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𝟎𝟓 | ᴘʀᴇsᴇɴᴛɪᴍɪᴇɴᴛᴏ

𝒸𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁ℴ
𝚙𝚛𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝𝚒𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘

¿Qué había sucedido? Ni siquiera llevaban tanto tiempo en el castillo pero aquel mago parecía conocerlo de toda la vida.

Quizás, de alguna manera ellos...

¡Mika!. — El grito de Sophie lo trajo de vuelta a la realidad, ladeando la cabeza de un lado a otro intentando borrar esa rara sensación. — Termina de fregar el suelo.

Asiente con una sonrisa tomando la cubeta y la escoba en sus manos para empezar a tallar la suciedad y el polvo.

Oye Calcifer. — Pregunta en voz baja. — Tu y yo... ¿nos hemos visto antes?.

Tanto limpiador te debió quemar las neuronas que te quedaban. Por supuesto que no. — Jones lo mira indignado y vuelve a su tarea.

Sin embargo, se ve atrasado cuando una de las ventanas se abre con la fuerte brisa del lugar.

Se acerca para cerrarla pero queda maravillado con la hermosa vista que puede presenciar, de verdad era un castillo en movimiento.

¡Calcifer! ¡¿Tu mueves el castillo!?. — Esta emocionado y sus ojos brillan tanto que el fuego se sorprende.

Pues claro, nadie hace nada en este castillo.

¡Es precioso! ¡Digno de ti, Calci!. — Lo halaga para después salir corriendo en busca de su amiga.

Ella tambien debia ver el lugar.

¡Sophie!. — Grita su nombre. — ¡Tienes que ver esto!.

La mujer un poco aturdida mira a su amigo abrir una puerta vieja para enseñar con emoción el bello paisaje.

Es hermoso. — Susurra la mujer,

Lo es. — Afirma Mikhael.

En pocos segundos el pequeño Mark se une también para admirar el paisaje, dejándose caer en los brazos del Jones que lo recibe gustoso.

Ese es el lago estrella. — Explica el niño.

Sabes mucho, Mark. — Comenta Mika.

Solo lo básico.

Mientras sigue observando el paisaje nota cierta rama familiar que lo había acompañado al inicio.

¿Nabo?. — Se cuestiona mientras deja al niño en el suelo y toma aquel trozo de madera en sus manos para sacarlo.

¿Qué haces?. — Le cuestiona la mayor.

Sacando a Nabo de ahí. — Un último tirón fue suficiente para sacar a su ¿amigo? de ahí. — Con que estabas cabeza de nabo, pensé que te habías ido.

Sostiene al espantapájaros en sus manos regresan al interior del castillo para su siguiente tarea de la cual Mark y él eran participes.

Lavar la ropa.

Comiencen a tallar. — Ordena la abuelita mientras sacude la ropa.

Mark, ¿una carrera a ver quien talla mas rápido?. — Una sonrisa aparece en el rostro del niño.

— ¡Acepto!.

Mientras ellos tallaban y metian en el suavizante, Sophie ponía todo en canastas para poder tenderlos afuera.

Me duelen los brazos. — Se queja el menor después de ver las tres enormes canastas que salieron despues de eso.

Dimelo a mi, yo todavia las tengo que llevar afuera. — Con pesar saca los enormes montones de ropa, sus brazos tiemblan pero es capaz de completarlo con éxito.

Nabo que a estado detrás de el todo el tiempo se apresura a sostener las cuerdas para ayudar al pobre hombre que yace en el suelo con las manos rojas.

Ya falta menos. — Sophie intenta subirle los ánimos, mientras empieza a tender.

Se pone de pie y rápidamente comienza a poner la ropa y sábanas sobre el tendedero. Mark lo ayuda pasandole las pinzas para la ropa.

¡Ya está listo, Nabo!. — En grandes saltos el espantapájaros comienza a jalar las cuerdas que se comienzan a tensar. — ¡Gracias!.

Siente la brisa despeinar su cabello y en un pequeño deseo decide acostarse en el suelo, observando el cielo cubierto por algunas nubes blancas.

Tengo sueño.

No te duermas, hice te.

Al escuchar esas palabras rápidamente se pone de pie, le extraña la rapidez con la que han sacado una pequeña mesa junto a tres tazas de y galletas.

Sophie ¿me puedo sentar en tu regazo?.

No.

Gracias. — Se toma la libertad de sentarse sobre la mujer quien al principio se queja pero después pasa uno de sus brazos por la cintura del chico.

Nunca me había sentido tan tranquila.

Le da la razón, o eso parece hasta que siente una punzada el pecho que lo hace toser.

¡MIKA!. — Grita el niño asustado.

Estoy bien. solo... me dio un calambre.

¡Eso no parece un calambre!. — La mujer siente el temblor en su cuerpo y se aferra el con cuidado.

Yo... creo que Harold está en problemas.

Estaba lavando la ropa y tuve un momento de inspiración donde me puse a escribir.

En la vida soy Nabo.

Aprezco.

Desaparezco.

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