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³⁵



—No supe que te gustaba, así que traje vino. —dijo JungKook, acercándose a TaeHyung extendiéndole una copa de vino tinto.

El castaño la recibió e hizo una mueca agarrando la copa. Llevó su nariz y olfateó mirando con desdén a JungKook. El pelirrojo levantó una ceja y soltó una carcajada.

—¿En serio piensas que sería capaz de drogarte? —le dio un sorbo a su trago de Whisky.

—Pienso muchas cosas de ti, JungKook, y la mayoría son negativas. —el castaño y extendió la copa. —Bebe tú. —sonrió.

JungKook rodó los ojos con una sonrisa coqueta en sus labios y agarró la copa llevándola a sus labios para beber. Se lamió sus húmedos labios luego de tragar el vino sin quitarle la mirada a TaeHyung.

—¿Contento? —le extendió la copa de nuevo y el castaño la cogió ahora limpiando la copa con sus manos. —Que malo eres, ¿Sabes?

—Mejor prevenir, que lamentar. —sonrió y acercó la copa hacia el vaso de este. —Salud, Jeon.

—Salud, TaeHyung. —sus ojos se encontraron una vez más y nació una tensión bastante fuerte entre los dos.

—Aquí estaban... —la voz de HoSeok llegó a sus oídos atrayendo su atención. —Tenía rato buscándolo.

—¿Qué le pasó a tu mascara? —cuestionó JungKook.

—Me cansé de ella. —se pasó una mano por el cabello. —SeokJin ya vio a JiMin.

—¿Y?

HoSeok arrugó la nariz.

—¿Cómo qué y? —se llevó las manos a la cadera. —Hay que estar al tanto por si le pa...

—HoSeok. —lo cortó JungKook. —¿Si captas de lo que es JiMin? Solito se puede defender. Por algo era la mano derecha de mi padre, ¿No? —soltó un suspiro. —Relájate y busca a quien atarás esta noche.

—No me faltes el respeto. —se colocó la máscara. —No me llevaría a ninguno de aquí. No están a la talla.

—Ah, pero ¿JiMin si? —HoSeok sonrió.

—Que no te escuche, Min. No quiero ganarme otro problema. —le dio la espalda y caminó alejándose de ellos.

El pelirrojo negó con la cabeza y le dio otro trago a su Whisky.

—¿Salimos? No me gusta tanto el ambiente con muchas personas.

TaeHyung levantó la ceja.

—¿Desde cuándo? Solías ser el don juan de la universidad. Tenías por igual a chicos y chicas detrás.

—Basta de hablar de mí. —este acercó su mano al traje de TaeHyung y tiró de este hacia él. —Hablemos de ti. —sonrió de nuevo. —Tú también me miraba. ¿No? Recuerdo muy bien nuestro encuentro en los baños. —el castaño pasó saliva. —Lastimosamente... —se acercó a la oreja de este para susurrarle. —No tuve el tiempo suficiente para arrinconarte por la maldita mirada tentadora que traías...

—Cállate. —se soltó TaeHyung. —Tus técnicas seductoras no van conmigo, Jeon.

—Cállame. —empujó su lengua dentro de su mejilla. —Tu indiferencia conmigo me provoca, TaeHyung. —rio.

—¿Sabes qué? Iré a buscar a JiMin. Ni sé que hago aquí en primer lugar. —caminó por su lado, rozando su hombro y haciendo reír al pelirrojo.

—¡Si te pierdes no dudes en llamarme! —le dijo.

—¡Ya cállate!

TaeHyung caminó entre varias personas buscando con la mirada a JiMin. Lo encontró con la espalda apoyada en la pared y de brazos cruzados al final de las largas escaleras. Dirigiéndose hacia él, se bebió toda su copa de vino y antes de llegar frente al pelinegro, colocó la copa vacía en una mesa.

—Park. —atrajo su atención.

—Kim. —respondió con tono aburrido.

—¿Qué se supone que estás haciendo?

—Esperando que den las 12. ¿Por qué? —el pelinegro se miró las uñas y luego miró al castaño.

—¿Y dónde está YoonGi?

—No sé. Debe estar con la víctima, ¿No?

TaeHyung, reprimió una sonrisa.

—Te escuchaste celoso. —ladeó la cabeza. —No... Estás celoso.

JiMin le dio una mirada asesina.

—¿Por qué debería?

El castaño carraspeó y se cruzó de brazos.

—Será porque los dos llevan un maldito vaivén de besos y miradas que se devoran en segundos. También que no se pueden rozar porque definitivamente algo despierta entre ustedes. —JiMin soltó una carcajada irónica.

—No sé de qué hablas. —suspiró.

—No te hagas, JiMin. Sabes perfectamen...

—Ah, mira. Ahí viene. —lo cortó y caminó por su lado al ver a YoonGi bajar las escaleras.

El pelinegro se abrió el saco y se acercó a él una vez que llegó al primer piso.

—¿Ya terminaste tu jueguito? ¿Ya tienes el dinero? —preguntó JiMin.

