𝓬𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸
𝙲𝚘𝚛𝚊𝚣𝚘́𝚗 𝚍𝚎 𝙵𝚞𝚎𝚐𝚘

El pequeño Mark se vio incrédulo ante el suceso, preguntando cierto tipo de cosas que Mika no entiendo.

Bueno, el nunca entiende.

- Es hechicería antigua y también muy poderosa. - Declaró el mago.

- Ay no.

- Es de la bruja calamidad. - Pregunta el niño.

- Te tragas una estrella que cae, hombre sin corazón, tu corazón me pertenecerá. - Leyó Howl captando la atención de Jones. - Esto no es apropiado.

- Suena a que eres demasiado coqueto con las mujeres. - Comenta el joven de cabellos grises dándole un último bocado al pan. - Alguna te castrara.

Una risa abandona los labios del rubio para después poner su mano en la extraña figura en la mesa quitándolo en pequeñas llamas.

- ¡Wow! ¡se fue!. - Exclamó el niño con la misma emoción que Mika.

- Increíble. - Susurró el chico pasando su mano por donde antes estaba la marca.

- La marca si pero el encantamiento perdura. - Explicó mientras se levantaba. - Disculpen, sigan desayunando.

Su comida acabó en el estómago de Calcifer indicando que debían moverse al oeste.

- Sí amo. - Respondió el fueguito terminando de masticar.

- ¿Qué ocurre?. - Pregunto Mika al ver al mago perderse entre el castillo.

- Y calienta agua para mi baño. - Antes de irse observa el rostro confundido del chico de hebras grises, sin poder evitarlo le sonríe.

- Todo yo. - Se queja Calcifer, desviando toda la atención a el.

- Oigan. - Pregunta el niño para verlos de forma acusatoria. - ¿Ustedes trabajan para la bruja calamidad?.

- ¿Tan mal nos vemos?. - Cuestiona el Jones regresandole la mirada al niño.

Sin embargo el cólera explotó en Sophie. - ¡Para una bruja, jamás! ¡Si ella fue quien me-!

Entre muecas intenta explicar la situación pero sabe que es inútil, en un arrebato de ira golpea la mesa causando un gran estruendo. Por suerte ambos varones habían retirado sus platos, salvandolos del inminente final.

- ¡Ojala pudiera retorcerle el pescuezo a esa malvada bruja!. - En movimientos bruscos se vuelve a sentar tomando grandes bocados de comida.

- Desayuna Mark. - Pide Mika, acercandolo todo lo posible a él, regalándole su último trozo de tocino.

Tal esclavo, lo habían obligado a barrer. Tenía un trapo cubriendo su nariz y cabello mientras la mayor le indicaba dónde y cómo quería las cosas.

- Malditos insectos. - Los maldijo barriendo todo el polvo y suciedad del lugar.

Todos aquellos animalitos salieron corriendo del dúo que movía y tiraba cosas a diestra y siniestra.

Mikhael nunca lo admitiría en voz alta pero las rodillas le temblaban al levantar algunas cajas que la mujer cargaba sin ninguna dificultad.

Se vio obligado a sacar toda la basura mientras veía a Mark con su disfraz. El niño al verlo se acercó corriendo.

- ¿Cómo la soportas?. - Cuestiona el menor con fastidio.

- Con mucha paciencia Mark. - Responde.

- ¡Mika! ¡Friega los pisos!. - Escuchan gritar a la mayor.

- Mucha, mucha paciencia. - Repite el mayor volviéndose a colocar el pañuelo.

Mentiría si dijera que le disgustaba limpiar, tampoco era de sus cosas favoritas pero podía disfrutar de esas pequeñas tareas.

Ahora mismo fregaba los pisos mientras tarareaba una canción alegre, a la par Sophie quitaba toda la ceniza de la chimenea donde Calcifer se quejaba para que le pusieran mas leña.

Una vez toda la suciedad despareció, la mayor cargo la bolsa dejando al fuego agonizante.

Con rapidez se acercó al ya diminuto fuego colocando bastantes trozos de leña para que el demonio fuego pudiera estar cómodo.

- ¡Esa terrible anciana!. - Se quejo el fueguito regresando al tamaño original. - ¡Casi me extingo!.

- No es para tanto. - Acercó su mano con toda la intención de tocarlo, sin pensar mucho en ello.

Lo hizo.

Y extrañamente.

No se quemó.

- ¿Eh?. - Tardó unos segundos más en procesar lo que había hecho para después retirar su mano con rapidez.

La observó con detenimiento, buscando alguna herida pero nada apareció.

- ¡Oye, tu-!

Antes de que el demonio pudiera comentar algo apareció Howl con un nuevo corte de pelo con una sonrisa más deslumbrante de lo normal.

- ¿Por que estan tan callados?. - Cuestiona el mago. - Siempre los encuentro peleándose por cualquier cosa.

"¿Siempre?, pero si acabamos de llegar" Piensa Mikhael observándolo fijamente, ¿que le estaba pasando?

- Y-Yo debo limpiar arriba. - Se excusó el chico tratando de irse y esconder el rubor que crecía en su rostro.

- Espera. - El rubio sostuvo su brazo regresando a su lugar inicial. - Quédate un poco más.

Intentó negarse pero los brazos del rubio rodearon sus hombros en un abrazo gentil que de alguna forma lo hicieron sentir tranquilo.

- Tocaste mi corazón, y lo vuelves hacer como si nada. - Su rostro se mostró confundido sin entender qué estaba pasando y mucho menos cuando el rubio se inclinó peligrosamente. - Eres cruel.

Tras decir esas palabras se separo de el escuchando los pasos de Mark y Sophie regresando.

Oculto su rostro una vez más, mirando la expresión de shock en Calcifer.

Oh no, el tambien estaba ahi, y lo vio todo.

Ahora mismo quería que la tierra se lo tragara.

- ¿Saldrá, amo?. - Pregunta el niño.

- Si. - Responde cerrando la puerta y volviendola abrir dejando ver un lugar más lúgubre. - Mark, cuida que la anciana no se exceda.

Y desapareció como su dignidad.

Oficialmente, me Declaró en bancarrota.