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—¿Debería bajar? —se preguntó a él mismo. —Ya son las 8. Podría comer más tarde.
JiMin, se encontraba hablando solo en el pasillo mientras miraba las escaleras. No quería bajar porque sabía que YoonGi podría acorralarlo con preguntas.
—¿Estás hablando solo? —la voz de JungKook lo espantó. —Si que eres raro. Pensé que yo era el raro. —río.
JiMin, abrió los ojos sorprendido al verlo sin camisa y en ropa interior.
—¿No tienes ropa?
JungKook, bajó la mirada a su cuerpo y se encogió de hombros.
—Es cómodo así. —le pasó por al lado y bajó las escaleras. —Baja, luego tu comida se enfria.
<En esta casa definitivamente no existe la ropa.>
El pelinegro bajó las escaleras sintiendo el nerviosismo apoderarse de su cuerpo. Caminó sigilosamente hacia la cocina escuchando los murmullos de los demás dentro. Pasó saliva y apretó los puños con fuerza.
<Debo afrontar esto. No dejaré que ninguno más me intimide. Les mostraré como soy. >
Y con una sonrisa triunfante apareció en la puerta de la cocina captando la mirada de los presentes.
—Por fin bajas. —dijo YoonGi, quien ponía los platos en la mesa.
—Oye JiMin, mañana harás el desayuno. —dijo HoSeok, acomodándose en la silla.
JungKook, estaba sentado al lado de NamJoon mientras comía un trozo de pan sin quitarle la mirada de encima al pelinegro.
JiMin, entró a la cocina en silencio absoluto y estampó sus manos en la mesa llamando la atención de todos.
—Solo llevo casi dos días aquí y son completamente extraños. —dijo este. —¿Qué mierda pasa con ustedes? ¿No tienen ropa? ¿Por qué pasan desnudos?
—Porque estamos en casa... —respondió HoSeok. —¿Qué? ¿Te incomoda a caso? —su voz se transformó en una melosa, mientras dirigía unaa mirada coqueta a este.
—¡Sí! Me incomoda.
<No sé porque dije eso.>
YoonGi, se acercó a JiMin con una ceja levantada y lo miró directamente haciendo que este también lo mirara.
—¿Jueguito de miradas desafiantes? —sonrío lujurioso.
El rubio sorprendido por lo que había escuchado de este, se acercó más.
—No te incomoda, Park. —dijo en rubio. —Te pone jodidamente caliente. Esa es la verdad.
Los demás soltaron una carcajada.
—Ya, JiMin. Relájate con nosotros. —dijo NamJoon, estirandose en la silla. —Ya sabemos que no eres esa simple carita tímida. Eres más que eso.
El corazón del pelinegro dio un vuelco. Estaba muerto.
—No sé de qué están hablando... —apartó la mirada de YoonGi haciéndolo reír.
El rubio rodó los ojos y negó con la cabeza.
—Si así va a ser... —se encogió de hombros. —No hay otro remedio. —se lamió los labios. —Si te decimos que hacemos y quienes somos en verdad. Tendrás que hacerlo tú tambien. ¿De acuerdo?
JiMin, retrocedió un poco, pero NamJoon le agarró el brazo deteniendole el paso con una sonrisa torcida.
—¿De acuerdo, JiMin? —repitió HoSeok.
Los presentes lo intimidaban con la mirada. Después de todo, no podía escapar. Estaba acorralado, tenía que decir la verdad.
—Está bien... —se soltó del agarre del peli-gris. Hizo una mueca y tomó asiento.
—Esto se pondrá divertido... —dijo JungKook con una sonrisa bastante curiosa.
¡SIGO VIVAAA!
La universidad casi me mata, ahr.
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