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Al día siguiente, JiMin no había conseguido dormir cómodamente ya que se había pasado la noche vigilando la puerta de su habitación por si alguien entraba, pero al final se quedó dormido y despertó una vez que los rayos del sol llegaron a su rostro.
Soltó un bostezo y se sentó en la cama. Se peinó el cabello despeinado hacia atrás y se estiró un poco. Se levantó de esta, cogió su toalla, cepillo de dientes y crema dental para ir a tomarse una ducha.
Abrió la puerta aún medio dormido y salió al pasillo dando pequeños pasos hacia la puerta de baño. Escuchó murmullos por el pasillo, pero los ignoró y entró al baño cerrando la puerta y esta vez sí aseguró la puerta.
Dejó la toalla a un lado y se desnudó dejando la ropa en el suelo. Se frotó el rostro adormilado y caminó hacia la ducha, la cual extrañamente ya tenía la regadera abierta.
<Que raro. ¿En qué momento la abrí? Pero, por lo menos el agua no estará tan fría.>
Tenía los ojos cerrados y caminó así para meterse bajo el agua. Restregó su rostro con esta y sacudió la cabeza bajo el chorro de agua.
—Y luego preguntan por qué somos pecadores... —la voz de HoSeok llegó a sus oídos.
JiMin, se espantó y se giró abriendo ojos ojos. Se encontró a HoSeok junto dentro de la ducha de brazos de cruzados y una sonrisa bastante pícara. Estaba completamente desnudo y su cuerpo estaba húmedo. JiMin, se tapó los ojos.
—¡¿Qué estás haciendo aquí?! —le preguntó mientras trataba de no tocarlo y así llegar a la puerta de la ducha y salir.
—La pregunta aquí es: ¿Por qué caminas con los ojos cerrados? Estuve a nadita de darte una nalgada, pero primero el respeto.
<¿En serio este tipo me estaba hablando de respeto?>
—¿Puedes salir?
—¿Y yo por qué? Tú fuiste el que entraste de último. —le dijo HoSeok. —Ya quítate las manos de los ojos. No creo que haya sido el primer hombre que vieras desnudo.
La verdad es que no era el primero, pero tampoco quería tenerlo como recuerdo.
JiMin, apartó las manos de sus ojos y miró directamente a los ojos de HoSeok, ignorando la presencia de algo entre las piernas del castaño.
—Se supone que cada habitación tiene su baño propio. ¿Qué haces aquí? —le dijo JiMin.
Entonces, volvió a la tierra. Estaba hablando con un tipo, desnudos y en la ducha. Normal, ¿No?
Salió de la ducha y alcanzó su toalla, tapándose por completo.
—¿Es en serio? ¿Te da vergüenza?
—No, tú me repugnas. —hizo una mueca el pelinegro. —Tu tienes muchas locuras en tu cabeza al igual que YoonGi.
HoSeok, soltó una carcajada y siguió su baño.
—Ya casi termino. Puedes esperarme. —dijo este. —Mi ducha se ha dañado, por lo cual estoy tomando un baño aquí. No sabía que te bañarias a esta hora del día. Tómalo como coincidencia.
—¿Por qué dices eso?
—Bueno... Estoy completamente seguro que pensarás que te tenemos pendiente de lo que haces. —el castaño agarró el jabón y lo pasó por todo su cuerpo haciendo que JiMin se sonrojara y le diera la espalda. —Simplemente fue una coincidencia. No queremos asustarte, solo jugamos.
—¿A caso me vieron cara de confianzudo? —dijo JiMin. —Nadie les pidió que jugaran de esta manera conmigo. No es gracioso.
HoSeok, rodó los ojos y volvió a meterse bajo el agua quitando toda la espuma que el jabón le había dejado.
—Se le llama entrar en confianza. No tienes muchos amigos. ¿Cierto?
Y era cierto, JiMin no tenía amigos, solo compañeros de universidad que ahora ya no lo eran porque le tocaba entablar conversación en esta nueva universidad.