YoonGi le sonrió y negó.

—Esto apenas empieza, JiMin. —le puso una mano en el hombro y la fue subiendo por su cuello hasta detenerla en su nuca, la cual atrajo para juntar un poco sus rostros. —Y al parecer le gustaste al cumpleañero. Deberías hablar con él a solas. ¿No crees?

—¿Qué? —rio JiMin. —¿Me estás vendiendo, imbécil?

—¿Cuándo dije eso? —sus respiraciones se entrelazaron. —Es solo una ayudita para todos. —el rubio se lamió los labios y se acercó aún más al rostro de este.

De reojo, logró ver a SeokJin asomado en el balcón sin su antifaz. No traía buena cara y eso le agradaba a YoonGi, todo estaba saliendo como él quería. Pero fue entonces cuando el rubio rozó sus labios con los de JiMin atrayendo más la atención de SeokJin, quien ahora les había dado la espalda mientras hablaba por teléfono.

—Escúchame bien, JiMin. —le susurró entre sus labios. —¿SeokJin te dio algo?

<Te maldigo, Kim NamJoon si fuiste tú quien le dijo.>

—No. ¿Por qué?

—Sé que no me dirás porque se nota las ganas que tienes de hablar a solas con él y créeme que has hiciste lo correcto. —le dijo. —Ahora lo que quiero que hagas es que lo seduzca.

JiMin se alejó.

—¿Qué haga qué? Min, ¿Qué mierda contigo? No voy a enredarme con tu ex. Tampoco me acostaré con él por ayudarte a ti a sacarle dinero.

—Ya el dinero está, JiMin. —sonrió. —Solo quiero dejarle un recuerdito que lo torture siempre. ¿Sabes?

—¿Para qué? ¿No fuiste tú el que le hizo daño?

—Historia mal contada. —se burló. —Apagará las luces antes de las doce. Así que cuando haga eso, inmediatamente debes estar en el segundo piso

—¿Para qué? —preguntó.

—Confía en mí. —el semblante del rubio era bastante serio bajo su antifaz. —Solo tienes que hacer todo lo que yo te diga si queremos salir vivos de aquí.

—¿No que ya estaba todo listo?

—¿Ves a todos los hombres que están en las escaleras, entrada y sirviendo de meseros? —señaló el rubio para que JiMin los captara. —No nos van a dejar salir de aquí tan fácil como crees. Por eso te digo que confíes en mí.

—¿Y qué se supone qué haremos?

—Tú simplemente me seguirás en todo lo que te diga. ¿Entendiste? No más preguntas. —lo empujó. —Ahora sube al segundo piso y quédate por los baños.

JiMin se lamió los labios y pasó saliva para caminar hacia las escaleras. Miró por encima del hombro buscando a YoonGi y lo único que encontró fue su espalda. El corazón le latía muy fuerte y estaba algo nervioso. Odiaba los planes sin consentimiento. No tenía una idea clara de lo que quería hacer YoonGi.

El pelinegro caminó por el pasillo rozando a personas al caminar. Llegó al baño y empujó la puerta encontrándose con SeokJin frente a él. Tenía la cadera apoyada en el lavamanos y traía los brazos cruzados.

—Hola. —saludó este.

JiMin retrocedió un poco al verlo apretó los puños.

—Lo siento, no sabía que el baño estaba ocupado. —le dijo dándose la vuelta.

—No te preocupes, Park. —le dijo. —Ah, ya sabía de donde me sonaba tanto tu nombre. —rio, haciendo que al pelinegro se le erizara la piel. —Clyon Park, te contraté una vez por teléfono para que mataras a alguien por mí. Fue hace 2 años. ¿Qué te pasó? ¿Por qué sigue vivo y contigo?

SeokJin se alejó del lavamanos y caminó hacia JiMin quien aún le seguía dando la espalda.

—Te hice una pregunta. —se detuvo a unos centímetros detrás de él. —¿Por qué Min YoonGi no está muerto?

—No sé de qué estás hablando...

—¿Ah, no? ¿Te refresco la memoria? —este colocó su mano en la cabeza de JiMin y estrelló su cara contra la puerta haciendo que se golpeara fuerte.

Se acercó al rostro del pelinegro con una sonrisa.

—¿Qué pasó que sigue vivo? ¿Y por qué ahora vives con él? —cuestionó. —No me digas que es parte del trabajo de hace 2 años, Park. Porque no te voy a creer una mierda.

El pelinegro buscó el arma en sus pantalones, pero SeokJin fue más rápido y se la arrebató de las manos.

—¿Creías que podías dispararme? —se burló.

—No..., pero... —ahora JiMin reía. —Hice una buena distracción.

—¿De qué hablas? —cuestionó confundido.

Como había dicho YoonGi, las luces de todo el lugar fueron apagadas antes de la media noche dejando a todos a oscuras y en un grave silencio. JiMin le agarró la muñeca a SeokJin y le dio una patada en el estómago. La puerta del baño emitió un sonido al abrirse y con dificultad el pelinegro logró ver dos tenues siluetas entrar al baño.

