
𝟎𝟐 | ᴀᴠᴇɴᴛᴜʀᴀ ᴄᴏʟᴏʀ ɴᴀʙᴏ
Apenas pusieron un pie dentro del castillo y las caras de los dos se deformaron en una mueca de disgusto.
- ¿Qué es este montón de basura?. - Exclamó con disgusto. - ¿Y esto es un castillo?
La mujer tose al sentir el polvo en su nariz y se cubre con la palma de su mano.
- Bueno peor es nada.
Sostiene al espantapájaros entre sus manos mientras mira a su alrededor con sumo cuidado, como si ya lo hubiera visto antes. Era aterrador.
Su mirada se centra en el fuego que estaba ahí, sus pupilas se dilatan y se acerca a él como si quisiera tomarlo.
Rápidamente el fuego voltea y gran susto se llevan los dos humanos al ver que tiene ojos y boca.
- ¡Dios mio! ¿Qué me falta ver?, un duende y la colección se completa. - La mujer le pega con su bastón y ambos miran el fuego.
- ¡¿Quienes son ustedes?!. - Pregunta el pequeño fuego.
- Venimos a ver al mago Harold.
- Se pronuncia Howl, ignorante. - El fuego lo reprende pero el chico lo ignora mientras recarga a su pequeño Nabo en la pared.
- Perdón, entonces ¿puedes ayudarnos?.
- ¿Qué ganaría yo ayudándolos?
- ¿Qué quieres?
Jones mira a Sophie que empezaba a cabecear, habían recorrido un buen tramo a pie.
- Linda, duerme un poco.
- Este cuerpo ya no aguanta nada. - Murmura a nada de quedarse dormida.
Se quita el saco y cubre a la mayor quien ya no pudo más con el cansancio.
- Bueno ya que lo preguntas, yo también tengo un Hechizo.
La mente de Mika se desconecta de su sistema, la magia era ridículamente difícil.
- Soy un demonio fuego, pero el tonto de Howl me ato a él.
- Eso muy triste... debes estar pasándola mal... aquí solito. - Murmuró entre bostezos, el tambien tenia sueño.
- ¡Eso! ¿Entonces tenemos un trato?
- Vale... ¿Cómo te llamas?
- ¿Para qué quieres saber?
- Si vamos a... hacer un trato... al menos debería saberlo.
- Calcifer y que no se te olvide.
- Que bonito nombre... como el de una estrella.
Finalmente se queda dormido y su cuerpo cae en suelo, rápidamente nabo se acerca a él.
- ¡Oye!. - No responde y escucha unos pequeños suspiros abandonar sus labios.
- ¡Espantapájaros, despierta al mocoso!
No hace caso y se deja caer a un lado del Jones ignorando por completo al pequeño demonio.
- ¡Ay! Si vamos a hacer un trato debes saber las condiciones.
Se rinde al ver que ambos están dormidos, la mujer en la silla y el chico en el suelo junto a su espantapájaros.
La luz que se filtra por la ventana molesta un poco a Sophie quien se remueve incomoda.
Sus ojos se abren con lentitud mira hacia los lados buscando a Bennet y lo ve en suelo abrazando a Nabo mientras suelta pequeños ronquidos.
- Mika.
Lo remueve un poco pero solo suelta quejidos y se voltea evitando ser despertado.
- ¡Mika!. - El chico solo se queda quieto pero vuelve a dormir haciendo enojar a la mayor.
- Se me olvidaba que cuando tu duermes, invernas. - Habla con desgano.
Se levanta escuchando sus huesos crujir, observa a su alrededor encontrándose con un niño quien los veía con sospecha.
- Ustedes. - Los señalo. - ¿Quienes son? y ¿quién los dejó entrar?. - Cuestiona el pequeño.
- Nos dejó entrar el fueguito, si le vas a reclamar a alguien que sea a él. - Habla Mikhael detrás de la Hatter mientras colocaba las manos en sus hombros con sutileza.
- Pensé que te levantarías hasta la tarde.
- Bueno, lo haría pero el piso es incomodo. - Se queja sosteniendo su cintura. Cuando su vista por fin se aclara observa al niño. Se talla los ojos pero lo sigue viendo. - Un duende.
- ¡No es un duende!
- Entonces es un gnomo.
- ¡Ya callate!.
El niño los vio y unas pequeñas risas escaparon al ver su pequeña pelea. O más bien, los golpes que el chico recibía.
- ¿Conoces al mago Hunnigan?. - Pregunta el Jones con un pequeño raspon en la cara, cortesía de Sophie.
- ¡¿QUE ES HOWL!?. - Escucha gritar a Calcifer.
- Ese.
- El amo Howl no está en casa y no se cuando regrese. - Contesta el niño.
- ¿Te deja aquí solo?. - Cuestiona el hombre mirando a lo que había identificado como "niño gnomo". - ¿No hay alguien que se haga cargo de ti mientras no esta?.
- No, estoy yo solo. - Comparte mirada con la mayor y entonces sus rostros se vuelven en una mueca preocupante.
- ¿Tienes hambre?. - Desvía el tema con avidez.
- Las cosas no funcionan a menos que el amo Howl está aquí.
- Lo que me faltaba. - Murmuró, pero entonces una sonrisa torcida aparece en su rostro al ver a Calcifer.
- ¡¿P-Por qué me ves así?!
- Tengo un antojo de té y un poquito de pan. - Habla en el aire colocándose a un lado del fuego.
- A mi que me importa. - Le contesta el fueguito.
- Que en mi mente hay una que otra cosita que-
- De acuerdo, callate. - Lo interrumpe con nerviosismo.
- Eso era lo queria oir. - Sonríe y se dirige hacia el pequeño agachándose a su altura. - ¿Como te llamas?
- Mark.
- De acuerdo Mark ¿puedo pedirte un favor?. - El pequeño asiente. - ¿Puedes algún recipiente para calentar agua?.
Un poco anonadó busca entre todo el desastre hasta encontrar algo adecuado entonces cuando estuvo a punto de entregárselo la puerta fue abierta.
- ¡Amo Howl!
Ya quitenme el Internet.
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