procesar lo que acababa de escuchar antes de hablar.
—Yo tampoco soy fácil—confesó con una pequeña risa nerviosa—. Te grité y me comporté como una inmadura porque... bueno, me dolió lo que pensé que significaba para ti. Pero ahora entiendo un poco mejor lo que estabas sintiendo.
Shadow la observó en silencio, dejando que continuara.
—Lo siento, Shadow. Por gritarte, por no haber sido justa contigo. No fue correcto de mi parte—dijo con sinceridad—. Y si no quieres verme como amiga, lo entiendo. No voy a presionarte.
Hubo un silencio tenso mientras Shadow procesaba sus palabras. Finalmente, suspiró, sus hombros relajándose ligeramente.
Willow tomó aire, intentando mantener su voz firme.
—Es tu decisión, y la aceptaré. Pero quiero que sepas que, para mí, sí lo eres. A pesar de todo.
Las palabras de Willow eran sinceras, y su tono mostraba una vulnerabilidad que pocas veces dejaba salir. Shadow, por primera vez, sintió un ligero peso en el pecho.
—No sé si puedo ser el tipo de amigo que esperas—dijo, con un tono más bajo—. No sé si alguna vez podré serlo. Pero... puedo intentarlo.
Las palabras sorprendieron a Willow, y por un momento, no supo qué decir. Luego, una sonrisa cálida apareció en su rostro, acompañada de un brillo de esperanza en sus ojos.
—Eso es más que suficiente para mí—respondió suavemente, su voz llena de gratitud.
Shadow asintió, apenas perceptiblemente, antes de mirar hacia otro lado, incómodo con el momento.
—¿Estamos bien?—preguntó Willow, levantando un pulgar, intentando aligerar el ambiente.
—Estamos bien.
Desde el fondo de la sala, Roca, que había estado observando con discreción, no pudo contenerse más.
—¡Eso fue increíble!—exclamó con una amplia sonrisa—. Willow, estoy impresionado.
Ella lo miró, un poco avergonzada por el entusiasmo de Roca.
—¿Ah, sí?
—Sí—afirmó con seriedad fingida—. Lo resolviste de una forma tan madura que me hace pensar que tienes más inteligencia emocional que la mayoría de los adultos que conozco.
Willow soltó una carcajada, llevándose las manos a las mejillas para disimular su rubor.
—Bueno, alguien tenía que hacerlo, ¿no?—bromeó, aliviada por el cambio de tono.
Shadow, que seguía a su lado, sacudió la cabeza con un leve movimiento.
—Siempre tan dramática—murmuró, aunque su tono estaba lejos de ser crítico.
Y aunque el momento parecía haber pasado, en el fondo, tanto Shadow como Willow sabían que algo había cambiado entre ellos, algo que los hacía sentir un poco más ligeros, un poco más conectados.
—No es que desee interrumpir su bella reconciliación, pero, pronto dominaremos el mundo. Celebremos probando este delicioso guacamole—habló Roca con un tono que oscilaba entre serio y teatral.
—¿Dominar el mundo?—repitió Willow, arqueando una ceja con escepticismo.
Shadow dejó de cruzar los brazos, girándose hacia el hombre con su habitual semblante serio.
—Cuando terminemos, no quedará nada que dominar.
Roca entrecerró los ojos, fingiendo un gesto de desaprobación.
—Uy, qué oscuro. Incluso para ti—dijo antes de ladear la cabeza con curiosidad—. ¿Qué están tramando el Profesor y tú?—preguntó, dejando entrever su genuino interés por descubrir más sobre sus planes.
Antes de que alguno pudiera responder, el sonido de interferencia en la pantalla de la nave interrumpió la conversación. La telenovela fue reemplazada por una nueva imagen, y una voz animada resonó en el audio.
—¡Holiii!—saludó una criatura amarilla desde la transmisión, con una energía que contrastaba completamente con el ambiente.
Willow abrió los ojos con una mezcla de sorpresa y alivio al reconocer a Tails.
—Sigue vivo...—murmuró, soltando un suspiro que no sabía que estaba conteniendo.
Shadow, sin perder su típica seriedad, se giró completamente hacia la pantalla para observar al zorro de dos colas.
—Creo que alguien olvidó jalarle al baño—bromeó Tails, presionando un botón en su laptop. Sin embargo, su sonrisa confiada se desvaneció rápidamente al ver a Willow en la pantalla. —¡Ay no! Sonic tenía razón... La señorita está aquí—exclamó, hablando más consigo mismo mientras apretaba frenéticamente varios botones.
De repente, el suelo bajo los pies de Roca, Shadow y Willow comenzó a vibrar. Una creciente inquietud se apoderó del grupo cuando, a través del círculo rojizo que permitía observar hacia el exterior, comenzaron a distinguir algo alarmante: una avalancha avanzaba rápidamente hacia ellos por las alcantarillas.
—Qué asco—susurró Willow, retrocediendo instintivamente mientras su estómago se encogía ante la idea de lo que estaba por suceder.
Sin perder tiempo, Shadow desapareció en un parpadeo, teleportándose hacia ella. Antes de que pudiera reaccionar, ya tenía su mochila y celular en las manos.
—¡Sácala de aquí!—gritó Roca, poniéndose en posición de defensa justo antes de que la avalancha golpeara la nave con una fuerza brutal.
Con un destello de energía, Shadow envolvió a Willow en su velocidad caótica, teletransportándolos fuera del área de impacto. La castaña apenas tuvo tiempo de procesar lo que estaba sucediendo antes de encontrarse en un lugar más elevado, a salvo del desastre que había azotado la nave.
—¿Estás bien?—preguntó Shadow, mirándola de reojo mientras aseguraba que el terreno alrededor era seguro.
Willow asintió, aunque su respiración aún estaba acelerada.
—Estoy bien, pero, ¿y Roca?—preguntó preocupada—. También pudiste traerlo.
Shadow no respondió de inmediato. En lugar de eso, su mirada se desvió hacia el horizonte, a una estructura en particular, como si ya estuviera anticipando el próximo desafío que enfrentaría.
—Estará bien—dijo tomando a la chica por la muñeca, enviándolos a una ubicación diferente.
Aprecien más a fondo la divinidad de grafico que creo esta persona ✨✨
Simplemente una belleza de arte differtokio
Denle amor o le digo a Shadow que no se portan bien 😾
Por cierto: ¿qué canciones les dan vibras de Shadow, Willow o los dos en conjunto? Es para expandir la playlist 🥴
Ustedes lo saben, yo lo sé, cada vez nos acercamos más al final de esta historia 🤧
Se vienen cositas (Willow y Sonic cambiando la idea de Venganza de Shadow😓)
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©-MANDALORIANA76
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