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Al rededor de una hora, los chicos habían detenido la camioneta frente a un hotel bastante lujoso.
—Genial. Tenemos dinero y lo primero que piensan es gastarlo en un hotel caro. —se quejó NamJoon.
—¿No eres tú el que siempre está comprando cosas caras? —dijo HoSeok. —Que hipócresia. —río.
—Todos abajo. Reunión de locos... Digo, de amigos. —se burló YoonGi haciendo reír a los presentes, excepto a JiMin y a TaeHyung.
Todos se bajaron del auto y esperaron a que el rubio hablara.
—Bien. Tenemos malas noticias, pero al menos hay una buena. —sonrió. —Y esa es que pasaremos la noche aquí, en este hotel. ¡Sorpresa! —fijó sus ojos en JiMin quien tenía un semblante serio. —¿Alguna incomodidad, joven Park?
—Ninguna, Min. No todavía. —soltó un suspiro y apoyó su cadera en la camioneta.
—Tengo una duda. —dijo HoSeok. —¿Cómo pasaremos a SeokJin si está semi-vivo?
—Ponganle unas gafas y lo hacemos pasar por ebrio y listo. —levantó los pulgares el rubio.
—YoonGi, esto no es una película. Nadie va a creer eso. —regañó NamJoon. —Opino que primero alguien compre las habitaciones y así vamos entrando sin que sospechen.
—Sí, definitivamente NamJoon es el que piensa. —murmuró YoonGi. —¡Bien! ¿Quién quiere ser voluntario en ir a pedir las habitaciones? —miró a todos los presentes. —Ay, que lindo eres TaeHyung. Gracias por postularte.
—Yo no he dicho nada. No voy a hacer eso. —respondió enojado.
—Ah, si vas a hacerlo. —caminó hacia él. —Si quieres ir mañana a tu casa y regresar a la universidad. Claro que querrás hacerlo. —pestañeó.
TaeHyung se quedó en silencios unos segundos e hizo una mueca.
—Dame la maldita tarjeta. —extendió la mano y YoonGi asintió sacando la tarjeta de crédito.
—Diviértete pidiendo la más grande para ti con JungKook. —el castaño arrugó el ceño.
—No voy a dormir con él.
—Claro que lo harás. —contestó JungKook.
TaeHyung rozó el hombro del rubio caminando hacia la entrada del hotel.
—Serían en total 5 habitaciones. HoSeok, NamJoon y SeokJin en la misma. —le dijo YoonGi.
—Seis. No pienso dormir con JungKook. —respondió antes de entrar del todo al hotel.
—5. Dos con camas sencillas. —respondió HoSeok. —No creo que la que compartirá YoonGi con JiMin sea sencilla.
TaeHyung rodó los ojos y entró al hotel.
—¡PIDES CON UNA DOBLE! —le gritó JungKook.
—DOS SENCILLAS PEDIRÉ. —le respondió.
—Se hace el difícil. —sonrió JungKook.
YoonGi se acercó a JiMin y se posó a su lado de brazos cruzados.
—¿Y ahora que quieres, Min? —preguntó el pelinegro. —¿No te basta con el show que haces?
—Creo que tú y yo sabemos que es lo que quiero. Solo que tú, te estás haciendo el idiota. —respondió.
—Si tanto quieres que te cuente la historia de un viejo trabajo, lo haré. Solo deja de estar muy cerca de mí. —se quejó.
—¿Te doy asco acaso? —preguntó. —Porque tengo mil maneras de demostrarte el asco que quieres sentir.
—Deja de hacer drama. —le respondió. —Vigila más bien a tu víctima para que no se despierte.
YoonGi ladeó la cabeza.
—¿A caso estás enojado? —reprimió una carcajada. —Si es así, el que debe estar enojado debería ser yo por tus mentiras.
JiMin soltó un suspiro y trató de alejarse, pero YoonGi lo agarró del saco.
—Te mantendré vigilado esta noche, Park. —le dijo él rubio señalandolo. —Por eso compartiremos habitación.
El pelinegro levantó las cejas.
—Te estás impregnando mucho en mí, Min. Acaso... —le dió una sonrisa. —¿Te estás enamorando de mí? —YoonGi lo soltó con una mueca de asco.