—Sí tengo. Un montón. —dijo con voz firme.
—Uy, sí. Bastante creíble. —río HoSeok. —Aprende a mentir.
JiMin, hizo una mueca.
—Listo, terminé. —anunció HoSeok.
El pelinegro se giró y se escandalizó cuando sus ojos aterrizaron en el miembro semi-erecto del castaño. JiMin, cerró los ojos y pasó por su lado.
—¿Puedes controlarte? —pidió JiMin.
—Es tu culpa. —se quejó el castaño agarrando su toalla y se secó el cabello para luego secarse el cuerpo. —Deberías ayudarme. —sonrió.
—Paso. —este abrió un ojo con cuidado observando si ya HoSeok estaba al menos cubierto con algo de tela. Para su sorpresa, solo tenía la toalla enrollada en la cadera.
—Bien, te dejo ducharte. —caminó hacia la puerta y la abrió. —Suerte con tu ducha. —dijo y la cerró dejando a JiMin en una vergüenza tan grande.
Este hizo una pataleta pequeña y se maldijo en los adentros. Esto se ponían cada vez peor y apenas empezaba el día. ¿Qué será de él cuando cumpla un año viviendo con ellos? Lo peor es que... No ha conocido a los otros 2 que viven también ahí. Iba a ser un largo día.
Luego de su ducha bastante reflexiva. Él se encontraba en su habitación ya vestido y perfumado. También tenía listo su bolso con una libreta y algunos lapiceros. Observó la hora en su teléfono y se sorprendió al ver que eran casi las 10 de la mañana. En otras palabras, iba bastante retrasado a su primera clase y ni siquiera sabía donde quedaba la universidad.
Cogió su bolso y salió de la habitación corriendo. Llegó a las escaleras y las bajó con rapidez, pero su estómago lo detuvo con un rugido y un aroma bastante familiar se impregnó en su nariz haciendo que se dirigiera a la cocina.
Se lamió los labios al percibir el delicioso aroma a pan recién horneado y a tocino. Quien estuviera cocinando, tenía a JiMin a sus pies porque tenía hambre.
Sigilosamente, asomó la cabeza por la puerta de la cocina encontrándose con la espalda desnuda de un chico bastante alto de cabellera gris. JiMin, se quedó estupefacto al ver la espalda del que cocinaba. Hombros anchos, espalda muy marcada, traía jeans y estaba descalzo. Para otros: linda vista. Para JiMin: la comida es primero.
—HoSeok, si eres tú el que me está mirando de manera retorcida las pagarás muy caro. Siento tu mirada quemarme la maldita espal... —se giró este y se calló al ver que no era HoSeok quien lo intimidaba con la mirada. —¿Tú eres? —arrugó el ceño el peli-gris.
JiMin, tragó saliva y le dio una mirada rápido de piez a cabeza escaneando un abdomen bastante marcado. Pero, lo que más lo distrajo fue ver el sándwich de tocino que tenía en la mano. Estaba babeando.
El pelinegro entró del todo a la cocina y saludó con la mano.
—Hola, soy JiMin. —dijo sin quitarle la mirada al sándwich. —Ahora vivo aquí...
—Ah, tú eres el sensible que no le gustan las bromas. —JiMin le dio una mirada asesina. —Bueno, eso dijo YoonGi.
<Es un maldito.>
—De todas formas, un placer en conocerte. —le regaló una sonrisa con hoyuelos. —Soy NamJoon.
<Es tan atractivo que parece mentira. Pero, algo debe tener... ¿Sexualmente activo? ¿Sadomasoquista? ¿También le gusta amarrar? ¿Acosador? ¿Asesino? >
—Un placer para mi también. —respondió JiMin.
—¿Desayunas? —preguntó NamJoon, dejando el sándwich en un plato.
—Sí, voy algo apurado. —JiMin tomó asiento en la mesa dejando el bolso en el suelo.
Iba tarde, pero el desayuno y quien lo prepara estaba bastante interesante.
VENGO INSPIRADA AMIGOS
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