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𝗣𝗥𝗢𝗟𝗢𝗚𝗨𝗘

—P R Ó L O G O—

LA VIDA PODÍA DAR GIROS DRÁSTICOS EN CUESTIÓN DE SEGUNDOS, y esos cambios traían consigo algo nuevo, algo que solo podía revelarse como bueno o malo al enfrentarlo.

Willow caminaba bajo la fina lluvia que envolvía las calles turísticas de Tokio, el aire fresco impregnado del olor a asfalto mojado. Buscaba algo para distraerse mientras su hermana se ocupaba de asuntos del trabajo. Habían quedado en encontrarse frente a un pequeño local lleno de colores vibrantes y dibujos infantiles que siempre estaba abarrotado de niños. Aunque a Willow le parecía un sitio fuera de lugar para alguien de su edad, había aceptado el plan sin quejarse demasiado.

La lluvia caía con una cadencia constante, pero no lo suficiente como para dispersar a las multitudes que transitaban las calles. Mientras avanzaba, un repentino murmullo colectivo rompió la monotonía. La atención de la joven fue atraída por una figura oscura, detenida en medio de la calle, justo bajo la cortina de lluvia.

Era una criatura que parecía no encajar en el paisaje urbano. Su pelaje negro resaltaba bajo la tenue iluminación, acentuado por patrones rojizos que daban la impresión de llamas congeladas en movimiento. Los detalles dorados y blancos de sus zapatos brillaban al reflejar la luz de los faroles, mientras sus ojos carmesí emitían un destello inquietante.

La multitud alrededor observaba con una mezcla de asombro y desconcierto. Algunos cuchicheaban, otros simplemente se quedaban inmóviles o avanzaban como si la situación fuera de lo más común. Willow notó a un hombre que sostenía su teléfono frente a él, fotografiando descaradamente al extraño ser como si fuera un espectáculo callejero.

Algo en aquello le molestó profundamente, y antes de pensarlo demasiado, pasó junto a él fingiendo torpeza. Su brazo se balanceó justo lo suficiente para golpear el teléfono de las manos del hombre. El dispositivo cayó al suelo con un sonido seco, y antes de que el hombre pudiera protestar, Willow se disculpó rápidamente con una mueca falsa de arrepentimiento. Sin esperar respuesta, siguió avanzando.

La criatura seguía en medio de la calle, quieta, empapada por el agua que caía implacable sobre ella. Willow se acercó con pasos medidos, observando su rostro; aunque no podía identificar completamente sus emociones, algo en su postura reflejaba una profunda incomodidad.

Al detenerse junto a él, Shadow sintió de repente que la lluvia que lo golpeaba sin descanso desaparecía. Parpadeó, extrañado, antes de girar la cabeza hacia un lado. Allí estaba Willow, una chica de cortos cabellos marrones, piel beige, ojos color avellana y alguno que otro lunar en el rostro, de pie junto a él, sosteniendo un paraguas sobre ambos. No era demasiado alta.

—Pareces necesitar esto más que yo—dijo con suavidad, esbozando una pequeña sonrisa.

Shadow no respondió de inmediato. Su mirada carmesí se encontró con la de ella, evaluándola con una mezcla de desconfianza y curiosidad. No estaba acostumbrado a recibir gestos amables, y mucho menos de completos desconocidos.

Willow no se inmutó bajo su mirada penetrante. Simplemente inclinó un poco el paraguas para cubrirlo mejor, permitiendo que las gotas de lluvia resbalaran sin alcanzarlo. Ya había escuchado de otros seres parecidos a él, aunque no había tenido la oportunidad de conocerlos.

—No tienes que decir nada—continuó ella, mirando brevemente hacia la multitud que aún observaba desde la distancia—. Pero tal vez quieras moverte antes de que alguien más decida grabarte.

Shadow finalmente apartó su mirada, echando un rápido vistazo a las personas alrededor. Sin decir una palabra, dio un paso adelante, saliendo de la calle con Willow siguiéndolo, aún sosteniendo el paraguas sobre ellos. Aunque ninguno de los dos lo sabía en ese momento, aquel gesto marcó el inicio de una conexión que transformaría sus vidas de formas que ni siquiera podían imaginar.

El camino hacia la acera se truncó abruptamente. Los vehículos blindados rodearon la calle en una coreografía calculada, bloqueando todas las salidas. Las puertas se abrieron al unísono, y soldados de G.U.N emergieron, alineándose con armas alzadas y una precisión que gritaba peligro. 

El líder del escuadrón, un hombre de mandíbula rígida y ojos fríos, caminó al frente. Llevaba un rifle láser imponente, cuyo cañón destellaba con un leve brillo carmesí en la lluvia. 

—¡Quieto! ¡Estás rodeado!—se dirigió a la criatura—¡Suelta el paraguas y aléjate de esa cosa!—ordenó, dirigiéndose a Willow con un tono que no admitía réplica. 

—¿Por qué no pueden dejarme en paz?—gruñó molesto.

Willow, desconcertada, retrocedió un paso, aún sosteniendo el paraguas que cubría a la figura oscura a su lado. 

—¿Qué están haciendo?—exclamó, su voz temblorosa pero desafiante—¡Es solo un...! 

No pudo terminar la frase. El jefe le apuntó directamente al pecho con su arma, una luz pulsante emergiendo de su núcleo. 