—¡¿Qué mierda hacen?! —se quejó SeokJin. —¡AYUDA!

Su boca fue tapada y una risa familiar hizo que su piel se erizara una vez más. JiMin tragó duro tratando de descifrar de quienes se trataban, pero cuando iba a acercarse alguien le agarró la muñeca y lo pegó a su cuerpo. Escuchó la respiración agitada y lo fuertes latidos de su pecho al estar tan cerca.

—Sígueme y mantente en silencio. ¿De acuerdo? —era YoonGi. —Tenemos que irnos de inmediato.

—¿Qué mierda está pasando? ¿Qué carajos estás haciendo?

—Shhhh, baja la voz. —le colocó una mano en la boca.

Se escuchó el vibrador de su teléfono venir de su bolsillo delantero. YoonGi lo sacó dejando a la vista la pantalla la cual también iluminó su rostro en la oscuridad.

—Bien, vamos. Ya el auto está listo. —dijo YoonGi. —JiMin, ayuda a HoSeok a levantar a SeokJin. Lo llevaremos con nosotros. —le dijo guardando el teléfono.

El pelinegro estaba desconcertado de lo que estaba pasando. ¿En qué momento habían planeado esto? ¿Por qué se llevarían a SeokJin?

—¡Jefe! ¡¿Dónde está?! —la voz de uno de los acompañantes de SeokJin se acercó por la entrada del baño. —¿Jefe?

YoonGi sacó el arma de su bolsillo y apuntó hacia el hombre en medio de la oscuridad y disparó. Gracias al silenciador el fuerte ruido del impacto de la bala disminuyó.

—Vámonos ahora.

JiMin caminó hacia donde estaba HoSeok y ayudó a levantar el cuerpo inconsciente de SeokJin mientras que YoonGi tomaba la delantera al salir del baño. Como todo estaba bastante oscuro se escuchaba la muchedumbre murmurar, así que se apresuraron a bajar el cuerpo por las escaleras con cuidado.

Una vez que llegaron al primer piso, YoonGi se abrió paso entre la multitud para que JiMin y HoSeok pasaran con el cuerpo. Pero fue entonces cuando se escucharon dos disparos en la gran casa alarmando a todos en ella.

—¡El jefe no está! —alertó un hombre.

—Mierda. —murmuró YoonGi.

HoSeok y JiMin tomaron la delantera para sacar el cuerpo de SeokJin, pero un hombre se interpuso.

—¿Adónde van? —les dijo y las luces volvieron a iluminar la gran casa. —¡SE LLEVAN A SEOKJIN!

El rubio apuntó con el arma y le disparó en la cabeza dejándolo caer al suelo. El castaño se apresuró junto a JiMin para llegar a la puerta, pero fue difícil. Muchas personas se interponían en el camino y se escuchaban varios gritos.

—¡CUIDEN LAS PUERTAS! QUE NO SALGAN.

Estos dos alcanzaron a llegar a la puerta de entrada, pero dos tipos se colocaron frente a ella. María apareció en el campo de vista de JiMin junto con un arma plateada y disparó al primero en pecho, mientras se acercaba al otro. Le dio un codazo en el rostro y luego apuntó con el arma hacia el estómago.

—¡Váyanse ya! —le dijo abriéndoles la puerta para que salieran.

Afuera se encontraba NamJoon esperándolos y con su ayuda lograron llegar al auto. Subieron a SeokJin en la parte trasera junto con JungKook y TaeHyung mientras esperaban salir a YoonGi. Al cabo de unos segundos, YoonGi salió por las grandes puertas y caminó a paso rápido hacia el auto. Se subió y en el asiento del piloto y cerró la puerta exhausto.

—¿Y María? —preguntó JungKook.

—Llegará después con YunHo. Por ahora, HoSeok vámonos.

El castaño asintió y pisó el acelerador para irse de ahí. Todos los presentes en el auto se quitaron el antifaz y tomaron unos segundos para pensar en que lo podía pasar de ahora en adelante.

—¿Nos estamos llevando un cadáver? —cuestionó TaeHyung rompiendo el silencio.

—Está inconsciente, no muerto. —le respondió NamJoon.

—¿Por qué el plan a última hora, Min? —habló JungKook. —Era conseguir el maldito dinero e irnos. ¡¿Por qué mierda SeokJin está en el auto?!

—Me enteré de algo bastante peculiar. —YoonGi miró hacia los asientos traseros buscando el rostro de JiMin. —¿Cierto, Park? Ahora hay muchas preguntas que quiero hacerte y la primera de ellas es que me digas la maldita verdad de por qué viniste a esta ciudad.





¡Sigo viva! 

Y lista para darles excelentes y tentadores capítulos, besties.

Espero y les haya gustado. 

Ya verán la verdadera razón de por qué JiMin estaba en casa de YoonGi, jeje.

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