—Eso no está en mi diccionario de palabras.
—Sí, claro. —rodó los ojos.
—Ustedes dos dejen de decirse lo mucho que de aman, me tienen cansado. —se quejó HoSeok. —Ahora lo que deseo es dormir sin que un maldito rubio me esté diciendo el siguiente plan de escape.
—Gracias por hacer la apertura a mi siguiente tema de la reunión. —YoonGi posó las manos en las caderas. —Obviamente nos van a rastrear. Claramente ya tienen la ubicación de dónde estamos, eso nos da poco tiempo para huir. Así que apenas se asome el primer rayo de luz, nadie debe estar en el hotel. Ninguno de nosotros. ¿Entendido?
—Nunca debí mudarme contigo, Min. —dijo HoSeok.
—Yo también te quiero.
El peligris soltó un suspiro y se frotó la sien.
—Aquí el problema es SeokJin. ¿Cómo mierdas vamos a entrarlo?
—Siento que para ser secuestradores les falta mucha técnica... —la voz de SeokJin se escuchó dentro del auto. Todos miraron hacia atrás. —Buenas noches, caballeros. Me gustaría que alguien me consiguiera una pastilla para el dolor de cabeza si es tan amable. —les regaló una sonrisa.
JungKook miró a YoonGi mientras sacaba el arma de su pantalón.
—¿Lo golpeamos de nuevo? —preguntó.
SeokJin hizo una mueca.
—Espera. —se adelantó el rubio. —¿Hace cuánto estás conciente?
—Dejame ver... —se frotó la barbilla. —Desde que el sexto integrante a su banda de secuestradores entró a comprar las habitaciones con mi dinero.
Una sonrisa se asomó en los labios del rubio.
—Ya están las malditas habitaciones. —salió TaeHyung, percatandose de la escena de SeokJin despierto, el cual al verlo, lo saludó. —¿Estamos en problemas?
—No, si no se mueve de ahí. —le contestó JungKook.
SeokJin soltó un bostezo.
—Tranquilos, no haré nada. Ya estaba aburrido. Hace tiempo no tenía un increíble momento como este. —se bajó de auto mientras acariciaba su cabeza. —Solo denme una habitación y dos pastillas. Tendré la boca cerrada.
Hubo un silencio incómodo mientras todos los miraban.
—Carajo... —sacó su teléfono del bolsillo y lo tiró al piso. Lo pisó fuertemente y lo pateó. —¿Contentos?
—TaeHyung, dale una llave. —dijo YoonGi.
—¿Así sin más, Min? Puede escapar. —dijo HoSeok.
—No le conviene escapar. ¿Cierto, SeokJin?
—Quisiera decir que no, pero... —caminó entre todos y llegó hacia TaeHyung arrebatandole una llave. —Es la verdad. ¡Las pastillas por favor! —se adentró al hotel dejando a todos en silencio.
—TaeHyung, ¿Cuántas habitaciones quedan? —cuestionó NamJoon.
—Tres. —respondió. —SeokJin acabó de coger una doble. Queda una con dos camas sencillas y dos con cama doble.
—Eran 5. —dijo HoSeok.
—El hotel está lleno, solo quedaban disponibles esas.
—HoSeok y yo en las de cama sencilla. —se acercó NamJoon.
—No, yo no pienso dormir con JungKook. —el pelirrojo hizo un puchero.
—Entonces duerme con SeokJin. —contestó YoonGi sin mirar.
—Yo duermo con TaeHyung y tú duermes con JungKook. —la voz de JiMin hizo que todos lo mirarán. Este avanzó hacia TaeHyung y le extendió la mano. —Creo que así nadie discute. —el castaño lo miró y se la entregó. —Te veo arriba.
El rubio se miró con JungKook y los dos hicieron una mueca de asco.
—A la mierda todo, solo quiero descansar. —HoSeok tomó la otra llave y YoonGi cogió la restante entrando con los demás al hotel.
Luego de unos minutos, cada uno se encontraba en sus habitaciones. En la habitación que compartian TaeHyung y JiMin se encontraba en un amargo silencio.