—Si te pones de su lado, eres enemiga. 

El aire pareció detenerse. Shadow, que hasta ese momento había permanecido quieto, endureció su postura. Su mirada carmesí pasó de fría a incendiaria en un instante, y una furia contenida emanó de su pequeño pero poderoso cuerpo. 

María.

La imagen de una joven rubia, su rostro lleno de esperanza y sacrificio, se formó en su mente como un relámpago doloroso. La escena se repetía: el arma, la amenaza, la pérdida. 

Shadow desapareció en un destello de energía antes de que el jefe pudiera disparar. En un abrir y cerrar de ojos, estaba frente al hombre, golpeando el arma con tal fuerza que voló lejos, aterrizando en medio de la calle. 

—¡No te atrevas!—gruñó con una voz cargada de rabia y dolor. 

El resto de los soldados reaccionó al instante. 

—¡Fuego!—gritó uno de ellos, desatando el caos. 

Los láseres comenzaron a volar por el aire, iluminando la lluvia como si fueran relámpagos. Shadow se movía como una sombra viviente, esquivando los disparos con movimientos imposibles y contraatacando con una velocidad letal. 

Willow, aún sin entender del todo lo que ocurría, se arrodilló detrás de un puesto de comida vacío, tratando de protegerse de los disparos. 

—¡¿Qué demonios está pasando aquí?!—susurró para sí misma, mientras el sonido de las explosiones y los gritos llenaban el aire. 

Shadow, mientras tanto, no mostraba piedad. Golpeó a un soldado con un giro rápido, lanzándolo contra un poste, y luego desarmó a otro con una patada precisa. 

El líder del escuadrón, sin embargo, no había abandonado el enfrentamiento. Recuperó su arma caída y la apuntó nuevamente, esta vez directamente al erizo negro. 

—¡Eres un monstruo, y terminarás como tal!—gritó antes de disparar. 

Shadow apenas tuvo tiempo de reaccionar. El disparo lo rozó, dejando una línea ardiente en su costado. Gruñó, deteniéndose un momento, pero su ira solo creció. 

Desde su escondite, Willow observó la escena con el corazón latiendo con fuerza. Las luces de la ciudad, mezcladas con el resplandor de los láseres, proyectaban sombras en la calle mojada, y el extraño ser luchaba con una ferocidad que parecía casi inhumana. 

—¿Quién... qué eres tú?—murmuró, su voz apenas audible bajo el rugido del combate. 

No había tiempo para respuestas. La pelea continuaba, y cada segundo parecía alejar más cualquier posibilidad de calma.

Shadow continuaba moviéndose como un rayo entre los soldados, esquivando disparos y respondiendo con ataques precisos y contundentes. La batalla se intensificaba a cada segundo, con vehículos volcados y explosiones ocasionales que iluminaban las lluviosas calles de Tokio. 

Mientras tanto, Willow seguía oculta detrás de un puesto de comida, tratando de mantenerse a salvo de los disparos y el caos. Sin previo aviso, el hombre al que le había tirado el teléfono apareció frente a ella, con el rostro retorcido por la furia. 

—¡Tú!—gruñó, señalándola con un dedo acusador—¡Vas a pagarme por lo que hiciste! Ese teléfono me costó una fortuna. 

—¿Qué? ¿En serio crees que este es el mejor momento para eso?—respondió Willow, con el corazón en la garganta mientras el hombre avanzaba hacia ella. 

—¡No me importa!—gritó, acercándose más. 

Willow, desesperada, buscó algo con lo que defenderse. Su mano encontró un objeto contundente, un palo de metal caído cerca del puesto. Sin pensarlo demasiado, lo levantó y, con un movimiento rápido, golpeó al hombre en la cabeza. 

El golpe lo dejó tambaleándose, y ella aprovechó la oportunidad para correr, sintiendo la adrenalina recorrer su cuerpo. 

Pero la situación no estaba a su favor. En medio de su huida, Shadow volcó un vehículo blindado de G.U.N con una fuerza descomunal. El coche giró por el aire, golpeando el pavimento con un estruendo ensordecedor y aterrizando justo delante de Willow, bloqueándole el camino. 

—¡¿Estás loco?!—gritó, girándose hacia el erizo negro, su voz llena de ira y miedo—¡Casi me matas! 

Shadow no respondió, su atención estaba fija en los soldados que seguían atacándolo. La indiferencia de la criatura enfureció más a la chica, quien dio un paso hacia el costado del vehículo y continuó corriendo. 

El terreno era cada vez más inestable, con escombros cayendo de los edificios y las estructuras cercanas, dañadas por los ataques y explosiones. Willow avanzaba con dificultad, esquivando pedazos de metal y concreto, hasta que su pie tropezó con una losa suelta. 

—¡AH!—gritó mientras caía al suelo, raspándose las rodillas contra los restos del pavimento. 

El dolor era punzante, pero no tuvo tiempo de quejarse. Los sonidos de la pelea seguían resonando a su alrededor, y sabía que debía moverse antes de que algo peor ocurriera. Levantó la vista, respirando con dificultad mientras evaluaba su alrededor, buscando un lugar seguro donde refugiarse. 

El combate entre Shadow y G.U.N no mostraba señales de detenerse, y el caos seguía creciendo a cada segundo.










































Adelanto por el día de los reyes magos 🥴😭😆

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©-MANDALORIANA76

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