El pelinegro se había quitado el saco y los zapatos. De había abierto los botones de la camisa y de encontraba acostado en la cama, mientras que TaeHyung de encontraba sentado en la esquina de la cama.
—¿No querías dormir con YoonGi por miedo a que te matara mientras duermes? —preguntó haciendo que JiMin se sentara en la cama.
—¿Te estabas aguantando esa pregunta desde hace rato? —levantó las cejas.
—No, solo quería saber.
—No, no quiero compartir habitación con alguien que me desagrada. —le dijo. —No por tenerle miedo. No tengo nada que temerle a ese imbécil.
—¿Puedo preguntar cómo llegaste a lo que eres ahora?
—¿Intentas ser mi amigo, TaeHyung? —una sonrisas hipócrita se asomó en sus labios haciendo que el castaño bajara la mirada.
—Solo que todo en esta vida tiene una razón. —jugó con sus dedos.
—No tienes porque sentir lastima por mí. Tranquilo. Mañana regresaras a tu vida normal. —se levantó de la gran cama y caminó hacia el mini-bar que tenía la habitación.
Está constaba con un gran armario, una cama doble, el mini-bar, un televisor y un baño bastante amplio.
JiMin lo abrió y sacó una botella de agua, quitó la tapa y acercó la boquilla a sus labios para beber un poco. Entonces, TaeHyung preguntó:
—¿Y tú? ¿No regresaras a la universidad?
—Me iré. No tengo nada que hacer aquí después de todo lo que ha pasado. —dejó de tomar agua y posó la botella encima del mini-bar.
—Pero... ¿Cuál es la historia? Digo, antes buscabas a YoonGi para matarlo ¿Por qué?
—Eso... No es de tu incumbencia. —respondió. —Eso es pasado.
—Pero, YoonGi parece tener el deseo de matarte. —lo miró y sus ojos se encontraron.
—El deseo es una cosa y el querer hacerlo, es otra. —JiMin se acercó a él, haciendo que TaeHyung se incómodara. —Lo mismo pasa contigo. Deseas estar con JungKook, pero no quieres hacerlo.
—Eso no es así. ¡Es un matón!
JiMin rio.
—¿Desde cuándo hay preferencias en el amor? El corazón es quien decide a dónde apuntar su flecha. —se alejó y agarró de nuevo la botella de agua para tomar un poco más.
—Ni sé para que me expreso, si tú y YoonGi van casi al mismo nivel de locura.
El pelinegro casi se ahoga con el agua.
—¡NO HAY UN NOSOTROS!
—No en su vocabulario, claro está. —rodó los ojos y se levantó de la cama.
El castaño se quitó el saco y la camisa dejándose solamente los pantalones. Se acomodó del lado izquierdo de la cama y abrazó una almohada.
—Apaga las luces cuando termines.
JiMin asintió y apagó la luz luego de tomar su botella de agua. Se posó al lado del castaño en la cama y arropó su cuerpo con sábanas. La habitación estuvo de nuevo en un silencio horrible que solo se podía escuchar la respiración de TaeHyung y la de él bastante sincronizadas. Su corazón latía con fuerza y su cabeza daba vueltas por todo lo que había pasado en tan solo una noche. Estaba preocupado, aunque no lo hiciera notar por fuera. Pero su estómago dolía y tenía un nudo en la garganta. Lo había descubierto, pero eso era un trabajo antiguo. ¿Qué obsesión tenían estás personas de sacar todo a la luz luego de tanto tiempo? ¿Cuál era el placer de torturar con el pasado?
El pelinegro soltó un suspiro y le dió la espalda a TaeHyung.
—¿Cómo puedes descansar después de todo lo que ha pasado? —le preguntó a TaeHyung que parecía estar dormido profundamente.
—¿Qué te hace creer que estoy dormido?
JiMin se giró para estar a unos centímetros del rostro del castaño.
—Tampoco puedo dormir. ¿Qué hacemos? —cuestionó el castaño.
—Puedo fingir ser JungKook y darte un masaje. —bromeó JiMin.
—Me tocas y te pateó.
—Ya ya, perdón. —dijo mientras reí. —Descansa.
—Tu igual.
Sí, iba a ser una larga noche para todos.
Luego de tantos meses, regresé amikos
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